°* Entrevista *°
Algo le pareció extraño en cuanto puso un pie en la escuela, por alguna razón que hasta el momento desconocía todas las miradas femeninas se clavaban en su persona, escudriñándola desde los finos zapatos puntiagudos hasta el ápice de cada cabello rubio. Eso, aunque no quiso admitirlo de inmediato, le provocó un poco de miedo. Talvés estaba un poco paranoica, puede que tanto azúcar le provocara visiones.
Entró al edificio en donde estaba su salón, pero la situación no cambió. Ahora muchos pares más de ojos la miraban con desdén.
¿Qué rayos les pasara a todas?
Siguió caminando e ignorando las inquisitivas y molestas miradas, aunque una elevación en su ceja derecha comenzó a hacerse evidente conforme se adentraba más en las instalaciones. Por fin, después de lo que le pareció una eternidad logró llegar a la puerta del 1-D.
Una vez adentro suspiró con resignación preguntándose por quinta vez sí sólo habría sido su imaginación.
- ¡Yuju! ¡Usagi!
La rubia levantó la mirada y notó como su amiga Minako se aproximaba a ella con una de sus características sonrisas, detrás de ella caminaban una más relajada Makoto y una preocupada Ami.
- Hola, chicas – comenzó por decir la justiciera de la luna notando la extraña actitud de su amiga peliazul, sus ojos se clavaron en ella y la chica de cabello corto sólo acertó a darle una pequeña sonrisa como tratando de tranquilizarse - ¿pasa algo? – preguntó en forma general dirigiéndose a todas cuando Ami logró transmitirle su sentimiento de intranquilidad.
- Bueno… - titubeó un poco Makoto rascándose levemente la mejilla no sabiendo que decir exactamente.
Pero antes de que pudiera decir nada más, la sailor del amor colocó en las manos de Usagi una revista mirándola con esa gran y rebosante sonrisa en los labios.
- Lee esto y lo sabrás… - dijo misteriosamente guiñándole un ojo a su princesa.
La puerta del salón volvió a abrirse y el profesor entró cargando algunos libros con símbolos extraños en la portada, como todos los lunes a primera hora… la clase de matemáticas comenzó.
- A sus lugares por favor… - ordenó el maestro colocando sus libros en el escritorio.
Los alumnos obedecieron colocándose en sus lugares, Usagi notó el movimiento en el salón solo después de leer la portada de la revista y comprendió que tenía que hacer lo mismo antes de que el profesor la regañara, un poco turbada se dirigió a su lugar observando de reojo a Minako quien alcanzó a susurrarle un "página 8" antes de tomar su lugar junto a su queridísimo Yaten quien como siempre no la saludó.
La rubia parpadeó un poco desconcertada aun mirando a la joven Aino, pero finalmente se sentó en su lugar colocando la revista en sus piernas siendo la última en la clase.
- Bien, vamos a empezar.
La pizarra comenzó a llenarse de símbolos matemáticos y números que pocos entendían, y así como todos los lunes a los diez minutos de iniciada la lección los alumnos ya estaban mortalmente aburridos, exceptuando a unos cuantos como Ami Mizuno y Taiki Kou, quienes estaban más enfrascados en comprender por completo la explicación como parte de aquella acérrima y eterna rivalidad entre ellos.
Con sumo cuidado, Tsukino colocó la revista por debajo de su cuaderno de notas, abierta ya en la página que Minako le había indicado. Comprobó como el profesor estaba de espaldas a la clase escribiendo algunas de esas ecuaciones raras y entonces le dio un vistazo a la página. En ella se encontraba una fotografía de alguien a quien conocía muy bien, Seiya. Iba como siempre que salía al escenario, con aquel traje de vestir rojo, la camisa negra y su corbata amarilla; se le notaba muy sonriente y con una bella rosa roja en la mano derecha. Movió los ojos hasta la parte superior de la hoja y entonces pudo leer el título del artículo en cuestión "Lo que hay detrás de la música de Seiya".
