• Drama/Romance (¿?)
• Shisui/Hinata
• Aclaraciones: Los personajes no me pertenecen. Solo la historia es de mi propiedad.
• En la oscuridad del bosque •
Respiro con agitación, sintiendo el cálido y espeso liquido saliendo por sus muñecas y piernas. Con la boca entre abierta mando su mirada a el pequeño cuchillo que tenia en manos. No era grande ni muy amenazador, pero si que le servía para cumplir su cometido.
Con un poco de calma, relajo su mente y sus sentidos por un momento. Pasando su lengua por sus labios resecos, debido al arrasador frio de invierno.
Por un momento se detuvo a escuchar a los grillos cantar su melodioso cántico de todas las noches. La noche era tan fría que ya no sentía los dedos. El olor a pino y hierva fresca invadió su olfato mientras ella solo agradecía por ese gesto. Le gustaba todo aquello que la naturaleza le regalaba a sus sentidos.
Lentamente bajo la mirada para encontrarse con sus brazos reposando sobre su regazo. Sus piernas estiradas no estaban mejor. Era una pena tener que manchar ese lindo camisón blanco. Seguro que Hanabi lo hubiese querido para ella.
Después de ese pensamiento, desidio que era hora de continuar. Tenia que apurarse antes de que salieran a buscarla. Ella no quería que la encontraran. Viva no.
Recargo su cabeza en el gran tronco de árbol que estaba tras ella y puso su campo de visión sobre el cielo estrellado junto a esa luna maravillosa.
Alzo el cuchillo y lo paso suavemente por sus muñecas, soltando instintivamente un quejido de dolor. Cerro los ojos tratando de que las lagrimas no salieran de sus perlados ojos pero, fue imposible retenerlas. Y no, no era el dolor lo que las obligaban a salir.
Quiso seguir, quiso parar con su sufrimiento y acabarlo de una vez por todas. Quiso clavar ese cuchillo en lo mas fondo de su pecho pero no pudo. Era una cobarde.
Le aterraba morir, pero tampoco quería seguir viviendo.
Apretó la mandíbula, armándose de valor. Estando dispuesta a todo sin importarle sus miedos. Justo cuando iba a dar el golpe final, con el cuchillo en dirección a su pecho, una voz masculina detuvo su acto.
—¿Qué mierda...? ¡Ey!
Abrió los ojos con impresión mientras sentía su corazón latir apresuradamente y de golpe. Se levanto como resorte del suelo y perdiendo las fuerzas de sus brazos, soltó el cuchillo manchado de color carmín.
Pego su espalda al tronco, mirando la silueta que venia entre las sombras hacia ella, estando en shock.
Cada vez esa silueta alta se acercaba mas y mas a ella con paso apresurado.
Una vez estuvo frente a ella solo pudo ver un par de ojos asustados y angustiados. No pudo verlo con claridad debido a la penumbra de la noche. No sabia si agradecer o no agradecer aquello.
—¿Qué rayos estas haciendo?— pregunto el hombre agachándose para agarrar el cuchillo.
Hinata se tenso ante eso, pero rápidamente cambio su miedo a un enojo.
El hombre había mandado a volar el cuchillo, lejos de ambos. Ese cuchillo jamás lo volvería a ver.
—¡O-oye! — exclamo impresionada.
—¿Qué mierda haces aquí? Es propiedad privada.
Hinata puso un gesto de miedo y bajo la mirada, sintiendo como su cuerpo estaba tembloroso. Justo como una gelatina.
—Lo siento... yo me retirare en segui...— no pudo terminar lo que estaba diciendo. Su vista se volvió nublosa repentinamente y la fuerza de sus piernas se hizo nula, provocando que su cuerpo cayera al suelo.
El hombre reacciono rápido y corrió hacia ella para tomarla en brazos.—¡Oye, oye...!—decía el hombre tratado de hacer que reaccionara. Mientras seguía llamándola y agitándola, observo como los ojos de la chica se cerraban lentamente.
{•••}
Cuando sus sentidos estuvieron conectados nuevamente pudo sentir de inmediato el dolor y ardor de sus heridas.
Sus ojos apenas podían abrirse y si intentaba mover algún musculo seguro seria en vano. Todos sus intentos por levantarse fueron interrumpidos por la voz que no hace mucho la había interrumpido en aquel solitario bosque.
—Pensé que despertarías hasta mañana.
Alzo la vista hacia donde provenía la voz y miro a un hombre de no mas de veinte años bajo el marco de una puerta con una pequeña palangana en manos.
