Ni®vana
El nirvana es el cese del sufrimiento; un estado que resulta de la extinción de los deseos.
El término proviene del vocablo sánscrito nirvāṇa que significaría 'extinción, calma, quietud, enfriamiento, cese, soplo (de una lámpara), desaparecer'
Porque los deseos, que son distintos de las adicciones, sí pueden cumplirse, saciarse; así es como se extinguen: sólo una vez realizados. Así es como la paz llega justo después de que Horo gime su nombre, como si todo el mundo estuviera muerto y ellos dos fueran lo único vivo sobre el cadáver de un planeta vacío.
Ren quiere desaparecer, quiere pegarse un maldito tiro cuando ve a Hao abrazando a Horo; eso es sufrimiento, es la tortura que le toca vivir. Un martirio que sólo se detiene cuando vuelve a hacerlo suyo, cuando recuerda que Horo-horo le pertenece exclusivamente a él, a nadie más, es su tesoro, su ángel, su todo. Solamente suyo.
Y es el placer lo que lo hace evaporarse, cuando los besos inundan la habitación y sus pieles vuelven a soldarse, cuando la sonrisa cautivadora del ainu proyecta en su vista todas las respuestas, todos los secretos que Ren necesita saber.
Al terminar, todo es calma, un silencio increíble y frágil como una estrella de cristal, el cabello de Horo sobre la almohada y sus propias manos encarcelando las muñecas ajenas, un anda, suéltame que sólo le incita a más, pero más tarde. Porque los deseos resucitan; sin embargo, al contrario de las adicciones, estos sí que pueden ser aplazados, al menos durante un rato.
Posteriormente, todo vuelve a doler, Hao vuelve a tomar el control. El título de mejor amigo es abusado por el castaño, sus miradas son semáforos, señales de alerta, porque Ren sabe que el chico desea algo que no debería tocar si aprecia estar vivo. Pero sí, duele, duele no poder saltarle encima a ese idiota porque Horo lo aprecia, porque comparten un pasado que Ren no logra adivinar, que lo acecha en los rincones oscuros y lo vuelve paranoico.
Todo es negro y el amor le sale a borbotones; amor, deseo, celos que queman y que ni siquiera deberían estar allí. Pero no lo puede evitar.
Es en la noche cuando todo es definitivo, cuando Ren roza el nirvana durante segundos que duran para siempre, cuando, una vez más, se encierra con Horo, dehace sus labios en besos que nunca terminan, da permiso a sus manos para que se infiltren y palpen un cuerpo que han extrañado durante demasiado tiempo. Es cuando se permite sonreír, primero con lascivia y luego, con ternura; después de hacerle el amor, de escuchar esos llamados que lo incendian por dentro, el aire se congela y su corazón deja de latir.
Por un instante, todo es perfecto.
A parte de agradecerles por leer, quiero comunicar que el capítulo XX de Realmente Amor que estaba escribiendo, por motivos ajenos a mi conocimiento, se borró y que por consiguiente, deberé reescribirlo según me acuerde de lo que había puesto xD Paciencia, porque les gustará y el feriado me servirá para ponerme en campaña.
Nos estamos viendo, gracias y adiós.-
