Los personajes y serie son propiedad de Hiro Mashima.

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La vida está llena de decisiones.

Decisiones.

Que pueden cambiar toda una historia.

Toda una generación.

Inclusive…..

A todo el mundo si fuese necesario.

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Igneel.

El rey y amo señor del fuego eterno sabia como tomar sus decisiones sabiamente aun cuando todo decía que no, aun cuando los pronósticos apuntaban a una caída, siempre lograba que todo saliera como él quisiese, aunque últimamente ha estado dejándolo todo a la suerte, creyendo, teniendo fe en que todo saldrá como él lo desea. Pero lamentablemente, los últimos hechos ocurridos lo han llevado a replantearse muy buen la decisión que está a punto de tomar.

Tiene fe en su muchacho.

Cree en su hijo.

Ve las esperanzas en él.

Pero algo en él le dice.

Que eso no es suficiente.

Natsu.

El hijo que ha estado criando desde que un desafortunado accidente lo llevo a hacerse cargo de él.

Sabía perfectamente lo que chico era. Pero aun con esa terrible maldición, debía confiar en él. Natsu no tenía la culpa, no sabía nada, no conocería su auténtico pasado o al menos no ahora.

Tiempo atrás durante la última guerra de los dragones, había luchado con todo su inmenso poder, sin ataduras, sin nada que le impida utilizar toda la magia que el Dragón de Fuego poseía. Pero como en ese mismo tiempo, había confiado demasiado en dejar todo al azar, todo a la esperanza, todo en la fe de creer que él podía ganar contra Acnologia, en un duelo.

Esa fue la peor decisión que pudo haber tomado.

Perdió rotundamente.

Cayó al suelo…

Muerto.

Su cuerpo yacía en el suelo de la pelea con heridas claras de muerte, de su muerte.

No paso mucho tiempo hasta que el último dragón cayó junto con él.

Había sido tonto, idiota, un imbécil por confiarse demasiado con su poder. Por su culpa todo cuanto Dragón existía había muerto junto con él, o eso creyó la poca gente en esos tiempos. Ya que ellos no murieron del todo.

El cómo sobrevivieron, fue gracias al plan de contingencia de Grandine, gracias a ella, pudieron regresar de entre los muertos, aunque suene poco creíble, pudieron volver a levantarse de nuevo. La única diferencia fue que su poder.

Estaba reducido hasta por los suelos.

Estaban débiles.

Indefensos.

Inclusive un mago de bajo nivel podría vencerlos a todos en ese momento.

Lo que los llevo a esconderse del mundo.

Y peor aún.

De Acnologia.

Por esa misma razón.

En base a todos esos hechos había llego a la conclusión de que tenía que cambiar sus planes. Llevándolo a pensar detenidamente en todo aspecto referente a su hijo, si bien, el entrenamiento se lo había intensificado enormemente los últimos dos años, llevando a Natsu a un cansancio extremo, casi en un par de veces, al borde de la muerte.

Igneel creía que posiblemente Natsu no podría resistir ese tipo de entrenamiento, que era demasiado para solo un niño, pero sorprendentemente, ese chiquillo, al que ama más que a nada en este mundo, no quiso frenar, se negó a ser tratado como un débil, y más aún cuando por fin estaba dando sorprendentes resultados.

Su espíritu era enorme.

Se levantaba de una derrota para esforzarse el doble.

Cada vez mejoraba más y más aquel niño de cabello pelirrosa.

Podía ver, no, estaba seguro que dentro de poco, el seria alguien de temer, alguien poderoso, alguien….increíble.

Solo esperaba que aquel poder oscuro que reside en el no despierte aun.

Si bien, la actitud del muchacho no había cambiado mucho, pero al menos era lo suficientemente maduro para saber pensar bien las cosas, diferenciarlas. Saber que es lo bueno y que es lo malo.

Sabía que este chico jamás caería en manos de la oscuridad.

Jamás seria aquel demonio al que estaba destinado a ser.

Jamás.

Natsu poseía una bondad infinita, apartando el hecho de que la mayoría del tiempo seguía siendo muy infantil, pero eso fue suficiente para que Igneel pensara y replanteara bien las cosas.