—También pensé que morirías pero al parecer me equivoque —comento caminando hacia el lado izquierdo de la cama en donde estaba recostada la chica de cabellera azulina.
La chica se relamió los labios y con dificultad pregunto.—¿Dónde estoy?
—Eso es lo menos que te debería de importar — respondió el hombre dejando la palangana en un buro color chocolate que estaba a un lado de la cama. La peli azul lo siguió con la mirada hasta que lo caminar hacia el frente de la cama para recargarse contra una cajonera mas grande.—Estuviste apunto de morir a no ser por que hacia mis rondines a estas horas.
La chica sonrió de medio lado, deslizando su cansada mirada hacia el techo.—Esa era la intención...
—Lo se — se cruzo de brazos y la miro fijamente —Pero ¿Por qué en mi propiedad? Pudiste meterme en problemas.
—No sabia que estaba en propiedad privada — excuso.
El hombre sonrió de medio lado.—En la entrada hay un letrero. Un gran letrero —reitero alzando una ceja.
—Cuando entre mire a un par de hombres llevándoselo, así que no pude ver que decía.
El hombre se sobresalto en su lugar descruzo los brazos incrédulo.—¡Hijos de puta! De nuevo me robaron el letrero...—mascullo entre dientes mientras pasaba sus manos por su rostro.
—Siento lo de tu letrero.
Se cruzo de brazos, tomando serenidad nuevamente pero ahora con el ceño fruncido.—Me lo han robado mas de tres veces. ¿Para que? Ni puta idea.
La chica sonrió sutilmente llamando la atención del chico.—Por cierto, ¿Cuál es tu nombre? Creo que al menos merezco saberlo, ya que te salve la vida.— hecho en cara mientras ella lo miraba de soslayo.
—Hinata —dijo después de unos segundos para que el asintiera.
—El mio es Shisui, y como te habrás podido dar cuenta, este es mi territorio — la miro alzando una ceja para después de unos segundos voltarse para abrir un cajón de la cajonera que se encontraba a sus espaldas. Después de unos segundos de revolver el cajón, saco una muda de ropa doblada y se acerco a ella para dajarsela en la cama.—Date una ducha, esa puerta de la izquierda es el baño —apunto con la mirada.—Mañana a primera hora te vas y no quiero volver a verte por acá, ¿Entendido?
A Hinata no le quedo de otra mas que asentir suavemente.
El peli negro también asintió antes de marcharse de la habitación, dejando sola a Hinata.
Ella no quería volver. No quería volver a "casa" pero, tampoco es como si tuviera otro lugar a donde irse.
Cerro los ojos y se imagino la furia que su padre tendría al verla en ese estado. El lado positivo de ello es que tal vez el lograría terminar de matarla.
Aun que, ella quería morir de otra forma. Por lo mismo quería suicidarse, para no dale el gusto a Hiashi Hyuga.
Como pudo, intento levantarse de la alcoholada cama. Una vez logrado su cometido, puso los pies en el frió suelo y quito de su cuerpo el edredón que lo mantenía caliente. Se mantuvo así por unos segundos antes de levantarse completamente de la cama y tomar la muda.
Lentamente camino hacia la puerta y una vez dentro de el baño cerro la puerta tras de si y comenzó a quitarse el camisón. Cuando este estuvo en el suelo, se admiro de los toques carmín de la sangre y las manchas café de la tierra que habían eliminado casi al cien por ciento el color blanco que fue su bata de dormir.
Se quito la ropa interior y se introdujo en la regadera. Soltó un suspiro cuando sintió las gotas tibias recorrer todo su cuerpo. Recargo las palmas de sus manos en el azulejo y dirigió sus miradas a sus pies, observando como el agua se llevaba gran parte de la sangre y tierra de su cuerpo.
Sus ojos empezaron a picar y esta vez no los retuvo.
—Y ahora, ¿Qué haré?
{•••}
Sus grandes manos tomaron el arma y con cuidado presiono el gatillo de liberación. Bombeo la escopeta hasta que no miro ni un cartucho en el cargador. Justo cuando iba a empezar a limpiarla, escucho como la puerta de caoba se abrió lentamente.
Alzo la mirada y observo a Hinata con una gran remera y un pantalón de algodón que le quedaba holgado.
La chica miraba con curiosidad la pequeña pero acogedora cabaña.
—Despertaste— señalo lo obvio para después sentirse estúpido.
