ESPECIAL DE NAVIDAD
Yey, la Navidad ya está cerca
así que, según la encuesta que
hice en instagram, he hecho un
especial de 3 partes.
¡Disfruten!
RU.
BASADO EN: "All I want for Christmas is you", de Mariah Carey.
I
I DON'T WANT A LOT FOR CHRISTMAS
.
Fue un 14 de diciembre cuando Bubbles tomó la decisión de declarar sus sentimientos por Boomer lo más pronto posible.
En la escuela, Bubbles era conocida por siempre recibir con una amplia sonrisa las declaraciones de amor que le hacían, sin importar quién fuese o de quién se tratase, ella siempre sonreía, las aceptaba y agradecía, para luego decir:
–Si bien te lo agradezco, no estoy interesada en tener una relación en este momento.
Lo decía de una forma tan dulce, que hasta daba gusto escuchar el rechazo. Claro, para quienes pasaban por el pasillo y escuchaban, pero no para quien era verdaderamente el rechazado. Eso iba a doler, no importaba cómo fuese.
Y es que el corazón de Bubbles ha estado ocupado desde que tiene dieciséis –actualmente, diecisiete–, y por el rubio de los Rowdyruff Boys. Era de esperar que entre ambas bandas de poderosos surgiera una especie de química, conforme avanzaban los años y las interacciones fueron menos violentas, más amistosas… y ahí fue cuando inició todo.
.
.
.
Mitch Mitchelson era un muchacho que siempre ha sido relacionado con el uso de piercings y usar siempre ropa negra fuera de la escuela –considerando que a la escuela se va con uniforme–, además durante muchos años estuvo relacionado con Buttercup, como si fuesen novios cuando en realidad siempre han sido buenos amigos. La relevancia de este sujeto, es que fue el último que se le declaró a Bubbles, por tanto, el último al cual ella ha rechazado.
Una parte de él no quería aceptar ese hecho, no le gustaba ser el último, ya que significaba ser un perdedor. Así que no encontró una mejor idea que empezar a molestar a Boomer para que él fuese el último en declararse y, así, ser rechazado.
–Anda, hazlo –decía Mitch, a lo que Boomer solo respiraba.
A Bubbles ya se le hacía recurrente observar esa imagen todos los días después de la clase de Historia. Boomer solía ignorarlo, pero ahora no lo hacía y eso llamaba mucho la atención de la muchacha.
–Todos aquí saben que me gusta Bubbles, así que… ¿qué motivo tiene decírselo? –se giró hacia a ella–. Ella ya lo sabe.
Y las miradas solían posarse en ella; solo le quedaba por reaccionar sonriendo y encogiéndose de hombros. Dispuesta a salir del salón, era alcanzada por Boomer.
Obviamente, a ella no le disgustaba tenerlo siempre cerca.
Se iban siempre juntos en el autobús escolar, en los asientos del medio; ella se sentaba en el lado de la ventana, él, del pasillo. Simplemente era por el orden en que se bajaban. Boomer vivía más cerca de la escuela, por ende se bajaba primero. Bubbles vivía en los suburbios de Townsville, bastante alejada del activo centro de la ciudad.
–Gracias –le decía siempre cuando le dejaba subir primero al autobús.
Muy a diferencia de lo que se suele pensar, los estudiantes que se van en el bus escolar junto a ellos –y el resto de sus respectivos equipos– no estaban interesados en espiar parte de las vidas privadas de ellos. Cada grupo de amigos estaba centrado en sus propias conversaciones: hacer grupos de trabajos para biología, juntarse a ver una película el fin de semana, hacer una fiesta sorpresa para un amigo…, a nadie le importaba ver la interacción de Boomer y Bubbles ni del resto.
Blossom y Buttercup se sentaban dos filas por delante de ellos, Brick y Butch, se sentaban en la columna contraria a ellas. A ninguno de esos cuatro les importaba, tampoco, lo que ocurriese entre ambos. Sabían que se correspondían los sentimientos, así que a menos que sea estrictamente necesario, no iban a intervenir.
–¿Harás algo estas fiestas?
La pregunta de Boomer la trajo de nuevo a la realidad. Era el último día de clases antes de las vacaciones por fiestas de fin de año. No lo vería, a menos que se juntaran, por casi dos semanas. Dios, eso sería algo horrible para ella.
–Pues, pasarlas en familia –sonrió–. ¿Y tú? ¿Viajarás?
–¿Adónde? –rio un poco–. Nah, el Mono dijo que no podremos viajar a la playa. Tendremos que posponerlo hasta el verano.
–Es una lástima… –Boomer arqueó una ceja–. Bueno, al menos para ti, ¿no?
–No, no estaba entusiasmado con ese viaje. Pero a mis hermanos sí les hacía ilusión viajar –se encogió de hombros–. Tendrán que esperar.
–Pero ¿por qué no viajarán?
–Sabes que el Mono ahora trabaja, ¿no? Es de los que disponen de ciertas galerías para exposiciones de arte. Pues resulta que un grupo de artistas van a montar una exposición piloto, y la paga es bastante buena, así que él aceptó ser el encargado y estar a disposición de los artistas hasta después del Año Nuevo.
–Ya veo… –asintió.
