Capítulo 1: Nostalgia

El cielo estaba despejando en la Ruta 5 en la que la peli naranja caminaba, mientras miraba a su alrededor con algo de nostalgia. No podía recordar con exactitud cuándo fue la última vez que estuvo en Kanto, solo sabría decir que el tiempo suficiente para sentir deseos de regresar a sus raíces.

Llevó la mano a su bolsillo y sacó una de sus Pokeballs, mirándola con una leve sonrisa.

- ¿8 años quizás? – Se preguntaba con melancolía intentando calcular el tiempo

Volvió a guardarla entre sus ropas, mirando al cielo. Aunque el tiempo había pasado, aun podía sentir que ese era su hogar, el lugar al que pertenecía. Si bien el tiempo siguió su curso, sentía que no había cambiado demasiado, y eso en parte le alegraba.

Aunque solo era una chica, a sus 19 años con su largo cabello naranja que caía con gracia hasta su cintura y ojos marrones, era bastante fuerte y había obtenido grandes logros en los últimos años.

Usaba una blusa blanca sencilla, unos shorts cortos oscuros y zapatos cómodos, junto con una mochila azul que llevaba en su espalda.

Soltó una leve risilla al darse cuenta que conocía la ruta como la palma de su mano, sabía exactamente donde tenía que ir, además de que era mucho más pequeña de lo que recordaba, siendo solo una niña la primera vez que la recorrió. Llevaría tal vez unos meses de haber iniciado su viaje, junto al Pokémon obsequiado por sus padres.

Tan rápido como llegó pudo ver a lo lejos la salida, y la entrada a Ciudad Celeste, sin duda sentía mucha nostalgia, sobre todo al volver al punto exacto donde creció.

- No ha cambiado mucho – Pensaba la peli naranja mientras miraba hacia todos lados

Veía las casas, las personas y los niños jugando, realmente le gustaba ese lugar, hasta que su vista pasó por el Gimnasio, pensando en quizás visitarlo más tarde, sin antes ir primero a un lugar en especial.

Se detuvo frente a una gran casa, en la que se podía ver desde afuera una gran variedad de diferentes tipos de Pokémon, entre los que pudo ver a algunos que jugaban en el jardín.

Por lo visto era una Guardería Pokémon.

Abrió levemente la puerta, mirando con cuidado hacia dentro, sin atreverse a ingresar al lugar. Dio un suspiro animándose mentalmente, para finalmente entrar con paso firme.

Lo primero en lo que sus ojos marrones se fijaron, fue en una mujer adulta de cabello castaño y ojos verdes, que al parecer aún no se percataba de su presencia, debido a que se encontraba algo entretenida leyendo una revista frente a un mostrador.

- ¿Necesita que cuidemos a alguno de sus Pokémon? – Preguntó la mujer sin mirarla aun, sorprendiendo a la entrenadora. Si se había percatado de su presencia – Solo podemos cuidar a dos de ellos.

La peli naranja sonrió levemente, al ver la actitud algo despreocupada de la mayor. No había cambiado mucho.

- ¿Así es como recibes a tu hija? – Preguntó ella con sarcasmo, llevándose una mano a la cintura, haciendo que la mujer la mirara enseguida con sorpresa, sin creer en lo que acababa de oír – Ya regresé

La mujer, aun impactada se levantó de su asiento lentamente mientras se acercaba a la chica.

- ¿Hija? – La llamó ella aun sin creerlo. La peli naranja asintió alegre

La mayor aun impresionada, la estrechó en sus brazos con gran efusividad siendo correspondida por la peli naranja rápidamente a su abrazo.

- ¡Has crecido tanto! ¡Mírate! – Exclamó su madre separándose finalmente, mientras pasaba sus manos por el cabello naranja de ella - ¡Aun no puedo creerlo!

- Solo fueron 6 años – Dijo la chica moviendo sus manos intentando restarle importancia

Su madre la miró molesta cruzándose de brazos.

- Eres muy desconsiderada, al menos deberías haber llamado más – Le reprochaba, haciendo que la chica se frotara la nuca avergonzada – Pero lo importante es que has vuelto, no sabes cómo te extrañaba hija

La peli naranja le sonrió más relajada, sabiendo que su intención no había sido hacerla sentir culpable, después de todo era su madre, la conocía mejor que nadie. Estaba al tanto que su hija no era la persona más preocupada del universo, al contrario.

Después de muchos abrazos y caricias que le entregó su madre, se dedicó a preguntarle sobre sus viajes, después de todo aún tenía mucho que contarle y todo el tiempo del mundo. Pasaron unas horas de largas charlas, pero su madre pareció estar olvidando un detalle, había una duda que la había estado invadiendo desde que su hija había llegado.

