Egoísmo

Capítulo uno: Prólogo

"No significó nada." dijo.

Sus ojos tristes y decepcionados seguían presentes.

"Nada para él." Dijo con seguridad. "Y nada para mí."

Estúpidamente, lo creyó. Quizás porque las mentiras eran cálidas. Y la verdad sólo abría la puerta a la realidad.

Y a veces la realidad puede golpearte duro, fuerte y sin anestesia.

Luego de un incómodo beso en la mejilla, Al detuvo su automóvil en la puerta de su casa. Winry no estaba lista para retirarse aún, le insistió y casi suplicó que siguieran hablando.

"Estoy cansado, Win. Nos vemos mañana." dijo él sin quitar la vista del parabrisas. Como si hubiese algo más interesante que observar.

En otra situación, la rubia hubiese gritado algo parecido a "¡AL, IMBÉCIL!" y no hubiesen bastado ni cinco camiones para retirarla de allí.

Pero hoy decidió solo entrecerrar sus ojos y asentir su cabeza en manera de afirmación, para luego bajarse del auto sin decir una palabra más.

Subió las escaleras, abrió la puerta de su habitación y automáticamente se recostó boca abajo sobre la cama.

Las palabras de Al seguían retumbando una y otra vez en su cabeza.

No había llorado.

Lo que hacía el hecho más grave.

¿Cómo podía?

Ah, pero sí, así de grave era.

Sabía que no tenía que pensar más de la cuenta. Por lo menos, no por ahora. El sol la despertaría por la mañana, y la tortura para ambos seguiría continuando, latente. Lo más inteligente que podía hacer ahora era descansar.

Winry se deslizó entre las sábanas, cerró sus ojos y esperó que el sueño se apoderara de ella. Pero conciliar el sueño le resultaba más difícil de lo que imaginaba. Corrió las cortinas de la ventana, observando casi hipnotizada la luna de esa noche. Era hermosa y luminosa como siempre.

Lástima que parecía un poco triste.

Por un instante, intentó divagar con su vista si es que el auto de Al seguía estacionado en la puerta.

Obviamente que no, ya sabía que se había retirado de allí hace un largo tiempo.

Se sentó sobre el borde de la cama, su cabeza descansando sobre el borde de la ventana mientras observaba el cielo.

Winry era estúpida. Incoherente. Impulsiva.

Estúpida otra vez. Dos y millones de veces más.

Y confusión parecía ser una palabra que últimamente la describía a la perfección.

Tragó aire como si fuese la última bocanada que llegaría a sus pulmones.

Y así la rubia recordó, imprudentemente, la primera vez que lo había visto.

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No llovía.

Tampoco nevaba.

Y el sol de ese día no estaba brillando más de costumbre ni de otra forma inusual.

Tampoco caían dramáticas hojas de los árboles ni pétalos de flores rosadas.

No era como los cuentos de hadas ni como lo había soñado, no había nada de lo que podía sospechar que se avecinaría algo que podría cambiarla. La verdad era que Winry estaba siendo presente lo que se trataba una tarde de lo más normal, común y corriente.

Excepto que ésa era una de las primeras citas que tenía con Alphonse.

La incomodidad y los nervios que acompañaban el ambiente eran evidentes.

Winry se distrajo cuando, de repente, Al levantó la vista e hizo una seña con la mano. Si hubiese prestado atención, hubiera sido consciente de que Al no estaba precisamente llamando al mesero para pedirle la cuenta.

-¿Ah? ¿Qué haces aquí?-

-¿Qué haces aquí? Prometiste que llamarías el momento en el que volverías.- exclamó.

-¡Bueeeeeno!- fue su respuesta mientras que colocaba sus hombros detrás de su nuca.

La rubia levantó la vista hacia la persona desconocida que estaba frente a ellos.

Se encontró con un apuesto hombre de cabello y ojos dorados.

El parecido entre ambos era evidente.

