Bueno, pues ya estoy por aquí otra vez, esta vez es un miniwinchis y un caso de John que tuvo unas consecuencias bastante llamativas (por decir algo)A ver... quiero sacar esta historia desde hace más de un año y no había manera de desbloquearla hasta que la empecé a publicar en el Supernatural_foro, y como parece que ya rueda pues, aquí también. En fin, no cuelgo esto para que me hagáis reviews, pero si los hacéis me haran mucha ilusión (porfaaaaaaa) Título: SIEMPRE ESTARÉ CONTIGO ¿Comenzamos?
Autora: Yo
Tema: only bros & the family business (Preseries, Dean tiene casi once años, Sam seis y como se aprecia en el prólogo, la historia se irá dividiendo en dos partes por capítulo, una para los miniwinchis y otra para su padre)
Calificación: Todos los públicos
Resumen: Frente a ellos, un muchacho de poco más de dieciocho años les observaba atentamente. Tenía el cabello rubio, revuelto, y sus enormes ojos azules y perplejos contemplaban a los dos hombres que decían haber sido compañeros de trabajo de su padre: John Winchester
Estado: rodando
Descargo de responsabilidades: No suelo descargarme de responsabilidades, esta chorradica es toda mía... Eso sí, los nombres de los personajes y las situaciones claves ya sabéis de dónde salen, para qué nos vamos a repetir ¿no?
SIEMPRE ESTARÉ CONTIGO
Prólogo
"Un caso como otro cualquiera"
Marzo de 2009
Windom, Minnesota
Sam Winchester retuvo a su hermano cuando apuntaba con una pistola, bajo la mesa de la pequeña cafetería, a la persona con la que habían quedado. Todo el mundo conocía allí a Adam Milligan. No era habitual que el mayor se alterase tanto cuando tenían enfrente un posible caso. Pero hasta él tenía que reconocer que en esa ocasión Dean tenía motivos de sobra para estar tan trastornado.
Frente a ellos, un muchacho de poco más de dieciocho años les observaba atentamente. Tenía el cabello rubio, revuelto, y sus enormes ojos azules y perplejos contemplaban a los dos hombres que decían haber sido compañeros de trabajo de su padre: John Winchester
4 de enero de 1990, jueves.
Sioux Falls (Dakota del Norte)
John Winchester cargó su vehículo dispuesto para un nuevo trabajo. Como siempre, su hijo mayor le ayudó a colocar el material escuchando atentamente las más que repetidas advertencias de cada partida, aunque esta vez no los dejaba solos o en manos de desconocidos.
- Tienes que practicar más con el rifle Dean, tu nivel de puntería ha disminuido en el último mes.
- Sí, señor
- Obedece a tío Bobby y cuida de tu hermano
- Sí, señor
- Voy a estar cerca hijo – dijo apoyando una mano en el hombro del chaval – no es un trabajo muy peligroso, quizás tenga que pasar un poco de tiempo investigando, pero la semana que viene estaré de vuelta.
- Sí, señor
Ambos entraron en la casa, Sam, el pequeño, abrazó a su padre, no quería que se fuera. Aunque ya tenía más que cumplidos los seis años, a veces, según su hermano, se comportaba como un bebé. El chico de casi once años y sonrisa de viejo lo separó del adulto con firmeza.
- Venga Sammy, suelta a papá que tiene que ir a trabajar.
- Otros papás trabajan en casa – replicó el pequeño – puedes hacer aquí lo del papeleo y así no estás tantos días por ahí
- Mi trabajo no es de papeleo – John se arrodilló frente al pequeño dándole un abrazo – pero volveré pronto, lo prometo.
El Impala rugió dejando ambos niños con quien consideraban su tío, llevando a su conductor (sin sospecharlo) a incumplir una de tantas promesas que acabarían convirtiendo a ese chiquillo de seis años cariñoso y confiado en el adolescente arisco y rebelde que incluso llegaría a huir de su lado.
El chatarrero, no mucho mayor que John, llevó a los hijos de su amigo hasta el colegio. No habían contratado servicio de autobús escolar pues apenas tenían previsto ir un par de semanas, y sólo iban a asistir a clases porque Robert pensaba que era necesario que ambos niños se relacionasen con chavales de su edad.
Hacía casi cinco años que conocía a John Winchester, Dean entonces apenas tenía la edad de su hermano pequeño y aún le sorprendía cómo aquel chiquillo silencioso y tranquilo se había convertido en el chico enérgico y autosuficiente capaz de ocuparse de sí mismo y de su hermano.
No, a Bobby Singer no le sorprendía cómo el pecoso era capaz de cuidar de su hermano, ese era el único aspecto del muchacho que permanecía inalterable desde que entró en su casa apenas alcanzando la cintura de su padre y con un diminuto Sammy entre sus brazos, el chatarrero no lo supo entonces, pero recordaría esa aparición cada vez que, en el futuro, esos hermanos volvieran a cruzar su puerta.
El profesor Bensman, el nuevo profesor del colegio público de Sioux Falls, aceptó a regañadientes a Sam en su clase de primaria y Dean fue al grupo H de sexto porque Bobby se había equivocado al rellenar el parte de traslado indicando que el chico había nacido en 1978 en lugar de en 1979.
El docente Daniel Bensman siempre opinó que la educación de un niño no es ningún juego. El actual maestro, disconforme con la inclusión del pequeño Winchester en su grupo puso una queja formal al director del colegio que no fue tomada en consideración. Sorprendentemente el pequeño Sam era atento y parecía disfrutar con las clases, facilitándole su trabajo. No tardó en oír quejas, ese mismo día sobre el otro hermano.
Pero en fin, el joven profesor tenía un trabajo que hacer y lo haría de la mejor manera posible.
Windom, Minnesota
El motel elegido era un poco mejor de los que acostumbraba a utilizar en sus viajes, si lo hubiese sabido habría llevado a los niños consigo, pero ya no tenía caso y con Bobby estaban mejor que encerrados viendo la tele, por muy bonita que fuera la habitación. John desempacó las armas y se dispuso a repasar todos los datos que tenía sobre el caso que lo había llevado a esa ciudad.
Habían desaparecido, hasta el momento, siete cadáveres en menos de dos meses. Aunque visto sin perspectiva podía parecer un caso simplemente policial, no lo era. No si se retrocedían hasta cincuenta años atrás. Desde entonces, en periodos aproximados de cinco años, habían desaparecido más de doscientos cuerpos del pequeño cementerio de Windom, y las desapariciones de esos cadáveres terminaban con la aparición de varios individuos asesinados brutalmente y medio devorados por alguna criatura con dientes similares a los humanos.
El cazador estaba completamente seguro de que se trataba de un Goulh, una criatura que se alimentaba de carne humana, y que, aunque no solían matar para comer, en ocasiones, ya sea por la escasez de cadáveres, por debilidad (esos bichos también se enfermaban) o porque tuviesen crías, podían acabar con algún vagabundo.
Pero no tenía aún nada con lo que empezar y la tapadera que había elegido: periodista del "Cottonwood County Citizen" no era una gran cosa, pues nadie tomaría en serio a un empleado del periódico local.
Joe Burton, el ayudante del sheriff estuvo muy comunicativo. El oficial lo miró a través de sus gafas de culo de vaso y creyó exagerar la importancia de las profanaciones de tumbas, aunque realmente no tenía ni idea del caso que tenía entre manos.
John no tuvo ninguna duda de que ese chico desgarbado y despistado era su mejor baza para acceder a los lugares y víctimas y decidió no separarse de él.
_ Continuará