Viendo como estaban las cosas, sabía que la decisión de desaparecer sin dejar rastro no era la mejor opción, sabía que Natsu decidiría ir en su búsqueda, y aunque eso en un principio creía que era lo mejor, porque con esa idea, el chico se enfrascaría en aventuras, ganando con el tiempo la experiencia en combate, y en un tiempo posiblemente se convertiría en un mago muy fuerte. Y talvez en medio de todo ello, el chico lograría ingresar a un excelente gremio volviéndose aún más fuerte de lo que ya es.

Ya que tendría compañeros y una familia a la cual proteger.

Y aunque las probabilidades se lo demostraban, algo le decía que debía cambiar todo, o al menos lo suficiente para que el chico jamás dejara de entrenar y siguiera volviéndose poderoso.

Y hoy era el último día antes de sumergirse en el cuerpo del pequeño.

Y hoy, tomaría una decisión basándose en la razón y no solo en la esperanza.

Aunque eso significara romper el pacto que hiso junto a los demás Dragones de no decir nada a sus hijos.

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-Natsu.- llamo Igneel desde la cueva en la que se encontraba descansando y veía con detenimiento el entrenamiento de su hijo adoptivo. El niño paro rápidamente su entrenamiento para mirar con tranquilidad y duda a su padre adoptivo.

-¿Sucede algo padre?.- pregunto el niño un poco preocupado ya que rara vez su padre lo interrumpía, ya sea solo una corrección en su entrenamiento, un descanso para tomar sus alimentos o para seguir con sus estudios.

-Toma asiento hijo, hay algo de lo que me gustaría hablarte.- indico, a lo que el pelirrosa acato rápidamente sentándose en el suelo de pies cruzados y ponía toda su atención a lo que su padre adoptivo le iba a decir. El dragón miro primero al cielo, cerrando fuertemente los parpados para luego suspirar mientras lo habría lentamente.- Hoy será….. El último día que nos vamos a ver.- dijo cerrando nuevamente sus ojos con dolor, queriendo no ver la reacción de su hijo ante la terrible noticia.

No hubo dureza en aquellas palabras, si bien apenas y el chico podía procesar aquella información, pero ante la mirada triste que su padre le mostraba, daba a entender que no bromeaba como el pensaba.

-Que?!.- dijo con los ojos bien abiertos mientras se levantaba con rapidez.- A que te refieres con que esta será la última vez que nos veremos?!.-grito exigiendo una explicación.

-Hijo, por favor cálmate.- trato de hacerle entrar en razón sintiendo como su corazón se le partía en dos al verlo actuar de esa forma. Jamás lo había visto actuar de esa forma tan explosiva, triste y dolorosa.

-Que me calme dices! Me estás diciendo que me abandonaras al igual como lo hicieron mis padres! Como quieres que lo tome bien, Responde!.- en ese momento, Natsu sentía miedo, miedo de quedarse solo, de haber solo sido una distracción, de haber sido utilizado. Pero al ver aquella lágrima que caía por el ojo izquierdo del Dragón supo que había algo más.

-Todo tiene una explicación.- hablo el dragón con suavidad tranquilizando la ira enorme que habitaba en el pequeño.

-Entonces dila.- pidió Natsu con los ojos llorosos mientras derramaba lágrimas e intentaba limpiarlas sin ser descubierto, haciendo sonreír al Dragón al verlo actuar de esa forma.

Seguía siendo un niño.

-Me iré a entrenar.- dijo con tranquilidad mientras veía como Natsu abría los ojos con sorpresa reflejada en ellos.- Y creo que tú sabes bien el porqué de mis decisión.

-Acnologia.-dijo sintiendo miedo al pronunciar tal oscuro nombre.

-No hace mucho, te conté que solo una vez había sido derrotado y que mis heridas fueron tan grandes a tal punto de que decidiera esconderme por mucho tiempo.- Igneel endureció la mirada ante lo último dicho.- Ahora, estoy al cien por ciento pero eso no es lo suficiente para poder vencerlo, así que espero que respetes mi decisión. Me iré lejos, aun lugar donde puedo entrenar con tranquilidad, talvez tarde años mi entrenamiento, por eso es mejor comenzar ahora, algo me dice que aquella paz que el mundo disfruta está llegando a su límite.