Hinata solo asintió, acercase lentamente a la mesa donde el estaba sentado.—Yo, quería agradecerle que me hubiese atendido pero, debió dejarme haya afuera.
El hombre lucio impactado unos momentos antes de fruncir el ceño y voltear a otro lado.—¿Y que te encontraran muerta aquí? No gracias.
Hinata soltó una risa.—Pudo haberme tirado por un barranco o en el rió mas cercano. Además, se hubiese notado a leguas que era un suicidio.
Shisui la miro como si estuviese loca.—¿A ti que mierda te pasa por la cabeza?— bramo ya enojado por el comportamiento de la chica.—¿Por que te portas así?
Hinata lo miro unos segundos para después bajar la mirada.— Solo estoy robando oxigeno.
—Toda puta vida es valiosa niña. Toda — reitero lo ultimo en voz baja antes de tomar su arma y levantarse de la mesa.—.Toma algo de comer, hay frutas y creo que un guiso de ayer. Cuando comas vete —dijo antes de salir por la puerta, dejando a Hinata de nuevo sola.
Hinata suspiro y pensó que lo mejor era hacerle caso a Shisui.
Miro el refrigerador que estaba a su derecha y no pudo tomar nada ya que en serio, no tenia apetito para nada.
Solto aire y salio rápidamente de aquella casa.
{•••}
Un golpe, después fueron dos.
Patadas y cachetadas que iban directo a ella.
No trato de esquivar ni una de estas pero, recordó lo que se había prometido. No dejar que el la matara.
Dio un fuerte empujón, haciendo que el hombre cayera de nalgas y una vez que tuvo oportunidad, salio corriendo de aquella habitación y posterior mente, de la mansión.
Corrió y corrió.
Corrió todo lo que sus piernas le permitían.
El aire que pegaba en su rostro solo hacia que las lagrimas que salían se sintieran mas frías. Sus mejillas se colorearon fuertemente por el frió que hacia.
Seguía corriendo.
Jadeaba y sudaba frió. La cabeza le daba vueltas, no sabia a donde ir.
Paro en medio de la calle y pensó con rapidez. Lo pensó, lo decidió y lo llevo a cabo.
Nuevamente retomo su carrera, pero esta vez, ya había un destino. Después de unos cuantos kilómetros mas, llego.
Su vista logro captar un gran letrero hecho de cartón que decía algo que casi la hizo sonreír de medio lado.
"Propiedad privada.
Y ustedes, los que roban advertencias, váyanse al carajo"
Esquivo a como pudo los grandes pinos. Estaba oscureciendo, todo se le hacia gris.
Trato de hacer memoria, trato de encontrar el mismo lugar de hace tres noches.
De pronto recordó que consigo llevaba su celular, el cual traía linterna. Lo saco del bolsillo de su pantalón y prendió de inmediato la linterna. Siguió corriendo pero ahora con la linterna encendida, mientras prestaba atención al suelo que pisaba.
Después de unos cuantos minutos buscando, encontró lo que quería.
Quiso sonreír pero solo soltaba lagrimas sin tener una expresión en el rostro.
Lentamente se arrodillo y tomo el cuchillo en manos.
Lo miro detenidamente unos segundos para después alzarlo hacia su pecho, con la afilada hoja apuntando en dirección a su corazón.
Acabaría lo que había empezado. Terminaría con su suplicio. Por fin descansaría de tanta mierda.
Pero, como siempre alguien arruinaba todo.
Chillo adolorida cuando le dieron un manotazo en sus manos, haciendo que el cuchillo cayera alejado de ella.
Alzo la vista de inmediato para encontrarse con unos ojos carbón mirándola con el ceño fruncido.
—¿No entendiste?— mascullo enojado, arrodillándose a su altura.—¡Es propiedad privada!
Hinata solo miraba hacia donde estaba el cuchillo, sin expresión en el rostro pero aun las lagrimas recorrían su fino rostro.—Tu propiedad privada, tiene mi cuchillo— susurro para confusión del hombre.
Antes de que pudiese reaccionar, Hinata se abalanzo hacia el suelo y tomo entre sus manos el afilado objeto.
—¡Hey! — exclamo el azabache, tumbándola en el suelo para quitarle el cuchillo.
Hinata callo de espaldas pero aun sosteniendo con firmeza el cuchillo. Sintió cuando el hombre la tomo por las muñecas y se subía arriba de ella mientras ella forcejeaba.
—¡Su-suéltame!
—¡Suelta el puto cuchillo entonces!