Volvió a mirar la expresión galante del joven de la fotografía y se preguntó que tendría que ver ese artículo con ella.
Levantó la vista enfocando sus azulados ojos en la espalda del profesor nuevamente, notó que ya había avanzado la mitad del pizarrón con aquel complicado procedimiento. Cuando éste se dio la vuelta alarmada comenzó a apuntar en su cuaderno con el fin de no ser descubierta, de un momento a otro el profesor pasó sus ojos por todos los alumnos comprobando que ellos escribían y no se estaban durmiendo, como alguien en la última fila a quien miró inquisitivamente.
El hombre se volvió a girar, momento que aprovechó Usagi para darle otro vistazo a la revista.
Analizó la estructura general del texto dándose cuenta de que era una especie de entrevista, aunque en ese momento alguien le tocó el hombro con la punta de un lápiz. Ella un tanto sobresaltada volvió levemente la cabeza para encontrarse con la persona a quien se había entrevistado.
- Bombón… préstame tu goma. – pidió en un susurro.
La chica se preguntó cómo era posible que el elegante y hasta sensual chico de la revista fuera el mismo chico común que estaba a la espera de la goma. Seiya alzó una ceja preguntándose porque su bombón se tardaba tanto, momento en el que la ojiazul reaccionó, tomó el dichoso borrador y se lo dio, él simplemente le sonrió con agradecimiento y deslizó la goma en algunos números que seguramente había copiado mal.
Usagi volvió a girarse y a escribir unos cuantos números y signos, ya muy rezagada del avance de la operación. Pero la curiosidad fue mayor que ella así que de nuevo deslizó la revista fuera de su cuaderno con cuidado y miró el principio de dicha entrevista, en el papel se mencionaba el nombre del entrevistador, al parecer era un tal Kaoru Mibuyashi. Usagi reconoció el nombre puesto que lo había visto en algunos programas de espectáculos, de esos que solía ver en las tardes.
La entrevista empezaba así:
Kaoru: ¡Hola Seiya! ¡Gracias por ofrecernos un poco de tu tiempo! Esperamos no tengas problemas con Taiki por esto (risas).
Por precaución los ojos de la rubia se volvieron al frente en donde notó como toda la superficie verdosa del pizarrón había sido cubierta quedando un poco espacio en la parte inferior, el cual estaba siendo usado para concluir la ecuación.
Decidió apuntar rápidamente, no iba demasiado bien en matemáticas como para darse el lujo de no tomar apuntes, sin embargo al mover el cuaderno la revista resbaló de su pupitre cayendo al piso, hizo un sonido que no se hubiera escuchado tan fuerte de no ser porque todo el salón estaba en un sepulcral silencio, de modo que cuando esto ocurrió la atención del profesor se volcó al piso, y por consiguiente a la revista.
El hombre vio el papel y seguidamente a la rubia quien miraba con preocupación el mismo sitio, su ceño se frunció y acomodándose los lentes dijo con voz serena pero fuerte.
- Señorita Tsukino, hágame el favor de salir de mi clase.
Esas palabras bastaron para que toda la atención de sus compañeros se centrara en ella lo que resultó en un marcado sonrojo en la cara de Usagi, aunque no se movió de su sitio. Al darse cuenta el maestro insistió.
- Si leer una revista le parece más interesante que mi clase, entonces le pido que se retire.
Y ahora las miradas se fueron al piso en donde reposaba triunfalmente la edición semanal de "Juventud Tokio", justamente en la página que hacía unos pocos instantes estaba siendo leída por la princesa de la Luna. Seiya sonrió un poco al ver la fotografía en la que salía él, aunque enseguida levantó el rostro y miró los característicos chongitos de la rubia.
