Os animo a leer este pequeño fragmento sobre Touya y Clow Reed en un duro momento de reflexión sobre la Luna y su órbita.
Nota: Esta pequeña historia, podría verse como una obra independiente o incluso como un spin-off de mi otro fic "Hitsuzen. Una luna nueva".
Touya aún estaba planteándose qué era lo que estaba haciendo en Londres, en casa de ese extraño muchacho, junto con toda su familia…
Ah, sí, había aceptado la invitación con la única misión de acompañar a Yukito, y sobre todo a Yue. Él, la forma originaria de aquel que era su persona especial había sido invitado junto con Sakura, sus amigos y el peluche… a visitar a Hiragizawa y sus guardianes a su mansión en Londres.
Solo llevaban tres días en territorio inglés y Touya ya estaba saturado de tantos asuntos mágicos. El mayor de los hermanos Kinomoto siempre había sido consciente que existía la magia y seres que no eran como él a su alrededor, pero no había estado involucrado en la magia hasta que Sakura transformó todas las cartas del mago ese, al que todos consideraban como si fuera una especie de dios todopoderoso.
Clow Reed… Touya, al igual que todo el planeta, no sabía mucho sobre este mago. A excepción de sus creaciones mágicas, por supuesto, y su principal reencarnación, Eriol. A parte de ser el mago más poderoso que había existido hasta ahora, del amo Clow sólo se sabía que era un mago mestizo, nacido de la unión de Li Ming y Jonathan Reed, herederos de dos de los clanes más poderosos del mundo, China e Inglaterra. Por suerte o por desgracia, su hijo heredó un poder sobrenatural capaz de aprovechar conjuntamente los conocimientos orientales y occidentales, hasta el momento tabú, y plasmarlo en la creación de numerosas cartas capaces de manejar los elementos de la naturaleza y de dos guardianes que las controlaran.
A parte de esto, nadie en el mundo ha sabido jamás sobre la vida privada del mago. Lo único sobre su personalidad, recogida en algunos de los manuscritos guardados en el Clan Li, reseñaban la extraña naturaleza del mago, quien era característico por su serenidad y amabilidad, aunque también en otros textos menos "oficiales" hablaban de él como un hombre caprichoso, impulsivo, arrogante, e incluso, egoísta en algunas ocasiones.
Touya vagaba por los pasillo de la mansión Hiragizawa sin un rumbo fijo, solamente buscaba algo de soledad en aquella casa donde todo, para su desgracia, estaba relacionado con la magia. Decidió entrar en una de las habitaciones de la primera planta, un enorme salón con enormes ventanales que daban a un espléndido jardín nevado decorado con preciosas flores de diferentes partes del mundo… "más magia" pensó Touya. Por mucho que buscara, en todas partes había algo que estaba creado o mantenido con magia.
Decidió quedarse un rato en ese salón, por lo menos todos los integrantes de la casa se encontraban en el otro extremo y podría disfrutar de algo de tranquilidad. A pesar de no haber nadie cerca, la chimenea encendida era una buena compañía…
En su mente, aunque ya no estaba pensado sobre el amo Clow aún divagaba sobre su propia magia. Era obvio que su poder había aumentado desde que le dio su energía a Yue, pero jamás pensó que él mismo podría llegar a ser de alguna otra utilidad hasta que llegó a esta casa. Y eso era algo que lo llevaba agobiando desde hacía tres días, pero por encima de todo jamás le diría nada a Yue o a Yukito… esto seguro ya estaba siendo complicado para ellos.
Inmerso en sus pensamientos y en su propia angustia, decidió acomodarse aún más en uno de los grandes sofás junto a la chimenea. Prefirió que iba a ser mejor dejar esos pensamientos por el momento y dormir un rato.
Aunque intentara relajarse, era incapaz de apartar la vista de aquel famoso sillón que había acompañado a Clow Reed durante toda su vida por numerosos países, y para su desgracia, ahí lo tenía, en medio de ese gran salón. Tan majestuoso y vibrante como lo hacían ver las llamas de la chimenea, y seguramente se habría visto por siglos.
