Era una calurosa tarde de verano y estábamos tomando el sol en las hamacas que rodeaban nuestra grande piscina. Yo llevaba un bikini azul turquesa y Patch un hermoso bañador negro.
- ¡Tito Patch! Vente a jugar conmigo- gritó Scott desde dentro de la piscina.
Scott tenía 5 años y era el hijo de Vee y Gavin. Sus padres estaban de escapada romántica y nos comprometimos a cuidar de él hasta el dia siguiente al mediodía.
- Hace muchísima calor, iré dentro a por unos helados- dije.
Me dirigí hacia la cocina y oí los gritos que indicaban que Patch se había metido a jugar con el pequeño. Abrí el congelador, saqué tres helados de chocolate y volví nuevamente al jardín.
- ¡Mirad que traigo!
"- ¡Helado!- dijo entusiasmado el pequeño Scott dirigiéndose a la escalera de la piscina.
Una vez fuera vino corriendo hasta mi posición y me arrebató el helado en un visto y no visto. Me di la vuelta y ahogué un grito en ver a Patch allí, pues con todo el alboroto del niño no me había dado cuenta que él también había salido de la piscina.
Me dio un beso en la mejilla y me cogió el helado de las manos.
- Gracias- dijo.- Aunque ahora mismo tengo cosas más apetecibles en frente de mí.
-Tú siempre con lo mismo.- me dirigía nuevamente a la hamaca cuando noté algo frío que me recorría la espalda. El dedo de Patch bañado en el chocolate del helado. Me salió un grito y de la impresión se me cayó el helado al suelo.- ¡Mira cómo me has puesto!- le grité indignada.
Patch miró al niño que se había comido ya todo el helado e intercambiaron una mirada traviesa.
- ¿Estás pensando lo mismo que yo?- le dijo dejando su helado encima de la mesa.
- ¡A la piscina!- dijo el pequeño corriendo hacia allí.
De pronto me encontraba en los brazos de Patch avanzando dirección a la piscina.
Ese mismo día 3 horas más
Estuvimos toda la tarde jugando y riendo sin parar, luego cenamos todos juntos hambrientos por la tarde que habíamos pasado. Cuando ya estábamos comiendo los postres nos dimos cuenta de que el pequeño Scott estaba cerrando los ojos, pero en ver que lo observábamos lo disimuló.
"- Creo que alguien debe irse a la cama- me susurró Patch.
- Vale, ve a acostarlo y en cuanto yo termine de lavar los platos vengo. Nos vemos arriba- le contesté.
Patch subió con el niño en brazos a la planta de arriba y yo me quedé limpiando y ordenando la cocina. En cuanto acabé me dirigí arriba y llegué a la puerta de la habitación que habíamos dispuesto para Scott. Sin hacer ruido me quedé respaldada en el marco de la puerta observando como Patch arropaba el cuerpo del pequeño que ya dormía y le dio un tierno beso en la frente. Se volvió y se percató de mi presencia. Se llevó el dedo índice a la boca haciéndome un señal para que no hiciera ruido y nos dirigimos hasta nuestra habitación.
- Muero de ganas porque llegué el día en que te vea hacer eso con nuestro hijo.- le dije.
- Vaya, creo tener la solución a ese problema- me dio un suave beso en los labios y luego los dirigió a mi cuello provocando una oleada de placer en mi interior.
Haciendo un gran esfuerzo para mantener el auto-control le dije:
- Hablo enserio Patch. ¿A ti no te gustaría tener un chiquitín corriendo por aquí?
- ¿Si me gusta la idea de tener una miniNora tan gruñona e impulsiva como su madre en esta casa? Me encanta.- dijo con una sonrisa perversa.
"- Tonto- le dije.
- Refunfuñona.
- Me pones de los nervios.
- Me gusta cuando te enfadas.
Le eché una mirada fulminante pero él seguía con una sonrisa en los labios./
- Ven aquí, Ángel.- me dijo
Y claro, una vez dicha esa palabra todos los intentos de mantenerme enfadada desaparecieron y me eché a sus brazos.
- Te quiero- susurré contra su pecho.
- Y yo.- dijo él.
- Pues si te interesa mi opinión a mi me encantaría tener un pequeño Patch por aquí tan guapo y apuesto como su padre.-le dije.
- Entonces, manos a la obra.-dijo cogiéndome por la cintura y besándome de nuevo.
