N/A: ¡Hola a todos! Les traigo esta historia Malec ya que desde hace tiempo no puedo dejar de shippear a la pareja en mi cabeza y decidí que es tiempo de sacar provecho de eso plasmando mis ideas en un fic.

Evidentemente no soy dueña de este hermoso universo ni de sus personajes pero sí de las escenas que van a protagonizar de aquí en adelante a favor de la diversidad sexual.

Espero que el tema sea de su agrado y que disfruten la lectura, se agradecen los comentarios. ¡Saludos! ;)


Capítulo 1. Cambios

A lo largo de la historia los shadowhunters habían sido testigos de cómo los seres humanos siempre se enfrentaban a diversas amenazas y salían bien librados de algunas, aunque de otras no tanto. Era imposible no reconocer que, pese a no ser más que mundanos, habían sobrevivido a dos guerras mundiales y a diversas epidemias de enfermedades; sin embargo, para sus guardianes resultaba contradictorio que ellos mismos fueran los que se ocasionaran problemas entre sí como la delincuencia, la violencia y la discriminación.

La Clave se encontraba al tanto de estas situaciones y no hallaba justificación para tales comportamientos, había notado que algunos mundanos eran muy inteligentes pero no lograban encontrar una solución para erradicar el problema y eso era lamentable. Por desgracia, los shadowhunters no podían hacer nada para apoyar a los mundanos que no se tratase de combatir demonios y, a decir verdad, no pensaban involucrarse en asuntos tan minúsculos como esos.

Al menos eso habían decidido al creer que nunca tendrían que preocuparse por cuestiones como esas, pero la situación comenzó a ponerse complicada una vez que algunos miembros de la academia comenzaron a preguntarse si ellos no podrían ser diferentes, como los mundanos. La Clave inició una investigación de inmediato sobre los rumores que se escuchaban en los pasillos y resultó que las hormonas comenzaban a invadir la cabeza de los shadowhunters, llevándolos a preguntarse si entre ellos también cabrían etiquetas como homosexual, lesbiana, transgénero y más.

Alexander Lightwood, actual director del Instituto de Nueva York, había sido el encargado de enviar el informe a la Clave y sospechaba que no sería bien recibido por sus superiores. A sus 22 años jamás había escuchado ni visto nada similar, sin duda las generaciones de shadowhunters estaban cambiando al igual que las generaciones de mundanos y le preocupaban las medidas que pudieran tomar al respecto, después de todo él sólo seguía órdenes.

La respuesta no tardó en llegar a través de un mensaje de fuego y el ojiazul pareció sorprendido pero acató la orden de inmediato. Todos los miembros del Instituto se reunieron para escuchar el mensaje de su director y le observaron presentarse frente a ellos con su acostumbrada seriedad en el rostro pero no le escucharon decir ninguna palabra.

– ¿Vas a decirnos de una vez qué sucede Alec? – Preguntó Jace impaciente.

– Sí, sólo necesito un minuto.

– ¿Por qué? ¿Te encuentras bien hermano? – Dijo preocupada Isabelle absteniéndose de acercarse a él.

Alec miró a su alrededor como en búsqueda de algo o alguien pero al no encontrarlo se limitó a responder. – Sí es sólo que… – No pudo continuar. Una voz femenina lo interrumpió y todos dirigieron la mirada hacia la parte posterior del lugar.

– Es sólo que me estaba esperando, ¿no es así Alexander? – Comentó orgullosa la mujer enfundada en su elegante atuendo negro.

– Así es Aline. – Dijo el director con una sonrisa y le hizo una seña para que se reuniera con él. – Muchachos, muchos de ustedes ya la conocen… – Siguió diciendo mientras la mujer se movía con facilidad sobre sus altas botas negras hasta llegar al frente.

– Soy Aline Penhallow. – Se presentó antes de que Alec pudiera hacerlo y de inmediato se comenzaron a escuchar cuchicheos a su alrededor.

– La hija de la cónsul Penhallow… – Dijo alguien en la parte de atrás. – ¿Qué hace aquí? – Preguntó otro a su compañero de la derecha.

– Silencio, por favor. – Ordenó el director y los recorrió a todos con la mirada. – Como les decía, muchos ya la conocen y es mi deber informar que por orden de la Clave, a partir de este momento Aline Penhallow se convierte en la co-directora del Instituto de Nueva York hasta nuevo aviso. – Soltó con firmeza para llamar al orden ante un asunto tan serio. – Les pido un aplauso para dar la bienvenida a nuestra nueva integrante. – Agregó al notar la inconformidad de algunos.

Fueron pocos los aplausos que se escucharon y Aline decidió tomar la palabra. – Sé lo que están pensando y les aseguro que este cambio es para bien, no pienso entorpecer su trabajo pero sé que tienen algunas inquietudes que quizá ni Alec ni yo podemos resolver pero les aseguro que trabajaremos en encontrar la mejor solución para todos. – Aseguró con tranquilidad pero ni siquiera eso logró animar a los jóvenes.

– Sin más que agregar, todos pueden regresar a sus puestos. – Dijo finalmente Alec al observar sus reacciones, tendrían tiempo para asimilarlo.

El lugar se fue despejando paulatinamente hasta que sólo quedaron en la estancia los hermanos Lightwood, Jace y Aline. Esta última no tardó en unirse en un abrazo con Isabelle, hacía tiempo que no se veían y habían sido muy buenas amigas durante su entrenamiento, tenerse cerca nuevamente era algo bueno para ambas. Sin embargo, Jace observaba con cautela a su nueva directora, quería ser positivo pero esa cualidad no iba del todo con su personalidad por lo que no pensaba bajar la guardia ni un segundo.

– Lamento interrumpir tan emotivo reencuentro pero tengo que preguntar, ¿a qué clase de cambios te referías hace un momento Aline? – Soltó sin rodeos después de un momento.

– Jace, Jace, Jace… Tú siempre tan directo. – Comentó la joven mientras se deshacía del abrazo de su amiga para acercarse a él. – Un gusto verte, por cierto. – Dijo alargando su mano pero el gesto no fue correspondido.

– Esa no es una respuesta. – Se limitó a contestar ganándose una mirada reprobatoria por parte de su parabatai.

– Jace… – Suplicó Isabelle para que se comportara.

– Me encantaría darte una respuesta concreta pero primero debo hablar con mi compañero sobre algunas posibles medidas, ¿de acuerdo?

– Pero no tienes nada de qué preocuparte, como dijo Aline, serán medidas para el bien de todos. – Agregó Alec para tranquilizarlo y enseguida miró a su compañera. – ¿Cierto? – Preguntó con seriedad.

– Así es, ¿vamos? – Respondió Aline señalando con la cabeza hacia la oficina del director, misma que en adelante ocuparía ella también.

Alec la observó por un segundo y comprendió que no venía a perder el tiempo. – Adelante, por favor. – Pidió cediéndole el paso y ambos desaparecieron con paso firme dejando atrás la intriga en el aire.