1- Comienza un nuevo curso
El tren marchaba ya hacia el colegio de nuevo. El paisaje iba cambiando según iban mirando. Como no tenían nada mejor que hacer, jugaban al snap explosivo.
Alguien llamó a la puerta y todos levantaron la cabeza sorprendidos, pues aún faltaba para la hora de la comida. En la puerta se asomó una chica de melena rubia recogida en dos coletas.
_ ¿Puedo sentarme con vosotros?
_ Claro, pasa – afirmó James mirando a sus amigos por si estaban en desacuerdo, pero como ninguno dijo nada, ella se sentó cerrando la puerta tras de sí – Yo soy James, ellos son Sirius, Remus y Peter.
_ Encantada, aunque ya os conocía a algunos. Es difícil teniendo en cuenta que McGonagall se ha pasado el año quejándose de vosotros – se rio – Yo soy Marlene Hannaway.
_ ¡Ah, sí! Ya decía yo que me sonaba tu cara de algo – saltó Sirius – Pero, ¿y tus amigas? ¿No estabas con otras chicas?
_ Sí pero nos enfadamos bastante y no me llevaba mucho con ellas. Voy a ver, cuando lleguemos, a McGonagall para preguntar si hay alguna cama que quede libre o alguna manera de cambiarme de habitación.
_ Si mal no recuerdo, sí que hay una habitación que sobre una cama porque somos los mismos chicos que chicas y a nosotros nos sobra una – dijo Remus – No creo que haya ningún problema a menos que te lleves mal también con las chicas que les sobre la cama.
_ Con el resto ni no me llevo ni me llevo. No he hablado con todas – se encogió de hombros Marlene.
_ Estoy seguro de que les caerás bien – asintió Peter con fervor.
_ Muchas gracias chicos – sonrió ella – ¿Qué tal las vacaciones?
_ Bien gracias, ¿y tú?
_ Normales, supongo – dijo encogiéndose de hombros.
A la hora de la comida les interrumpió la señora del carrito y se sirvieron la comida, contentos.
Por fin, el tren paró en la estación de Hogsmade cuando empezaba a llover suavemente y como siempre el guardabosques empezó a llamar a los de primer año. Ellos siguieron a la otra marabunta de alumnos pensando en cómo sería el transporte. Enseguida vieron unos carruajes que se conducían solos y se montaron en uno, juntándose con tres alumnos de Hufflepuff, con los que se pusieron a hablar enseguida preguntándose qué habría de cena pues tenían hambre. Peter, que siempre tenía algo, sacó de sus bolsillos unas bolsas de patatas que compartió con el resto y fue algo que todos agradecieron pues tenían un poco de hambre.
El carruaje se paró y salieron corriendo para no mojarse mucho. Subieron las escaleras hacia el Gran Comedor y McGonagall les mandó entrar a esperar a los alumnos de primero que iban a ser seleccionados. Los de Hufflepuff se separaron de ellos y los otros fueron a la mesa de Gryffindor a sentarse juntos.
Por fin vieron entrar a la profesora McGonagall seguida por los nuevos alumnos, entre los que Sirius vio a su hermano.
La profesora McGonagall les explicó lo que tenían que hacer y empezó con la lista. Según fueron avanzando, las cuatro mesas ya habían recibido unos cuantos alumnos nuevos.
_ Black, Regulus – llamó la profesora y Sirius levantó la vista de sus amigos.
_ Mmm... Otro Black... Creo que te pondré en... ¡Slytherin!
Vio a su hermano suspirar de alivio y como la casa de las serpientes aplaudía con fervor, sobre todo su prima Narcisa y el estúpido de Malfoy.
_ Al menos no tendré que soportarle – murmuró Sirius a James. Este sonrió.
Después de un buen tiempo, la selección terminó y la profesora se llevó el sombrero y la lista con ella. El director se levantó cuando ella volvió y se sentó.
_ Bien, bien... solo tengo que decir unas palabras... calabazas, fritos y zumos, muchas gracias – todos aplaudieron aunque muchos con cara extrañada pero se les pasó pronto porque enseguida apareció la comida y todos se pusieron a comer.