—¡Que me dejes!— grito sin dar intenciones de dejar de cumplir lo que tenia en mente.
—¡Suéltalo Hinata!
Forcejeo, se movió inquieta bajo su cuerpo pero el no cedía y trataba desesperadamente en quitar el cuchillo de su mano.
—¡NO!—grito de una manera desgarradora, impresionando a Shisui y haciendo que se quedara tieso encima de ella.
La miro con detalle y lo supo.
El rostro de la chica tenia rasguños y un hilo de sangre se trazaba desde la comisura de sus labios hasta su barbilla. Su cuello tenían moretones. Posiblemente había intentado estrangularla.
Y por ultimo observo sus ojos platinos. Sin vida, con miedo y desesperación desbordando en forma de lagrimas.
Al ver el aturdimiento del chico, Hinata aprovecho utilizando toda la fuerza que tenia para empujarlo hacia un lado con rudeza. Se incorporo rápidamente y tomo el cuchillo empuñándolo hacia su corazón pero este no pudo llegar hacia ella, en cambio solo escucho un quejido masculino.
Abrió los ojos con impresiono y de inmediato soltó el cuchillo.
Shisui había detenido el cuchillo, tomándolo por la parte afilada con sus propias manos. Sus manos goteaban sangre pero aun así no lo soltó hasta que ella lo hizo.
Hinata se llevo las manos a su boca con impresión y miro a Shisui con culpa.—¡Shisui-san!— exclamo asustada, gateando hasta quedar a su lado. Tomo las manos de el peli negro y las examino un poco antes de romper su camiseta de manga larga para envolver con esos pedazos sus heridas manos.
Shisui se mordió la lengua al sentir la tela presionar su herida.
—¡¿Por que lo hizo?!— exclamo llorando mientras aun amarraba la tela.—¡Debió dejarme hacerlo!
—Y ¿tu por que lo haces?— pregunto sin alterarse, haciendo que Hinata levantara la vista con impresión.—¿Por qué te empeñas tanto en hacer esto?— observo como Hinata bajaba la mirada — Y mas vale que me digas porque tengo tu celular — al escuchar eso alzo la vista con rapidez.— Y si no me dices llamare a tus padres, supongo que no quieres que nadie sepa de esto por lo que veo.
Hinata negó rápidamente.—¡Por favor no llame a nadie!
Shisui asintió.—Contestaras mis preguntas entonces ¿Entendido?
Lo pensó un momento. No podía dejar que llamara a su padre por nada del mundo así que, contestaría lo que fuera con tal de que no llamara a Hiashi.
—De acuerdo.—contesto con firmeza.
—Bien, vamos a la cabaña y me cuentas ahí.
Hinata asintió y se levanto con dificultad para después tratar de ayudar a levantarse a Shisui.
Después de unos minutos de camino por el frió y oscuro bosque, llegaron a la cabaña para después sentarse en la pequeña sala de estar que estaba en ella.
Hinata recorrió con ojos curiosos toda la sala. La casa obviamente era hecha con madera y habían cuadros de fotos familiares y al parecer trofeos de casa colgados en las paredes. En la esquina estaba la típica chimenea encendida y frente a ella estaban dos sillones individuales.
—Sientare.— pidió Shisui, señalando el sofá con la mirada.
Hinata asintió y obedeció a la petición de Shisui.
Shisui hizo lo mismo y se sentó a su costado.
Ambos quedaron en un extraño pero tranquilo silencio. Solo captando el sonido de los grillos cantar y los búhos ulular.
Después de una especie de meditación, Shisui abrió los ojos y los viro hacia Hinata.—¿Por qué estas golpeada?
Hinata abrio grandes los ojos por unos segundos para después volver a su expresion perdida y triste.—¿D-de verdad tengo que contestar?
Shisui alzo una ceja y la miro con insistencia.
—Esta bien — dijo soltando un suspiro —. Quien me hace esto es... es mi padre.— musito bajando la mirada, sintiendo como los moratones comenzaban a palpitar.
Shisui frunció el ceño, sintiendo una especie de enojo e incredulidad.—¿Tu padre te golpeo?
—Lo hace muy seguido — Hinata se alzo de hombros.
—¿Y tu madre lo permite?—pregunto con sorpresa y conmoción.
Hinata hizo una mueca de dolor. Bajo el rostro y apretó sus puños los cuales se mantenían descansando en sus piernas.—Mi madre murió hace dos años.— dijo mientras sentía como su corazón se oprimía.
El hombre pestañeo asombrado para después mirar con pena a la chica.—Lo lamento mucho, de verdad.