- Pero… es que yo…
- Señorita Tsukino…
De nuevo todos los ojos se posaron en Usagi, la pobre chica tomó sus cosas guardándolas en el maletín con mucha vergüenza dibujada en su rostro, se agachó un poco y levantó la revista guardándola de igual modo y caminó como niña regañada hacía la salida del salón. Pudo notar como sus amigas la miraban con algo de culpa, sobretodo la rubia. Ella alcanzó a darle una sonrisa conciliadora, de esas que decían "no te preocupes" y finalmente quedó fuera del aula.
- Después de clases quiero que hablemos señorita Tsukino. – dijo con un tono un tanto más autoritario el titular de la clase.
Ella únicamente pudo asentir un tanto atemorizada.
La puerta se cerró y la chica se vio en medio de un pasillo vació en el que sólo se escuchaban lejanamente las voces de otros docentes dando sus respectivas clases.
Miró alrededor pensando que debía hacer ahora que la habían "echado" de la clase, y lo único que se le ocurrió fue ir a las escaleras en donde poder sentarse hasta que la hora de matemáticas terminara.
Camino hasta el lugar y tomó asiento suspirando con resignación, recargó sus brazos en el maletín.
- Y todo por una revista…
Y entonces pensó que si la habían sacado del salón que más daba que terminara de leer la entrevista, después de todo no se iba a librar de la regañada que seguramente recibiría del maestro y muy seguramente de su mamá.
- ¡Más vale que valga la pena! – masculló entre dientes sacando la revista de su maletín, entre todo logró divisar también un paquetito de leche de fresa que seguramente su mamá había puesto, con una sonrisa tomó el popotito y lo clavó en el envase sorbiendo gustosa su contenido.
Rápidamente volvió a abrir la revista en la página ocho y continuó en donde se había quedado…
Seiya: ¡Hola! ¿Qué tal? ¡No hay problema!, Taiki está muy ocupado para darse cuenta de que me escape un rato (risas).
Kaoru: Entonces procuraré acabar antes de que se dé cuenta (risas).
Seiya: Bien… entonces ¿de qué quieres que hablemos?
Kaoru: Todos saben que eres un gran músico y apasionado de lo que haces. Dinos, ¿de dónde obtiene Seiya la inspiración para escribir canciones de amor?
Seiya: A decir verdad, las personas piensan que nosotros los cantantes somos personas ajenas al mundo y a lo que en él pasa. Y no es así, nosotros también tenemos sentimientos como todos los demás.
Usagi sonrió ante lo que acababa de leer, ella sabía que el músico pelinegro era una persona muy sentimental.
Continuó leyendo sobre la misma línea.
Seiya: Te puedo decir que no es nada sencillo. El escribir canciones y sobre todo en las cuales el tema central es el amor romántico representa un reto difícil.
Kaoru: Platícanos sobre las letras, ¿quién se encarga de escribir las canciones de Three Lights?
Seiya: Entre todos componemos las letras, Taiki usa sus poemas como fuente de inspiración y Yaten se concentra mejor cuando está solo. Así que cuando algo nos viene a la mente procuramos escribirlo y proponerlo a los demás.
Kaoru: ¿Y qué pasa entonces?
Seiya: Primero discutimos entre nosotros, si los tres estamos de acuerdo con las líneas entonces lo proponemos a nuestro productor y tratamos pensar la melodía apropiada para letra.
Kaoru: ¿Quién se encarga de diseñar la música?
Seiya: La mayoría de las veces eso lo hacemos Yaten y yo. Taiki es quien se encarga de los ajustes y la edición.
Kaoru: Ahora Seiya, ya nos dijiste de donde obtienen la inspiración los demás, pero aún no nos contestas a la primera pregunta.
Seiya: (risas)
Kaoru: Así que te la repetiré, ¿de dónde obtienes tu inspiración?
Seiya: Como veo que eres muy insistente te lo diré (risas). A diferencia de mis hermanos yo tengo una musa inspiradora.
Kaoru: ¿Musa eh?, ¿entonces existe alguien que te permite escribir las canciones que vuelven locas a miles de chicas en Japón? ¿me preguntó qué pensarán cuando se enteren?
