¿Y ahora que?
Capítulo 1.
—¡Ay! ¡Ya cállate Rin!—Se quejó Jaken, obstinado de la palabrería sin cesar de la adolescente humana, la cual yacía a su lado sentada en el suave pasto mientras le regalaba un par de mimos a Ah-uh—. Ni al amo ni a mí nos interesa la vida de tus tontos amigos, ¡qué molesta e insistente eres niña!—le recrimino apuntándole con un dedo.
—Señor Jaken, comienzo a creer que su mal humor proviene de la envidia que le tiene a los demás—respondió risueña.
—¿Envidia?—Su tono demostraba indignación—. Asco y molestia si, ¡pero envidia jamás!—entrecerró sus ojos—, cada vez estoy más seguro que tienes claros problemas de aprendizaje… retrasada.
—Jaken…
El pequeño youkai verde se paralizó al escuchar la fría e intimidante voz de su amo. Lo conocía muy bien, aquel llamado era una advertencia para que se callara. Sabía que si insistía se tendría que atener a las consecuencias, después de todo su señor no era alguien precisamente dotado de paciencia, o al menos no con él. ¡Maldición, aquello era tan injusto!
-Lo lamento amo bonito- se disculpó nerviosamente Jaken al dirigirle la mirada.
Sesshomaru estaba a un par de metros del pequeño grupo. Sentado debajo de la sombra de un frondoso árbol, recargaba su prominente espalda sobre el tronco. Cada vez que tomaba dicha posición una de sus piernas se mantenía estirada y la otra flexionada. Siempre preparado para ponerse de pie ante el más mínimo indicio de algún posible ataque. La experiencia y los siglos le habían enseñado ello, jamás se debía bajar la guardia, ni siquiera en tiempos de descanso.
-Jaken… ¿conseguiste lo que te pedí?.
-Si amo, espere un momento ¡ya se lo traigo! – dijo el pequeño demonio para perderse en el bosque que los rodeaba.
Rin aprovechó la ausencia de su malhumorado compañero, para acercarse al mononoke de cabellos plateados. Este tenía sus ojos cerrados, pese a ello podía sentir la mirada intensa de la pequeña.
-¿Sucede algo Rin?
-Señor Sesshomaru ¿cómo era su papá?- El demonio abrió sus ojos y la observo seriamente pero con un aire de extrañeza. Ante la ausencia de respuesta, Rin prosiguió para enfatizar su punto. - Mi papá era un hombre muy organizado, trabajador y disciplinado… ¡pero en especial bromista! nos hacía reír por todo, era muy difícil tomarlo en serio, hasta mamá se quejaba, decía que tenía a un niño como esposo.
Sesshomaru giró su rostro en otra dirección y volvió a cerrar sus ojos. El silencio los arropo por un par de minutos hasta que finalmente el daiyōkai lo quebrantó.
-Mi padre… fue el demonio más fuerte que conocí, decidido, estricto, pero a la vez compasivo con sus enemigos.- ''¿compasivo?'' ¿No era más bien ''estúpido'' o ''débil'' las palabras que usaba para describir el lado sensible de su progenitor? ¿En qué momento había cambiado su forma de pensar respecto a ese tema?
-¿Amo, usted quería mucho a su papá no es así? – Sesshomaru no respondió, la manera como Rin había direccionado la conversación no le estaba gustando. –Se nota que lo extraña.
-No digas tonterías Rin- alegó el mononoke con cierta brusquedad buscando cortar la conversación. La condenada humana constantemente buscaba arrinconar a su orgullo con alguna pregunta o situación extraña. Comenzaba a sentirse indefenso ante ella, y eso le irritaba de sobremanera.
Rin no pudo evitar reírse ante la reacción de su amo. A veces sus actitudes le recordaban a un infante malcriado cuando no obtiene lo que quiere.
El mutismo se hizo presente nuevamente, pero esto no significó ningún tipo de tranquilidad en la mente del demonio. Era consciente de que Rin seguía destinando su atención hacia él, era como si lo taladrara. Ello, aunado al silencio, solo podía significar una sola cosa.
-Señor Sesshomaru ¿cómo fue su primer beso?
Maldita sea, Rin… – Pensó él Daiyōkai con pesadez. Intentaba conservar su semblante inalterable, pero por los pasos que iba ella, tenía la fuerte sensación que eso estaba por cambiar pronto.
-¡Dicen que es mágico! ¿Es cierto?; ¿Lo fue para usted amo?
¿Por qué diablos te tardas tanto Jaken? .Fingió no escuchar, grave error.
-Escuche que existen diversos tipos de besos, pero hay algo que no entiendo… ¿cómo es el beso negro? - El mononoke abrió sus ojos de golpe completamente, esa era la bomba del día. No, ¡él no iba a contestar eso! – ¿Es porque se pintan los labios de negro?; ¿Alguna vez ha recibido alguno amo? – Preguntó cándidamente la adolescente de ojos color avellana.
¿Acaso me está tomando pelo? –se cuestionaba mentalmente el demonio, ¿cómo podía ser tan incauta e inocente a su edad?, ¿ya no tenía casi catorce años?; ¿Por qué las inútiles mujeres del grupo de Inuyasha no se dignaban de educarla en esos asuntos?; ¿Por qué ese tipo de dudas siempre le caían a él? Se supone que esa era una de las razones por las cuales la había dejado en esa inmunda aldea humana, para que ellas se encargaran de ello ¡no él! Pero no allí estaba, lidiando con ese problema.
-Olvida el asunto Rin. - manifestó Sesshomaru con impaciencia.
-¿No le han dado un beso negro amo? – dijo una dubitativa Rin al malinterpretar el enojo del peliplateado. – Debe ser muy especial… me gustaría que el señor Sesshomaru me regalara uno- exclamó contenta al imaginar lo que ella juzgaba de lo que se trataba aquello.
Sesshomaru creyó que en cualquier momento sus ojos se saldrían de sus cuencas. Estaba atónito, el último comentario de la jovencita lo había abofeteado de la impresión. No estaba preparado para esto, tenía que huir de allí como fuese posible.
-¿Me regalara uno amo?- El mononoke la siguió contemplando estupefacto ante su ''tierna'' petición. Si tan solo ella tuviera una mera idea de lo que le solicitaba…
-¡Amo Sesshomaru! – gritó su fiel sirviente al aparecer en su campo de visión, el cual corría en su dirección.
El Daiyōkai se levantó súbitamente. ¡Por fin! esa era su ventana de escape. Brincó hacia el pequeño youkai clavándole una de sus finas botas en su cara para luego catapultarse hacia los cielos, desapareciendo de la zona. Dejando a Jaken noqueado en suelo y a una confundida Rin.