Natsu agacho la mirada, apretando los puños con fuerza, meditando.

Él sabía todo aquello, su padre se lo había contado, el mismo es testigo de ver tales cicatrices en su cuerpo, debió haber sido doloroso. El solo imaginarse haber estado en su lugar, el jamás hubiese sobrevivido.

Aunque solo fuese un niño, podía comprender muy bien las palabras de su padre. El mismo se iría a entrenar si no pudiera vencer al enemigo, si no pudiera vencer a Acnologia, el haría lo mismo. Curioso era el enorme parecido que ambos tenían, agradecía enormemente el haberlo conocido, el que Igneel se hubiese vuelto su padre, sin importar que el fuese un Dragón y el un humano, el seria su padre sobre todo y nadie más podría ocupar su lugar.

Él lo entendía.

Porque él se entendía.

Y así como ambos se entendían, sabía que jamás debía dudar de su padre, Igneel era un Dragon de palabra y Natsu un hombre de palabra.

-De acuerdo.- dijo tristemente mientras intentaba limpiar sus lágrimas, y antes de que Igneel pudiera decir algo, Natsu volvió a hablar.- P-pero con una c-condición.- anuncio, a lo que Igneel solo sonrió ya sabiendo lo que vendría.

-Cual es?.- pregunto.

-Prométeme…No, Júralo que nos volveremos a ver y volveremos a ser familia, Júralo!.- dijo mientras se sentaba nuevamente en el suelo y dejaba salir sus lágrimas libremente. Igneel sonrió ante aquellas palabras y tranquilamente se acercó a su hijo, posando una de sus grandes alas alrededor de Natsu, dando a ver que esa era su forma de abrazar a su hijo. Esto solo provoco que el chiquillo solo llorara más fuerte y ya no pudiera detener sus lágrimas.

-Natsu….Hijo.- Natsu se removió un poco acurrucándose mejor.- Juro que nos volveremos a ver, prometo que cuando todo allá acabado…..volveremos a ser una familia.

Había muchas formas en las que Igneel pudo haberse despedido, pudo haber no dicho nada y haber desaparecido de la nada como en un principio pensaba, pudo haber pasado todo el día junto a su hijo y al final de la noche le daría las buenas noches y se iría. Pero aunque hubiera muchas opciones, prefería enormemente esta forma.

Lo dejaría llorar cuanto pudiera hasta agotarse y con ello lograría que el chico descansara cayendo en los brazos de Morfeo sin intentar impedirlo.

Y al final.

Durante la noche.

Podría el también descansar.

Dentro de su hijo.

Jamás lo abandonaría.

Aunque Natsu no lo supiera.

El seguiría a su lado.

Hasta que sea el momento.

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-mmmmmm…..Igneel…..Papa.- decía entre sueños el pequeño removiéndose en lo que parecía una manta. Lentamente se dispuso a abrir los ojos viendo a través de la pequeña luz que alumbraba la cueva dándose cuenta que ya era otro día.

Un nuevo día.

Solo que a diferencia de los otros.

Hoy.

Su padre ya no estaba con él.

Lentamente se levantó, dejando caer al suelo la manta que lo cubría, viendo con detenimiento todo el lugar.

Estaba vacío.

Miro a su lado, habían unos papeles sobre la pequeña mesa en la él que estudiaba y sobre ellos un pequeño sobre.

Durante los próximas horas se dedicó a limpiar el lugar, dejándolo impecable, acomodo todas las cosas de él y su padre.

Tomo una mochila en la que guardo la poca ropa que tenía, además de unas raras piedras bonitas y brillosas de las cuales su padre había afirmado que eran de mucho valor en el mundo humano. No le parecían la gran cosa pero según su padre con ello podía sobrevivir con los de su especie, di-dia-diaman….es, bueno, ya después recordaría el nombre.

Miro su hogar desde afuera, sintiendo miles de emociones recorrer su cuerpo sin saber el porqué, vio con detenimiento todo el lugar, desde los árboles que rodeaban por completo su hogar y quienes negaban su paso y su visión, miro el césped recordando los buenos momento que tuvo junto a su padre.

Son buenos momentos.

Momentos que nunca olvidaría.