Seiya: (risas)
Usagi volvió a sorber otro poco de su leche rosada, notando como alguien pasaba a su lado, seguramente con destino al sanitario. La persona la miró con un poco de duda, no era muy común encontrar a alguien leyendo en las escaleras en medio de la hora de clase.
La rubia le prestó poca atención a la persona y volvió a enfocar sus ojos en el papel delante de ella, muy interesada en conocer el resto de los secretos expuestos del vocalista de Three Lights.
Kaoru: Hablemos de esa musa Seiya. ¿Esa asombrosa diosa tiene un nombre?
Seiya: Por supuesto…
Kaoru: ¿Uno que podamos saber?
Seiya: (risas) No sé qué tan bueno sea ponerlo al descubierto. Quién sabe, talvés si lo digo mi musa se desvanezca y no vuelva a verla.
Kaoru: (risas) Bueno… en ese caso ¿qué hace tan especial a esa "musa"?
Seiya: Aunque no lo creas, eso es algo que ni yo mismo sé. Sólo sé, que cuando estoy con ella las palabras fluyen por mi cabeza con facilidad.
Kaoru: En otras palabras… estás enamorado de tu musa.
Seiya: … Me atrapaste (risas).
En ese momento la rubia detuvo su lectura, meditando la última frase del entrevistador. ¿Seiya estaba enamorado de alguien?
Nunca me ha dicho nada sobre eso.
Continuó leyendo con mueca de ansiedad.
Kaoru: ¡Vaya! Eso sí que es sorprendente.
Seiya: Pienso que mientras tenga a esa persona cerca de mí podré seguir escribiendo canciones.
Kaoru: ¿Qué piensan Yaten y Taiki al respecto? ¿Ellos saben de la existencia de esta "musa"?
Seiya: Sí, ellos saben. Aunque creo que no les agrada mucho la idea (risas).
Kaoru: ¿Y qué hay de ella? ¿qué piensa de ser el medio por el cual tú obtienes iluminación?
Seiya: Bueno… no tengo idea, aún se lo he dicho.
Una gotita de sudor resbaló de la cien de la chica. Aunque de nuevo continuó leyendo sobre la misma línea.
Seiya: Pero aún tengo mis canciones así que espero que algún día ellas la toquen y le hagan saber lo que siento.
Kaoru: Creo que alguien como tú que demuestra lo que siente por la música no tendría mejor manera de declarársele a alguien.
Seiya: Eso mismo pienso yo. Algo se me ocurrirá (risas).
Kaoru: Te deseamos la mejor de las suertes, amigas por favor no se vayan a suicidar (risas). Finalmente, ¿qué tiene Three Lights preparado para este nuevo disco?
Seiya: Estamos experimentando con nuevos estilos musicales, consideramos que este álbum contiene más baladas. Espero que sean de su agrado.
Kaoru: ¿Nos puedes adelantar algo al respecto?
Seiya: Dejemos las sorpresas para el concierto (risas).
Justo en este momento la rica leche de Usagi se terminó, movió un poco el botecito comprobando que no quedaba nada en él. Lo dejó de lado y dando la vuelta a la hoja terminó de leer la entrevista.
Kaoru: Ni modo, algo que quieras decirle a nuestros lectores antes de dar por concluida esta entrevista. Taiki ya me está viendo feo (risas).
Seiya: ¡No se vayan a quedar sin boleto para el próximo concierto en el Royal Palace Tokyo! También espero que tú vengas a verme bombón.
El último sorbo que le quedaba en la boca, ese que había cuidado con tanto recelo para que no se terminara, fue expulsado de lleno esparciéndose por las escaleras y de paso manchando un poco la parte alta de la revista.
Se limpió un poco con un pañuelo tratando de guardar la compostura puesto que aquella persona que había salido y pasado a su lado regresaba por el circuito descrito antes y miraba con cierto asco el sitio en donde había terminado el lácteo.