- Hija, hay algo que me estaba preguntando – Dijo su madre. Ella la miró interesada - ¿Qué fue lo que te hizo regresar? Después de todo lo que me has dicho, aun no has ido a Kalos.

La peli naranja comprendió rápidamente a lo que su madre se refería, ella amaba las batallas, le gustaba viajar y enfrentarse a otros entrenadores, y el hecho de que hubiera regresado sin haber recorrido la nueva región, claramente le intrigaba.

- Es que sentía deseos de regresar. No se cómo explicarlo, pero algo me decía que tenía que volver – Le confesó ella bajando la mirada, sin estar segura de contarle todo a su madre – Estuve… oyendo algunos rumores

La mayor levantó una ceja, imaginándose a donde llegaría esa conversación, para después asentirle invitándola a continuar.

- Sucede que en Teselia, no estaba muy segura de regresar o no, después de todo mi viaje aún no termina, pero tal vez… solo tal vez… en parte regresé para ir a la Cueva Celeste.

La menor pudo oír un suspiro de su madre y casi podía escucharla decir: "Lo sabía"

- Porque no sé si recuerdas que después que me enfrenté al Alto Mando… – Continuó la peli naranja – Habían muchos rumores sobre un Pokémon muy raro en esa cueva, y yo era muy cobarde en ese entonces, por eso no llegue más allá

- ¿Y qué te hace pensar que sigue ahí? – Preguntaba su madre dudosa

- Nada – Dijo con simpleza alzando los hombros – Pero no pierdo nada, después de todo… ¿Te imaginas lo increíble que sería que yo tuviera un Pokémon raro y único?

Los ojos de la peli naranja brillaron unos momentos con emoción, el solo hecho de imaginárselo, la había hecho perder un poco la compostura, actuando como una niña pequeña que apenas estaba iniciando su viaje.

Su madre rio levemente al ver actuar a su hija como siempre lo hacía, aunque ya fuera prácticamente adulta eso no cambiaba el hecho de que seguía comportándose como la niña de 10 años inexperta de la vida que salió de su casa paraa descubrir las maravillas del mundo Pokémon.

La mayor dio finalmente un suspiro resignada.

- Ni siquiera me molestaré en detenerte – Dijo más para sí misma, la menor le sonrió agradecida – Nunca cambiarás, solo cuídate mucho.

Ella solo asintió alegre, levantándose finalmente para iniciar su nueva aventura lo antes posible.

No esperaba que su hija se quedara con ella mucho tiempo, después de todo, no podía alejarla de lo que más amaba. Solo la abrazó con todas sus fuerzas, deseándole la mejor de las suertes.

- Cuídate mucho Hija

- Por supuesto Mamá

La peli naranja se despidió con ella haciendo un ademán, volteándose en ocasiones para sonreírle, intentando transmitirle que estaría bien y que no tenía de que preocuparse.

Cuando ya no estuvo al alcance de su vista, miró hacia al frente preparándose para su nuevo reto.

Pasó antes por la tienda para comprar el equipo necesario, antes de ir rumbo a su siguiente destino, sin duda sentía la emoción por todo su cuerpo, sin saber con exactitud qué es lo que pasaría.

Caminó rumbo al noroeste, ayudándose con un mapa, sabiendo que su sentido de orientación nunca había sido muy bueno. Quien sabe por cuánto tiempo, tomando en ocasiones algunos atajos, llegó al final de su camino, divisando a lo lejos su destino, que se encontraba del otro lado del rio. Sonrió para sí misma, sabiendo que ese no sería un problema.

De entre sus ropas sacó una de sus Pokeballs, saliendo un Gyarados, pero a diferencia de otros de su misma especie, este no tenía su color característico, era color rojo, que la miraba con seriedad, esperando sus instrucciones.

- Ya sabes que hacer, amigo mío – Dijo sonriéndole mientras el Pokémon varicolor se inclinaba para que ella se subiera a su espalda

La entrenadora de cabellos anaranjados acarició las escamas rojas de su Gyarados, quien solo la observó con desdén, haciendo reír a la chica, conocía muy bien la actitud de su Pokémon.

El recorrido fue bastante corto. Recordaba haber ido con anterioridad hace muchos años, pero no había logrado llegar más allá de la entrada. La peli naranja colocó sus pies en la tierra, bajando con cuidado de su Pokémon Agua/Volador, para después regresarlo finalmente a su Pokeball.

Se volteó mirando la entrada de la cueva un poco más lejos, viendo más vegetación y árboles de los que podía recordar.

- Algunas cosas tenían que cambiar – Pensaba la chica

Recorrió un poco el lugar con la mirada, sin ver rastros de ningún Pokémon salvaje, lo que la desanimó un poco, pero sin perder las esperanzas decidió entrar a la cueva.

