Holiii :D En mi afán por destruir el Sorato, vengo con un fic Navideño con MIMATO Y TAIORA puro xDDD Nada de weás aquí, chao Sorato JUM! Este fic consta de dos capítulos :) Así que confórmense con éste por mientras xD Feliz Navidaaaaad! *-*


Solo Los Dos

24 de Diciembre


Cuando le había propuesto a Mimi ser su novia, un día 24 de Junio, no lo había hecho con la intensión de que la Noche Buena coincidiera justo con su celebración de seis meses juntos. Tampoco se había detenido a pensarlo sino hasta ahora, cuando solo faltaban dos días para tan importante fecha, y en su mentecita estaba planeando como sorprender a su novia aquel día. Este año tenía que ser especial, ya no eran simplemente amigos, como en años anteriores, cuando se reunían todos juntos a pasar el 24 de Diciembre, tampoco daría un concierto como todos los años, ya lo tenía aburrido el hecho de no poder pasar el tiempo que él quisiera con su familia o sus amigos, ya las cosas no eran como antes… Se encontraba emparejado en esta fecha tan importante, tenía que lucirse con su chica. ¿Y qué mejor sorprenderla con un romántico paseo, una romántica cena, y una romántica velada juntos? Solo los dos. Solo que no contó con un ligero detalle…

—¿Estás loco? —alegó agudamente la castaña, casi dejando sordo a su novio y provocando también la duda en él. ¿Qué tenía de malo? No le había propuesto algo indecente ni nada parecido, solo pasar Navidad juntos… ¿Qué tenía eso de malo? —Matt, tengo muchas cosas que hacer. Debo entregar cinco informes, rendir dos exámenes, exponer un seminario de Práctica Profesional… Además aún debo comprar los regalos para mis padres, el de Ken, el de Izzy, el de Kari… —enumeró. — Y también el de mi estúpida prima… ¡La odio!

—¿Por qué le vas a comprar un regalo si la odias? —preguntó sin entender, y se llevó consigo una mirada cargada de las penas del infierno de parte de Mimi por hacer esa pregunta.

—Porque es parte de la familia. —obvio.

Matt meditó un poco sobre como era que la castaña conseguía tanto dinero para comprar todos los regalos que se le ocurría hacer, y que no eran pocos, teniendo en cuenta que ella le hacía regalos a todos sus conocidos, y había que ver lo cohibida que era ella para hacer amigos, irónicamente hablando…

—Además, aún no sé que regalarle a Amaya. —comentó al borde de la agonía. Miya me va a matar… Pensará que no me intereso por mi ahijada.

—Pero Davis se puede encargar de eso…
—¿Davis? —Mimi rió a carcajadas. ¿Qué había sido TAN divertido? —Davis es tan tonto comprando regalos para cualquier persona, como lo es Tai eligiendo regalos para Sora… Davis… —rió de nuevo. —A veces me haces tanto reír Matt…

Matt seguía sin saber qué era lo que le parecía tan gracioso a Mimi. Se supone que ambos, su novia y Davis, eran los padrinos que Ken y Miyako habían elegido para su hija Amaya, y como padrinos, ambos debían compartir las responsabilidades que ello implicaba, como por ejemplo, comprarle un regalo de navidad a la pequeña, siendo así, entonces él se preguntaba ¿Por qué Mimi se llevaba todo el peso de esa situación? Y lo peor de todo, era que él sabía, estaba seguro de que ella se llevaba todo el peso porque ELLA quería, podía apostar todo lo que tenía a que Davis no tenía idea que Mimi se había otorgado a si misma la misión de comprarle un regalo de navidad a su ahijada.

Por su mente pasó la tormentosa idea de que la castaña no se haya acordado de la importante fecha que se acercaba, aunque por otro lado quizás solo estaba jugando con él, como casi siempre lo hacía, y al final saldría con una sorpresa para él. Probablemente era eso…


—… Dijo que le faltaba por comprar el regalo de sus padres, de Ken, de Kari, de Izzy y el de una prima que odia…

—Pero eso es algo bueno… —Matt alzó una ceja, preguntando. Tai continuó. —Quiere decir que ya compró el tuyo. —prefirió callar al ver la expresión que había puesto el rubio en respuesta a su humilde comentario.