- Eh, lo siento – dijo terminando con una risita nerviosa.
La persona que identificó como un chico del salón 1-B salió prácticamente huyendo del lugar más asqueado que nada.
Un tanto molesta Usagi terminó las líneas que le habían faltado un tanto sorprendida.
Kaoru: ¿Bombón?
Seiya: Mi musa…
La revista cayó de las manos de una completamente sonrojada rubia, se llevó las manos al rostro que en ese momento ardía y entendió porque todas las chicas de la escuela la habían mirado con esa hostilidad.
Pero ¿sería cierto?
El corazón le latió como si hubiera corrido diez kilómetros, instintivamente se llevó una mano al pecho pidiéndole a todos los cielos que la danza alocada se detuviera.
Justo en ese momento se escuchó la campanilla que anunciaba el final de la odiada hora de matemáticas, el simple sonido de aquella cosa provocó un tremendo escalofrío en Usagi. Por dos razones en concreto, tendría que enfrentar al maestro de matemáticas y… tendría que ver a Seiya.
Lo primero que le vino a la mente fue salir de ahí lo más rápido que sus piernas se lo permitieran, se puso en pie perdiendo ligeramente el equilibrio y justo cuando iba a correr como automóvil de carreras una voz apresurada sonó detrás de ella.
- ¡Bombón!
Se quedó de piedra en su lugar, sus largas coletas se tensaron hasta quedarse como las antenas de los insectos y sus nervios se dispararon. Pensó tontamente durante algunos segundos que hacer o que decir, pero nada venía a su mente, lo único que en ese momento acaparaba su atención era la premisa de huir.
- Bombón… ¿qué pasó?
Dado que la primera opción ya no era una alternativa viable optó entonces por hacerse la desentendida.
- ¿Qué?... no sé de qué estás hablando, jajaja. – río nerviosamente en su lugar aún petrificada.
El joven cantante arqueó una ceja dudoso de lo que a la rubia le pasaba cuando advirtió por segunda vez la presencia de aquella revista, la miró ahí esparcida entre dos escalones perdida ya entre algunas páginas que no tenían relación alguna con él.
- ¿Qué es eso que está ahí? – preguntó sabiendo la respuesta.
Gruesas gotas de sudor frío comenzaron a bajar por su rostro al escuchar la pregunta, tuvo ganas de invocar al sagrado cristal de plata y pedirle que la llevara en ese mismo instante a la luna o donde fuera que no tuviera que afrontar a ese chico que le chispaba los nervios.
- ¡Fue idea de Minako! – se defendió dándole por fin la cara a Seiya, con ese tono chillón tan propio de ella, como si hubiera hecho algo malo - ¡Lo siento mucho, yo no quería leer algo tan íntimo!
Lo único que pudo hacer la estrella fue sonreír con dulzura, todas las acciones de su amado bombón le parecían tiernas. Pensó que el único que tenía que pedir disculpas ahí era él.
- Discúlpame tú a mí…
La rubia levantó su mirada encontrando los azulados ojos de su acompañante.
- ¿Por qué? – preguntó sin comprender.
Suspiró con diversión, su bombón nunca entendía nada.
- Por nada en concreto – dijo bajando las escaleras con una media sonrisa pintada en el rostro. La miró ya desde algunos escalones abajo y comprobó como la luz matinal adornaba su linda figura. – Pero bombón… - mencionó retirándose – lo que dije es cierto.
Y desapareció dejando como última vista su larga coleta azabache.
Sí Seiya se hubiera quedado unos segundos más había visto como las mejillas de Usagi se encendían nuevamente y como sus labios se entreabrían para decir unas últimas palabras.
- Gracias, gracias por tus sentimientos Seiya…
Tomó la revista entre sus manos nuevamente y la estrechó a su pecho viendo el sitio por donde se había perdido aquel extraordinario y especial joven.
Con mucho cariño dedicado a mi queridísima amiga Mayte
° Tsukuyomicerezo27 °
