Bueno, este es el primer fic que he escrito en mi vida. Espero que no sea tan terrible. Como siempre, todo lo reconocible le pertenece a A.L.W y a Leroux (por más que yo quiera poseer a Erik).

Dicho esto y sin más preámbulos ¡Que se levante el telón!


Capítulo I: El espectaculo inició

-Elise ¡Elise! ¿Terminaste los detalles de la prótesis? ¡Queda poco para el comienzo del espectáculo!

Otro día, otra presentación… y sí, otro martirio para el pobre Colin.

Llevaba dos años trabajando para la ópera de París. Mi empleo: hacer las máscaras, prótesis y maquillaje para las representaciones teatrales. Amaba mi trabajo, pero siempre me preguntaba cuan molesto era para el artista el estar sentado durante largas horas con múltiples capas de látex en la cabeza… sobretodo si siempre caían en la cabeza de Colin Jackman, tenor principal de la compañía.

-Colin, perdóname otra vez.

-Eli, es tu trabajo y luce perfecto, como siempre. Es más ¡Podría asustar a quién yo quisiera con mi cara en este momento!

-Eso no lo niego. Ahora quédate quieto, faltan algunos detalles con el aerógrafo

Adivinen cuál era la producción en progreso. Sí, finalmente una representación de "El Fantasma de la Ópera" en el Palais Garnier, y en mis manos estaba el mismísimo Erik, el temido fantasma.

Colin era un fantasma increíble, al mismo nivel de la excelente actuación de Ramin Karimloo. Él ha amado el personaje desde muy joven y estaba muy feliz de tener el honor de interpretarlo, y eso se notaba muchísimo. Cada detalle, cada palabra, cada nota parece ser salida del mismo cielo. Su interpretación está llena de emociones y exquisitos matices, de esos que tarde o temprano se llevan el corazón de todos. A parte, fuera del musical el muchacho lleva una sonrisa permanente, tan imborrable que ni siquiera la prótesis y el intrincado proceso la han logrado vencer.

Pasaron los últimos minutos. Al fin había terminado mi trabajo con Colin y la famosa deformidad del fantasma. Sé que sonará raro, pero Colin lucía mejor que nunca con todo puesto para salir en escena.

-Te ves atractivo. Si Christine Daaé no piensa lo mismo dudo de su sexualidad

Él estalló en carcajadas. Creo que eso fue la prueba de fuego para la máscara. Afortunadamente todo seguía en su lugar.

-¡Elise, otra vez con eso!

-en serio, Colin. Te ves irresistible. Después de todo ¿Quién se puede resistir a Erik?

-¿Incluso sin la máscara?

-incluso sin ella ¡Ahora ve a ese escenario y seduce a esa mujer! Pero no mucho, recuerda que tiene que dejarte después de todo

Colin se fue riendo, saltando por el pasillo como un boxeador desbocado saliendo al cuadrilátero. El público lo esperaba expectante.

Comenzó el espectáculo. Las primeras escenas fueron maravillosas. La interpretación de Christine, la de Colin como Erik ¡Incluso la de Raoul era magnífica! El set se movía como si hubiera nacido para representar el fantasma. El primer punto increíble de la obra fue cuando Erik y Christine cantaron "The Phantom Of The Opera". Sus voces conjugaban a la perfección, haciendo sonar fuertemente aquel grandioso tema… pero si eso era bueno, lo que vino después fue glorioso. El solo de Colin en "The Music Of The Night" fue sublime. Cada emoción, cada rasgo, cada minúsculo detalle llegaba con una intensidad abismante. Y la voz de Colin ¡Oh, su voz! ¡Acabamos de empezar y ya tiene a todos a sus pies! Esto era completamente un record.

El segundo punto increíble del primer acto fue el momento esperado de Il Muto. Oh, la risa de Colin llegaba a ser contagiosa, pero era tan siniestra que nadie pudo reír. Si la gracia era invocar el miedo del público, Colin superó todas las expectativas.

Y finalmente el tercer punto increíble del acto: All I Ask Of You, o más bien su Reprise. Otra vez un matador Colin al centro de las miradas, su voz transmitiendo todo el dolor que pudo convocar. Y luego ese canto desgarrador, vengativo, furioso.

Y la lámpara cayendo estrepitosamente desde el techo.

El primer acto había terminado hacia algunos minutos cuando Colin volvió a mi estación de trabajo. Apenas llegó, él me tomó fuertemente de la cintura y me levantó del piso. Luego se dedicó a darme vueltas. Obviamente protesté, pero su risa era tan contagiosa –y a eso me refería- que terminé riendo junto a él como un par de niños pequeños.