Hinata sonrió temblorosamente y negó con los ojos fuertemente cerrados.—E-esta bien — mintió mientras las lagrimas ya se resbalaban por sus pómulos.
—¿Es por eso que quieres matarte?
Hinata bajo la mirada.—Hiashi me golpea casi todos los días de la semana. La ultima paliza que me llevo al hospital fue hace dos semanas y ese día me prometí a mi misma que no dejaría que el me matara.
Shisui la miro sin incomprensión.—Estoy de acuerdo pero, ¿Por qué entonces te quieres quitar la vida si no vas a permitir que otro te la quite?
—Acabas de contestar tu pregunta — alzo la mirada y lo observo con sus ojos lagrimosos —. No permitiré que el me la quite. Para eso, tengo que quitármela yo misma.
—¿Qué? —susurro incrédulo.—Eso no tiene ningún puto sentido.
—Claro que lo tiene. No voy a dejar que Hiashi me robe la vida, no le daré el gusto jamas — sentencio.
—¿Y por que no hablas con la policía? Ellos podrían ayuda...
—Mi apellido es Hyuga — interrumpió confundiendo a Shisui.—Si conoces un poco la industria de la tecnología sabrás quien es Hiashi.
Shisui hizo memoria, trato de comprender a que se refería la chica hasta que un flashazo llego a su mente después de pensar y pensar por unos segundos.
Por supuesto que sabia quien era.
—Claro, la compañía Hyuga.
Hinata asintió.—Hiashi tiene mucho poder —apretó los puños.— el supuso que un día yo me cansaría de sus maltratos y que lo acusaría con la policía. El acertó. Hace unos meses quise decirle a la policía lo que Hiashi me hacia. Como prueba, llegue golpeada al lugar. Incluso grabe un par de vídeos para que fuese mas fácil todo a la hora de el juicio —paro su relato por un segundo para sonreír amargamente.—Ellos dijeron que me ayudarían, que detendrían a Hiashi — en ese punto su voz comenzó a quebrantarse.— me mintieron e hicieron algo que me marco de por vida — musito sin fuerzas, llorando cada vez mas.— Abusaron de mi y después me llevaron de una o de otra forma de vuelta hacia el. Ese día fui nuevamente al hospital — sin poder resistir mas, soltó su llanto sin importar que alguien la estuviese mirando.
Shisui apretó los puños mientras su mirada color carbón estaba puesta sobre las alocadas llamas de la chimenea. Sentía una ira profunda, no negaba que apenas la conocía pero escucharla hablar así, escucharle relatar una parte tan dolorosa de su vida le hiso recordar que la suya también era trágica. Tal vez no tanto como la de esa chica pero también era dolorosa.
Al escucharla llorar tan fuerte viro su mirada hacia ella, encontrándola con los puños apretados y rostro congestionado de dolor. Se podía notar su desperdicio, su dolor y su ira con tan solo mirarla. Pero, lo que mas destacaba era la profunda soledad que cargaba. En eso estaban igual.
Boqueo con debilidad un par de veces antes de llamarla.—Hinata, yo de verdad lo siento pero no puedo aceptar que puedas quitarte la...
—No s-se preocupe Shisui-san — seco sus lagrimas con el antebrazo.— no volveré a pisar su propiedad.
Shisui pestañeo unos segundos sin comprender, hasta que le encontró sentido a sus palabras.—¡No! a eso no me refiero —dijo queriendo quitar ese erróneo pensamiento de la chica.—Lo que no puedo permitir es que te quites la vida. No debes de hacerlo Hinata.
Hinata negó fuertemente.—Usted no puede meterse en esto. Es mi desicion.
—Pero Hinata, ¿Cómo es posible que quieras quitarte la vida por un pedazo de mierda como lo es tu padre?
—Usted no sabe nada — dijo rudamente la chica.—Usted no sabe lo que es vivir con este dolor.—llevo su mano hacia su pecho y apretó su camisa.—N-no tengo razón de vivir...— musito con dolor mientras las lagrimas se multiplicaban.
—Claro que se lo que se siente — hablo con suavidad, levantándose del sofá y caminando hacia la Hyuga para ponerse en cuclillas frente a ella.—Mi madre sufría maltrato por mi padre. El la golpeaba y humillaba cada vez que podía.
Hinata levanto lentamente la mirada para encontrarse con el rostro melancólico de Shisui.
