EL ORIGEN DEL MAL
CAPÍTULO 1: EL FUEGO Y EL HIELO SE ENCUENTRAN
— ¿Está todo listo? — preguntaba una hermosa mujer de blanca tez al hombre que la acompañaba.
—Sí princesa ya todo está arreglado, tienes la paga—pregunto él.
Una delicada mano saco un gran fajo de billetes y se los entregó al hombre de negro.
—listo, fue un placer hacer negocios—añadió él con una sonrisa.
La bella mujer emprendió su camino dirigiéndole también una sonrisa a su acompañante, aquella no era una persona común, no solo por ser una chica realmente hermosa, sino porque poseía un aura extraña y envolvente.
Era rubia y tenía unos ojos penetrantes que reflejaban una gran tristeza y una gran maldad; su caminar era elegante, usaba una larga gabardina blanca en punta que dejaba ver una pequeña parte de la blusa de encaje que la cubría, llevaba unos pequeños shorts negros muy a la moda, cualquiera pensaría que se trataba de una súper modelo.
Sin embargo, lo más peculiar de esta chica no era su elegancia, sino que detrás de esa gran belleza se escondía una poderosa inteligencia casi siniestra. Natsu era la hija de una de las familias más poderosas del país, la familia Takarada, dueña de las empresas takarada unas de las más grandes e influyentes de Japón.
En aquel momento había tomado una de las decisiones más arriesgadas en toda su vida, estaba feliz y quería celebrar el acontecimiento que se avecinaba, así que decidió caminar para buscar un buen lugar, la gente en la calle no podía ignorar a aquella extraña, ya que era alguien que no se veía a menudo en un sitio como ese; sin embargo el panorama cambio por completo en un instante y Natsu dejo de ser el centro de atención.
su presencia paso inadvertida cuando un repentino estallido, proveniente de unas cuantas calles más adelante, tomo a todos por sorpresa, el sonido de un disparo y los gritos de la multitud a lo lejos llamaban la atención de los transeúntes.
¡Por dios está muerta, llamen a una ambulancia! — se oía a la distancia.
—La gente sí que es escandalosa en estos lugares. —dijo Natsu mientras continuaba su camino.
En el lugar del incidente se encontraban ya ambulancias y policías.
—efectivamente momentos antes una mujer fue herida por una bala, lamentablemente el tiro dio directo al corazón y fue tan preciso que esta falleció al instante. — decía uno de los paramédicos.
¡el tirador debe estar cerca, busquen en todas partes! — ordenaba un inspector, rubio y con anteojos.
—bueno con el resto de la paga por este trabajo, podre vivir cómodamente en Tokio, solo falta buscar un buen lugar para quedarme— pensaba un hombre alto y siniestro.
La gente a su alrededor se retiraba con cautela ante la presencia imponente de aquel sujeto, este vestía completamente de negro, su ropa se veía vieja y desgastada aunque no tanto como sus zapatos; fumaba un cigarrillo y caminaba con desdén, sus ojos estaban cubiertos por una sombra negra, pero aun así, si lo miraras más de cerca podías notar que era realmente atractivo. En medio de su caminata se detuvo un momento frente a una de las casas de aquel ahora desolado barrio.
—THE TEMPLE BAR…— leyó el extraño, que sin pensarlo dos veces empujo la puerta.
Las pocas personas que ocupaban aquel lugar salieron despavoridas al verlo, este se sentó en la barra y pidió un trago a un asustado camarero que trato de mantener la compostura para que no se notara su nerviosismo; el bar estaba casi vacío.
Minutos después la puerta se abrió nuevamente, dejando ver una hermosa figura que transmitía una sensación muy parecida a la de aquel extraño, claro que al contrario de este, ella era alguien a quien no podías dejar de mirar, sin lugar a dudas era la hermosa Natsu quien también había encontrado aquel lugar muy bueno para tomar algo.
La hermosa mujer desfilo hasta la barra, donde instintivamente tomo asiento junto a nuestro siniestro personaje.
—un Martini por favor. — dijo con un tono muy sensual.
—Aish, ¿las niñas como tú no deberían estar en la escuela?—dijo el hombre de negro, él no sabía que lo había impulsado a hacer ese comentario, solo pensaba tomarse un trago y salir del lugar, jamás le hablaba a nadie, y menos a un desconocido, pero había algo que le molestaba, no sabía que era pero la presencia de aquella extraña le disgustaba enormemente.
Natsu no dejo pasar el comentario y se dio la vuelta en su silla para quedar mirándolo fijamente a los ojos.