No sabía si era producto de la fecha, o debido a los cambios hormonales y amorosos que estaba sufriendo su amigo, o bien podría ser el tiempo que llevaba con Mimi, el cual no era menor, que habían puesto más cursi, meloso y estúpido a su mejor amigo. Seis meses con la castaña no era un tiempo menor como para cambiar al más idiota de los tercos, antisociales, molestos y detestables hombres, en uno completamente idealista, romántico empedernido y preocupado de las fechas de aniversario. Mimi había creado un monstruo.

—¿Desde cuándo te importa tanto eso? —se atrevió a preguntar el moreno, preocupado.

—¿Qué cosa?

—Eso… Sabes que Mimi es así de impulsiva, sobre todo en fechas como estas, donde se desvive por comprarle regalos a las personas que quiere, o sea, a medio mundo. Sabes como es ella, y sabes que cuando algo es importante para ella, no escucha a nadie más. Y ahora, lo importante para ella, es comprar los regalos lo más pronto posible.

—¿Y si se le olvidó?

—Por favor… Estamos hablando de Mimi, la chica que se acuerda incluso de la fecha en que usó su primer sostén.

Le fue imposible a Matt disimular ante la frase que había dicho su amigo recién. ¿Qué podía saber él sobre el primer sostén de su novia? Era bastante raro. Tai notó la expresión de Matt y soltó y largo suspiro. —3 de Noviembre, tenía 11 dulces años. El otro día se pasaron HORAS —dijo con énfasis. —hablando de su primer sostén. —habló dejando en claro que con la palabra "pasaron" se refería a sus noviecitas. No le sorprendía de Mimi, ¿Pero de Sora…? —Como sea… —habló el moreno sacándolo por completo de sus pensamientos. —¿sigue en pie tu plan de la cita doble?

—Claro… Podríamos preparar un almuerzo aquí entre todos para Navidad… Más bien, Sora y yo prepararemos la comida…

—Que gracioso… ¿Y Mimi y yo qué haremos?

Matt sonrió maquiavélico. Sabía que aquella propuesta no le parecería bien a ninguno de los dos… —Ordenar.


—¿Dónde estás? —preguntó curioso el rubio al oír como su novia hablaba con alguien más.

—"Terminando de comprar. ¡Ya tengo todos los regalos" —expresó triunfante. Matt frunció los labios.

—Genial… —apoyó desganado. Ya era hora de hacer la pregunta, que sabía de antemano tenía una contestación negativa. —Entonces… ¿Qué dices a lo de mañana? —preguntó él refiriéndose a sus planes para mañana, esperaba que dijera que quería pasarlo con él en su cumple mes Nº6, la escuchó suspirar por el otro lado de la línea.

—"Matt, ya hablamos de eso y de verdad no puedo. Tengo que estar con mi pequeña. Nunca me lo perdonaría si la dejo botada el día de Navidad, pobrecita… Además Miya tampoco me lo perdonaría nunca."

Ahora fue él quien suspiró. Mimi era increíble, a veces sumamente dedicada, otras sumamente distraída. La bipolaridad hecha mujer…

—"Debo colgar, quedé de juntarme con unas amigas. Te amo mucho Matt. Nos vemos."

Y colgó. Ni siquiera le había dado la oportunidad de responderle a la expresión de amor, nada… Simplemente colgó.


El moreno se sorprendió cuando su amigo ni siquiera lo saludó o le dijo algo como "¿Qué mierda quieres ahora?" o simplemente de mala gana "Pasa" o algo por como eso, simplemente abrió la puerta y volvió a su solitario lugar en el sillón.

—¿Qué cresta pasa acá? —preguntó impresionado al ver el lugar, una vez que el rubio tomó asiento. —¿Estás esperando a tu mafia? Digo… Por tanto humo… —La intimidación por la mirada de Matt provocó que cerrara la boca.

—¿Vas a entrar o te vas a quedar parado haciendo preguntas y analogías estúpidas?

