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»Claim: SasuǀHinα

»Línea Temporal: En algún momento antes del inicio de la Cuarta Guerra Ninja solo para el bien del fanfic, (si es cuarta no (?) :P)

»Rating: T, supongo. Va apenas un poco más allá de un beso. (por ahora c;)

»Words: 1, 456 pαlαbrαs

»Cαpítulo 1/3

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Aunque al besarte, te sentí alejada, no te dije nada, aunque nada es suficiente para no olvidarme de que no te amaba, y no te dije nada, aunque nada es suficiente para mi.


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Hinata dio un paso atrás, tratando de asimilar la situación.

Hipotéticamente hablando, claro. Viendo a Sasuke Uchiha que le empujaba a un árbol y le besaba sin sentido, supo que ambas acciones mencionadas anteriormente no pueden practicarse en el mismo momento.

Y no es que ella no hubiese contribuido al proceso de… devorarse mutuamente. Su mente todavía era un caótico remolino, Hinata podía decir que estaba correspondiendo y su lengua hacia cosas que no podría haber imaginado hace apenas unos minutos. Ahora sus dedos trataban de atraer el fuerte cuerpo más cerca de ella, tan cerca que casi sentía como se moldeaban en uno solo. Su nuca presionada contra la dura madera impulsándole a soltar un involuntario gemido, uno más agregado a los tantos otros encuentros suyos.

Había perdido la cuenta de las veces que acudió solo para unir sus labios sin un momento para recuperar el aliento. La sensación de la boca del Uchiha en la suya era adictiva, y supo que no sería capaz de rechazarla más. Subestimaría la realidad si decía que nada como esto ocurrió antes, particularmente desde aquella misión cuyo único objetivo era encontrar su paradero. Revivió el instante en su memoria, un nimio instante en el que se separó de sus compañeros, la mano en su boca, después el beso, el contacto ardiente, el sentimiento de que en algún retorcido modo estaba viva.

Era una ironía y lo más torturante resultaba que necesitaba a el vengador para convencerse que existía. Su único consuelo es que el otro parecía necesitarla de la misma forma. Las manos en su cuerpo, el insistente gemido en sus labios, los sonidos apremiantes, el calor.

Tímida como era, una aparente lujuria parecía estar por encima de cualquier sensación. Descartando lo ilógico que sonaba, Hinata no pudo poner su atención en preocuparse. No si cada rincón de su ser se encargaba de una tarea muchísimo más urgente. Trataba de mantenerse lo más silenciosa posible. Lo que era casi irreal mientras su boca era complacida de esa manera. Quien dijese que los vengadores no tienen otra cosa que otorgar más que una profunda ira claramente jamás fue besada por uno. En su vida Hinata se preguntaba cuando y donde podría haber aprendido el chico a usar sus labios y lengua así. Esa peculiar habilidad que ella jamás había aprendido antes.

Con toda su concentración o no, la Hyūga no pudo evitar dejar escapar un gemido ahogado cuando sintió el contacto de las caderas de Sasuke con las suyas. Sus ojos se abrieron bruscamente empujando a su besador de forma impulsiva. No hubo resistencia. El cuerpo del azabache se apartó y ambos quedaron estáticos observándose el uno al otro, respirando pesadamente sobre sus rostros. La de mirada inmaculada juro haber visto un fantasma débil de emoción en aquellos indescifrables ojos…, sorpresa quizá. O la luz de la luna engañándola, tal vez.

Sus manos temblaban, tensas articulaciones bajo su piel y descargas inundándola cual hielo sobre fuego encendido. Nunca había sentido algo como esto y, por la reacción del otro, pudo decir que no era la única. Y saberlo no la hizo sentir mejor en absoluto. Estaba asustada, frustrada porque dolía y quería más pero el no poder controlar sus reacciones corporales la aterraba. Los espasmos, enérgicas sacudidas. Los suspiros incontenibles salir de su garganta…, y no podía controlar ninguno de ellos y el pensamiento era perturbador pero, lo cierto es que…, quería más.

Fue Sasuke quien tomó la decisión por ella.

Aquellos labios regresaron a atraparla en un repentino beso, nuevamente. Rudo. Violento. Por unos segundos la chica permaneció ahí congelada, pensamientos opuestos gritando en su cabeza: la calmada voz de la razón: y otra seductiva, insistente y apasionada, apasionadamente venenosa. Pero cuando sintió la presión de la rodilla entre sus piernas cada mención de recato, cautela o inhibición volaron por la ventana dándole licencia a sus jadeos entrecortados y a arremeter ella misma, casi desesperadamente.

En algún lugar perdido yacía su consciencia. Trato de aferrarse a ella antes de forzarse a ver en lo que se había convertido. Y lo que vio no le gustó nada. Débil, un desperdicio a merced de un vengador. ¿Dónde estaban la fuerza, la determinación para proteger, para reparar errores y cumplir sus juramentos? Solo por un beso desde esa misión estaba reducida a esto.