Momentos que algún día…reviviría.

Suspiro con pesadez, aquellos recuerdos le hacía querer llorar.

-Bien.- dijo al aire aguantando las lágrimas que amenazaban con salir.- Supongo que es un ad….no, aún es pronto.- no podía decirlo y no era porque no podía, sino porque esto no era una despedida.

Era un hasta luego.

Miro por última vez la entrada de la cueva y dejo salir unas palabras.

-Arte secreto del Dragon Slayer…Muro invisible de fuego del Dragón de Fuego.- y de sus manos brotaron un fuego rojo que comenzó a cubrir toda la entrada de la cueva, el fuego solo fue visible unos segundos para luego desaparecer al momento de extenderse y cubrir cuanto pudiera.

Se inclinó para tomar una piedra y posteriormente lanzarla hacia la oscuridad de la inmensa cueva. Sonrió, al ver como aquella piedra rebotaba y caía al suelo mostrando en una esquina un tono oscuro, como si se hubiese quemado solo en esa parte.

-Esto es suficiente.- dijo, para luego comenzar a caminar en sentido contrario de su hogar.- Bien, todo está listo.

Tu bufanda.

Natsu sonrió al reconocer la voz de su padre, aun sin él puede llegar a escucharlo, donde quiera que esté.

Sin demora, abrió su mochila y de el extrajo una larga bufanda blanca en forma de escamas, sonriente, coloco aquella prenda alrededor de cuello mirándolo y acariciándolo como si fuese lo más importante del mundo en ese momento.

No estaba solo.

Jamás lo estuvo.

Y jamás lo estará.

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-Fiuuuu! Que agotador, si me hubieran dicho que el camino a la civilización era larga, en definitiva hubiera buscado un mejor atajo.- murmuro el pelirrosa algo molesto, sin duda, caminar sin rumbo durante tres horas continuas era algo que no apreciaría jamás y más cuando no había visto a nadie más, nada más que solo animales e insectos andantes por la zona.

Pero su molesta actitud cambio al comenzar a notar ciertas arquitecturas a lo lejos, dando a conocer que se estaba acercando a lo que era o parecía un pueblo.

-Debí hablar antes.- murmuro molesto.

Al poder verlo con claridad, vio más de lo que se podía decir de un pueblo. Edificios grandes, casas y muchos más lugares, pero lo que más le sorprendió fue el ver como el cielo le quitaba todo su esplendor, nubes advirtiendo que pronto caería lluvia y un tenso sentimiento en el aire.

Tristeza.

Y para su mala suerte.

Ya había comenzado a llover.

Natsu algo temeroso ya que no tenía una prenda con que cubrirse, ya que antes solo se refugiaba en la cueva y tomaba una siesta junto a su padre, opto por salir corriendo en dirección a buscar algún lugar donde pueda cubrirse de la lluvia y de paso encontrar un sitio donde poder pasar la noche.

Porque pronto el sol se escondería.

Pero al correr y sentir las gotas de agua caer en su rostro, por alguna razón, pudo sentir un triste sentimiento en cada gota que golpeaba su rostro, era raro, pero algo le hizo cambiar de parecer al sentir algo mas además de ese depresivo sentimiento.

Magia.

Lo era, no cabía duda en ello. Pero porque el agua estaba bañado en magia.

-''Alguien controla la lluvia''.- pensó algo preocupado de que pudiera ser algún tipo de persona mala con un fin nada amable.

Pero porque tristeza en cada gota que caía, a su parecer, hubiera sido mejor otra clase de sentimientos, mucho más fuertes y de mayor efectividad. Así que porque esa clase de sentimiento.

¿Talvez?…..

Con duda y curiosidad, tomo la decisión de ir hacia el punto intermedio de aquellas nubes, talvez así pueda descubrir el origen de todo ello.

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-Ven chicos! Se los dije.- fueron las palabras que llamaron la atención de Natsu, quien pudo escuchar al pasar por una enorme casa con una palabra escrita en la parte de enfrente.

Orfanato.

Igneel le había comentado de esta clase de lugares, a su parecer y con la explicación de su padre, llego a odiarlos y dar gracias del que su padre lo haya rascado de terminar en un lugar como esos. No es que fuera malo el lugar, sino la finalidad con la que se hizo.