James observó durante un segundo a Remus para ver lo que se servía. Si hay algo que sí que había notado es que nunca comía carne y eso era algo muy raro ya que no podía ser vegetariano si comía pescado, así que ¿por qué no comía carne? Se acercó con disimulo a Sirius cuando su otro amigo empezó a hablar con Peter.
_ Te dije que no comía carne – dijo en un susurro.
_ Ya lo veo, es que no me había dado cuenta nunca – se disculpó Sirius – Tenemos que seguir buscando en la biblioteca, deber haber alguna manera de averiguar lo que nos esconde.
James asintió con la cabeza. En un rato, la comida desapareció y el director se volvió a levantar con una sonrisa.
_ Bienvenidos, bienvenidos al colegio de magia y hechicería. Espero que este año todos aprendáis muchas cosas y consigáis puntos para vuestra ahora casa, donde estaréis por siete años. Ahora, un aviso a los nuevos: Para que todos sepáis, ningún alumno debe estar en el bosque prohibido debido a que podrían correr un grave peligro. Segundo, deben tener en cuenta y algunos antiguos alumnos deberían recordarlo, que no está permitido hacer magia entre clase y clase por los pasillos del castillo y menos hacer hechizos a otros alumnos. Creo que el resto de normas podrán decíroslas vuestros prefectos o jefes de casa perfectamente. Ahora, todos a la cama.
Todos se levantaron de la mesa y siguieron, como bien se dio cuenta Remus, a los nuevos prefectos. Subieron las escaleras junto con los de Ravenclaw hasta que estos se separaron por un lado y ellos se dirigieron hacia el cuadro de la Señora Gorda.
_ Santo y seña – pidió.
_ Copa de vino – dijo el prefecto.
_ Ante mi canto estalla – asintió ella y les dejó paso.
James y Sirius aguantaron la risa por la nueva contraseña. Por mucho que ella lo intentara, no rompería nunca nada de cristal. Se despidieron de Marlene y ellos subieron arriba.
Marlene había subido no solo para escuchar la contraseña sino también para bajar a la sala común sus cosas. Ahora se dirigía al despacho de su profesora y llamó.
_ Adelante.
_ Hola profesora- saludó Marlene con una sonrisa – El último mes del año pasado le dije que quería hablar con usted sobre mis habitaciones pero me respondió que estábamos acabando ya el curso y que aguantase hasta el final.
_ Sí, supongo que para cambiarse por su descontento – Marlene asintió – No se mueva de aquí entonces, volveré enseguida – abrió la puerta y salió de su propio despacho.
Se dirigió escaleras arriba hacia el cuadro de la Señora Gorda y entró. Subió las escaleras a las habitaciones de las chicas y llamó a una de las puertas y entró.
_ Señoritas, ¿sería posible que vinieran conmigo un momento?
_ Sí, claro – respondieron ellas ajustándose el camisón o el pijama y poniéndose una bata por encima. Violet se preguntó para que sería y le susurró a Emmeline si recordaba algo malo que hubieran hecho. Emmeline se encogió de hombros.
Salieron de la habitación junto con la profesora y bajaron con ella, siguiéndola extrañadas.
_ Entren, por favor – invitó ella en cuanto llegaron a su despacho. Las cuatro pasaron dentro y vieron a Marlene dando vueltas por el despacho y que se giró para mirarlas. Lily se dio cuenta que era de Gryffindor – Señorita Hannaway le presento a la señorita Evans, la señorita Harris, la señorita Vance y la señorita Russell. Ellas son las únicas a las que las sobra una cama. Señoritas, la señorita Hannaway está interesada en cambiar de habitación debido a los problemas que tiene con sus compañeras. A ella le gustaría saber si la dejaríais estar con vosotras o si no os importa que se una.
_ Yo no veo ningún problema, a mí no me importa – dijo Emmeline. Todas se encogieron de hombros y le dieron la razón a su amiga.
_ ¡Genial, gracias! – agradeció Marlene – Podéis llamarme Marlene.
_ Yo soy Lily, ellas son Emmeline, Charlize y Violet – presentó Lily con una sonrisa.