—N-no deberíamos h-hacer esto —Pronunció con dificultad, los ojos aun cerrados para seguir torturándola con la muestra del mundo ninja burlándose de ella. Su última oportunidad de salvar los restos de su dignidad, o de sí misma. La Hinata que conocía, la única que debió haber sido siempre. La respuesta del otro fue un mordisco en su cuello y un gruñido que le ordeno callar.

Se encontró obedeciendo porque era lo más sencillo. Era más fácil y siempre lo había sido, pero nunca supo cuan bien se sentía, como ahora. Enviando al carajo sus responsabilidades. Solo el ahora importa. Esos adictivos labios, esas manos, el áspero tronco sosteniéndola, las descomunales sensaciones que el Uchiha le hacía sentir con metódica destrucción.

Hinata siempre se supo patética ante los ojos de los demás…, y en esos momentos no hallaba mejor palabra que la describiera con tanta precisión. Patética. Su cuerpo estremeciéndose con deseo, necesidad. De ese tipo que la hacía rogar, suplicar, arrastrarse por más y más. Sus caderas arqueadas, su cabeza vuelta desesperada hacia atrás cuando sintió la fricción entre ambos que buscaba. La garganta hirviendo de los sonidos inexistentes y que no tenían importancia. Iba a estallar demasiado pronto. Todo su mundo se redujo a ese frenético, rítmico y dulcemente agonizante placer. Solo ella y aquel cuerpo fundido en el suyo. No clan Hyūga ni la presión de ser la heredera. No Neji- niisan. No parientes malvados buscando destruir el mundo. Solo ella y este chico que la hacía respirar, sentir, vivir.

—¡Hinata-sama! —Su corazón pareció volcarse en su estómago. Literalmente se arrancó de sus brazos cuando el llamado pudo registrarse en su razón.

En aquella prisa perdió la coordinación y cayó al césped encontrando una mano sosteniendo su muñeca y la mirada oscura, ausente sobre ella cuando pudo observarle. Sintió la boca seca y la humedad insistente entre sus piernas crecer, por una fracción de segundo solo quiso apresar a Sasuke contra el árbol y seguir con lo que habían estado haciendo.

Por alguna razón, la idea la aterrorizaba. Sin pensarlo echo a correr lo más rápido que podían sus pies; lo más lejos posible del Uchiha, de su mirada tétrica y la triste sombra de los árboles en la pesadilla que había llevado a cabo. Rápidamente, antes de que su primo active el byakugan para encontrarla. Su corazón martillaba fieramente sobre su pecho mientras subía la pendiente de regreso al camino de donde partió al inicio. Del otro lado estaba su primo Neji, evidenciando en la expresión de sus ojos blancos y la presión en sus manos la magnitud de su enojo.

—¿Se puede saber dónde estaba Hinata-sama?

—Y-yo —Empezó Hinata pero ninguna mentira acudió a su mente. Respiraba con dificultad, sintiendo aun el cuerpo masculino contra sí. Al menos estaba oscuro ya. No podía imaginar cómo lucía en ese momento.

—¿Se encuentra bien? —El sentimiento de enojo que irradiaba su primo, pronto se vio remplazado por la más genuina preocupación. Hinata se debatió entre sentirse agradecida o atemorizada, y el hecho de que todavía no pensaba con claridad definitivamente no estaba ayudando.

—Si… —se obligó a asentir, su voz saliendo apenas en un susurro de su garganta—. Es solo que… uhm… corrí todo el camino al escuchar la voz de Neji- niisan…

No pudo decir si le creyó o no, aunque no fuese una mentira total, pero desviar el tema era lo único que le importaba. Un suspiro aliviado escapo de sus labios cuando el genio, finalmente, soltó un suspiro cansino.

—No debe alejarse tanto Hinata-sama, las batallas venideras se aproximan a paso calmo pero seguro, y yo, nunca me perdonaría si algo llegase a ocurrirle. ¿Lo entiende? —Apenas afirmo y Neji giro dirigiéndose rumbo a la otra dirección. Sabía que debía seguirlo, sin embargo no pudo evitar una última mirada al paisaje boscoso tras ella. Podía sentirlo. En algún rincón en las sombras el Uchiha continuaba observándola.

El solo pensamiento envió una descarga en su espina dorsal obligándole a volverse lejos. No deseaba pensar en lo ocurrido, ni en lo que pasaría si acaso volviesen a encontrarse. Pero, aun si sus pies continuaban a la zaga de los pasos de su primo, entendió que no tenía escapatoria. Sasuke Uchiha estaría cazándola donde quiera que fuese. Como siempre. En la realidad y en el sueño. Y en el límite de la oniría y lo abstracto.

Porque, al final, ambos son uno.

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Banda Sonora: Nada - Siddhartha

Canta/Autor Mexicano


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N/A: ¡No pude resistirlo! Tenía que hacer a Neji interrumpirlos. Si deje a alguien frustrada (o) —además del dúo pintoresco, claro—. Díganlo ñ.ñ'

Bien, para vosotras de nueva cuenta: Bizarre Kretts, antes Cannan.

Decidi convertirlo en Tree-Shot, asi que si sois bonitas (os) con mi persona, pues, mas rapido subo conti :3

Au revoir~