Dejar abandonados a sus hijos.

Natsu, al igual que aquellos niños que se encuentran ahí, fueron abandonados a su suerte por la incompetencia de sus padres de sangre, solos sin algún familiar ahí. Natsu no creyo que habia o existían esos tipos de lugares.

¿Y el cómo termino ahí?.

Aquel lugar parecía ser el centro de la tormenta.

Natsu, con cautela y agilidad, logro trepar la barda para tener mejor vista de aquellos gritos de los niños y así poder escuchar mejor.

-Les dije que ella es la causante de que nuestra ciudad sea triste.- se mofo el chico con algo de molestia en su voz mientras apuntaba a, lo que parecía ser, una niña sentada en el suelo con las rodillas sujetas mientras de sus ojos salían fuertes lagunas de lágrimas.

Si sus ojos no le engañaban, aquella niña no pasaba de tener más edad que él, posiblemente y ambos tengan la misma edad. Tenía el cabello de color azul, algo despeinado, una falda azul cielo pequeña y una blusa de color rosa. Pero lo que más le llamo la atención, y molesto, fue comprobar que las palabras abusivas de ese chico eran ciertas.

Él podía ver un tipo de magia envolvente alrededor de ella y cada vez que lloraba más fuerte, aquella magia lograba volver más fuerte el poderío de la tormenta.

-Es cierto!.- hablo otro chico.- las mujeres del orfanato le apodaron la niña de la lluvia y mira que su nombre la delata.

La niña de la lluvia… sonaba bien.

-P-por f-favor.- comenzó a hablar débilmente aquella niña.- D-dejen de m-moles-tar a J-juvia.

-''Así que así se llamaba''.- pensó el pelirrosa sin quitar la mirada de aquella niña.

Lindo nombre.

-Hnnnn así que te molestamos.- repitió el chico sintiéndose ofendido al igual que los demás niños a su alrededor.- Hey! Qué tal si lanzamos piedras, talvez y así nosotros detengamos la lluvia que ella causo.- dijo a sus amigos quienes asintieron con la cabeza, a lo que aquel chico solo sonrió victorioso al ver la mirada triste y sorprendida de la niña.

Bien, eso fue suficiente.

Pero antes de que los niños tuvieran la oportunidad de tomar alguna piedra, un destello de fuego apareció de repente entre ellos asustando a los chicos y haciendo que Juvia se cubriera temerosa.

-Hey!.- llamo el pelirrosa obteniendo la mirada asustada de los chicos, sonrió divertido.- No se demonios les pasa! Pero déjenla en paz.- amenazo el chico, pero para su sorpresa, ellos ya habían salido corriendo del lugar gritando completamente asustados.

Un demonio de fuego!, fue lo último que escucho antes de que ellos desaparecieran.

Lo último que hizo fue sonreír al obtener la respuesta esperada.

-Snif.

Bueno, esa no era.

Natsu, con calma volteo para mirarla, y para su sorpresa, vio como la niña aún seguía cubriéndose, como si él fuera el…

-P-por f-favor, n-no las-time a J-juvia.- dijo asustada a lo que Natsu solo penso algo avergonzado de haberla asustado.

-''Talvez no debí aparecer de esa forma''.- pensó recordando la dramática aparición de hace un momento.- Tranquila, no voy a lastimarte.

Sonrió al ver como aquella niña abría un ojo, aun no creyéndole, mientras retiraba sus manos que hace un momento le cubrían.

-Us-ted, ¿No l-lastimara a-a Juvia?.- pregunto aun algo asustada.

-No, es más, te he rescatado de que te lastimaran.- dijo con tranquilidad y riéndose por lo bajo al escuchar tal rara forma de hablar de la niña.-Deberías agrácemelo.

-Juvia l-lo siente.- se disculpó, disculpa que incomodo un poco al pelirrosa.- Gracias por defender a Juvia.- dijo forzando una sonrisa, sonrisa que termino de incomodar aún más a Natsu.

-Dime, ¿Porque te molestaban esos otros niños?.- pregunto a lo que la niña agacho la mirada.