Touya se incorporó observándolo más fijamente, sabía que era muy privado y nadie debía acercarse, pero no sabía por qué ni cómo, pero sentía una extraña necesidad de acercarse al sillón… como si algo lo atrajera. "La curiosidad mató al gato" fue uno de sus frustrados pensamientos antes de levantarse definitivamente del sofá y acercarse con una excesiva cautela al sillón granate. "No lo toques…" "no debo" "bah… realmente tengo curiosida…"
Justo en el momento de tocarlo Touya sintió cómo todo a su alrededor se convertía en una especie de neblina, lo que hizo que se aferrara aún más al sillón. No tenía claro si eso había sido magia o un simple mareo después de haberse levantado del sofá.
No parecía nada raro a su alrededor… hasta que comenzó a oír un par de voces masculinas cerca de él. En un primer momento pensó que podrían ser algunos acercándose por el pasillo… pero realmente no le pareció la voz ni del mocoso, ni de los peluches, ni por supuesto de Yukito o Yue… aunque tenía cierto parecido con la de Eriol.
Decidió prestar algo más de atención, pero sin soltar aún el sillón. Pero no oía nada… lo que le hacía falta ahora… "fantasmas" pensó aún con un deje de diversión. Pero toda diversión se esfumó en cuanto volvió a oír una de las voces otra vez "…Clow, hijo" había dicho. Ahora sí lo había oído claro, y tenía bastante claro que había sido en ese salón y que no era ninguna voz conocida.
Touya no le tenía miedo a los fantasmas, era algo de lo que estaba más que acostumbrado… pero esa mansión tenía algo que lo inquietaba, y sobre todo si estaba relacionado con magia.
La voz había dicho "ese nombre" junto con "hijo". No había oído mucho más, pero aunque era un susurro la voz parecía preocupada. Touya no era una persona que soliera meterse en temas de fantasmas, sabía de sobra que era peligroso… pero esto parecía distinto. Optó por prestar algo más de atención a su alrededor, pero parecía todo normal. Echo un vistazo por la ventana… era prácticamente de noche y no había nieve. Seguía aferrado al alto respaldar del sillón intentando entender cómo había oscurecido tan pronto y la nieve… cuando de repente vio de reojo cómo dos figuras se formaban.
Giró la cabeza rápidamente, para contemplar cómo la figura de un señor de unos 50 años se solidificaba en el sofá en el que él acababa de estar recostado y justo al lado de la chimenea aparecía una mujer sentada sobre una butaca tejiendo…
"Lo sé…" contestó la voz algo familiar de antes, ahora más clara… pero sonó justo debajo de donde Touya estaba sosteniendo el sillón. No era una persona asustadiza… pero lo que vio lo hizo soltar corriendo el respaldar y alejarse lo más que pudo de ese maldito sillón.
Una vez que consideró que la distancia era prudentemente segura, intentó tranquilizarse y mirar a su alrededor de repente extrañamente vacío y silencioso. Se acercó con cautela a la ventana, donde volvía a ser por la tarde y el jardín estaba otra vez nevado con aquellas extrañas flores que no deberían estar ahí en esta época del año.
Se sentó en el antepecho de la ventana intentando poner en orden sus ideas, dudando entre si decírselo a alguien o volverse a Japón lejos de esta locura de casa. Pero, tras un momento de indecisión, Touya se percató que a diferencia de todas sus experiencias… estas personas no se habían percatado ni un segundo de su presencia.
Touya no era curioso tampoco, sabía que ser curioso en su situación podría traerle problemas tanto a él como a su alrededor… pero había visto al amo Clow sentado en su sillón, justo apoyado en el respaldar que él sostenía. Lo había tenido claro, no era Eriol, no, no lo era. Aunque solo lo vio unos segundos, fueron suficientes para apreciar cómo este era más alto y más mayor que el adolescente… pero el parecido había sido inconfundible. Además, había visto el retrato de Clow el día anterior en otro de los grandes salones de la mansión, por lo que no había duda, acababa de ver a Clow Reed y no parecía ser en este tiempo.
A pesar de todos sus conocimientos y experiencias, sabía que no debía hacerlo, pero sentado en la ventana no podía quitar la vista de aquel sillón, que seguramente le había dejado ver una escena del pasado, del pasado de Clow Reed.
Pensó en Eriol, a él seguramente no le gustaría que otros vieran su pasado… "bueno el pasado de su vida anterior", pensó Touya cada vez más decidido a volver a acercarse a ese extraño y antiguo sillón. Además, había otra cosa… algo que preocupaba a esa gente que acababa de "espiar", y a lo mejor con suerte, podía descubrir algo de lo que estaba ocurriendo en el presente.
