Tititi
Tititi
-U-ughhhh…
Kidd, como cada mañana, apagó el despertador y dio dos vueltas más en la cama.
Después se arrastró fuera de ella y fue directo al baño.
Aún medio dormido hizo sus necesidades y se dio una ducha. Al salir ya se había despertado.
Fue de nuevo a su dormitorio y abrió su armario. Buscó unos vaqueros desgastados y una camisa negra de asillas, de esas tan características de los mecánicos. Para terminar, se puso las botas también negras y salió al baño de nuevo.
Se miró en el espejo, con sus mechones rojos cayéndole por la cara.
Este soy yo -se dijo- un chico como otro cualquiera con una vida aburrida como otra cualquiera
Se paso las manos por la cara acabando detrás de la cabeza. Cogió la gomina y se la restregó en toda la cabellera, dejándose una forma salvaje, puntiaguda, que recordaba al fuego. Y con esto salió del baño.
-Tengo hambreeee!- Gritó, y se hizo el desayuno más grande que pudo.
Después de acabar metió todo en el lavavajillas y se marchó de su apartamento hacia su trabajo de mecánico de coches.
Eustass Kidd fue un niño que tuvo que madurar pronto. Cuando era muy pequeño, su padre murió, y se quedó viviendo con su madre, que para ella, no era más que un hijo no deseado y al que consideraba un estorbo para ella y sus múltiples amantes.
Le daba los tratos básicos para que pudiera sobrevivir, aparte de ello, nada más.
No se le podía considerar una madre.
Por eso Kidd no tuvo una infancia como la de los demás niños. Nunca tuvo amigos hasta ya entrado en edad, pues las madres de estos otros les prohibían a sus hijos el trato con él y con su madre. Tampoco tuvo juguetes, ni golosinas, ni fiestas de cumpleaños, ni nada que fuera normal para un niño con su edad.
Un día, como tantos otros, su madre salió de casa para ir con alguno de sus amantes.
Nunca regresó.
Kidd fue asignado a una casa de acogida, que iba cambiando cada cierto tiempo.
Y así fue saltando de casa en casa hasta que tuvo la mayoría de edad, en la que se fue a vivir solo, y consiguió un trabajo, y así se ha mantenido hasta hoy en día, a sus 24 años.
No tiene sentido en recordar el pasado -se dijo-. Ya nada de eso importa.
Y mientras iba pensando esto, oyó unos maullidos más delante de él. Siguió caminando
Y se encontró un gato en una caja al lado de una farola. Se agachó para acariciarlo y le dijo:
-¿Qué pasa chiquitín? ¿Estás abandonado?
Mirándolo bien, el gato debía de ser joven, sin llegar a ser un adulto. Era blanco como la luna y con motitas marrones detrás de las orejas, en la parte de abajo de las patas y en la cola. También se fijo en sus ojos. Eran grandes y azules grisáceos. Aquel gato le pareció muy bonito.
-¿Cómo es posible que te hayan abandonado?- Dijo mientras le acariciaba debajo del hocico.
El gato empezó a ronronear con los ojos cerrados. De repente se abalanzó con las dos patas sobre esa mano y le clavó las uñas, mientras que le mordía los nudillos.
-Ehh! Qué te pasa de repente?!
El gato simplemente le soltó y se empezó a revolcar en el suelo, juguetón. Kidd sonrió.
Tan rápido como antes, se subió encima del hombro de Kidd y se sentó ahí, cómodamente.
-No no, no puedes hacer eso, me tengo que ir a trabajar- le dijo mientras lo cogía y lo ponía de nuevo en la caja.
Nos vemos… ehh, gatito- Dijo, ya que no tenía ningún nombre.
Y con esto se levantó y se fue. No había dado sino unos cinco pasos cuando notó algo aferrado a su pierna. Miró y ahí estaba el gato de nuevo.
-Oye, es enserio, baja.
Intentó quitárselo de la pierna de nuevo, pero cada vez que tiraba de él, más se aferraba este a su pierna.
-Arrrghhhhhhh de acuerdo! Haz lo que quieras- Finalizó irritado y siguió caminando.
Tiempo después el gato escaló por el cuerpo de Kidd y subió hasta su hombro derecho, por el que solía pasearse hasta el izquierdo y subiéndose en la cabeza, cuando no se quedaba acostado ronroneando, y otras veces en que de repente le mordía la oreja, o apoyándose en el hombro se restregaba por la cara de Kidd.
Esto realmente no le molestaba, y es más, estaba agradecido de que ese gato hubiese aparecido para alegrarle el día.
No faltaba mucho para llegar a su trabajo. Esperaba que Killer, su compañero de trabajo no se enojara por llevar al gato.
Cuando llegó saludó para que supiera que estaba allí.
-Llegas 7 minutos tarde.
Kidd, mirándolo con el ceño fruncido le contestó:
-Ten cuidado, el negocio se va a ir a pique.
Killer se rió.
-Tan solo no llegues tarde la próxima vez.
-Lo siento, tuve distracciones por el camino- dijo señalando al gato encima de su cabeza.
-Eh? Ahh, no me había dado cuenta. Qué haces tú con un gato?
-Me lo encontré de camino aquí, y estaba muy pesado, prácticamente vino por sí solo, espero que no te importe.