Se impresionó un poco al ver que era mucho más grande de lo que esperaba. También demasiado oscura para su gusto, sin poder ver con mucha claridad.

Buscó nuevamente entre sus ropas, sacando otra de sus Pokeballs.

- ¡Sal, Umbreon! – Exclamó mientras la Lanzaba, de la cual salió el Pokémon siniestro, quien enseguida miró a su entrenadora, esperando sus órdenes – Esta cueva es muy oscura, ¿Puedes ayudarme mi amigo?

El umbreon asintió rápidamente, cerrando los ojos por unos segundos, para después hacer brillar los anillos amarillos que tenía por todo su cuerpo. La peli naranja le sonrió agradecida, sintiéndose un poco más a gusto ahora que podría ver con mayor claridad gracias a su compañero.

Caminó junto a su Pokémon mirando hacia todos lados, intentando hacerse una idea del tamaño de la cueva además de calcular cuánto tiempo le tomaría recorrerla por completo. Suspiró finalmente resignada, sabiendo que no sería una tarea fácil.

- Umbreon ¿Has visto a algún Pokémon salvaje? – Le preguntó al zorro oscuro, quien negó rápidamente con la cabeza, dejando a la chica confundida – Es muy extraño… ¿A dónde se habrán ido?

Se frotó la cabeza, intentando pensar con claridad. Hasta donde recordaba había oído a hablar por otros entrenadores sobre los Pokémon salvajes de la cueva que eran bastante fuertes. Aunque claro, nada comparado con el Pokémon que ella estaba buscando.

- ¿Tal vez estén ocultos en algún lugar, no crees? – Le preguntaba a su Pokémon, que solo ignoró su comentario, la chica solo sonrió para sí misma, ya acostumbrada a esa actitud tan particular de muchos de su equipo. "En verdad, algunos nunca cambian" pensaba ella riendo.

La peli naranja prefirió preocuparse por el tema de los Pokémon. ¿Dónde estaban?

Sin duda, aquella cueva era enorme, y le estaba incomodando el hecho de que no hallaran ningún Pokémon. Pensaba en la posibilidad de que estuvieran ocultos, pero ¿Por qué motivo lo harían? ¿De quién o quienes se escondían?

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al oír el gruñido de su Umbreon, enseñando sus dientes hacia adelante. La peli naranja miró en la misma dirección sin poder ver nada.

- ¿Puedes ver algo? – El Pokémon siniestro asintió, tomando una actitud defensiva

La peli naranja, tomo una actitud más alerta intentando agudizar su vista, sin éxito. Volvió a caminar hacia adelante con algo de lentitud, preparándose para lo que pudiera llegar a ocurrir junto a su Umbreon que seguía mirando preocupado hacia donde se dirigían.

Aunque ella no podía ver nada, sabía que Umbreon no mentía. Su vista era muy confiable si de oscuridad se trataba, por lo que no había dudado de él en ningún momento.

A medida que avanza podía ver mucho mejor, debido a que el techo de la cueva parecía haberse derrumbado, y entraba la luz del sol. La peli naranja pudo deducir por la luz que estaba atardeciendo, lo cual le preocupaba, pero se sorprendió aún más al no encontrarse con nada sospechoso.

Miró a su Pokémon interrogándolo con la mirada, quien solo seguía alerta, mirando hacia todos lados.

- ¿Dónde está ahora? – Le preguntó a su Umbreon, quien solo le negó con la cabeza dando entender que no lo sabía. "Esto no me gusta nada" pensaba la chica preocupada, llevándose una mano al mentón

Por unos segundos sentía la sensación de que algo las observaba, y estaba segura de que su Umbreon sentía lo mismo que ella para que estuviera más alerta de lo normal. Lo meditó unos segundos, para después sacar la Pokeball de su Pokémon siniestro, con la intención de regresarlo.

El Pokémon zorro la miró confundido mientras negaba con su cabeza en repetidas ocasiones, no queriendo regresar.

- No te preocupes, estaré bien – Le tranquilizó ella con una sonrisa – Tu eres la que más me preocupa, no es bueno que estés tan alterada, no quiero que pierdas la calma

El Umbreon bajó la mirada avergonzada, sabiendo exactamente a lo que se refería su entrenadora, ella se inclinó unos segundos y acaricio su cabeza con la intención de hacerlo sentir mejor, cuando la vio más relajada, la regresó finalmente a su Pokeball, volviendo a guardarla entre su ropa.

Se incorporó volviendo a tomar una actitud seria, sin duda esa situación comenzaba a preocuparle. En todo momento había sentido como algo o alguien la observaba y esa sensación no había desaparecido. La peli naranja respiró profundamente intentando calmarse, lo principal en esas situaciones era estar tranquila, y no perder los estribos con facilidad.

