Cuando era niña amaba a las princesas; se imaginaba a sí misma con uno de esos vestidos pomposos y estúpidos de algún color demasiado llamativo.

Con brillo y esas maricadas.

Soñaba con su príncipe azabache y de profundos ojos azules. Pero ese príncipe resultó estar enamorado de un bufón pelirrojo con ojos verdes.

Bien, debía admitir que el Style era su shipp favorito, pero eso quedaría entre ella y su diario.

A sus dieciséis años Wendy ya no era una princesa, no esperaba que el chico Marsh la rescatara de una torre inexistente, ni deseaba usar un vestido digno de Charlotte LaBouff*.

Esperaba un príncipe diferente todas las noches en su habitación con un vestido que seguramente Audrey Bitoni* usaría para recibir a su plomero.

Y quizás, sólo quizás, no era un príncipe. Si no otra princesa que al igual que ella, no esperaba ser salvada de un dragón ficticio ni aguardaba a que un caballero la besara para dejar de ser una mujer mitad pescado.

Puede que ninguna sea realmente una princesa y sólo jugaban a serlo como cuando eran niñas.

Porque Bebe era lo único que necesitaba para que su vida fuera un mentecato y cursi cuento de hadas.

Y tal vez, sólo tal vez, realmente no esperaba una historia de Disney en su vida.

...

*Personaje de la película "La princesa y el Sapo".

*Actriz porno.