_ Bien, entonces ya podéis iros – apremió McGonagall.
Las cinco asintieron y salieron del despacho para subir de nuevo hacia su sala común. Entraron dentro y ayudaron a Marlene a subir su baúl, su gato y el resto de sus cosas que metieron en su habitación.
_ Tu cama es esa de ahí – señaló Violet – Yo me voy a acostar y cuando me vayáis a despertar, corred las cortinas.
_ Ya lo sabemos Violet – resopló Charlize – Buenas noches a todas.
Al final todas se acostaron y se durmieron.
Al día siguiente en el desayuno se repartieron los horarios y después de ese fin de semana se dirigieron el lunes a su primera clase de astronomía en la que coincidían con Ravenclaw. Después de sus clases de la mañana, se dirigieron al Gran Comedor y se sentaron a comer.
_ Estoy agotado – suspiró James sentándose de golpe – Tres profesores y ya todos nos han mandado deberes. Nos quieren asesinar.
_ No seas exagerado James, la de astronomía nos ha dado una semana, Slughorn nos ha dado dos y el profesor Binns nos ha dado una – enumeró Remus – Podría ser peor.
_ Eh, Remus – le llamó Sirius por lo que este se giró para mirar a su otro amigo – ¿No pruebas estos filetes? Están deliciosos. Tanto comer pescado te va a afectar al cerebro.
_ No gracias, no me apetecen – negó con una sonrisa algo forzada.
_ Bueno, pues come algo de carne, Pomfrey dirá luego que no te alimentas. A uno se lo dijo, fíjate – comentó James – Venga, un trozo de filete no te va a hacer daño, ¿no?
_ Eh... – se sonrojó un poco. No sabía qué hacer, no podía negarse porque sospecharían pero ese trozo de filete le iba a sentar de pena. Finalmente cogió el tenedor que le ofrecía su amigo y se metió el filete en la boca para luego tragarlo casi al segundo – Está bien – dijo al final, pero siguió con su pescado.
Sirius suspiró pues pensaba que le pasaría algo y siguió comiendo y hablando con Peter que estaba a su lado mientras James le decía a Remus que no había sido para tanto. Remus no escuchaba demasiado, pues intentaba comer su pescado a toda prisa para salir corriendo del comedor y vomitar. Tenía unas ganas tremendas de hacerlo pero debía contenerse. Cuando por fin terminó de comer el pescado, se disculpó de sus amigos y se fue tranquilamente del comedor.
Cuando por fin estuvo fuera, salió corriendo y viendo que no le daría tiempo a llegar a los servicios se dirigió a la enfermería para pedir mediante símbolos una palangana o algún lugar donde vomitar. Pomfrey le dio uno y de inmediato Remus vomitó.
_ ¿Tiene el estómago revuelto, señor Lupin? – le preguntó Pomfrey enarcando una ceja.
_ Más o menos – consiguió decir él. Tragó saliva cuando vio que ya no iba a vomitar más – Digamos que era la mejor opción.
_ ¿Qué ha comido, por Merlín? – preguntó ella como si en cualquier momento fuera a echarle la bronca.
_ Carne – susurró.
_ ¡Está usted loco! ¿No ve que no puede comer eso a menos que esté crudo? Y no me diga que lo comió crudo, porque por algo lo habrá vomitado.
_ Ya sé que no puedo comerlo, es que como he dicho era la mejor opción. Era eso o sospecharían de mí – dijo mirando hacia la pared y sentándose en una silla.
_ Quédese ahí hasta que se recupere y luego váyase a clase o lo que sea – suspiró ella y se dirigió a su oficina murmurando – Mira que comer carne hecha...
El timbre sonó al final indicando el comienzo del descanso de diez minutos y Remus se despidió para dirigirse a la clase de defensa contra las artes oscuras con el profesor Hamilton, uno nuevo. Por lo que había oído los profesores de esa asignatura no duraban más de dos años o siquiera duraban uno. Cuando llegó a clase divisó a sus amigos y fue a sentarse junto con Peter que estaba detrás de la mesa de Sirius y James.
_ Eh, Remus, ¿dónde te habías metido? – le preguntó Sirius extrañado.
