Capítulo 1
Ella apoyó la cabeza en el hombro de él, pero siguió mirando el espejo. Sabía que no debía apartar la vista. Siempre que dejaba de mirar, él dejaba de tocar... y a ella la volvía loca que la tocara. Y sí, verlo en el espejo hacía que resultara mucho más intenso, más ardiente. Los ojos profundos de él se encontraban con los suyos en el espejo. Ella estaba en las rodillas de él, con la espalda contra su pecho y las piernas separadas. Él deslizó la mano entre sus muslos y sus dedos largos separaron las piernas de ella para abrirlas a sus caricias y su placer. Sus dedos resultaban oscuros contra la piel rosada y desnuda de ella; se posaron en el portal hambriento de ella... oh, sí... qué bien... ella no quería que parara... lo deseaba.., ya faltaba poco...
El timbre del teléfono que había en la mesilla estropeó el momento y la sacó de su sueño. Bella levantó el auricular con el cuerpo tenso y los muslos húmedos.
-¿Diga?
-¿Estabas durmiendo? -preguntó Mike. Su voz, normalmente alegre, sonaba un poco forzada. Claro que también podía ser que ella estuviera transfiriéndole la tensión producida por estar al borde del orgasmo en su sueño. 0 podía ser porque Mike se mostrara crítico con ella, cosa que sucedía cada vez con más frecuencia. Era casi como estar con sus padres.
-Hum -ella trabajaba de planificadora de eventos para un grupo de abogados y no tenía un horario de oficina al uso-. Anoche fue la fiesta para ese cliente alemán, ¿recuerdas? Luego los abogados han disfrutado de un encantador desayuno de trabajo a las seis y media de la mañana. Imagínate cómo me apetecía salir de la cama a las cuatro y media de un sábado, dormir la siesta no es pecado.
La excitación sexual y la culpabilidad ponían una nota ronca en su voz.
-¿Tú trabajaste mucho anoche? -Mike invertía muchas horas en su galería de arte, que cada vez era más conocida.
-Bastante -la voz de él sonaba extrañamente tensa.
Puede que fuera su imaginación. Estaba tan rígida que quería llorar. Debería reírse y confesarle a su futuro esposo que acababa de tener un sueño erótico y que necesitaba terminar y pedirle que la ayudara.
En otro tiempo, Mike no habría tenido ningún problema en ponerse a excitarla por teléfono y llevarla al orgasmo con sus palabras, pero ahora ella ya no estaba tan segura. Últimamente él no tenía nada de tranquilo y relajado. ¿Y qué pasaría si en el calor del momento le revelaba que no era él el hombre que le abría los muslos en sus sueños? ¿Y si el hombre con el que había prometido casarse no podía continuar el sueño y llevarla al lugar mágico del final?
-Pensaba pasarme por tu casa cuando cierre la galería esta noche -dijo él.
-Me parece bien, siempre que traigas la cena y nos quedemos aquí -ella no pensaba ponerse a cocinar con tan poco aviso.
-De acuerdo. Quiero hablar contigo.
Bella se incorporó un poco en la cama. Mike y ella hablaban a menudo, pero cuando alguien anunciaba que quería hacerlo...
-¿De qué?
-Es muy complicado para tratarlo por teléfono.
-Eso que acabas de hacer es terrible. No puedes empezar algo y dejarme a medias.
-Perdona, pero tendrá que esperar hasta esta noche -no era su imaginación; definitivamente, él sonaba tenso.
-De acuerdo...
Sexo. Seguro que era de sexo. Aunque, por otra parte, en ese momento ella no podía pensar en otra cosa.
-¿Te apetece comida tailandesa?
-Bien. Ya sabes lo que me gusta -musitó ella con segundas intenciones y la esperanza de que él iniciara un episodio de sexo telefónico sin tener que pedírselo.
Mike carraspeó como si las palabras de ella le resultaran incómodas.
-Ah, sí... llevaré pollo con curry.
Adiós al sexo por teléfono.
-Me parece bien.
Él volvió a carraspear. 0 estaba nervioso o había pillado un resfriado.
-Creo que voy a llevar a Edward conmigo.
Bella apretó el auricular con fuerza y su temperatura interior subió varios grados.
-¿Edward? -se lamió los labios, secos de pronto, y se tumbó boca abajo-. ¿Y por qué va a querer él venir a mi casa? Me ha evitado como a la peste desde la sesión de fotos. Es evidente que no le caigo bien.
-Es un hombre ocupado. No creo que le caigas mal. Edward sólo es...
-Oscuro. Pesimista. Cínico. Intenso. Creo que eso es todo -y sexy hasta el pecado, pero no le parecía que eso fuera una observación prudente sobre el mejor amigo de su prometido.
Mike se echó a reír y Bella le agradeció que no lo molestaran sus críticas a Edward.
-Edward es Edward -dijo él-. ¿Puede venir conmigo?
¿Si podía ir? Bella se humedeció más todavía y sus pezones se endurecieron. El protagonista de su sueño era el intenso y pesimista Edward, con su casi imperceptible acento británico.
-¿Bella? -preguntó Mike.
Ella se retorció en el colchón.
-Sí, claro que puede venir.
Sólo con decirlo se excitó todavía más. Los remordimientos y la vergüenza alimentaban la lujuria oscura que Edward le inspiraba casi todas las noches. Era el mejor amigo de su prometido, la despreciaba y ella tenía sueños eróticos con él.
-Llegaremos poco después de las nueve.
Bella colgó y cerró los ojos. ¿Por qué quería ir Mike con Edward? ¿Por qué querían estar los tres juntos? ¿Y qué iban a hacer?
Una fantasía oscura ocupó su mente. Los tres juntos allí en el dormitorio. Mike, rubio y blanco de piel. Edward, un chico británico de ojos verdes. Dos hombres sexys empeñados en tocar y saborear cada centímetro de la piel de ella y sólo con el propósito de darle placer.
Parpadeó y sacó el vibrador del cajón de la mesilla. No podía pasarse la tarde así.
Mike era su prometido. Y la mayor parte del tiempo era divertido, generoso y cariñoso. Tal vez ella no pudiera controlar sus sueños, pero ahora estaba bien despierta.
A pesar de sus esfuerzos por centrarse en Mike, fue la imagen de Edward la que se impuso cuando se estremecía durante el orgasmo.
¿Que dicen?
¿La continuo? Ustedes dirán... como saben es adaptación. ;)
AraXO
