El Enemigo Imperfecto
Por Chris
Capítulo I: El Plan
-Eres una tonta…- Eso fue lo único que le reprocho cuando abrió los ojos. Si, era una tonta y una descuidada, ¿Cómo era posible que ni siquiera pensara en sí misma en tal situación? Ella, no hizo más que voltear la cara y ver por la ventana la nieve que caía fuertemente. No sabía qué hora era, que día era ni como había llegado ahí, pero si debía ser sincera, era mucho mejor no saber cómo llego a ese estado que no estar del todo en un estado.
Regalando una cara de desprecio al vacío, hizo ver porque su carácter era tan famoso. Altanera y orgullosa, nunca admitiría un error. Está bien, no supo porque lo hizo, no tenía idea porque reaccionó así y tampoco que pensaba en ese momento, solo lo hizo. –Déjame en paz- fue lo que articuló antes de darse la vuelta en aquella cama de pieles.
No quería escuchar una palabra, estaba cansada que la cuestionaran y que le achacaran cosas del pasado, estaba enferma de todo y sentía que algo le dolía más que el cuerpo… pero no distinguía ese nuevo sentimiento.
Entre silencios incomodos y pensamientos secretos, algo hizo que ella abriera los ojos de par en par y voltease a ver a aquel que la criticó antes –Me asustaste… creí que habías muerto Azula…-
…***…
Quien dice que no hay lugar en este mundo para alguien está equivocado, siempre lo hay. Sea húmedo, cálido, frío o seco siempre hay un lugar. También, el destino nos juega malas pasadas y sin importar cuanto huyamos siempre nos alcanza. Que somos forjadores de nuestro destino, pues sí, pero, ¿Quién asegura que el destino no tuviese prevista esa forja? Muchas preguntas y pocas respuestas, lo sé. Por ello, si algo que no entienden pasa o si toman una decisión loca, no desesperen hermanos, puede ser parte del enmarañado plan que los dioses tejen afanosamente para nosotros.
El tiempo de la postguerra era inevitable, junto con las cosas que estaban pasando. La retirada de las colonias a la Nación del Fuego. La restauración de los Templo Nómada Aire en honor al nuevo Avatar, los tiempos de paz que poco a poco se vivían en el Reino Tierra, el surgimiento glorioso de las Tribus Agua (cada una a su manera claro) y, porque no decirlo, el suicidio de Ozai… sip, lo oyeron bien, el suicidio del EX señor del Fuego Ozai. Claro que fue una terrible noticia, pero son cosas que pasan. Está bien que tejemos el destino, pero nuestras decisiones también dan "hilos extra" a esta tela.
Las decisiones que hieren a la gente solo te traen desgracia… algunos lo llaman karma otros… no lo sé. Hay tantos nombres para una sola cosa.
La partida del ex Señor del Fuego dio mucho de qué hablar. Salieron comentarios malignos y otros benignos… puesto que algunos lo seguían admirando a pesar de todo, pero que de eso se encargue el karma, es mejor no dar opiniones donde no nos compete. También, esta partida, la del antiguo Señor del Fuego Ozai, dio mucho en que pensar, sobre todo al nuevo Señor del Fuego Zuko, un joven algo temperamental pero sabio después de todo, como su tío, el noble general Iroh.
Era algo un poco lógico, si las circunstancias de hacinamiento carcelario obligaron al padre de Zuko a tan terrible decisión, ya sea por locura o por honor, ¿Qué impedía que otro en iguales condiciones no hiciese lo mismo? El Señor del Fuego Zuko no estaba pensando en cualquier preso que sufriese de este hacinamiento en aquel momento, sino en uno especial que no solo estaba encerrado, además era odiado por las cuatro naciones… no, no exagero, las cuatro naciones.
¿Qué clase de ser vil y despreciable puede ser aquel que en el recae el desprecio de miles de almas?, ¿Quién sería el que ocasionó tanto daño para ser olvidado y a la vez recordado?, seguro merecía la muerte, ¡y claro que la merecía!... y una peor que la del ex Señor del Fuego Ozai, que los dioses tengan piedad de él. Sin embargo, cuando ese ser vil y despreciable, digno de cualquier maquinación del señor de los habernos, es tu hermana… las cosas se vuelven difíciles.