Ante tal ataque por parte del rubio, el aludido prefirió pasar, cerrar la puerta e ir a sentarse en silencio en el sillón junto al que ocupaba su amigo. Amigo… La verdad es que no sabía como podía ser amigo de alguien tan idiota y antisocial como Matt. De verdad no entendía como podía ser su mejor amigo alguien que se duerme viendo fútbol… Simplemente no lo entendía, pero bueno…

—¿Qué tienes que andas tan idiota? —preguntó luego de ver un cenicero sobre el sillón, rebalsado de colillas, además de cinco latas de cerveza, tiradas sobre el sillón y otras cuantas en el suelo.

—¿Quieres? —le preguntó al moreno sosteniendo la cajetilla de cigarros, con los pocos que le quedaban ya. Tai negó. —¿Y de esto? —volvió a preguntar esta vez con una lata de cerveza en la mano, a lo que el moreno volvió a negar. —¿Qué mierda quieres?

—Saber por qué tan idiota…

—No te importa.

—Claro que me importa. ¿Quién debe soportarte cuando andas con tu periodo? Yo, y no podemos decir que tu periodo es regular como el de las mujeres, eres bastante inestable. Peor que una mujer.

Tiempo atrás y tal vez en otras circunstancias de la vida, quizás hubiese temido por su vida al decirle eso a una persona tan intimidante y enojón como Matt, pero ahora realmente poco le importaba, ameritaba decirle eso y más. Y lo que faltaba, la mirada intimidante de Matt.

Como pocas veces en la vida, esta vez el moreno había optado por mantener la mirada, Matt seguía con su mirada intimidante y él la soportaba, sin pestañear en ningún momento, de verdad quería saber qué era lo que hacía que los vicios de su amigo se incrementaran en un 140%. Y como pocas veces también, había logrado que Matt desviara la mirada y suspirara. Había ganado.

—Olvidó nuestro cumple mes… Son seis meses juntos y lo olvidó por completo.

Volteó nuevamente a ver a su amigo, que se apretaba el estómago en un intento de apaciguar la risa que le causaban ¿sus palabras? ¿Qué tenían de graciosas? No soportó más y le preguntó.

—¿Y además tienes el descaro de preguntar? —inevitablemente siguió riendo. —Ay, es que… Es normal imaginarse a… —le era difícil continuar con su idea cuando una carcajada amenazaba con salir nuevamente. —A… Mimi… diciendo algo como eso, pero a ti… ¡¿A TI? —Y la carcajada salió opacando toda la confianza que Matt le había otorgado en ese momento, dejando salir lo que en verdad sentía, sus verdaderas preocupaciones…

Cambiaría de amigos. Buscaría un nuevo mejor amigo, con gustos parecidos a los de él, menos chascón, menos sudoroso y con más atino.

—¿Sabes Matt? —comenzó a hablar luego de ya terminado su fuerte ataque de risa. —Son las mujeres las que sufren porque nosotros no solemos acordarnos de fechas como esas…

Matt lo miró inquietante. —¿Haz olvidado la fecha en que comenzaron con Sora a ser novios?

—28 de Diciembre. —respondió seguro y feliz, recordando a su vez que ya incluso le tenía preparada una sorpresa a su novia por sus ya dos años de noviazgo.

—¿No que los hombres no recordamos esas fechas?
—Es distinto… Es que es Sora…

—Bueno… El caso es que Mimi es quien no recordó la fecha, y prefiere estar comprando regalos que estar conmigo en nuestros seis meses como novios.

Tai ladeó sus labios. En parte lo único que quería decirle a su amigo era que estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua y que dejara de comportarse como una niñita, pero en realidad, si Matt estaba actuando de esa manera, era por una sencilla razón: Estaba completa y locamente enamorado de Mimi. Y era la primera vez que lo veía así de dedicado en una relación.


—Hola mami. —contestó feliz la castaña haciendo un alto en su día de compras navideñas de última hora.

—"Hola cariñito. ¿Cómo van tus compras?"

—¡Genial! Ya tengo todo, ni te imaginas lo que te compré, te va a encantar. —aseguró ella.

—"Ya lo creo querida. Pero debes llegar pronto y ponerte más bella y hermosa de lo que ya eres para esperar a Mattie a cena~r" —canturreó Satoe.