—Ella un día no aguanto mas y termino suicidándose— bajo la mirada, sintiendo como un nudo comenzaba a formarse en su garganta.—Ella se quito la vida cuando yo apenas tenia ocho años, me dejo solo con el monstruo de mi padre. Al ser que ya no tenia a mi madre para golpear, comenzó a golpearme a mi. Pasaron tres años y todo fue igual, hasta que una noche llego a casa ebrio y muy agresivo. Me golpeo tan duro y con tanta violencia que casi me mata. No se como lo hice pero, tome fuerzas y con un cuchillo que tenia debajo de mi cama, apuñale a mi padre.
Hinata observo horrorizada al azabache.
Shisui sonrió con tristeza, pensando que ahora ella le tendría miedo. Como todos.
Grande fue su sorpresa al notar como tomaba su mano sana y le daba un suave apretón. Alzo la vista con rapidez, topándose con esos hermosos ojos perla que le dieron confianza para seguir relatando su historia. Si la gente tuviera esos mismos ojos, estaba seguro que acabaría contándole su historia a todo el mundo.
—Como yo era menor de edad y el ya tenia antecedentes por violencia en las calles, calificaron mi crimen como defensa propia. A los días llego el hermano de mi madre para ser mi tutor legal.— tomo un momento y suspiro.— Vivi tranquilamente hasta que después de ocho años mis tíos murieron en un accidente automovilístico.— a ese punto las lagrimas ya se estaban agolpando en sus cuecas.— Fue muy duro para mi por que llegue a amarlos como si fueran mis propios padres. — limpio rapidamente una pequeña lagrima.—Ellos dejaron huérfanos a dos chicos; Sasuke e Itachi. Sasuke tenia siete en ese entonces e Itachi tenia catorce años. Los crié por un tiempo hasta que Itachi creció y se encargo de la empresa que dejo mi tío Fugaku. El me ofreció trabajar ahí pero, no es mi fuerte nada de eso.— rió suavemente.— El se quedo con Sasuke y yo compre esta propiedad con una parte del dinero que me dejo mi tío. Se que es algo raro que haya comprado ese lugar en vez de una buena casa pero no me arrepiento. Soy feliz aquí. — suspiro ahora con una sutil sonrisa.—Es demasiado tranquilo por estos rumbos.
—Shisui-san...— susurro con tristeza la Hyuga.
—Hay un dicho que dice que es fácil morir, y que lo difícil es seguir viviendo.— alzo los hombros.—Lo veo como una especie de reto. — la miro directamente a los ojos.—Quiero vivir, por mas duro que sea quiero vivir mas. Quiero superar cualquier obstáculo y tu también debes de seguir adelante — apretó sus manos con delicadeza —Vivamos Hinata, superemos esto... juntos.
A ese punto, Hinata ya no pudo aguantar las lagrimas que estaba reteniendo desde que Shisui comenzó a hablar. El era igual a ella, la única diferencia es que el era tan fuerte y ella era tan débil. Pero, verlo hablar de esa manera, ver sus ganas de vivir esa vida era tan hermoso para ella. Le daba ánimos de seguir, quería ser como el, quería ser igual de fuerte.
Sin previo aviso, se lanzo a los fuertes brazos de Shisui, sorprendiéndolo gratamente. Aun así, este correspondió el abrazo y se dejo llevar por el momento, cerrando los ojos mientras olía el perfume de su cabello.
—Ya, todo estará bien — le susurro tiernamente al sentir como hipaba en su pecho. Acaricio con suavidad los azabaches cabellos, haciendo que la oji perla se calmara de poco a poco.
— Hace mucho que no me abrazaban — comento Hinata en un susurro después de unos minutos abrazados —. Te importaría...¿te importaría no soltarme por un rato? —pregunto tímidamente, apretando mas su agarre, temerosa a que el hombre la soltara de su calido abrazo.
Shisui se impresiono, pero después de unos segundos atino a sonreír con una inusual dulzura.—Te abrazare todo lo que quieras.
Cuando escucho eso salir de los labios del azabache, se pregunto a si misma: "Si te pidiera que me abrazaras para siempre ¿lo harías?"
¿Fin?
N/A: E aquí, una de mis locas historias. Sinceramente me gusta como quedo, tomo muy dramático y así. Normalmente a mi no me sale lo dramático y eso, pero pues esta vez me lucí (/◕ヮ◕)/ Lo único que no se es si dejarlo así tal cual o hacer una segunda parte. Ustedes díganme si lo dejo así o quieren ver que mas pasa. En fin, ¡Nos leemos!
