Estaban todos los países reunidos en la sala de reuniones, en aquella sala todos ya habían concluido su reunión de la semana, estaban organizando su papeleo para irse de aquella reunión que había iniciado con el propósito de hacer acuerdos de comercio o para hacer alguna alianza. Algunos ya se retiraban u otros se quedaban un rato para platicar, pero Taiwán que no había hecho ningún acuerdo o alianza durante toda la reunión, por fin tuvo ánimos para hacer platica con alguno.
—Di… Disculpen —dijo Taiwán pausadamente detrás de un grupo de países, los cuales eran Francia, Prusia y España.
—De tanta platica me dio un poco de hambre chicos —dijo España mientras deba un gran bostezo— ¿Qué tal si vamos a comer algo? —Propuso alegre el español-
—Lo siento mucho mi querido amigo, yo voy a estar muy ocupado cautivando algunas damas de camino a casa —contesto el Francés moviendo la mano como un "experto en las mujeres"
—Disculpen… ¿Me están escuchando? —replico Taiwán todavía detrás de ellos.
—Oh ya veo ¿Qué hay de ti Prusia? —Preguntó España.
—No creo que puedo "El gran ore-sama" de yo también va a estar muy ocupado.
Taiwán sólo se alejo de ellos deduciendo que no la escucharían, de pronto a lo lejos vio como un grupo de países que eran Alemania, Italia y Japón se acercaban a donde estaba ella.
— ¡No, yo ya me voy! —Gritaba Alemania enojado caminando lo más rápido a la salida.
—Vamos Alemania, sólo fue una sugerencia ¡No quise decir nada malo! —Grito desesperado Italia, corriendo detrás de Alemania.
—Cierto Alemania-san, Italia-kun no quiso decir nada malo —decía Japón mientras seguía a Alemania y Italia.
— ¡Chicos esperen! ¿Alguno de ustedes quisiera hacer un tratado o una conversación conmigo? —dijo Taiwán corriendo hacia ellos.
— ¡Ahora no! —continuo gritando Alemania, dirigiéndose a la salida.
— ¡Lo siento Taiwán! —volteo hacia atrás para verla— ¡Ahora tengo que resolver un problema con Alemania! —dicho esto, volteo de nuevo su mirada hacia Alemania.
—También perdóname Taiwán, tengo que ver que ellos dos hagan las paces ¿Te veo después, sí? No te pongas triste.
Taiwán dejo de correr, quedándose parada en medio del pasillo, se dio la vuelta dirigiéndose de nuevo hacia la sala, no quería rendirse aun. De repente vio a Vietnam caminando apresurada hacia la dirección de Taiwán.
— ¿Hermana que ocurre? —cuestiono confundía, al ver lo desesperada que estaba Vietnam.
—Taiwán ¿Me podrías hacer un favor? —Le pregunto desesperada.
— ¡Vietnam! ¿Dónde estás? —se escucho gritar Estados Unidos dentro de la sala de reuniones.
—Claro… pero ¿USA no te está buscando?
— ¡Exacto! ese es el favor, si viene hacia acá dile que me fui a otra parte ¿Si?
—Está bien…
—Gracias Taiwán —la abrazó de repente— Te debo una.
— ¡Taiwán! ¿Has visto a Vietnam?
—No, oye ya que estas aquí… me preguntaba ¿Sí quieres formar un tratado conmigo?
— ¿No la has visto? —preguntó de nuevo Alfred ignorando su pregunta.
— "Sigh" ("Sigh": onomatopeya de suspiro) se fue por allá —apunto hacia otra dirección.
— ¡Gracias, te debo una! —agradeció Alfred dirigiéndose hacia donde le había indicado.
Después de un rato, Taiwán había tratado de llegar a una conversación con otros países dentro de la sala, pero sólo respondían "No tengo tiempo" "Tengo mucha prisa ahora" o "Tengo cosas que hacer". La chica cansada de preguntar y perseguir a los países, se sentó en una de las sillas.
— ¿Por qué todos me ignoraron? Ni siquiera me vieron.
—Eso me pasa todo el tiempo —dijo Matthew sentado a un lado de ella, cargando a su inseparable osito Kumajiro.
—Se siente horrible… por cierto ¿Quién eres?
—Soy Canadá —contestó deprimiéndose otra vez.
— ¿Quién? —cuestionaron al unisonó el oso y la chica.
