Disclaimer: todos los derechos de de los personajes de Hetalia pertenecen a Hidekazu Himaruya. Todos los derechos de los personajes de Hetamerica pertenecen a nnennisita1234 (Deviantart)
Personajes Hetamerica:
Chile = Manuel
Argentina = Diego
Peru = José
Mexico = Francisco
Costa Rica = Rafael / juanca
venezuela = Gustavo
Bolivia = Rosaura
Capitulo 1: "El Plan"
Era un extraño día, de esos días que amanecen tranquilamente y en que parece que nada malo va a pasar. Un día de sol esplendoroso y cielo azul, un suave día de primavera. Pero de aquellos que al medio día las nubes cubren el cielo, y el sol colado a través de estas devuelve una luminosidad clara y pálida, como si algún suceso bruscamente cambiara el sentido de las cosas. En medio de un extenso bosque ingles vemos a caperucito rojo brincando alegremente.
— Oh, Arthur Kirkland ¿donde estas? Inglaterra, ¡Inglaterra! — grita con exagerados movimientos caperucito rojo.
Se quita la capucha y vemos que se trata de Alfred (EEUU), un joven de cabellos rubios, de ojos azules y síndrome de héroe americano, con expresión aburrida y preocupada.
— Yo que venía a jugar un rato contigo ¡ ¿donde estas?!... uhm esto es muy sospechoso... cuando Arthur desaparece... ¡significa que está planeando algo! — saca un parlante —. Ok, comando americano, es hora de cumplir una misión.
Al estilo de rambo Alfred se viste de negro y se pinta dos líneas negras en cada lado de su cara, se sube a un helicóptero y se tira por un paracaídas cayendo sobre un edificio. Luego va brincando edificio por edificio tal como si fuera volando. Baja mediante una cuerda un edificio de 100 pisos, luego sube otro y así va sucesivamente. Finalmente baja frente a la casa de Inglaterra, se sacude la ropa y... toca el timbre.
— ¿Que quieres ahora? — pregunta Arthur con gesto cansado, un joven de cabellos claros y espesas cejas, apenas abre —. ¿Y qué haces vestido así? — aunque no le extraña verlos vestir de forma tan extravagante, no puede evitar que le moleste ver lo poco serio que se comporta.
— ¡AJAJA! Te descubrí — grito emocionado Alfred señalándolo con un dedo.
— ¿Descubrir qué? — pregunto más molesto Arthur, cruzando los brazos.
— Estas planeando algo siniestro — exclamo Alfred con seguridad.
— ¡Tu siempre andas pensando que todos los demás están planeando cosas siniestras! — Grito Arthur perdiendo un poco la paciencia —. Por eso te la pasas espiando a todos los demás en vez de...
— No los espió, me informo — sonrió — Además tu con esa ropa... — lo señalo con fingido gesto inocente.
Arthur se miro, vestía una larga túnica de azul violeta, con un gorro puntiagudo, un libro de hechicería en su mano derecha. Suspiro al darse cuenta de su torpeza. Se había quejado de las ropas extravagantes de Alfred, siendo que el mismo vestía más extraño y llamativo. Ya no valía la pena seguir manteniendo oculto lo que planeaba.
— Esta bien te diré pero no le cuentes a nadie más...
— ¡Yahooo! — exclamo Alfred emocionado —. ¿Y entonces que planeas? — pregunto mientras entraban a la casa de Inglaterra.
Antes de responderle lo condujo al sótano de su casa, desde un enorme caldero salía humo de diversos colores. Alfred observo la variedad de frascos extraños con ojos de sapos, patas de arañas y otras varias cosas que no tenía idea de donde habían salido. El lugar era muy oscuro, tal y como la mayoría se imagina como es la guarida de un brujo.
— Últimamente Argentina se ha vuelto insoportable — Arthur suspiro —, por donde me ve me grita "¡Vamos enfréntate conmigo! ¡Tú y yo tenemos algo pendiente! no importa si estoy comiendo, viendo TV, hasta... se metió a mi ducha mientras me bañaba — al decir esto se sonrojo.