La diferencia estaba en que éste tenía el cabello más amarillo y largo que el de Al, y aunque tenía el mismo color de ojos dorado que siempre llamaban su atención, había algo más.

Algo.

A pesar de los ojos curiosos de Winry que seguían observándolo de arriba abajo, éste aún no había sido consciente o por lo menos, no se había mostrado interesado con su presencia. Su sonrisa se extendió para escapar una carcajada, mientras que hablaba con Al. Winry intentó prestar atención a la conversación, aunque no era más que dos amigos, familiares o conocidos hablando con alegría, y nada que ella podía acotar.

-Déjame presentarte. Nii-san, ella es Winry. Winry, él es Edward, mi hermano mayor.-

Finalmente, el chico fijó su mirada en la rubia que estaba sentada frente a Al.

No sabía que le había gustado más, su pelo rubio y largo, sus ojos azules, sus labios o su camisa color azul que revelaba el inicio de sus senos.

-Es un placer conocerte.-dijo ella, estirando su mano con una sonrisa en su rostro.

Él abrió los ojos en modo de sorpresa y luego le respondió con otra sonrisa.

-Igualmente.-

Luego de eso, Edward le dijo a su hermano que tenía un par de cosas pendientes que hacer. Antes de que Al pudiese preguntar, Edward lo calló con un saludo y antes de irse en cuestión de segundos, se dirigió hasta la rubia y dijo "hasta pronto".

Y eso fue todo.

Nada más ni nada menos.

Luego, la cita resultó sorprendentemente bien.

Para ella, Al era; sin vuelta atrás, perfecto.

Winry se enamoró de Al.

Y Al se enamoró de Winry.

Cuando su relación en términos reales comenzó, todo era fácil, todo estaba bien.

Todo era mágico.

¿Qué tan difícil podía ser?

Y el cumpleaños de Al fue la segunda vez que se lo encontró.

Era la primera vez que Winry concurría a un cumpleaños de él, con el título de novia.

Así que el hecho de estar rodeada entre tanta gente desconocida y la tonta presión por tener ese título, la había puesto un poco nerviosa.

Al lo notó, y gracias a eso, no tenía la mínima intención de apartarse de su lado.

Winry le gritó enojada, diciéndole que era su cumpleaños y tenía que disfrutarlo. A pesar de sus gritos que lograban asustar y alejar a Al con facilidad, la conocía a la perfección. Simplemente era Winry siendo amable. Ella hablaría con alguien, todo estaría bien y sus tontos nervios desaparecían en cuestión de segundos.

¿Qué tanto podía costarle eso?

Así fue como terminó ella en un rincón, sentada en una silla, con un vaso lleno como único acompañante en esa gran fiesta.

Luego de un rato, fue consciente de que su vaso se terminó más rápido de lo que pensaba. No es que le interesara seguir tomando, solo que le parecía lo más apropiado y la acción más disimulada para evitar mostrar su aburrimiento de esa noche.

-Disculpa, ¿podría tomar un trago?-preguntó amablemente a una persona quien estaba dándole la espalda.

-¿Uh?- lo escuchó pronunciar, al mismo tiempo que se daba vuelta para enfrentarla.

Antes de que pudiese servirle un poco de la botella de licor que descansaba en su mano, la rubia lo señaló con su dedo índice y exclamó:

-¡Yo te conozco!-

-¿Qué?-

-Fue hace varios meses atrás. Eres el hermano mayor de Al, ¿Edward? Si mal no recuerdo.- sonrió ella.

Edward se detuvo unos instantes, arqueando sus cejas. Intentó de recordar, y al instante su rostro apareció en su cabeza.

-Winry, ¿cierto?-

La rubia sonrió y asintió con la cabeza.

Cinco segundos se fueron en silencio. Hasta que Edward recordó que aún la botella de licor descansaba en su mano y casi al instante, sirvió un trago en el vaso vacío de ella. Ella le agradeció antes de beber un sorbo.

-Creo que Al está por allá, si es que lo estabas buscando.-dijo mientras que tomaba un poco de su propio vaso, dejando la botella sobre la mesa.