—Espera… —Matthew saco de su bolsillo un mapamundi— soy este país —replico indicándole en donde se encontraba.
—Oh —dijeron los dos.
— ¡Cierto! Los países latinoamericanos me hablaron una vez de ti —recordó.
—Sí, por alguna razón sólo ellos me pueden ver… bueno también Francia y Ucrania —dijo sonriendo al pronunciar el ultimo nombre— y Cuba aunque se olvide de mí algunas veces… espera ¿Ellos te hablaron de mí? —preguntó sorprendido.
—Sí, cuando fui de visita a México con China, Corea del sur, Hong Kong, Tailandia y Vietnam. Me hablaron mucho de ti.
— ¿Y qué más dijeron?
—Que eras una muy buena persona, que eras amable, responsable, gracioso y que tenías un lindo osito —respondió acariciando la cabeza de Kumajiro.
—Genial… no me lo imaginaba —contesto alegre Canadá.
— ¡Oye Canadá!
Los tres voltearon hacia la puerta, era Cuba, que al parecer estaba buscando a su amigo desde hace un buen rato.
—Cuba —dijeron los tres.
— ¡Hola Taiwán! Que gusto verte —saludo desde la puerta.
—Hola Cuba —respondió al saludo.
—Oye Canadá ¿Vamos a ir a la nueva tienda que abrieron en tu país o vas a quedarte a platicar con tu nueva amiga?
—Cierto, lo olvide… Taiwán fue un gusto platicar contigo, espero verte de nuevo.
—Sí también fue un gusto platicar contigo —le sonrió feliz a su nuevo amigo— por cierto Ucrania te manda saludos y también a tu osito.
—Ucranias… me mando… saludos… —se sonrojo al instante al oír eso.
—Ya vámonos, enamorado —replico Cuba, agarrando a su amigo por el cuello de la camisa— adiós Taiwán.
—Jajaja —rió Taiwán al ver como se había puesto rojo el Canadiense— Adiós Cuba y adiós Canadá.
—Espera Cuba, Taiwán si ves a Ucrania dile que le mando saludos también.
—Claro, adiós chicos.
—Oye... tú —dijo el conserje apareciendo en la otra puerta— ¿Podrías cerrar cuando te vayas?
— ¿Eh?... Claro, señor.
—Aquí tienes las llaves, mañana a las 8:00 A.M de las das a mi compañero Tom, en caso de que no puedas venir dáselas a Alfred, dile que yo John, te las di.
—Está bien… disculpe señor ¿Me podría prestar algunas cosas?
Afuera del edificio
—Así que esta vez eligieron un edificio hacia las afueras de la cuidad… lindo —comento Islandia, quien miraba con cierta indiferencia el edificio a pesar de su emoción.
Escucho unos pasos y voces proviniendo adentro del edificio.
—Sí claro como si fuera cierto… Y yo soy Peter pan.
—Es verdad, no me gusta.
Pararon los dos al ver a Islandia.
—Canadá, Cuba ¿No deberían estar en la reunión?
— ¿Me conoces? —preguntó sorprendido el rubio.
— ¿De qué estás hablando Peter pan?
— ¿Qué?
—Es decir Islandia, lo siento no se en que estoy pensando… La reunión acaba de terminar hace una hora, llegaste muy tarde.
— ¿Cómo? Pero si Dinamarca me dijo que era a las 6.
—Garfio te mintió.
— ¿De nuevo con Peter pan?
—Lo siento, en verdad no es mi intención.
—Creo que deberías regresar a tu casa y arreglar el problema que te causo Dinamarca —sugirió Canadá, intentando cambiar de tema.
—Sí, creo que será mejor.
Canadá y Cuba caminaron unos pasos hacia adelante, pero al oír que el islandés no se movía se detuvieron de inmediato.
— ¿No vienes? —preguntó Cuba.
—No, no antes sin haber visto el edificio.
— ¿El edificio? —cuestiono ahora Canadá.
—Es la primera vez que veo un edificio como este, sobre todo a las afueras de la cuidad y en el bosque… quiero verlo —dirigió su mirada hacia ellos.
—Si eso es lo que quieres, no vamos a detenerte —comento Cuba.
—Gracias Cuba y Canadá.
—No te preocupes —sonrío Canadá— adiós Islandia.
—Adiós… y no dejes sola a Wendy —agrego el cubano.