_ En la enfermería, el pescado no me sentó bien – inventó rápidamente.
Los dos amigos pronunciaron un sonido de cierto asombro y se giraron cuando oyeron entrar a alguien por la puerta que resultó ser el profesor. Este caminó hacia la mesa y justo en ese momento el timbre del principio de clase sonó.
Empezó a dar la clase y todos se pusieron a apuntar lo que decía. El timbre sonó y se dirigieron a la última clase de la tarde que era encantamientos y más tarde fueron a cenar. Cuando terminaron se dirigieron a la única clase de la noche que era transformaciones. Una vez que terminaron la última clase del lunes, se dirigieron todos a su sala común totalmente agotados del día tan largo que habían tenido.
Lily se sentó en un sofá junto con sus amigas. Había sido el día más largo que había tenido en años y eso que había tenido días peores en la escuela muggle los diez años que había estado. La verdad era que aun no teniendo que hacer matemáticas o cosas normales, seguía practicando en su tiempo libre para que no se le olvidara nada.
_ Mañana dicen que empiezan las pruebas de quidditch – comentó Violet – ¿Os importaría acompañarme, por favor?
_ ¿Para qué? – preguntó Lily interesada.
_ Pues para presentarme a las pruebas, por supuesto – dijo como si fuera lo más obvio del mundo – Me presentaré para cazadora.
_ Pensé que... – dijo entrecortada Charlize.
_ Charlize, Violet vuela muy bien y le gusta el quidditch, lo ha dicho cientos de veces – se sentó Emmeline cerca de ella –. Además, a todas nosotras no tiene porqué disgustarnos volar. Ya sabemos que Lily y tú no sois muy buenas en eso y no se os da bien, pero si a Violet le gusta...
_ No es que no quiera que juegue, es solo que me sorprendió – se excusó ella.
_ Yo iré, de todas formas no tengo mucho que hacer – dijo sin importancia Marlene.
_ ¡Tenemos muchos deberes! ¿Cómo que no tienes mucho que hacer? – se quejó la pelirroja – Yo lo siento Violet, pero yo prefiero hacer mis deberes e investigaciones pero te deseo suerte.
_ Yo tengo que practicar con los encantamientos y las transformaciones del año pasado. Que haya aprobado no significa que este año lo haga – se disculpó Charlize.
_ Puedo permitirme un día de ir, además no estará mal tomar un poco de aire – aceptó Emmeline.
_ ¡Perfecto! ¡Estoy deseando que llegue mañana! ¿Quiénes creéis que se presentarán?
_ Muchos chicos, fijo – sonrió Emmeline
_ Creo que oí que James Potter y Sirius Black se iban también a presentar – dijo Marlene, aunque sabía que era cierto – No estoy segura.
_ Espero que se caigan de las escobas entonces – dijo Lily y empezó a reír como una maléfica.
_ ¿Lily? ¿Estás bien? – preguntó preocupada Marlene.
_ No hagas mucho caso a Lily, se la pasará enseguida, no te preocupes – dijo sin importancia Violet – Yo espero que me admitan.
James se sentó en un sillón y bostezó un poco. Tenía muchas ganas de irse a la cama y dormir durante años o siglos. Tanto Remus como Peter estaban haciendo deberes a pesar de la cantidad de bostezos que lanzaba este último. Sirius le dio un codazo y le susurró que si iban ahora a la biblioteca a seguir con su búsqueda. James sacudió la cabeza un poco antes de levantarse y responder muy bajo que irían esa noche con la capa invisible. Sirius aceptó y decidió subir a las habitaciones. No mucho después James se levantó y antes de subir, fue a preguntar a sus amigos si iban a subir.
_ Sí, por favor. Líbrame de Remus, me quiere matar – pidió Peter.
_ No exageres Peter, solo intento ayudarte – suspiró Remus pero al ver que su amigo se había levantado y ya se dirigía a las escaleras, decidió él también subir y entró en la habitación donde encontró a Peter ya tumbado en su cama y a sus otros dos amigos vistiéndose para ponerse el pijama. Dejó sus cosas en su baúl y decidió vestirse también.
