Disclaimer: NADA me pertenece, mundo y personajes de Jotaká (salvo pequeñas excepciones).
Este es un fic donde, en cada capítulo, habrá una viñeta sobre algún personaje de Tercera Generación. Cuando acabe, no sé si haré más tratando otro punto de sus vidas y tal. Incluirá capítulos de mis propios OC de TG. Trataré de seguir mi orden de nacimiento mental. Espero que os guste, este primero trata de algún momento de la infancia de Teddy Lupin, el hijo de Tonks y Remus, cuando James Potter II nace.
Teddy Lupin
Teddy llevaba ya lo que él creía mil años (que se traducía en dos horas) en ese sillón blanco (del mismo color de todo lo que le rodeaba, desde paredes hasta el suelo y las puertas de varias salas que se extendían por aquel pasillo infinito), a la espera de que su querido padrino le comunicase la razón por la que se encontraban ahí —aunque la podía intuir—, junto a los abuelos Weasley, todos sus hijos y sus parejas e hijos y algunos amigos de la familia. Realmente no cabían todos en los sillones, y eso que había como siete en toda la planta. Él estaba junto a Harry, Molly y Arthur.
Teddy contaba con tan solo cinco años, y que la mujer que está casada con tu padrino esa misma mañana, a las seis, se hubiese levantado lanzando unos quejidos que le asustaron de sobremanera no le parecía muy normal. Sabía que ella había engordado mucho en esos últimos meses, lo cual había repetido varias veces a lo largo de ese tiempo, y su padrino entonces le revolvió su cabello azulado y le reveló que Ginny iba a tener un bebé. Teddy saltó entusiasmado y brincó varios días, feliz de tener un amigo con el que jugar. Pero al cuarto día se cansó y preguntó cuánto tardaría en llegar el bebé, a lo que su padrino respondió con un "dentro de unos meses".
Teddy sospechaba que se encontraban allí por su nuevo "hermano", pero no dijo palabra.
"La familia de Ginevra Weasley puede pasar" dijo una voz de mujer, que se escuchó a la perfección. Probablemente usó un hechizo de ampliación de voz.
Todos intercambiaron miradas. Era bastante obvio que no iría toda la familia y amigos, pues no cabrían.
—Yo voy—dijo en seguida Harry, rompiendo el silencio que había.
Teddy meditó y, sonrojado, tiró de la manga de la chaqueta de su padrino.
—¿Pu... puedo ir, padrino?—le preguntó tímidamente. Teddy siempre le llamaba padrino.
Harry le miró con una sonrisa y se arrodilló para quedar a su altura. Le contempló unos segundos y le revolvió el cabello, que ahora estaba de color rosa pálido (que indicaba que estaba nervioso).
—Claro, Teddy—le respondió al fin.
Teddy sonrió, feliz, y se encaminó con su padrino y los abuelos Weasley hacia la sala a la que había entrado la mujer de su padrino dos horas antes.
Arthur Weasley abrió cun cuidado la puerta y se asomó dentro de la sala. Sonrió abiertamente y pasó, seguido de Molly y de Harry, y finalmente cerrando la marcha entró Teddy.
La sala era totalmente blanca, cortinas, camilla y sábanas incluidas y vio a Ginny tumbada en la cama, sosteniendo entre sus brazos un bulto envuelto en mantas blanquecinas también. Tenía aspecto cansado y estaba muy despeinada, pero su boca dibujaba una sonrisa de felicidad y orgullo.
Todos se acercaron y Harry cogió a Teddy para que pudiera ver bien el bulto que Ginny tenía en brazos. Teddy lo inspeccionó con ojo crítico, y descubrió que, en efecto, era el bebé del que Harry le había hablado. Tenía algunos pelos en la cabeza de color azabache (o más bien un marrón muy, muy oscuro) y sus ojos estaban entreabiertos y eran de color marrón, un marrón como el de Ginny.
—¿Es... tu hijo?—preguntó con inocencia Teddy, aunque ya podía adivinar la respuesta.
—Sí, así es. Es James—confirmó Harry, besando a Ginny en la frente.