-Ah, sí, lo sé.-respondió con una sonrisa incómoda.

Edward la miró con un poco de sorpresa.

-¿Acaso no quieres estar con él?- preguntó casi irónicamente.Ante la fingida mirada confusa de ella, agregó:-Me dijo que tú y él están juntos.-comentó distraídamente, y al instante las mejillas de la rubia se enrojecieron.

-No puedo estar alrededor de él toda la noche.-explicó. –Es su cumpleaños, ¿no? Antes me dijo que había muchos amigos suyos que no veía desde hace un gran tiempo. Sería estúpido y egoísta si se quedara conmigo sólo porque no conozco a nadie.-

-Q… ¿Qué?-preguntó ella con sus mejillas aún enrojecidas, viendo como el rubio frente a ella seguía riéndose a carcajadas.

-Nada malo.-respondió, intentando respirar otra vez.

A pesar de los ojos confusos de Winry, la verdad es que no era nada malo.

Edward solo pensó en su cabeza que, exagerado o no, quizás, su hermano menor había elegido a la indicada ésta vez.

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-No puedo creer que de verdad te simpatizara.-

-¿En serio?-

-De hecho, no puedo creer que a él le agradaras .- agregó con una sonrisa en sus labios.

-¿¡Qué estás queriendo decir con eso, Al?!- exclamó la rubia con unos ojos que podían asustar a cualquiera. Incluyéndolo.

-¡Nada malo!- sacudió sus manos velozmente en manera de negación. –Sólo que Nii-san es una persona un poco complicada.-

-¿Qué?-

-Es decir… al principio, es insoportable. Irresponsable, molesto, y quizás tampoco es muy amable. Pero… cuando comienzas a conocerlo, y con eso me refiero a conocerlo de verdad… verás que es una buena persona.-

Sus ojos azules se cerraron por unos instantes.

-Lo sé.-

-¿Lo sabes?-

-¡Claro! Siempre dices buenas cosas sobre él. ¿Y sabes qué? Se debe sentir muy orgulloso de tener un hermano como tú.-

Al se quedó mirándola.

-¿Dije algo malo?-

-Para nada.-

-Como sea, es un buen chico.-

-Tal vez podríamos salir a cenar alguna vez los tres. Ya que ambos pudieron congeniar.- comentó con una típica sonrisa que fue borrada al instante que notó como las suaves manos de su novia rodeaban su cuello.

-¿Qué estás haciendo?-

La rubia sonrió ante la inocente pregunta.

-Nada.- sonrió ella, dándole suaves besos en sus labios.

-Entonces… ¿qué te parece mi idea?-

-¿Cuál idea?-

-Winry…-

-Hablemos de eso después.- ronroneó en su oído antes de seguir con su acción que tarde o temprano, ganaría.

Y Al no era precisamente fuerte cuando se trataba de ella.

Un pequeño grito de sorpresa escapó de la rubia cuando sintió los brazos de Al aferrándose a su espalda.

-¿¡Qué estás haciendo?!-

Al besó sus labios entre risas antes de llevarla hasta la habitación.

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N/A: Oh, no, no. Obviamente que nada de esto termina acá :D. Ku-ku-ku. Perdón pero adoro la relación Edward-Winry-Alphonse, y siempre me gustó jugar con éste trío. ¡Y al fin tengo la oportunidad de hacerlo! ¡DE VERDAD! ¡YAHOO! Espero que les guste, porque amo a cada uno de éstos rubios, y espero llegar a escribir reales conexiones entre ellos porque es mi sueño hecho realidad (BOEEEE) Jajaja. Y sí, lo primero fue un flash-back, por si no quedó lo suficientemente evidente… Y AMO LOS FLASHBACKS. Y Obvio que me volví un poco loca con esto, espero recibir sus más honestas opiniones (aunque solo sea el prólogo) así sé si vale la pena continuarlo o no :P. Les mando un beso enorme!

Kit.