La madre de mis hijos…
Cinco minutos, cuatro minutos, tres minutos, dos minutos, un minuto…treinta segundos… quince segundos, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres dos, uno…- Merlín, es hora… es hora… no quiero ver, no quiero ver- susurraba la muchacha sosteniendo con una sus manos una especie de palito mientras que con la otra se cubría los ojos en un acto infantil, a través de sus dedos pudo ver el objeto rosa pero su mirada evadía mirar más allá, allá donde un par de rayitas decidirían su destino.- Vamos Hermione eres una Gryffindor, una leona, una heroína… - se decía a sí misma para darse valor- tienes que mirar, tienes que mirar… respira, tranquila… tranquila, todo va a estar bien…- reuniendo todo el valor con el que contaba fijo su mirada en el objeto. – Maldición-grito indignada y lanzo la prueba de embarazo a la basura- inconcluso- suspiro derrotada y tomo una vaso de agua, luego otro y otro…después de todo tan previsora como era había comprado más de una prueba así que se dio a la tarea de comenzar una vez más con la tortuosa espera. Hacía unas semanas que había terminado su relación con Ron después de encontrarlo en una situación sumamente comprometedora con Lav Lav, el muy idiota se había atrevido a dar la misma excusa que todos- No es lo que tú piensas Hermione… sin embargo era claro que no había error, no cuando encuentras a tu novio besando a su ex, sin camisa y con las manos en lugares demasiado íntimos.
Esa mañana despertó con unas ganas de desayunar melón y jugo de sandía, por alguna razón se sentía feliz, acarició su ya crecido vientre y en respuesta recibió una patadita – Buenos días mi amor, ¿dormiste bien? Mami tendrá una junta importante hoy así que espero que te portes bien – siguió acariciando su vientre unos minutos más hasta que su gato maulló pidiendo atención y ella le hizo una caricia en el lomo.
Era lunes, tal vez por eso tenía tan buen humor; los lunes era realmente uno de los días que más le gustaban a diferencia de mucho de sus compañeros del Ministerio de Magia Americano, ella disfrutaba su trabajo, la hacía sentir útil. Aunque no podía quejarse sus compañeros de trabajo la trataban muy bien y no hacían preguntas del tipo ¿Por qué terminaste con Ron Weasley?, ¿Quién es el padre de tu hijo?, ¿Por qué decidiste mudarte a América del Sur?... en realidad no tenía una respuesta para esa pregunta simplemente lo había decidió luego de conocer el resultado de la prueba y estar completamente segura de su embarazo se apresuro a pedir su traslado y se mudo al primer lugar que le vino a la mente y en el que la guerra no hubiera tenido el impacto que la convirtió en una heroína en Londres, donde a nadie le interesaría conocer cada detalle de su vida y la de su hijo.
Estaba a cargo del Departamento de Regulación de las Leyes mágicas y debía llegar temprano al trabajo pero no ese día, tenía un permiso especial porque finalmente se había decidido a conocer el sexo de su bebé… era tan difícil encontrar ropa y decoración de los colores adecuados cuando no sabía si tendría un niño o una niña. Caminaba a paso lento con su vientre moviéndose al compas de sus pasos, llevaba en las manos dos bolsas repletas de mamaderas, chupones, pañales, sonajeros, juguetes… que faltaran tres meses para el nacimiento del bebé no era excusa para dejar las cosas a último momento, ella debía estar preparada.
Entro al hospital con paso seguro y subió al elevador concentrada en ordenar un poco sus bolsas- ¿Granger, de verdad eres tú? ¿Qué paso, te comiste una sandía?- dijo la voz que provenía de su espalda.
Hermione volteo extrañada para encontrarse frente a su peor pesadilla- Ma… Ma… Malfoy- balbuceo intentando cubrirse en vientre con las bolsas.
- Ahórrate el esfuerzo Granger… no hay manera de que logres esconder algo así- dijo el rubio con un tono de voz que hizo dudar a la castaña de estar frente al Malfoy que ella conocía. No había desprecio en su voz, ni reproche, su rostro no lucía aquella mueca de fastidio que tanto lo caracterizaba. Era como ver una nueva versión de Draco Malfoy… sonreía… Merlín Malfoy estaba sonriendo.
- ¿Qué haces aquí?- pregunto Hermione un poco más calmada.
- Que se supone que hacen las personas en un hospital Granger … traje a mi hijo que al doctor- respondió poniéndose algo nervioso- No sabía que te habías casado con la comadreja…
- No estoy casada con Ron- replicó Hermione algo molesta.
- Pues no es de Potter porque lo de su boda con la pelirroja fue la noticia del momento y no creo que ustedes se hayan atrevido a…
- Malfoy- lo calló la castaña- no estoy casada con nadie mi hijo es mío y de nadie más- su tono de voz era algo inseguro como si algo la incomodara.- Entonces te casaste con Parkinson- dijo recuperando el aplomo.
- ¿Qué?¿Parkinson? … no gracias. Mi esposa era una Grengas- respondió Draco al tiempo que el elevador se detenía.
Por un momento Hermione quiso preguntar por que hablaba de su esposa en tiempo pasado pero le pareció algo demasiado personal y ellos no eran precisamente amigos, de hecho era la primera vez que tenían una conversación normal- Este es mi piso- dijo saliendo del elevador- por favor no… no le
- Descuida, no diré nada sobre la sandia que desayunaste esta mañana- repuso el rubio guiñándole un ojo- este también es mi piso.