—¿Por qué tendría que ir a cenar?

—"¿Cómo que por qué…? Ay, no. Pero, hija… ¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Pelearon? ¿Qué le hiciste a ese pobre muchacho?"

¿Pobre muchacho? —Mamá, no pasa nada, tranquila.

Luego de un poco más de cinco minutos intentando explicarle a su madre que Matt NO iría a cenar con ellos a su casa y de que la trate como si fuese la novia más mala y descriteriada del planeta con el "pobre muchacho" que tenía por novio, colgó la llamada… ¿Pobre muchacho? Había que ver que su madre no conocía el genio de los mil demonios que tenía Matt.

Siempre digna, caminó con todas sus cosas desde el Centro Comercial hasta el departamento de Matt. Agradecía que estuviese en un lugar céntrico. Cuando entró a la recepción del edificio, se encontró con el que podría llamar "su suegro", Hiroaki.

—Hola. —saludó ella, amable como siempre.

—¿Qué le hiciste a mi hijo?

—¡¿Eh? —fue lo único que pudo emitir. Se sentía intimidada, preocupada, nerviosa, culpable… Pero, ¿culpable de qué? No tenía idea de nada. —¿Yo? N-no…

—¿Estás segura? Quizás una acción, una palabra… Algo que le afectara… ¿nada? —ella negó, más preocupada que antes. —Vine a casa, para comer algo antes de volver a la emisora, y aprovechar de buscar más cigarros porque se me acabaron. —comenzó a explicarle a la castaña. —Y me encuentro, con mi lindo hijo. —habló irónico. —viendo vagamente la televisión, rodeado de latas de cerveza, una botella de ron y otra de vodka, además de un cenicero lleno de colillas de cigarro, unas cuantas en el piso, y muchas más en el basurero… Al menos se dignó en ir a botarlas. —pensó en voz alta.

Para Mimi, todo lo que le contaba el padre de Matt ya era bastante grave y preocupante, pero lo que realmente le preocupaba a él y al parecer había sido lo que gatilló su enojo, era otra cosa muy distinta.

—Se fumó TODOS mis cigarros. —enfatizó él. —No dejó ni uno solo… El muy… —no dijo nada, más que nada por respeto a la castaña. —Los sacó de mi escondite y se los fumó. Ni siquiera le dio cargo de conciencia. ¿Tú crees que me dijo algo? ¿"Perdóname papá, lo siento"? NADA.

La verdad no era que a ella le interesara mucho el drama del papá de Matt con sus cigarros ya perdidos, es más, él se había desviado olímpicamente del tema central, Matt, y ahora lo importante para él eran sus famosos y preciados cigarrillos. No señor, para ella seguía siendo Matt. Luego que Hiroaki se fue del edificio camino hacia la emisora, ella se dirigió hacia el departamento de su novio. Cuando él le abrió la puerta, la realidad era muy distinta a la que le había contado el hombre. Todo estaba limpio, él… Si, se veía un poco desarreglado, pero como toda persona cuando se encuentra en la comodidad de su casa.

Se adentró ella feliz en el departamento, cargando todas sus bolsas de regalos.

—Hola amor. —saludó ella dándole un fugaz beso en los labios al rubio. Él correspondió el beso y sonrió al verla tan emocionada. Quizás había hablado antes de tiempo y su despeinado amigo tenía razón, las mujeres siempre se acuerdan de las fechas, y más si son de aniversarios… Mimi siempre se acordaba, primero que él cuando era su día de cumple mes, y esta no sería la excepción. Mimi se había acordado que hoy era un día especial para ambos. La vio alzar las más de seis bolsas de papel de distintos tamaños a la altura de sus hombros. —¡Ya tengo todos los regalos! —comentó alegre como siempre para luego sentarse y comenzar a sacar algunos de los regalos para mostrarle a su novio.

Él sonrió de medio lado luego de soltar un suspiro y se sentó junto a ella.

—Mira —habló mientras le mostraba uno de sus regalos. —, este es pasa Izzy. ¿Crees que le guste?

