Yui meets the Queen
Yui Komori conoce a la esposa del querido Rey fundador.
Disclaimer: Diabolik Lovers le pertenece puramente a la compañía Reject, lo único que me pertenece es Kurenai Tsukinami y la trama.
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Yui Komori, la única humana en el mundo―eso parecía―, se encontraba vagando por los pasillos de la gigantesca mansión Tsukinami, había llegado ahí cuando Shin la había secuestrado. Bueno no fue un secuestro, pero eso parecía.
― ¡Hola Yui! ―saludo el menor de los fundadores, apareciendo de repente al lado de la humana, quien pego un brinco y puso sus pequeñas manos en su boca para evitar un grito de miedo.
― Shin-kun ―dijo la rubia, calmándose un poco.
― Yui, quiero que conozcas a alguien―dijo Shin, ofreciendo una mano para que esta la tomara, así lo hizo
― ¿Quién, Shin-kun?
─ Mi hermana, por supuesto, Yui-san
Yui para en seco. Estaba sorprendida, ella pensaba que los Tsukinami eran solo dos hermanos, nunca pensó en encontrarse con otra más.
Abrió la boca para preguntar a quien se refería, pero Shin se lo impidió, tirando se su brazo para conducirla hacia la habitación de su hermana.
Yui se encontró al frente de una puerta grande, negra, imponente. ¿Qué encontraría ahí dentro? ¿Algo agradable o tal vez otra cosa que ponga su vida en peligro? ¿Otra vez?
Shin, firmemente, empujo la puerta.
Yui se preparaba para lo peor.
― ¡Hermana! ―exclamo Shin, con una sonrisa y levantando sus brazos, como preparado para recibir un abrazo.
― Shin ―Yui escucho una voz completamente ajena, no le sonaba familiar en lo mas mínimo, por un momento pensó en Cordelia Sakamaki. Pero no, esa no era su voz.
En el centro de la habitación se encontraba una mujer, una hermosa mujer. Alta, pálida, ojos azules verdosos y cabello ébano. Tenía un aura de gracia y elegancia a su entorno, así como de arrogancia y una mirada llena de un brillo desconocido. Yui lo miro antes de apartar la mirada, sonrojada. La mujer en cuestión
― ¿Quién es ella, Shin? ―pregunto la mujer.
― Soy Yui Komori, señora ―dijo la chica, antes de que Shin siquiera pudiese hablar.
― ¿Yui?
― Si, hermana
― ¿Haz traído ante mí, a la manzana de la discordia entre los hijos de Karl Heinz? Vaya, me siento halagada. Casi siento que la reina en la habitación es ella y no yo ―dijo con todo el veneno que una mujer pasiva podía reunir. Yui se sintió intimidada, no quería que esta mujer le odiara, era suficiente con Carla Tsukinami.
― Oh, vamos. Kurenai eres una Reina del drama. Solo quiero que mis chicas se conozcan, Yui necesita una amiga, está sola.
― ¿Quieres que yo, sea su amiga?
― Si
― ¿Por qué tendría que volverme su amiga? ¿Cuándo gracias a ella, paso menos tiempo con mi marido?
― ¿U-usted es la esposa de Carla-sama?―Yui se sentía mal, no quería causar problemas, no era su intensión y realmente no quería que Kurenai le tuviera odio, que la viera como la causa de un posible problema conyugal
Kurenai miro a Yui como si esta fuera una estúpida.― Por supuesto. ¿Quién más seria, sino?
― Su hermana
La mujer le dio una sonrisa, burlona. Sí, pero era una sonrisa genuina
― Quisiera él, que yo fuera su hermana. Tal vez así tendría que soportarme menos, ese bastardo.
― Shin, déjanos. Quiero hablar con la niña aquí. Ven más tarde, te estaré esperando.
Shin se fue, no sin antes besar la mano de Kurenai y darla un apretón a los hombros de Yui, reconfortándola.
― No seas tan dura con ella, Kurenai-san
― No seas ridículo, Shin.