Draco se adentro en las oficinas del Departamento de pediatría mientras Hermione giró en una esquina para entrar en el departamento de ginecología, al salir de la oficina del doctor Lonhark tenía una sonrisa en el rostro, subió al elevador y pico el botón de la planta baja sin prestar atención a nada envuelta en una nube de felicidad, bajo del elevador y se dio de bruces con uno torso fuerte y bien definido.- Oh, lo siento; no estaba prestando atención se disculpo sin levantar la cabeza, entretenida en recoger las cosas que se habían salido de la bolsa.
- ¿Hermione?- dijo el pelirrojo con los ojos como platos y la mirada clavada en el vientre de la castaña.
- ¿Ron?- ¿qué hacía él hay, ahora… de donde había salido?; nerviosa la castaña se sonrojo y levanto la cabeza tratando de parecer segura.
- ¿Estás… estás embarazada?- balbuceo Ron señalando con el dedo su vientre.
- ¿De verdad? Yo pensé que estaba engordando- respondió molesta y se alejo del pelirrojo dispuesta a marcharse.
- Espera Hermione, tenemos que hablar- replicó el pelirrojo tomándola del brazo con fuerza mientras ella intentaba zafarse - acaso es… es… m…mi…o
-Suéltala- dijo una voz que Hermione reconoció al momento.
- Esto no es algo que te interese Malfoy- replicó Ron manteniendo el agarre de la castaña que tanto había extrañado, que tanta falta le hacía.
- Estas lastimando a la madre de mi hija- respondió el rubio apartando a Hermione delicadamente de su captor- Sé que tu y yo no somos precisamente amigos pero no justifica que ataques a mi mujer. Hermione estaba en shock, ¿Malfoy la estaba defendiendo?, declarando que el bebé que esperaba era hijo de ambos… - Vámonos Scorpius nos está esperando- siguió diciendo el rubio mientras rodeaba con un brazo el hombro de la castaña posesivamente y la guiaba hacía la salida del hospital dejando a Ron con expresión confundida y rojo de la ira, sintiendo cada palabra del rubio como agujas que se clavaban cada vez más hondo en su piel, odiándose por los errores que cometió y deseando ser él quien la abrace de esa forma, deseando ser él el padre de ese hijo.
- Papi- balbuceo el niño y se lanzo a los brazos en dirección al rubio- no quere darme mi lele- lloriqueo acusando al hombre que vestía de negro y lo sostenía en brazos.
- Señor Malfoy lo siento pero…
- Tranquilo August, está bien. Nos vamos a casa- le dijo al chofer y tomo a su hijo en brazos y abrió la puerta de coche invitando a la castaña a subirse para luego subir él; el niño de apenas tres años daba saltitos en el regazo del rubio y gritaba- Lele… Lele.. quiero mi lele…
- Espera un momento tomaras tu leche cuando estemos en casa, ten paciencia Scorpius- le decía el rubio acariciando el cabello del niño.
- ¿Por qué?- pregunto Hermione recuperando la voz.
- Por qué se va a convertir en un niño mimado si le complazco cada capricho- dijo el rubio acunando a su hijo.
- Por que le dijiste a Ron que mi hija era tuya… ¿Cómo supiste que era una niña?- repuso Hermione con la vista clavada en el mini clon de Draco, el niño era tan Malfoy… ojos grises, piel clara, cabello platinado y esa expreseión seria en su rostro. Era simplemente adorable.
- ¿Quen es ella?- pregunto el niño chupándose el labio inferior.
- Es tu nueva mamá y adivina que otra sorpresa te tiene papá…
- ¿Tenenos una nanita?- pregunto Scorpius entusiasmado.
- Si campeón, tendrás una hermanita- le respondió el rubio tomando al niño por la cintura mientras este daba saltitos y sonreía feliz.
- Malfoy…- gruño Hermione que hasta ese momento se sentía como en una pesadilla, una muy extraña pesadilla- Esta niña no es tuya, yo no soy la madre de Scorpius y…- pero el llanto angustiado del niño hizo que la castaña bajara la voz avergonzada.
- ¿No… quere … ser mi ma?- pregunto el niño con las lágrimas corriéndole por su mejilla sonrosada, la expresión de su rostro hubiera derretido cualquier corazón y Hermione no tuvo de otra más que suspirar derrotada.
- Claro que quiero ser tu mamá bebé, no llores… ven- dijo extendiéndole los brazos al niño que no dudo ni un segundo en extender sus bracitos hacía ella dejarse envolver en su abrazo y no tardo en quedarse dormido.
- ¿Por qué hablas de tu esposa como si ella estuviera…?
- Astoria está muerta, nunca se recupero totalmente del parto y murió antes de que Scorpius cumpliera un año- declaro el rubio en voz apenas audible y con expresión abatida.
- Lo siento mucho, no debí preguntar- susurro Hermione avergonzada por su error.
- Pero ahora tú serás su madre y él tendrá la hermanita que tanto desea… todos ganamos- dijo Draco inclinándose para cubrir con una manta a su hijo que descansaba en brazos de cierta castaña.
- Malfoy no creo que sea una buena idea mantener esa farsa…
- ¿Cual farsa?- repuso con una sonrisa pícara.
- Esa niña es de R….
- Es hija mía y no acepto que se discuta más sobre eso- su expresión seria no admitía discusión
- Pero… pero… tú y yo… nosotros ni siquiera somos amigos- balbuceo Hermione al borde del colapso.
- Eso puede arreglarse – replicó acercándose peligrosamente al rostro de la exgriffindor mientras su aliento rosaba sus labios.
- Es que eso no es posible- susurro al tiempo que un extraño calor la envolvía.
- Siempre me pareciste una mujer muy hermosa, Hermione…- sus labios viajaron a encontrar los de la castaña y cuando finalmente se encontraron ambos sintieron una corriente eléctrica que les recorría en cuerpo y los quemaba por dentro- Serás la madre de mis hijos… - susurro el rubio con los labios aún pegados a los de Hermione.