Obvio que le gustará, como no querría una funda nueva para su notebook. Y así estuvo por más de quince minutos, mostrándole y comentando cada una de las cosas que había comprado para sus amigos, un marco para fotografías para Kari, un suéter para Ken, un delantal muy colorido y lleno de detalles para su madre, lentes de sol para su padre y algo que ella consideraba increíblemente feo y barato para la prima que odiaba. Más tarde siguió hablando de todo lo que le había llevado encontrar cada regalo y pensar meticulosamente lo que le gustaría más a cada uno de sus amigos… Habló de muchas cosas, menos de su sexto mes juntos, ni una sola palabra de aquello.

—Bueno, creo que será mejor que me vaya… —comenzó a guardar los regalos nuevamente en sus respectivas bolsas y se levantó de su asiento.

—¿No crees que se te olvida algo? —prefirió tomar él la iniciativa ya que ella no lo hacía.

—No… ¿qué cosa?

—¿De verdad no lo recuerdas? —era algo realmente difícil de creer.

—¿Recordar qué? —suspiró cansada. —Matt, en serio debo irme.

Mimi volvió a besar los labios de Matt, esta vez como despedida y caminó rápido hacia la puerta antes de que siguiera el interrogatorio, pero Matt fue más rápido que ella y se detuvo en la puerta, bloqueándola.

—Matt, en serio me tengo que ir. Otro día jugamos a las adivinanzas ¿si?

—No… No vas a salir de aquí hasta que me digas que todo esto es una broma y que en realidad si te acuerdas.

—Esto ya dejó de ser gracioso.

—Para mi también… No te pienso dejar salir hasta oír lo que quiero.

—¡¿Pero qué es? —ya estaba al borde de la histeria. Pensó en dejar salir toda su fuerza interior y poder femenino para quitar brutalmente de la puerta a Matt y salir corriendo como una loca desesperada con sus bolsas con regalos, pero pensándolo mejor sonaba una idea sumamente estúpida, no podía salir como una loca, ella era una dama… Siempre digna, además aunque hiciera ejercicio por tres años nunca tendría la misma fuerza que Matt para moverlo siquiera un centímetro. Idea completamente estúpida.

Mimi ya se había aburrido de la actitud de su novio. Llevaba sentada en el sillón con las bolsas en la mano y si bolso sobre su hombro lista para salir corriendo desesperadamente cuando Matt se aburriera de permanecer ahí parado frente a la puerta, pero al parecer el rubio era de hierro, especialmente su vejiga, no podía creer que después de todo lo que bebió no haya ido al baño en DOS HORAS, si, llevaba dos largas horas ahí parado, regañándola por haber olvidado algo, algo importante al parecer.

—Matt, me tengo que ir.

—No te vas a ir de aquí hasta que lo recuerdes.

La castaña suspiró harta de la situación. Paseó su mirada por todos los rincones del departamento, como si quisiera buscar un escape rápido. El balcón parecía una buena opción…

Matt la vio, rodó los ojos y negó, esto también lo estaba cansando. Ya estaba aburrido de la actitud de mierda, de compradora compulsiva que se apoderaba de su novia cada Navidad, y en especial esta, donde se suponía que debían estar juntos, celebrando un mes más como novios… Se suponía que esta Noche Buena sería especial, que estarían… Solo los dos, pero no.

—Matt, hablo en serio. —dijo ella intentando parecer seria.

—Yo también. —dijo él siendo bastante serio.

Mimi bufó caprichosamente y caminó de un lado a otro de la habitación cargada con sus bolsas, como si quisiera buscar algún escondite secreto por el cual salir de aquel cuarto. Matt, ya harto de la situación se hizo a un lado de la puerta. —Ok, si quieres irte vete… —Mimi lo vio extrañada. ¿Dos horas duraba su terquedad? Haberlo sabido antes… —Ya vi que no quieres pasar la Navidad conmigo, que es más importante tu ahijada, y lo entiendo. Entiendo también que no confíes en Davis para comprarle un regalo, ya que es pésimo eligiéndolos… —La castaña solo lo miraba en medio de su explicación. —Vete, está bien. —le sonrió de medio lado.