— Ah y entonces planeas vengarte porque te vio desnudo
— correcto... ¡No idiota! — se contradijo rápidamente sonrojándose.
— OK, ok pero no te enfades. — sonrió divertido por la expresión de Arthur.
— Mira, pensé mucho a que se debía esta actitud de Argentina — señalo con cara de sabio —. Como es un ente masculino esto lo hace ser muy violento y agresivo y sobretodo molesto, si lo transformo en una mujer se dejara de molestarme — sonríe.
— este... no creo que tu... plan funcione — señalo Alfred —, es que esa idea... tuya es bastante rara y... — la verdad es que pensaba que era una de las ideas mas ridículas que había escuchado.
— Cállate, ahora que estas aquí me ayudaras — revuelve un enorme caldero —, solo me faltan las palabras mágicas.
Mientras tanto en las oficinas de la OEA, la Organización de los estados americanos, un joven de cabellos castaños visiblemente molesto, señalo hacia otro de cabellos claros que lo miraba con gesto divertido.
— ¡Déjame tranquilo de una vez por todas! — grito Manuel enojado subido arriba de una mesa.
— Manu Boludo — reclamo Diego —, a veces me cansas, tanto escándalo porque quiero darte el abrazo del año nuevo.
— Pero si faltan más de 3 meses para el año nuevo — reclamo perdiendo la paciencia.
— Pero este mes estas de cumpleaños, ven acá para que te felicite — al ver que el joven de cabellos castaños no se acercaba y lo miraba molesto, suspiro, bajando los brazos con los que había esperado el abrazo pedido —. Tan descariñado que eres Manu si sigues así te quedaras mas solo, a veces sería lindo si dejaras expresar lo que sientes en tu interior.
— ¿Tu crees? — señalo sentándose en la mesa y mirándolo con expresión inocente. — ¿que si fuera más dulce... todos me querrían? sabes... la verdad es que ¡No estoy ni ahí con que me quieran!
— ¡No puedes decir eso! — señalo Diego lanzándose sobre Manu para abrazarlo, los dos cayeron al otro lado de la mesa dándose un tremendo golpe en el suelo.
— ¡Puta, que eres bruto Diego! — grito Manu molesto —. ¡Y saca tu mano de ahí!
— Cálmate Manu si nadie nos ve — le susurró
— Pero yo si te veo, ¡así que quita tu mano de ahí!
— Si te quedas tranquilo no te va a pasar nada...
— ¡Ya, déjame! — el grito de Manu suena extrañamente agudo y eso lo nota Diego, pero antes de decir algo siente que Manu le da una gran bofetada. Extrañado de recibir una bofetada en vez de un golpe de puño levanta la mirada sin creer lo que ve.
— ¡No vuelvas a poner tus manos en mi sin mi autorización! Porque la próxima vez yo... yo... ¿que le paso a mi voz? — sonaba demasiado aguda, como una voz femenina.
— ... ¿Manu? — lo miraba aun sorprendido sin saber que decirle, ¿estaba alucinando?
— ¿Y a mi cuerpo?... mi mi mi figura masculina... ¡¿Que mierda paso?! Soy una chica! — en eso empieza a sentir el cuerpo adormecido y cae al suelo torpemente de cabeza perdiendo el conocimiento.
Mientras en casa de Arthur:
— ¡Te dije que echaras la foto de Argentina no de Chile! ¡Mira lo que hiciste! — grito el joven hechicero molesto y preocupado.
— Pero si no es mi culpa que se parezcan tanto — respondió Alfred sonriendo despreocupado.
— ¡Pero si ni se parecen! — claro, uno es de cabellos oscuros, y el otro de cabellos claros. Uno es de ojos café y el otro de ojos azules —. Lo que pasa es que tú no sabes diferenciar a los latinoamericanos de uno o del otro — agregó tratando de calmarse.
— ¿Ah? ¡Son de América también! — grita emocionado, recién dándose cuenta de ello.
— Olvídalo — suspira, como iba a ser entender a alguien que pensaba que el mundo gira a su alrededor —. Ahora que voy a hacer, no sé si el hechizo cayó sobre Argentina o Chile... me has metido en un gran problema...