— ¿Wendy? —replico confundido.
— ¡Luego lo veras! —Grito por tanta confusión— adiós.
Islandia miro como los dos se alejaban lentamente, dirigió su mirada hacia la puerta del edificio y entro. Adentro pudo observar cada detalle del edificio, cada paso que daba observada con mucha atención el lugar, el piso, el techo, las paredes, los cuadros, todo. En sus pensamientos se encontraban las palabras "Hermoso y detallo".
Terminó de recorrer el pasillo para detenerse justo en frente de la puerta, donde se suponía que había sido la reunión.
— ¿A que se refería con Wendy? —pregunto curioso.
Al momento de abrir la puerta, se encontró con todo el lugar lleno de trapeadores, escobas, baldes y sacudidores de plumas. Se quedo estupefacto.
— ¿En serio señor trapeados? ¿Quiere tener una alianza conmigo? Me parece muy buena idea.
Islandia no tenia palabras, había oído de fiestas de té con muñecas, pero… ¿Una fiesta de té con herramientas de limpieza?... sí, definitivamente ya lo había visto todo, como dicen las personas que viven en Nueva York.
— ¿Usted también señora balde? ¡Me parece fantástico!
Islandia sólo se acercó en silencio hacia una silla que estaba desocupada, escuchando en silencio todo lo que decía la chica del pelo de tifón.
— ¡Que emocionante! Parece que todos los países de escobatrapovaldelandia están de acuerdo en aliarse conmigo.
— ¿Qué tal si un humano se aliase contigo? —preguntó sin aviso.
— ¿Eh? —Volteó a ver de donde había provenido esa voz, al dirigir su mirada hacia al frente no imagino que se encontraría con Islandia, sentado en uno de los asientos del frente.
—Me gustaría hacer una alianza contigo.
—Me… estabas… escu… escuchando —dijo impactada la chica.
—Sí.
—Oh —respiro lentamente— ¡Qué vergüenza! —Gritó de repente Taiwán, tirándose al piso, escondiéndose debajo de la mesa— ¡Qué pena! ¿Por qué no me fui cuando todos se marcharon?
— ¿Te encentras bien? —preguntó parándose de la silla, preocupado por la caída que se había dado.
— ¡Claro que no estoy bien! —replico aun avergonzada.
—Esa caída debió dolerte —dijo acercándose hacia donde estaba ella.
—No, no mucho —dijo calmándose un poco— ¿Pero que estoy diciendo? ¡¿Por qué tuviste que venir?!
— ¿Qué?
—Hablo de que si no hubieras venido… nada de esto hubiera pasado.
—Pero… ¿Qué no hubiera pasado?
—De que no me hubiera sonrojado y no hubiera quedado en vergüenza… ¡enfrente de un país tan sorprendente como tú! —aclaro al fin.
— ¿Qué? —se sonrojo al instante al oír "sorprendente".
—Sí como lo escuchaste… espera… ¡No, no es que crea que seas un país sorprendente! Es decir, si pienso que eres sorprendente ¡Espera no! ¡Sí! ¡Ah!... olvídalo —dijo avergonzada— sólo… no quería que así… nos conociéramos —bajo su mirada roja hacia el piso.
Islandia después de pensar todo lo que le dijo, pensó en algo bueno para animarla.
—Entonces permíteme presentarme.
Taiwán miro hacia atrás para encontrarse con Islandia extendiéndole su mano.
—Hola soy Islandia, mucho gusto en conocerte.
La chica sorprendida abrió los ojos lentamente.
—Oh, veo que te caíste ¿Me permites que te ayude? —preguntó amablemente.
—Sí —contesto tímidamente mientras le extendía su mano. Islandia la ayuda a reincorporarse.
—Creo que faltas tú de presentarte.
—Sí claro —dijo siguiendo el juego— soy Taiwán, también es un gran gusto conocerte.
Después de su presentación, se dieron nuevamente sus manos en forma de saludo. Los rayos del atardecer los iluminaban, proviniendo de una de las ventanas.
—Creo que vamos hacer muy buenos amigos.
— ¿Eh? —la miró sorprendido.
Taiwán sólo cerró sus ojos y le dio una gran sonrisa.
—Yo también… —respondió después de un corto silencio.
Nota de la autora: ¿Qué les pareció mi nuevo fic? Espero que les haya gustado, por favor comenten. Sayonara.