-Elise, esta es la mejor prótesis que uno puede desear. No sabes lo cómoda que es bajo todo este conjunto de cosas en mi cabeza. Haces magia, mujer

-Aquí el único que hace magia eres tú, Colin - le espeté – Tu voz conmociona, y sabes bien en el fondo que juegas con cada una de nuestras emociones ¿o no?

-lo reconozco-dijo inclinando la cabeza. Se veía realmente adorable – Y esperen, que aún queda la mejor parte

-no hablas de…

-esa misma parte. "Past, the point of no return"-canturreó- la gente sucumbirá – dijo, utilizando las mismas palabras que luego utilizaría Don Juan.

-Cuidado Colin, recuerda que Christine no tiene que caer en tu juego-bromee

-lo tengo bien sabido- dijo, sentándose en la silla- ahora ¿no tenías que hacer un chequeo de la máscara y todo esto?

Gracias, Colin. Ahora de vuelta al trabajo.


La segunda parte del fantasma de la ópera había empezado.

Si hay una parte que me encanta del musical, esa es cuando Erik se presenta en Masquerade vestido de la muerte roja. Canté cada línea de "Why So Silent" como si fuera el mismísimo fantasma, y suspiré cuando Colin desapareció súbitamente del escenario. Que escena.

El musical siguió sin problemas. Al menos esta parte no me generaba mucho, pues soy una gran fan de las apariciones de Erik.

Hasta que llegó lo que todos esperábamos.

"Passarino"

The Point of No Return.

Que daría por ser la actriz de Christine Daaé. Esta escena es… inefable.

Tengo que admitir que casi lloré cuando Christine le arrebató la máscara a Erik, exponiéndole al juicio de todo el público. La escena avanzaba frenética. De un momento a otro Raoul tenía el lazo en su cuello, listo para morir, esperando el último movimiento.

Y Christine besa a Erik ¡Se digna a besarlo!

Creo que es mejor callarme.

La última parte del musical ya había terminado, y todos los artistas salieron al escenario. Como era de esperar, Colin Jackman se llevó todos los aplausos de la noche. Su actuación era la gran sombra, el fantasma de todo el elenco, pero a nadie le importaba. Todos estaban muy felices de la hermosa noche que habían pasado en el mundo del fantasma de la ópera.

Colin volvió a aparecer frente a mí, volvió a tomarme de la cintura y me giró una y otra vez. Yo gritaba como condenada, y todo el elenco se reía a montones.

-Felicidades, Colin ¿Por qué no me bajas y así te puedo sacar "eso" de la cara?

De inmediato me bajó


-Bien. Por favor, solicito su atención - El director Gautier estaba en el centro del salón. En su mano reposaba una fina copa de champaña - Propongo un brindis por este día, un día que quedará marcado en la historia de la música ¿Cuántos querían una presentación de "El fantasma de la ópera" aquí, en su hogar? Finalmente logramos hacer realidad el sueño de muchos, y con un éxito rotundo. Felicito a todos los que pusieron su trabajo para este suceso. Propongo un brindis, y que sean muchos más.

Todos chocamos nuestras copas.

Llevábamos unas horas celebrando. La champaña se había acabado e hicimos un pequeño sorteo para ver quién iba a buscar más. El camino a la cocina era absurdamente tétrico. Incluso quedaban tramos del viejo teatro, y muchos temían pasar por ese lugar. Lamentablemente yo era uno de los temerosos, y mi suerte me condenó. Me tocó a mí buscar las cajas de la cocina.

Me puse en marcha rápidamente. El camino de ida fue relativamente normal. Apenas llegué a la cocina busqué las cajas, las tomé, y huí de la escena. Caminaba por la mitad del pasillo con pasos apurados. De pronto sentí una presencia detrás de mí, alguien que me observaba.

Y de pronto, las luces se apagaron. Pánico.

Solté la caja, tomé mi bolso y busqué mi teléfono. Encendí su linterna con desesperación y apunté a las murallas.

Algo andaba terriblemente mal.

Las murallas no eran del mismo color. El piso era de madera reluciente… y en la pared había un candelabro… un candelabro con velas apagadas.

Corrí por el pasillo. Corrí y corrí sin descanso. Cuando paré, noté que estaba al inicio de las butacas del teatro. Todo lucía nuevo y antiguo a la vez. La araña colgaba del techo en su máximo esplendor, reluciente, gallarda. El escenario estaba ahí, grande como ninguno en la oscuridad nocturna.

Y de pronto una sombra entre las sombras.

Había alguien ahí, podía sentirlo. Podía vislumbrar sus movimientos felinos entre la espesura de la noche, sus ojos brillantes posarse en mi figura. Se escondía con experticia, con suavidad. Casi como… casi como un fantasma…

"Quién eres…"

Y de pronto, una voz aterciopelada me contestó desde mi espalda

"Esa es mi pregunta, mademoiselle. ¿Quién es usted?"