Finalmente caminó más hacia la luz mientras sacaba otra Pokeball entre sus ropas, sujetándola firmemente con una mano, preparada para cualquier ataque de algún Pokémon salvaje.

Podía sentir la tensión en el ambiente y comenzaba a molestarse de que nada ocurriera, llevaba minutos sin que nada pasara y preferiría saber a se estaba enfrentando

La peli naranja se armó de valor y tomó aire profundamente.

- ¡Seas lo que seas muéstrate! – Gritó la chica haciendo que su voz resonara por toda la cueva – ¡No actúes como un cobarde y enfréntate a mí!

Apenas había terminado de pronunciar sus últimas palabras, pudo oír un extraño ruido a sus espaldas, la peli naranja se volteó rápidamente quedándose sin habla. La chica no podía moverse de la impresión, justo frente a ella estaba el Pokémon que enseguida pudo saber, era el que estaba buscando.

La Peli naranja se había quedado de piedra sin saber exactamente qué hacer, no era capaz de siquiera pronunciar una simple silaba.

Claramente era un Pokémon, aunque dudó unos segundos al principio debido a su figura humanoide, pero con rasgos algo felinos. Su cuerpo era grisáceo con el vientre púrpura, que se extendía hasta su larga cola del mismo color. Vio también que tenía los brazos cruzados, en los que pudo ver que tenía tres dedos en cada mano con una especie de almohadillas, siendo sus patas de una forma similar.

Quedó muy impactada por la diferencia de tamaño, ella era bastante alta y aun así aquel Pokémon lo era muchísimo más que ella, dando una apariencia mucho más formidable.

Pudo ver en sus ojos púrpuras una extraña expresión que no podría definir con claridad, sentía que la miraba con mucho enojo, pero también una mirada disconforme, como si estuviera esperando algo en particular.

- ¿Dónde se ha ido todo tu valor ahora? – Oyó la chica una voz en su cabeza, dejándola petrificada

Se llevó una mano a la cabeza confundida, mirando hacia todos lados buscando al responsable de aquella voz sin éxito, volviendo a fijar su vista en el extraño Pokémon, sin creer en sus propios pensamientos. ¿De verdad aquel Pokémon le había hablado?

Hasta que una idea pasó por su cabeza, intentando pronunciar sus sospechas.

- ¿Telepatía? – Susurró ella más para sí misma, sin ser capaz de hablar más fuerte

El Pokémon la miró complacido al ser capaz de oír lo que había dicho, pero solo duró unos segundos para volver a mirarla con la de la misma forma que antes.

- ¿Eso es todo? – Volvió a hablarle con menosprecio en su voz, haciendo que la chica se llevara nuevamente una mano a su cabeza sin ser capaz de mirarle – ¿Eso es todo lo que tienes?

La Peli naranja alzó rápidamente la mirada al oír sus palabras, haciéndole recordar el motivo por el que estaba ahí en primer lugar.

Sacudió su cabeza un par de veces, para tratar de mantener la calma, pasando a mirarle finalmente con seriedad.

Le pareció increíble, que el mismo Pokémon que estaba buscando la haya hecho entrar en razón, consideró algo gracioso en la situación en la que se encontraba, sonriendo antes de volver a mirarle.

- ¡Mi nombre es Mikan! – Se presentó ella alzando la voz, señalándose a si misma con una mano mientras con la otra le enseñó la Pokeball que llevaba – ¡Y voy a derrotarte y convertirte en mi Pokémon!


Hola a todos, ojalá les haya gustado mi primer capítulo y fic de Pokémon, siempre había querido hacerlo, y había tenido esta idea en mi cabeza hace mucho tiempo, y me ha salido exactamente como quería, así que estoy muy orgullosa de que por fin me haya armado de valor para publicarla, y espero que a ustedes les guste, porque es por eso exactamente que la subo xD

Sinceramente hablando, no quería escribir algo así, por que (sin dar nombres XD) había un fic con una idea parecida -solo en cierta forma- a lo que yo quería hacer, pero ella me dijo que no importaba, y yo espero que ella también lo lea :D e.e

Pero he tenido muchos problemas por qué hace mucho que no veo el anime, y yo quería centrarme en eso, pero también quería agregar partes del juego, aunque si lo hacía demasiado habrían muchas incoherencias y ni yo me iba a entender, pero solo quería poner la Cueva Celeste como referencia al juego, que es el lugar donde en Rojo Fuego/Verde Hoja podemos encontrar a Mewtwo :)

Solo va a ser eso, pero me voy a enfocar en el anime.

Sin más que decir, les agradezco que hayan leído, y si tienen algún comentario, sugerencia, queja, denuncia XD pueden decírmelo, a mi no me molesta, al contrario me gusta que sean sinceros, solo si es con buenas palabras xD Y dependiendo que sus opiniones, subiré el próximo.

Nos vemos ~ 3