El yo aferrado al los laboratorios y a sus químicos estaría orgulloso de lo que se convirtió?

Seguramente no.

Lo más probable es que se hubiera molestado. Asqueado incluso, solo por haber cometido el error más grande de su vida. Enamorarse.

Y no es simplemente el aferro físico, que requiere cada fibra de tu cuerpo, o cuando tu mente te idealiza a la persona solo por haber llegado a darle un vuelco a tu vida completa. Es mucho más que eso, esto iba más hayá de mi propia moral. Una muy estricta moral que me había forjado luego de perder alguien que creerías estaría para toda la vida.

Demonios! No puede ser más preciso todo esto?

No puede llevar simplemente un procedimiento como cada experimento?

Porqué debe ser así de confuso?

Porque debe ser tan...doloroso?

Siempre volvía en cada sueño que tenía...y siempre caía en su red, a su merced.

Cada maldito año desde que dejé de saber de él, aquel que como perro quería acaparar tu tiempo con sus caritas tiernas. Siempre a la espera de que me doblegara, para que se trasformara en algo que ni Dios mismo alejaría de mi.

Intenté por todos los medios olvidar cualquier pensamiento extraño que me lo recordara, pero siempre estuvo ahí, su escencia misma que de repente recordaba, hasta la última frase que me dijo.

"Debo marcharme, no quiero...continuar con esto"

Esas palabras a través de los años han hecho de mi una persona aún más introvertida. De los pasos que había dado hacia adelante con ese molesto Kouhai, retrocedí un millón más.

Era momento de conocer a el #yo# que estaría por el resto de lo que me queda de vida.

Ese yo que se llenaría de eterna soledad...

...

-Maldición!

-¿Que sucede Souishi-san?

Había dejado caer un vaso de precipitado al suelo, el profesor asistente Miyoshi me asignó a su laboratorio para más apoyo, era la primera vez que estaba haciendo algo con mi vida que no fuera más que pensar en el idiota de Morinaga.

-No se preocupe profesor, iré por algo para juntar esto.

-No no, Souishi-san, yo lo hago no queremos que salga lastimado.

Su mano rozó con la mía, algo que en ese momento pasé desapercibido, ya me había acostumbrado un poco al contacto físico de otras personas para no ser tan grosero como pensaba el viejo. Sin embargo, hay algo que no me deja quedarme cómodo con este tipo de situación.

-Bueno profesor, debo irme, ya es algo tarde.

-Esta bien, buen trabajo Souishi-san.

En efecto las cosas cotidianas avanzaban sin problema, pero siempre a mi mente le llegaba el momento de recordar. El momento de tortura constante que siempre aparecía cada que regresaba a mi hogar.

Ese lugar repleto de soledad; tan solo me acompañaba mi tía Matsuda, pues mi padre había emprendido el viaje de su vida a causa de su trabajo. Mis contactos eran limitados y el unico ser molesto dentro de ese círculo tan pequeño era Isogai.

Se supone que debía haber cortado toda comunicación, incluso con ese torpe que por poco lastimaba a Morinaga en aquella ocasión de la graduación.

FLASHBACK

-ESE IDIOTA!...Te encuentras bien?

-Eh?...si..SI, me encuentro bien

El auto del idiota de Isogai se perdió en la avenida, luego de eso llegó el otro amigo de Moinaga y la noche transcurrió tranquila.

FIN FLASHBACK

Aún así, es la unica persona que me ha aguantado mis desplantes, no podía simplemente alejarlo. Incluso escuché que esa ocasión dio como fin a la relación homo que tenía con ese amigo de cabello extraño que siempre estaba detrás de Morinaga...Maldición, siempre estaba como lapa pegado a él! Acaso le gustaba?!

-(Concéntrate Souichi, no es momento para pensar en cosas sin sentido)

Era mi especie de mantra rutinario, no pensar en cosas que no sabes si sucedieron o no. De cualquier manera no me puedo excentar de haber hecho cosas malas.

Era cierto, pues aquella ocasión, en el que mi corazón rebazó de más a la razón, escupí lo que creí era algo que no debía haber sucedido nunca, el mencionar siquiera el nombre de dicha mujer que siempre tuvo razones para separar a Morinaga de mi lado, aún con nuestro trabajo de por medio; fui un idiota por no sospecharlo antes, todo por dejarme llevar por esos desplantes ridículos de la adolescencia.