El Señor del Fuego Zuko ya había perdido a muchos miembros de su familia, y sea como sea la familia es la familia. Dejar a su hermana en el olvido, sometida al encierro de un manicomio no era lo correcto. "Ella no está loca", se repetía, "solo está mal"…. Pero mi señor ¿Cuál es la diferencia?
Abogando a la razón y a una esperanza ciega, como la de aquella famosa maestra tierra, fraguo en su mente planes miles para la rehabilitación de su hermana menor, todos fracasaron… el porque del fracaso era lo que El Señor del Fuego Zuko desconocía… y su más cercana amiga la Señorita Toph Bei Fong no le era de gran ayuda, "Ella nació mala" dijo, "De donde yo vengo la lapidarían. Es una amenaza", recalco ante la mirada asesina del dirigente de fuego… que ella, evidentemente, nunca vio.
"Yo no puedo decir nada bueno de ella" dijo Katara, la mejor maestra agua de las dos tribus. "A mí me intento matar", comentó el Avatar Aang, "… pero no le guardo rencor, solo cuidado". Ese Avatar aire, tan puro y tan bueno.
Pero me falta uno, uno de los guerreros que participo en la batalla del Cometa de Sozín. El también dio su opinión, la cual aún retumba en las historias de los nativos agua, tierra y fuego. Y esta, mis amigos fue "¡NO!". Una rotunda negativa ante la petición de uno de sus más grandes amigos, guerreros y dirigentes de las 4 naciones, El Señor del Fuego Zuko.
Dicen que aquella respuesta fue tan fuerte que los muros de Ba-Sin-Se resonaron, que El paso de la Serpiente cedió 2 cm y que el desierto de Wu tuvo una tormenta de arena durante semanas enteras.
Pero antes de continuar con la historia, es oportuno recordar las palabras del tío Iroh para con su sobrino. Dicen que ante el miedo del Señor del Fuego Zuko por la posible pérdida de su hermana en condiciones poco fortuitas, este le pidió consejo al sobreviviente de mil batallas el Dragón del Oeste General Iroh. Dibujando la situación con detalle y sus temores más profundos. Este último dijo que la única diferencia entre su hermana y el… además de sus manejo del fuego control (no se puede tapar el sol con un dedo), era la manera en la que fueron criados. Mientras uno germino con amor, comprensión y auto-búsqueda, la otra no era más que "el arma del día del juicio". Por ende, la sociopatía de la Princesa de la Nación del Fuego Azula, era un resultado esperable.
Escuchando esto, todos llegaríamos a la conclusión que la rehabilitación de Azula, la princesa loca de la Nación de Fuego, era un ideal utópico, pero no contaban con que la imaginación del Señor del Fuego Zuko sobrepasaba los limites conocidos de la utopía, pasando a ser una fantasía total. Aclarado esto, volvamos con el "No" de Sokka de la Tribu Agua del Sur.
El plan en teoría era sencillo, paso uno, sacar a Azula del manicomio, paso dos, llevarla a un lugar feliz lleno de gente buena que la quisiera y le enseñase la importancia de no matar personas, paso tres y final, Azula se convertiría en algo así como una segunda Dama Pintada. En teoría era sencillo.
¡Oh! Pobre aquel conocido como Sokka el día en que el Señor del Fuego Zuko lo invitase vehemente a su morada, tan calurosa como el corazón de su gente. Revolcose el hombre de hielo en el desconsuelo que subía reptante a sus oídos con la figura de frases amistosas y ligeras del Señor del Fuego, las cuales ponían en la balanza la amistad de los dos hombres. La promesa afanosa de odio inconmensurable y eterno por rechazar la petición desesperada de ayudar a su hermana, era el juramento que le hacía el sobrino del Dragón del Oeste al nativo de la Tribu Agua. Era por lo tanto más que un favor, era un trato a firmar el cual traía consigo desgracias para ambos si el foráneo no lo aceptaba.
La verdad… nadie sabe a ciencia cierta… pero la cosa es que Zuko convenció a Sokka de llevar a Azula a la Tribu Agua del Sur , alegando que como maestra fuego, en un lugar frio no sería capaz de emplear todo su poder. Además, con los inmigrantes de La Tribu Agua del Norte (muchos maestros agua) y la ampliación de dicho lugar, Azula podría ser contenida.
Por eones se contará la historia de Sokka, el que acepto cambiar a la mayor amenaza hecha guerrero de La Nación del Fuego, y de Azula, el enemigo imperfecto.