La castaña aún seguía sin creerlo. Matt se había hecho a un lado para que ella pudiese salir al fin… No lo creía. Después de dos horas, ya se había hecho un poco la idea de que tendría que pasar la noche ahí o simplemente tirarse por el balcón. Aún incrédula se levantó del sillón y caminó lento hacia Matt, su mirada era de duda, pero la del rubio era decidida. Le dio un beso en la mejilla como despedida y se apuró en salir del departamento, por si Matt cambiaba de opinión.

Él vio como Mimi se alejaba por el pasillo hasta llegar a los ascensores, ya las esperanzas de que la castaña se acordara eran casi nulas, y derechamente nulas cuando la vio subirse al ascensor. Cerró la puerta lentamente y apoyó su espalda en ésta al mismo tiempo que soltaba un prolongado suspiro.

Quizás una cerveza le haría bien, otra más… Y un cigarrillo… O unos cuantos más. Probablemente con todo lo que había fumado y bebido le esperaba una muerte segura por cirrosis y cáncer al pulmón. Tan solo había podido abrir el refrigerador cuando escuchó el timbre, inmediatamente imaginó que podía tratarse de su padre que volvía por alguna otra estupidez. Abrió la puerta desganadamente sin poner mucha atención a la persona que se encontraba al otro lado de ésta sino hasta que sintió un montón de cosas caerse al suelo y unos delgados brazos que se aferraban a él por el cuello. Esa actitud tan arrebatada y ese olor dulce… Solo podía tratarse de una persona.

—Perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname, perdóname… —lloriqueó ella sin soltarse de su cuello.

Matt no pudo evitar sonreír, abrazarla por la cintura y preguntarse como es que podía hablar tanto, tan rápido y sin respirar. Rió suavemente.

—Matt… —habló separándose un poco de su cuerpo para poder verlo a los ojos. —Perdóname por haber olvidado nuestro sexto cumple mes. Estaba tan preocupada porque aún no tenía todos los regalos que lo olvidé por completo, perdóname. Soy una pésima novia, deberías terminar conmigo ahora mismo, no merezco que me ames tanto, no merezco a un novio tan lindo como tú, mi mamá tiene razón, eres un pobre muchacho al tener que lidiar con alguien tan tonta como yo, y tu papá también tenía razón, te tenía al borde de la muerte, por mi culpa fumaste y bebiste como condenado, porque se me olvidó nuestro cumple mes, soy una tonta. Deberías terminar conmigo y estar con una chica que te merezca, que esté pendiente de ti siempre, que no te deje ni a sol ni a sombra, una chica como…

—¡NO! Se lo que vas a decir y de verdad no quiero escucharlo. —de verdad no sabía en qué momento respiraba.

—Lo arruiné todo, soy una tonta.

—En primer lugar, no eres una tonta. Y en segundo… No haz arruinado nada… Aún es 24…

Mimi sonrió, y en medio de sus lágrimas se impulsó hasta alcanzar los labios de Matt y besarlo. No fue un beso necesitado ni mucho menos desesperado, al contrario, fue suave, tierno y casto, pero igual de importante.

Le propuso celebrar sus seis meses de relación con una cena, y a diferencia de lo que él creía, Mimi aceptó. Llamó primero a sus padres, para decirles que no llegaría a cenar, a lo que su mamá se había molestado muchísimo, a tal punto de gritar y de él escuchar lo que le gritaba por teléfono, y luego a Miyako para disculparse por no poder ir a dejarle el regalo para su ahijada, la pelimorada también gritó y pataleó, pero eso no afectó la decisión de su novia de quedarse con él. Después de todo, no siempre cumplían seis meses siendo novios.


Y eso... Por ahora! :D Que pasen todos una feliz Noche Buena, que les lleguen muchos regalitos lindos y que a todos nos lleguen muchos Taioras y Mimatos de navidad :') Son el mejor regalito de la vida! :D En estas fechas llueve la inspiración D: espero xDDD Pasen un lindo día junto a su familia y sus seres amados *-* Y ya no sé que escribir D: ando full con el fic así que me voy a terminar el otro capítulo :D Se viene el Taiora 1313 xDDD Nos leemos :D


*Len~