Con mucha cautela y temiendo por la vida de aquella jovencita, el cantinero le sirvió lo que había pedido.
—umm vaya los hombres como tú… ¿no deberían estar en la cárcel? —dijo Natsu con un tono aún más sensual que el que había usado para pedir el trago.
El extraño frunció el ceño dejando escapar una sonrisa realmente siniestra ¿Quién se creía esa mujer para hablarle y sostenerle la mirada?
¡Vaya! sí que eres guapo, te ves… realmente interesante ¿no crees que deberías invitarme un trago? —dijo Natsu, quien al ver el rostro de aquel hombre quedo extasiada, no sabía que era pero había algo en sus ojos que la enceguecía, que le encantaba.
Por otra parte, él estaba a punto de estallar de la rabia que sentía, pero al ver que se trataba de una hermosa mujer pensó hacerle pagar su insolencia, su mente se llenó de mil pensamientos macabros de todo lo que podía hacerle a aquella chica, definitivamente era alguien a quien debería castigar.
—Humm—suspiró.
—Ya veo no tienes como pagarme un trago— ¡¿Qué?! — sí es así no hay problema, hoy estoy muy feliz así que yo invito. — Le dijo ella.
—Jajaja, no te preocupes por eso si quieres un trago entonces yo te lo pago, pero creo que alguien como tú merece ser llevada a un mejor lugar, serias una buena compañía por un rato—dijo, dedicándole una mirada de arriba abajo.
—humm que interesante, me encantaría— dijo Natsu acercando más su rostro y dibujando una perfecta y pícara sonrisa—. Aunque te puede quedar gustando—
Natsu estaba feliz, realmente tenía muchas ganas de estar con aquel extraño, quería saber que se sentía estar entre los brazos de un hombre tan fuerte e inusual, así que sin pensar en lo que le podía suceder siguió a aquel hombre fuera del bar, y camino absorta por su presencia en aquellas calles aún vacías.
Él había pensado en hacerlo en el bar, pero no quería arriesgarse; su mente nunca había estado tan hiperactiva ante la idea de hacer sufrir a alguien; primero pensó en llevarla al baño del bar y torturarla, bañarla con una botella de whisky y por qué no, poner las cosas un poco calientes con un cigarrillo, pero desistió de la idea casi inmediatamente, tenía que trabajar, así que lo mejor era hacerlo lo más cerca posible para llegar a tiempo, de repente una brillante idea ilumino su mente, porque no hacerlo allí mismo, igual solo haría desorden en un lugar.
Caminaron en silencio hasta la parte trasera de una gran compañía, ese era el lugar preciso para cometer su crimen, pronto podría ver gritar de dolor a aquella insolente mujer.
—huh ¿Qué pasa? ¿No me digas que te deje sin efectivo?... Aunque, la idea de este sucio y lúgubre lugar no me desagrada, creo que estaríamos más cómodos en mi casa ¿Qué dices? —dijo Natsu.
— ¡Jamás! ¿Qué crees que haría yo en tu casa? además tengo un trabajo que hacer aquí así que lo considere lo más apropiado. —
— ¿trabajo? Ha de ser muy interesante, no creo que seas un empleado para entrar así… pensándolo bien, tampoco tienes la cara de uno. —
—Si vienes conmigo te explicare cuando estemos dentro. —
—De acuerdo— acepto Natsu sin pensarlo.
Ofreciéndole una mano a su delicada compañía y cortando la alambrada de la cerca, corrieron por el patio trasero hasta una pequeña puerta que se encontraba cerrada, rápidamente y con una fuerza sobrehumana la cerradura fue cortada sin ningún problema, él la tomo de la mano y corrieron por las escaleras, sin lugar a dudas él sabía muy bien a donde debía dirigirse.
Ya estando dentro, en uno de los pasillos vieron a un hombre servirse café de una de las máquinas que allí se encontraban, Natsu no pasó desapercibida la expresión de odio que le dirigía su acompañante al hombre de la máquina.
Muy despacio siguieron a aquel hombre y lo vieron entrar en una de las oficinas, se trataba de algún empleado de alto rango que se había quedado a trabajar hasta tarde, él ya había encontrado lo que buscaba, sabía exactamente lo que debía hacer, primero se desharía de ella, luego de él; hábilmente arrastro a Natsu hasta un pequeño cuarto que se encontraba cerca y haciendo uso de su gran fuerza la acorralo contra la pared, esto produjo que unos cuantos traperos que se encontraban allí cayeran al suelo.
—Vaya ahora sí que se ponen interesantes las cosas. —dijo Natsu, quien aunque no quería que lo notara estaba un poco agitada y sorprendida por el inesperado movimiento de su compañero, eso la extasiaba aún más.