-Mientras no se coma una válvula…
-Ni que pudiera hacer eso
Y dicho esto se pusieron a trabajar.
Killer se ocupaba de la recepción y de trabajos menores, mientras que idd se centraba en los trabajos duros y complicados; es lo mejor que se le daba a cada uno de ellos.
En la parte trasera del edificio, Kidd cambiaba unos engranajes viejos y aceitosos por unos nuevos. Dejó los viejos en el suelo y se fue a buscar los recambios. Cuando volvió, se encontró al gato jugando con los engranajes.
-No! Para! –Gritó, se arrodilló y lo cogió por los costados- Ahora estás todo manchado de grasa sucia- Dijo mientras lo miraba. Se había llenado la cara de manchas grasientas, las patas y su lomo. –Demasiado tarde.
-Kidd- Llamó Killer.
Aun arrodillado, humano y gato voltearon la cabeza hacia donde venía la voz.
-Necesito que salgas a comprar unos materiales, puedes ir?
-Sí, no estoy haciendo nada importante.
Killer le dio la lista y Kidd y el gato salieron del almacén de trabajo.
Iba leyendo la lista mientras caminaba por la calle.
Cuando de repente oyó algo que se acercaba a toda velocidad.
Sin tiempo a reaccionar, algo chocó contra él con fuerza y lo hizo caer hacia atrás.
-Pero… que?... - Frotándose la cabeza y enfocando la vista al frente, vio la naturaleza del choque.
Delante de él se encontraba un chico frotándose la cabeza al igual que él.
Al mirarlo mejor, se quedó extrañado.
Porqué ese chico?...
El chico tenía el pelo negro ondulado que le caía a ambos lados de la cabeza. También tenía pecas en sus mejillas y una mueca de dolor.
No llevaba camisa puesta, y usaba unos pantalones que le llegaban a la rodilla, junto con unas botas negras voluminosas.
Pero eso no era lo raro en ese chico.
Llevaba puesta una diadema con orejas largas y blancas de conejito. Unas manoplas de patas y una cola con forma de bola.
Además de todo eso, llevaba un reloj colgado del cuello bastante mayor de lo que solían ser, y parecía ser de oro.
Qué clase de tipo es este?
-OYE TÚ!
La acusación le sacó de sus pensamientos.
-PORQUÉ NO MIRAS POR DÓNDE VAS ERIZO ROJO?
-HAAAA? A QUIEN LLAMAS ERIZO ROJO ESTÚPIDO CONEJO PLAY BOY?
El chico de repente se quedó en shock.
-Ohhhhh en serio? Play boy? EHEHEHAHAHAH sé que tengo buen cuerpo y talante pero no hace falta que me digas esas cumplidos HAHAHA me voy a ruborizar si vuelves a decirme eso!- Decía mientras se rascaba la cabeza y miraba hacia abajo girando de un lado a otro en el mismo sitio.
PERO SERÁ IDIOTAAA ESTE TIPOO! NO ERA UN CUMPLIDO ESTÚPIDO CONEJO! QUE VIENES DE UNA FIESTA DE PIJAMAS?
El chico volvió a recuperar su cara de enfado
DE CUALQUIER FORMA ES TU CULPA! HE PERDIDO MINUTOS PRECIOSOS POR TU INEPTITUD!
ESO DE INEPTITUD NO TIENE SENTIDO EN ESTA SITUACION!
Este tio va en serio? pensó-.
-Tú ERES EL ÚNICO QUE SE CHOCÓ Y SE QUEDÓ AHÍ RUBORIZANDOSE!
EN CUALQUIER CASO, SIGUE SIENDO…. ZZZZzzzzz ZZZZZZzzzzzz
No es posible, dime que no es verdad
Kidd se acercó más a él y efectivamente el conejo se acababa de dejar dormir.
-CÓMO SE PUEDE HABER QUEDADO DORMIDO EN UNA SITUACIÓN ASÍ Y TAN DE REPENTE!–Gritó con una vena en la frente. Lo agarró del cuello y le dio un puñetazo que lo empujó hacia atrás.
El chico se despertó del golpe y se puso tan enfadado como lo estaba el pelirrojo, fue a donde estaba este y lo agarró de la camisa y Kidd del cuello de nuevo, mientras ambos se apuntaban con un puño a la cara.
-CÓMO TE ATREVES A DARME UN PUÑETAZO PEDAZO DE IDIOTAA? QUIERES MORIRR?
-ES TU ÚNICA CULPA POR QUEDARTE DORMIDO EN UN MOMENTO ASÍ!
Estaban a punto de empezar a pelear físicamente cuando Kidd resbaló por el borde de un agujero de lo que debía ser una obra en la calle. Este cayó dentro arrastrando consigo al pelinegro.
Pero a diferencia de los otros agujeros de obras, este no tenía fondo.
Los dos chicos desaparecieron por el agujero, mientras que un gato blanco con motas marrones, sentado tranquilamente en un muro muy cerca de ahí, se había gozado todo el espectáculo.
Cuando los dos chicos desaparecieron por aquel agujero y cuando ya no había ni rastro de sus gritos, el gato sonrió de una manera en la que, de haber sido un gato normal, no hubiera podido hacer.
