No podía dejar de arrepentirse de todo lo que su decisión había desencadenado. Especialmente la muerte de Kevin, que siempre pesaría sobre el. Y la frialdad, indiferencia y distanciamiento con el que Sammy lo empezó a tratar inmediatamente después de liberarse de la posesión angelical.
Pero de igual manera, nunca se arrepentiría de la decisión tomada. Mantener a su hermano con vida siempre seria lo principal, sin importar lo que el dijese, opinase, o quisiese. Porque la familia lo era todo y Sam era su familia.
Y ahora lo único que quedaba entre ellos era una incomoda y palpable tensión, pero ninguno cedía. Por orgullo tal vez… El caso es que ahora su relación estaba quebrada de una forma que era obvia, y Dean temía, fuera irreparable.
El esperaba que Sam en algún momento cediese y entrara en razón. Porque si hubiese sido la vida de Dean la que pendía de un hilo en una cama de hospital, Sammy hubiese hecho exactamente lo mismo o incluso más para salvarlo. ¿Verdad?
Pero la respuesta que obtuvo de su hermano menor al exponerle esto no fue la que esperaba.
Sam admitió que el no lo hubiese salvado y que si se presentaba alguna situación, tampoco lo salvaría, simplemente "lo dejaría ir".
Y Dean que pensaba que lo peor que le podía hacer era hacerle escoger entre su lazo de hermanos o una relación estrictamente laboral.
El momento en el que Sam pronuncio esas palabras Dean solo entró en shock. No lo quería creer, no podía procesarlo. Era demasiado abrumador. No podía creer que la persona que mas amaba, con la que había luchado espalda contra espalda y salvado al mundo del apocalipsis en incontables ocasiones. Su propio hermano. Lo dejaría morir.
Dean lo miro a los ojos, deseando ver mas allá de las palabras, esperando ver dolor en ellos, entonces la explicación seria que Sam decía todo eso por estar aun resentido con el. Puede que incluso a Sam le doliese mas decir esas palabras.
Pero a Dean Winchester se le quebró el mundo cuando solo vio determinación en esos ojos que conocía tan bien. Y en su expresión ni un poco de vacilación.
Antes de que pudiese decir cualquier cosa Sam ya se había levantado e ido, dejándolo solo.
Pero no importaba de todas maneras, Dean sentía que había perdido la voz y sentía un nudo en la garganta, la presión en su pecho solo crecía más y más y el dolor y la tristeza lo embargaban ahogándolo. Sus ojos ardieron y se humedecieron, pero el parpadeó alejando las lagrimas y resistiéndose. Porque su desgraciado orgullo no lo dejaría llorar.
Comprendió con un sentimiento de punzante ironía que lo que sentía era el llamado y famoso corazón roto. ¿Qué mas podía ser sino? Si se sentía como si su pecho fuese a explotar del dolor.
Las palabras de su hermano habías sido como puñales directos a su objetivo, le habían acuchillado el alma y apuñalado el corazón, lo habían envenenado. Habían sido simplemente asesinas.
Y el dolor era demasiado real.
Y el tiempo seria incapaz de subsanar tanto daño, todo el tiempo del mundo no bastaría.
Sin embargo había una cosa que no cambiaria.
Ciertamente Sam había acabado con el, pero Dean nunca se daría por vencido. Su hermano lo había lastimado de una forma inimaginable. Pero el le seguía amando, seguía siendo su hermano, y Dean seguiría dando todo por el.
No, el no se rendiría…
Era un Winchester y, además era DEAN Winchester.
¿Cuándo se había dado por vencido? Nunca.
Y aun menos con Sammy.