Mira niña te diré quién soy ya que dentro de poco no importará, me puedes decir BJ, y mi trabajo es asesinar personas molestas; ¿ves a ese tipo de allá afuera? Bueno él es mi presa de esta noche. — dijo con una sonrisa macabra.
BJ estaba esperando sentir como el cuerpo de la chica comenzaba a temblar, o poder escucharla gritar; así tendría oportunidad de taparle la boca, había pensado arrancar una parte de su vestido para hacerlo, pero BJ no contaba con que las cosas no saldrían tan fáciles esa noche.
—wuau eres más increíble de lo que pensaba, nunca he matado a nadie… hasta hoy, pero es un buen día para comenzar, será muy interesante. —dijo Natsu. Su Miranda había cambiado completamente, sus ojos reflejaban una sonrisa siniestra; algo había sido despertado dentro de ella y él causante era aquel fascinante sujeto.
BJ estaba furioso ¿Cómo podía no sentir nada aquella extraña, como no temblaba? eso ya no era divertido, pero al mirar aquella expresión vacía, llena de odio y pasión, su instinto animal despertó, era como si se estuviera mirando en un espejo ¿Quién era esa mujer que le provocaba un sin fin de sensaciones que no podía explicar? Por un lado quería torturarla y verla temblar, pero quería saber hasta dónde sería capaz de llegar.
—Bien empecemos entonces, estoy muy ansiosa. — dijo Natsu zafándose de las manos de BJ y tomando el rostro de este, BJ por alguna razón estaba tieso, no podía mover ni un solo músculo, ella lo había atrapado con sus ardientes ojos; Natsu delineo sus labios suavemente, luego paso sensualmente su lengua y se posó sobre los labios de un BJ atónito, para ambos fue como si hubiera explotado una bomba, era la unión de dos polos iguales que luchaban por no repelerse.
Por un segundo Natsu se desconcentro, nunca antes había sentido unos labios tan cálidos, nunca había sentido esa agradable sensación en su piel, se dejó llevar dándole a BJ un beso fuerte, lujurioso y apasionado, un beso cargado de Natsu.
Cuando termino se deslizo por el cuerpo de BJ y abrió la puerta, ella sabía bien que haría.
—Bien vamos entonces. — dijo Natsu
BJ no pudo detenerla solo pudo reaccionar después de unos cuantos segundos, y se dio cuenta del problema que tenía en las manos, su presa se había escapado, podría delatarlo con el hombre que debía asesinar, o peor podría haber corrido y buscar a la policía, debía pensar rápido, saco su cuchillo de la chaqueta y se apresuró hacia la oficina donde se encontraba su primer objetivo.
—debo darme prisa, primero le cortare el cuello para que no pueda gritar y asustar a la chica, luego la buscare a ella y le haré lo mismo, no podrá correr muy lejos yo soy mucho más rápido —. Pensó BJ.
Entro en la oficina tan de repente que asustó al hombre que se encontraba dentro, este se tiró al suelo al ver a aquella negra figura en la puerta, podía sentir a la muerte muy cerca, BJ levantó su cuchillo y se abalanzo hacia él, y a solo unos segundos de cumplir con su cometido escucho una voz terriblemente sensual y conocida.
—Vaya que aburrido, si lo matas así no me divertiré, deja que yo lo haga más emocionante. —
BJ no sabía cómo había pasado esto, pero detrás de una de las cortinas de la oficina estaba Natsu, ¿Cómo había entrado sin ser vista? era obvio que no había sido detectada, pues el hombre se alarmo aún más al ver a aquella hermosa muchacha, en ese instante, tanto BJ como su presa se quedaron sin aliento.
Natsu camino hacia el hombre que se encontraba en el suelo, con una mano desato el nudo de su corbata, y muy sensualmente paso esta alrededor del cuello dándole la vuelta, rodeando al empresario que seguía mudo; después, Natsu comenzó a estrangularlo con una habilidad que BJ no pensó que podía poseer una niña; él solo miraba y de algún modo se sentía completamente feliz y realizado al ver aquel monstruoso acto.
—No te encanta, como su cara cambia de color, puedes ver como sufre mucho ¿no es así BJ? —dijo Natsu, quien soltó al hombre que acababa de matar, este produjo un ruido seco al caer al suelo.
—Bien ¿y ahora qué? — preguntó ella.
—Nada vámonos. —dijo BJ
—Muy bien ¿pero dejarlo así no será un problema? —
—Ya no es mi problema vámonos. —