Lastimé profundamente los sentimientos de Morinaga...y nunca me lo voy a perdonar jamas.

Sus ojos que siempre irradiaban dicha y luz a mi opaca y burda existencia, se tornaron opacos, sentí como mi corazón latía por la culpa. Porqué mis acciones nos llevaron a esto que vivimos ahora?!

Es como estar en el día más nevado, todo el día, todos los días. Con colores grises que no se irían. Todos eso era mi martirio mental desde que le hice subir a ese autobus que lo alejaría de mi para siempre.

Debíamos ser fuertes para salir adelante, tratar por los medios posibles no volvernos a ver. Eso había sido anotado en mi mente como regla de oro. Para no dañarnos más de lo que estábamos. Si yo mismo sentía como el aire se volvía tan denso y como todo lo bueno de mi se alejaba a varios kilómetros, no me imaginaba como se sentiría dentro del corazón de ese kouhai.

Era algo que me autoimpuse, así como en el pasado cuando me había impuesto no salir con nadie. No quería volver a pasar por ese dolor otra vez...y no tenía pensado el regalarle mi confianza a alguien más.

No cuando él se llevó todo de mi. Aprisionó mi corazón, robó mis pensamientos y recorrió cada parte de mi cuerpo. Esta penitencia la cargaría por ambos, aún si la misma me llevara al borde de la locura.

Con los recuerdos brotando con el viento nocturno, me dirijo a mi nuevo hogar. Hacía un tiempo, le había comentado a mi padre de vivir por mi cuenta. No quería preocuparle con mi precencia sombría que cada vez era más notoría; no tuvo más opción.

No era nada lujoso, cosa que en mi familia tenían la mala costumbre de que todo fuera de última generación, cosa que a mi me sofocaba. Lo unico que yo necesitaba era que el sitio estuviera en buenas condiciones, del resto me encargaria yo, aunque fuera dificil.

-(Lo único que quiero es dormir. Pero la ineptitud no se resuelve sola)- fue lo que me dije al sacar el montón de papeles por revisar de los experimentos en los que el profesor asistente Miyoshi. No comprendo porqué sigue trayendo personal tan inutil si al final solo acabamos haciendo todo él y yo!

-(Al menos Morinaga lo hubiera hecho mejor...sin tantos errores...)

Maldición, de nuevo pensando en el idiota! Destesto mi mentalidad reacia a olvidar. Las cosas no volverán a ser igual, entonces porqué me torturo de ese modo remontándome al pasado, aferrandome...

Las lágrimás, como rios, dodaban sin piedad en las mejillas de Souishi. Cosa que le molestaba bastante,e staba harto, pues era la rutina de casi todos los días desde que el camino que compartía con aquel chico de cabellera azulada y profundos esmeraldas había tomado otro rumbo.

Sus días eran una espina que se encajaba más y más en su herido corazón. El estaba sumamente sumido enun abismo que no encontraba manera de salir por mucho que intentara, se sentía atrapado; las cadenas de la culpa le pesaban demasiado y sus heridas no sanaban.

Estaba conciente que núnca nadie había llegado hacerle sentir de esa manera. Uno de sus seres más preciados para él había sido lastimado por sus acciones. Debía hacer algo, por mínimo que fuera, encontraría la manera de al menos saber de él.

Lo buscaría por cielo y por már si fuera necesario. Estaba dispuesto a arreglar las cosas, a tratar de pegar las piezas rotas de ese hombre al que terminó de destruir con su indiferencia y su orgullo.

Lo que no sabía era que no todos los que estaban a su alrededor se quedarían de brasos crusados para ver como iba tras su felicidad.

No todos en este vasto mundo tienen las mismas sanas intenciones de hacer el bien y mucho menos si no es por conveniencia. La mente enferma de algunas personas puede llegar a ser perturbante y en ese preciso momento en el que nuestro amado chico de mirada miel arrojaba pensamientos a quien una vez fue su amante. Aalguien más planeaba arruinar todo comentiendo una atrosidad imperdonable.