_ Buenas noches chicos – se despidió Remus.
_ Buenas noches – susurraron todos y se acostaron.
Remus se dio la vuelta preocupado, estaba seguro que tramaban algo pero tendría que esperar a que pasara.
La noche cayó sobre el castillo y la sala común se fue vaciando poco a poco y con la puerta aún abierta, vieron como la luz de la chimenea se apagaba lentamente. Es entonces cuando Sirius y James se levantaron de la cama en silencio.
Según confirmó el oído de Remus, alguno de los dos revolvía el baúl con cierta desesperación.
_ James, si sigues así, medio castillo se enterará de que estamos despiertos – susurró Sirius un poco enfadado.
_ Perdona, es que no encuentro mi capa... – se disculpó revolviendo más en silencio – ¡Ah, aquí está! ¡Vámonos!
Remus les oyó salir y se incorporó un poco. ¿Debería seguirles? Quizás no fuera importante además de que no tenía una capa invisible y podrían pillarle, así que decidió volver a tumbarse e intentar dormir.
Mientras James y Sirius habían ido hacia la biblioteca y buscaban con una lámpara encendida algún libro que les pudiera ayudar a averiguar que les escondía su amigo. Debía de ser muy grave para que no les contase nada y no confiase en ellos. Removían libros en busca de títulos sobre criaturas mágicas o sobrenaturales a ver si así conseguían algo. Estuvieron un buen tiempo mirando un libro tras otro hasta que James exclamó en bajo y Sirius levantó la vista del libro que estaba revisando.
_ Creo que he encontrado algunas de las características de Remus, escucha: "Los hombres lobo se caracterizan por convertirse una vez al mes en luna llena en lobos muy grandes durante los tres días que dura la luna. Durante esa estancia el hombre lobo es irracional y puede hacer daño a humanos pero no animales. Cuando termina la luna llena, el licántropo vuelve a su forma humana, algo agotado y hambriento, por lo que durante una buena semana tienen cierta tendencia a querer comer carne fresca con más frecuencia. Sin embargo, los hombres lobo no pueden comer carne hecha en ningún aspecto". – leyó a toda prisa James - ¡Vivimos con un hombre lobo, bien! – saltó de alegría.
Sirius le miró con una ceja alzada.
_ ¡Oh, Merlín, vivimos con un hombre lobo! – dijo James impresionado.
_ ¿Te falta un poco de cerebro, eh? – le dio con un libro Sirius que enseguida se puso a guardar – Pobre Remus, con razón no quería decirnos nada.
_ Pero somos sus amigos, lo natural sería que confiase un poco más en nosotros – se quejó James en un susurro.
_ James, si tú fueras un hombre lobo, ¿querrías que medio mundo lo supiera? ¿Te imaginarías que tus amigos lo comprenderían si todo el mundo huye de ti? – preguntó Sirius
_ Supongo que no – aceptó este al fin – Volvamos a la habitación, antes de que se nos haga tarde o antes de que nos pillen.
Sirius asintió con la cabeza y dejando los libros en su sitio, se pusieron la capa, apagaron la luz y salieron de la biblioteca en silencio. No sabrían decir cómo, pero llegaron al cuadro de la Señora Gorda sin ningún problema exceptuando porque esta intentó averiguar donde se habían ido pero como le repitieron la contraseña varias veces tuvo que dejarles pasar y ellos subieron a su habitación respirando por fin. Los dos se tumbaron cada uno en su cama y se durmieron casi al segundo.
&&& ¿Cuántos me habéis echado de menos? Yo os he echado mucho de menos jajajajaja. Bueno, he estado de exámenes, de vacaciones, sin línea, sin cable para cargar el portátil... Unas vacaciones moviditas, vamos jajajaj
Por fin, os traigo esto. Había prometido que lo iba a poner en navidad y ya me veis... En fin, juro que trataba de cumplir con lo prometido pero la universidad es majísima, los profesores más... Así que bueno, podéis matarles por mí, os lo agradeceré mucho xD
Espero que os haya gustado este trozo, como siempre comentad y añadid... lo mismo de siempre!
Muchos saludos a todos y felices días ;) &&&
