Decisiones
Akane no paraba de llorar, le pesaba el orgullo en ese momento pero más le pesaba su error... se sentía culpable. -Ranma! basta ya! no ves que lo vas a matar . Ryoga casi no sentía el dolor físico, peleaba con más ganas que nunca, le dolía más el hecho de que Akane le creyera débil. -Ryoga por favor vete - estaba tratando desesperadamente de zafarse de los brazos de sus hermanas quienes a duras penas lograban sostenerla...ya que nadie sabía de lo que sería capaz Ranma. Este, completamente fuera de si no lograba contenerse, a pesar de todas las rencillas tontas y problemas de niñez consideraba a Ryoga su único amigo, pero ese tierno sentimiento había sido reemplazado por asco y odio... solo bramidos salían de su boca mientras golpeaba a Ryoga hasta las entrañas...aun no lograba borrar de su cabeza la imagen de Akane, en la cama con Ryoga, y más ánimos le daba esta de luchar. -Ranma comprende... de una...vez... fue un...error...- Ryoga apenas lograba respirar, con varias costillas rotas volvía a levantarse del suelo una y otra vez... -yo jamás... quise... Que Akane... -Ranma no pasó nada! - Akane no podía más de angustia, los pensamientos se le nublaban y apenas recordaba cómo fue que se abrió la puerta de la habitación y Ranma los vio juntos, durmiendo apenas en ropa interior, los gritos del chico los despertaron y luego lanzo a Ryoga por la ventana. Ranma tenía una expresión de dolor en sus ojos azules, como si la impotencia le estuviera carcomiendo su ser... no paraba de darle golpes en todo su ser y cuando vio que el chico no podía levantarse y que sangraba de cada herida de su débil cuerpo, paro. -vete de aquí- le dijo a Ryoga, limpiándose la sangre salpicada en el rostro con sus manos aún más ensangrentadas- Vete y no vuelvas más. El chico de la trenza entro a la casa seguido de Genma y Soun, quienes observaban como este le devolvía el honor al Dojo peleando por la menor de los Tendo... Kasumi soltó a Akane y corrió hacia la casa para traer vendajes y agua tibia... Akane estaba paralizada, tenía miedo de entrar, miedo de que Ranma se fuera de la casa, miedo de que Ryoga no viviera, las piernas no le respondían a los impulsos nerviosos ni sus ojos tampoco podían llorar. -A...Akane... - Ryoga intentaba moverse en el suelo pero no lo lograba, parecía tener una pierna rota además del rostro desfigurado en sangre, Nabiki tomo a su hermana mayor de los hombros y la condujo hasta el moribundo, sentándola en el suelo y cubriéndole el cuerpo con su chaqueta. -Akane-susurraba el chico mientras un hilo de sangre oscura corría por su boca-ve adentro…no te preocupes por mí. Son solo rasguños.- Una leve sonrisa se le dibujo en el rostro dejando entrever aquellos colmillos que tanto le gustaban a la chica. No podría decir el momento exacto en que su amigo comenzó a gustarle ni mucho menos cuando decidió que antes de casarse le daría una oportunidad, pero ahí acababa todo, desde su compromiso con Ranma hasta su propia felicidad… Ryoga intento pararse pero no lograba arrastrar aquella pierna que le causaba tanto dolor, Kasumi llego lo más rápido pero el muchacho estaba perdiendo la conciencia. -Nabiki, ve por el doctor tofu por favor. ¡Rápido!-jamás se le había visto a la mayor de las hermanas Tendo perder el control, pero el saber que Ryoga se desangraba frente a sus propios ojos fue demasiado, las lágrimas caían silenciosas por sus mejillas mientras limpiaba la cabeza del muchacho con paños tibios, haciendo que este se estremeciera de dolor. -Ryoga por favor no, resiste por favor… Ryoga no…-Akane sostenía la cabeza del chico entre sus manos quien estaba perdiendo lentamente el conocimiento. -no te preocupes mi hermosa Akane-a duras penas el moreno estiro las manos y se sacó el pañuelo de la cabeza, rasgado y sucio, incluso con trozos de piel en él-por favor… Conserva esto. La mirada del Ryoga se perdió en los ojos de Akane y su cuerpo dejo de respirar, cuando llego el doctor Tofu corriendo ya era demasiado tarde. El silencio de la madrugada callo sobre todos, pasaban los minutos y nadie sabía qué hacer. Akane volvió a paralizarse, sin una lagrima ni una palabra, solo apretaba contra su pecho aquel pañuelo amarillo manchado que tantas alegrías le había traído a su vida, sus manos se amorataban de lo fuerte que apretaban entre si el ultimo recuerdo de Ryoga Hibiki, mientras los ojos de este seguían fijos en el cielo. El doctor Tofu tomo a Akane del suelo y la levanto, llevándola adentro, una mirada tasita entre él y Kasumi bastaron, ella se acercó al muchacho y le cerró los ojos lentamente, pensando ya en los preparativos de un funeral tradicional. … Las horas parecían eternas y cada respiración se hacía más difícil que la anterior. Akane seguía en la tina de baño después de un buen rato, sin hacer más que mirar el vacío, no llevaba su traje de duelo desde el funeral de su madre y sin duda este ya no le quedaría, su cuerpo era ahora el de una mujer… a quien Ryoga había hecho mujer tan solo hace unas horas. La puerta del baño se abrió y una silueta alta se acercó a la tina, era Ranma, desnudo y con rastros de pelea en su cuerpo… desnudo como aquella primera vez que ambos se vieron en el baño. Akane se levantó y se cubrió rápido, intento salir del cuarto de baño pero la mano de Ranma le contuvo la muñeca. -déjame ir maldito bastardo-las palabras de la chica estaban cubiertas de odio. -necesito entender que es lo que ha pasado Akane…eras mi prometida, lo eres, es mi deber…-la voz del chico se cortó, con un nudo en la garganta cayo de rodillas al suelo soltando a la chica y las lágrimas comenzaron a inundar sus ojos –protegerte… ¿pero qué he hecho? Ella, dándole la espalda tomo una fuerte bocanada de aire. -vete Ranma, no me interesa lo que diga mi padre o nadie más en el mundo. Jamás me casare contigo…tus eres quien ha muerto para mí-salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.
