No sé muy bien como llegué aquí. Todo está negro. Me siento perdido pero bastante relajado aunque mi vista vacila y todo se siente borroso y desconocido.
Siento frío pues no portaba mis ligeras prendas, estando desnudo por ninguna razón aparente. Me encontraba flotando además de débil, podría decirse que estoy a merced del destino y del vacío donde me encontraba y, en efecto, no me equivocaba.
En este relajado estado, siento como dos manos agarran mis brazos por las muñecas y estiran estos hasta atrás de mi nuca. Intento zafarme pero era inútil, la asombrosa fuerza que poseo se veían vencidas por dos manos de alguien desconocido que me obligan a estar en esta incomoda postura.
Mientras muevo mi cuerpo en busca de un escape inútil, empiezo a sentir otra mano sobre mi abdomen. Esta solo apoya unos de sus dedos bajo mi ombligo y, lentamente y acariciándome, empieza a subir. A medida que ese dedo escala por mí desnudo cuerpo, me retuerzo y estremesco de un placer desmedido que nunca había sentido.
La manos que agarran mis muñecas aprietan aún más, pero sin llegar a hacerme daño, mientras que la mano que se apoya en mi abdomen a llegado a mi pecho y después ha escalado por mi cuello hasta llegar a mi boca. Puedo apreciar como cambiaba al dedo pulgar, utilizando este para acariciar mi labio inferior.
No entiendo nada de esto, ni quiénes eran ni porque me estaba gustando. Mientras sentía esos roces en los labios, trago saliva y, de manera inmediata y espontánea, abrí la boca y dejé que entrará. Empiezo a lamer ese dedo de una manera suave y tímida, a la vez que esté busca chocarse con mi lengua.
En unos pocos segundos, otro dedo se suma al interior de mi boca, moviéndose ambos dentro de mi, mientras yo empiezo a lamer y chupar de una manera más entusiasmada. Comienzo a excitarme y a recordar esa sensación, era rara pues hacía tiempo que yo mismo me negué a sentirla pero, ahora que la estoy viviendo, solo quiero que me consuma.
Todo se volvió más intenso, mi cuerpo tiembla cada vez más y puedo sentir pequeñas punzadas en mis piernas. Los dedos estaban cada vez más empapados en mi saliva, haciendo movimientos más intensos y empujándolos cada vez más profundo. Mientras ocurría esta sofocante escena, pude sentir cómo su otra mano empezaba a tocarme de nuevo bajo el ombligo. Esta vez no solo era un dedo, sino que toda su mano estaba acariciando mi abdomen a la vez que roza suavemente mi muslo derecho. Tiemblo levemente cuando posa la palma sobre mi pierna, pues no esperaba que quisiera explorar bajo mi cintura, aunque echando la vista atrás, era evidente que continuaríamos así.
La mano seguía en mi muslo, sin llegar a alcanzar donde más la necesitaba. Ésta solo me toca de manera sugerente, incitando a mi cuerpo a actuar de manera obscena. Cada vez me encuentro más excitado, con una respiración cargada y dando a escuchar leves gemidos. Esta clase de sumisión es humillante para un Dios.
La situación se puso aún más intensa, con los dedos saliendo y entrando de mi boca, a la vez que la otra mano pone más energía en las sensuales caricias. Por unos segundos, todo se detuvo. Los dedos salen de mi boca, dejándome respirar con normalidad, y la otra mano para de manosear pero se queda apoyada. Tras ese breve descanso, algo entra de nuevo en mi boca. Era algo blando y húmedo, sintiéndose como una lengua. Sin saber que hacer, me dejo llevar y suavemente dejo que está juegue con la mía.
Todo se había calmado, seguía excitado pero sin la misma intensidad. Siento como unos labios aparecen y chocan con los míos, dejando claro que los dominantes son ellos. Sigo el ritmo de estos mientras noto como aumenta los movimientos lascivos de la lengua. De nuevo, todo empezó a volverse más y más intenso, abriendo más las bocas y empapándonos de saliva.
La mano apoyada en mi pierna vuelve a moverse, pero esta vez para agarrar mi semi-erecto pene. Tras eso, echo la cabeza hacía atrás y dejo escapar un gemido de placer. Trato de escapar de nuevo, todo esto es muy humillante para mí. Intento zafarme con todas mis fuerzas pero estás se debilitan cuando los labios empiezan a besar mi cuello y la mano al masajear mi miembro.
Los besos en mi cuello son más agresivos, buscando dejar marcas de chupetones y mordiscos. Por otro lado, la mano empezó a masturbarme de una manera suave y gentil, además de notar como algunos dedos jugaban con el pre que salía de mi. Me siento sucio pero cómodo con ello, transmitiendo mi aprobación a través de gemidos y espasmos de placer.
Mi pene se encuentra totalmente erecto y esto iba acompañado con un cambio de velocidad, sacudiendo esté de arriba abajo, más y más rápido, a la vez que lo aprieta para poder así terminar. Antes de que me diera cuenta, los labios bajaron de nuevo a mi torso y, de repente, había dos bocas y ambas lamían de manera brusca mis pezones, haciéndome gemir y enloquecer de la pasión.
Todo iba cada vez a mas. La mano subía y bajaba cada vez más rápido. Los labios lamían y mordían mis pezones. Yo grito y me estremezco de placer y excitación. La velocidad seguía aumentando. Mi respiración se tambaleaba, a la vez que abría la boca en busca de aire y soltaba saliva por la sensación del momento.
Mis ojos se tornaron hacía arriba y ya podía notar como todo llegaba a su fin. Ambas bocas se volvieron locas, lamiendo y saboreando todo mi cuerpo, mientras la fricción de la mano por todo mi miembro se vuelve rítmica e insaciable, dándolo todo para llegar al clímax.
No podía más, muerdo mis labios en señal de debilidad. Observo la feroz mano agitando mi pene, cada vez más rápido. Sentía que todo estaba a punto de acabar y cuando relajo mi cuerpo para terminar...
Uno de mis grandes relojes de arena suenan y explotan.
...
Me quedé en babia unos segundos admirando las paredes de mi espacioso cuarto.
Mmmm...¿¡Mmmm!?
Me siento rápidamente y de forma torpe sobre mi blanda cama y observo todo a mi alrededor para así darme cuenta de lo obvio.
Todo había sido un sueño. Uno depravado.
Por culpa de este show seguía excitado, notando como se marca mi erección en mi fresco pijama.
Uff...Tengo la sensación...De que va a ser un día muy largo.