Boomer se mantuvo en silencio un momento, Bubbles no dejaba de sonreír. Tenía una idea dando vueltas en su cabeza, y no sabía cómo debía planteársela a Boomer sin parecer que lo estuviese molestando o algo por el estilo.
–¿Quieres decirme algo? –preguntó él, sobresaltando un poco a Bubbles.
–S-Sí –juntó un poco más sus piernas, agachó su cabeza y tomó una bocanada de aire a modo de darse ánimo–. Uhm, me preguntaba si… Se acerca la Navidad –afirmó, a lo que Boomer asintió–. Uhm… Boomer –tragó saliva; se estaba odiando a sí misma por tardar tanto en decir algo tan simple–, ¿te parece sin intercambiamos regalos?
Boomer se quedó mirando el tierno y lindo sonrojo –según su opinión propia– que había en el rostro de la chica. Le sonrió y asintió con la cabeza.
–Vale, me parece buena idea.
–¡¿En serio?! –con aquel grito llamó un poco la atención de algunos, que volvieron a interesarse por sus propios asuntos–. Qué bueno que aceptaste…
–Es una gran idea, no sé cómo no se me ocurrió a mí antes –suspiró recostándose un poco en el asiento del autobús–. Bueno, creo que deberíamos sugerirnos algunas ideas.
–¿Dices dar opciones y que elijamos una de esas?
–Claro.
Bubbles asintió y rápidamente tocó el pecho del chico con su dedo índice.
–Tú primero. Dame tres ideas.
–Ah… Uhm, bueno, déjame pensar un momento –llevó su mano a la barbilla y con el brazo contrario hizo de soporte–. Se me rompieron las cuerdas de mi guitarra, así que podría ser eso –Bubbles sacó su celular y empezó a anotar aquello–. Butch perdió mi manopla, así que eso también ayudaría… Ah, podría ser un libro de cocina –eso llamó la atención de Bubbles.
–¿Libro de cocina? ¿Te interesa la gastronomía?
–Por supuesto –afirmó–. Me encanta todo lo que tenga que ver con comida, y más si se trata de prepararla.
Bubbles le sonrió y asintió, luego se puso a notar aquello.
–Tu turno –dijo Boomer.
–Bien –aclaró su garganta, Boomer le hizo un gesto con la mano para que aguardara–, pues lo mío es bastante simple.
–¿Ah, sí? Entonces, te escucho.
–Me gustan los collares, sobre todo si tienen formas de animales, como conejos, osos, gatos, o insectos como las mariposas, libélulas, mariquitas y hasta de orugas.
Boomer trataba de disimular su expresión de confusión por lo que decía la chica.
–También las pañoletas, recientemente me falta una blanca –para Boomer fue algo más sencillo pensar en eso–. Y, bueno, la última idea sería un labial de color violeta –sonrió–. Quiero empezar a probar distintos colores.
–Vale, he anotado todo –afirmó–. ¿Algo más que agregar?
El autobús giró en la calle, quedaba menos para que Boomer tuviese que descender del bus.
–¿Puedo?
–Por supuesto, puedes pedirme lo que quieras.
Bubbles se detuvo a admirar la sonrisa del chico, cómo se achinaban un poco sus ojitos y lo notorias que se volvían sus pecas cada vez que lo hacía. Ahogando un suspiro, quiso hacerse un poco la juguetona y le dijo:
–Lo que más quiero –y Boomer pareció interesarse más– empieza con "B" y termina con "R".
Y la sonrisa de Boomer se borró, así que una expresión de confusión tomó su lugar. Bubbles quería creer que él estaba atando cabos y esa expresión era de incredulidad por lo que acababa de oír.
–¿Blur? ¿Quieres algo de Blur?
Bubbles no podía creer que lo primero que pensó Boomer al tener ambas letras fue aquella banda de rock alternativo. En verdad, es que no lo podía creer. Quería pensar que le estaba tomando el pelo.
–No… –dijo en voz baja.
–¿No? ¿Entonces? Uhm… –sobó su barbilla–. Empieza con "B" y termina con "R" –repetía.
–¡Boomer! –exclamó la chica.
–Sí, sí, déjame, estoy pensando- ¡Ah! Ya me debo bajar.
–Pero –estaba anonadada, mientras que él seguía pensando–, ¿en verdad no lo pillas?
–No, pero te prometo que haré todo lo posible por darte eso para Navidad –aseguró, se despidió con un beso en la mejilla y le sonrió–. Después coordinamos cuándo nos vemos para entregarnos los regalos. ¡Hasta pronto!
Boomer le sonrió, despidiéndose mientras agitaba la mano hasta que bajó del autobús. Bubbles quiso golpear su cabeza reiteradas veces contra los asientos del frente. No lo podía creer, en serio que no podía creer que Boomer no haya sido capaz de entender una referencia tan obvia…
–¡Dios mío!
Se lamentó y sus hermanas se voltearon. Buttercup le hizo un gesto para que se sentara en los asientos que hubieron ocupado los otros RRB's, pero se negó. Hizo con sus dedos un gesto donde demostraba que les contaría después.
Por ahora, quería relajarse para ser capaz de soportar las burlas de sus hermanas cuando les cuente…
–Por qué tiene que ser tan bobo –suspiró, apoyando su cabeza en la ventana del autobús.
¡Hasta el 22 de diciembre!