-Juvia, cuando llora o se siente triste llama a la lluvia, y cuando ellos comenzaron a molestar a Juvia, Juvia se sintió triste y no pudo evitar llorar.- dijo aguantando las ganas de seguir llorando, pero el cielo nublado seguía amenazante.

-¿Te hacen daño en este orfanato?.- pregunto sintiendo empatía por la chica.

Juvia no respondió, en su lugar varias lágrimas comenzaron a salir mientras asentía débilmente.

Aquello le dio una idea a Natsu.

-Pues ven conmigo.- dijo seriamente con una sonrisa adornando su rostro viendo la mirada sorprendida de la niña.- Yo no soy de por acá, viajo solo y soy huérfano al igual que tú.

Juvia le miro sorprendida.

-Pero, Juvia no se puede proteger como…..

-Mi nombre es Natsu, Natsu Dragnell.- dijo su nombre mientras la niña asentía.

-Juvia no se puede proteger como Natsu-san.- respondió con una mirada triste.

-De que hablas, tu puedes hacer magia al igual que yo.- sonrió al ver la mirada sorprendida de Juvia.- La lluvia que cae es debido a ti, eso es magia.

-Pero Juvia no sabe cómo contr….-

-Yo te ayudare.- afirmo Natsu de manera seria pero sin dejar de sonreír.

-Juvia no quiere causar molest….-

-No es molestia, quiero ayudarte.- sentencio el muchacho.

-Pero….-

Pero para sorpresa de Juvia, vio como Natsu le extendía la mano, en señal de ayuda.

-Solo acepta.

Juvia no entendía a ese niño que en esos momentos le causaba algo extraño en el estómago. Por alguna razón la quería ayudar, cosa que la confundía, jamás la habían querido ayudar y este chico al que acaba de conocer rápidamente se la ofrecía.

Ella siempre había estado envuelta en miedo y tristeza desde que tuvo uso de razón, no tenía padres u amigos y la única compañía que tenía eran los muñecos que ella hacía con el fin de lograr que siempre dejase de llover donde quiera que ella vaya.

Así que no sabía que decir al momento de que el pelirrosa le ofreciera su ayuda.

Pero algo, un extraño sentimiento le decía que aceptara aquella tentadora invitación, en sí, lograría irse del lugar que siempre la ponía triste y en un principio trato de negarse, pero al ver como aquel chico le extendía la mano, sonriéndole y diciéndole que lo siguiera.

No pudo rechazarlo.

Algo muy en el fondo, le decía…..que siempre sería feliz.

-Si.

Solo esperaba ver qué futuro les depararía.

-Bien.

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-Oye Juvia.- llamo el pelirrosa a su acompañante, llevando una mochila extra en su espalda.- ¿Que es eso?.- señalo a un muñeco de trapo que colgaba en los pequeños brazos de la pequeña.

-Sirven para ahuyentar la lluvia.

-Pues vaya efectividad, mira que cuando entramos a aquel lugar a por tus cosas había dejado de llover.

-Juvia no cree que se deba a esto.- murmuro para sí misma con un pequeño sonrojo adornándole el rostro.

-Dijiste algo?.- pregunto al poder escucharla con claridad.

Juvia solo negó con las manos mientras le dedicaba una sincera sonrisa al pelirrosa.

Lo raro en ese momento, fue que Natsu volteo la mirada incapaz de verla a los ojos.

Ella le miro confundida.

Si.

Este sería una aventura divertida.

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Hola!

Y de regreso con una historia que va para largo.

La razón viene en el último Oneshot que subi.

Debo decir que me encanto empezar a escribir esta nueva historia que desde hace poco no salía de mi cabeza.

Como verán la pareja central ya está decidida.

Así que no quiero quejas…..ME OYERON!

Debo decir que posiblemente en estos momentos ya haya publicado el inicio de otra historia que para su sorpresa es del anime y maga de One piece con un leve cosgrover con Dragon boll GT. Espero que se pasen a leerla ya que también va para largo.

También que dentro de unos días publicare otra nueva historia, esa sí que será corta y será del manga ya acabado de Naruto y será por completo un…..NaruHina.

YEAAAAA!.

Saben, entre mas reviews tenga más rápido actualizare.

TheDarckAngel se despide.

BYEBYEBYE.