Todos nosotros, como adolescentes, hemos sido testigos de lo bello que es el amor, el amor, una palabra tan hermosa, pero a la vez tan dichosa, tan llena de sentimiento y esperanza, que nos hace sentir como si todos nuestros problemas y aflicciones sean alejadas como una hoja llevada gentilmente por una brisa suave y hermosa que solo tiene como propósito transmitir calma y felicidad, y que resopla a largo de todo tu semblante, y te hace pensar que eres la persona más feliz de éste mundo.
Ésta es mi historia, me llamo Sonic The Hedgehog, tengo 16 años, soy un apasionado del deporte, me encanta correr, por sobretodo. Soy alguien que desea conocer, explorar, divertirme con la gente y más importante, dar mí ayuda cuando alguien la requiera, y dar lo mejor de mí mismo para lograr mis expectativas. No soy alguien que tenga muchos amigos, por causa del trabajo de mi padre, no permanecemos mucho en una ciudad, y por tanto cambio constantemente de escuela, y no logro conocer a la gente en toda su comprensión, pero mi madre me ha dicho que ésta será la última vez que esto ocurrirá, y que este será el lugar en donde verdaderamente podremos empezar a vivir tranquilamente con la certeza de llamar ''Hogar'' a éste nuevo ambiente al que hemos llegado, la ciudad en la que hemos aparcado se llama Emerald, su clima es genial, muy soleado, gente amigable, buenas tierras, lugares interesantes a los que puedes ir, y no podría faltar lo mejor, desde la ventana del auto pude divisar una gran casa con dos pisos, grandes ventanales claros y cristalinos, su exterior era de un color rojo-marrón muy hermoso, junto con un techo color granate sin igual, sin duda, el mejor lugar que he visto para vivir, y lo bueno de todo es…..que está será nuestra última parada, para comenzar a vivir, junto con mis padres como una verdadera familia, en un verdadero hogar.
Bajé del auto a todo correr, para ver la casa más de cerca, hasta que mi padre detuvo el comienzo de mí travesía.
-Hey! Porque tanta prisa, primero ven y ayuda a bajar el equipaje….luego tendrás tiempo para conocer mejor la casa.- Dijo mi padre un poco serio por mi actitud al echarme a correr de esa forma al bajar del auto.
-Ayy de acuerdo….- Me giré nuevamente y me dirigí de regreso al auto para ayudar a mis padres con el gran equipaje y entrarlo a nuestra casa con cierto desdén hacia ellos.
Al entrar, quedé tan maravillado por la hermosa vista interior que tuve de mi nuevo hogar, que inconscientemente solté todo el equipaje que cargaba en mis manos. Mi madre se acercó detrás de mí y rodeó mi cuello con su brazo.
-¿Te gusta Hijo?- Preguntó mi madre viéndome al rostro con una sonrisa.
-Me encanta.-Dije dándole respuesta por su anterior pregunta de la misma forma con una gran sonrisa sobre mi rostro.
Mi padre se unió a nosotros en ese abrazo entre mi madre y yo, dándonos un beso a cada uno de nosotros, a mí en la frente y a mi madre en los labios como señal de tranquilidad y felicidad al haber conseguido ese objetivo de poder empezar tranquilamente nuestra vida familiar. –Qué bueno que os guste, éste será nuestro nuevo hogar de ahora en adelante.-
Ya con la felicidad a flor de piel, no pude esperar más para poder recorrer el interior de aquella morada, entonces subí desesperadamente las escaleras y entré al primer cuarto que quedaba al frente de las mismas y me encontré con el cuarto que mis padres habían designado para mí, lo supe al instante por la gran cama individual que había en el, con una colcha suave y tersa como la seda, de un color marino sin igual, un armario de cedro con toques tallados, simplemente magnífico, y lo que más me alegró fue el gran ventanal que a la derecha de mi cama se ubicaba dando vista al atardecer, que, por supuesto estaba finalizando dando paso a la enorme y brillante luna que se posaba sobre lo alto en aquel marco traslucido en la pared, dando de por sí un gran resplandor blanco, que hacía de mi cuarto, un lecho diseñado por ángeles, para dar un descanso tan maravilloso, del que nunca quisieras despertar, y entrar en un cosmos de alegría tan inmenso que no quisieras abandonar.
-Simplemente perfecto…-dije como un susurro para mí mismo.
Empecé a desempacar mis cosas y acomodándolas en su sitio, comenzando con mi ropa y al abrir aquel hermoso armario, vi colgado, en todo el centro, un pulcro y nuevo uniforme de color café perteneciente a su abrigo, una corbata negra, una camisa blanca y un gran pantalón de color gris, lo tomé entre mis manos y pude pensar solo una cosa: ''Pronto empezaré mis estudios en mi nueva escuela'', estaba feliz, todo era perfecto como iba hasta ahora, al finalizar de organizar mi cuarto completamente y de ayudar a mis padres con el resto de la casa, nos dispusimos a cenar, a mi derecha se estaba sentando mi padre, Shun, un erizo de púas azul oscuro largas, ojos marrones y tez un poco morena, y determinación sin igual, aunque con un carácter bastante peculiar, y a izquierda se acomodaba en su silla mi madre, su nombre era Kiara, una erizo de color azul colbato, con piel color durazno, púas cortas y recojidas, y unos hermosos ojos esmeralda.
Ya todos sentados, nos dispusimos a comer, y empezamos a discutir y a cenar a la vez, sobre el gran cambio que tuvimos….
-Y dime Sonic, que te parece tu nueva habitación?- Preguntó mi padre, mientras me veía y a la vez tomaba un bocado de aquella deliciosa comida que había preparado mi madre con tanto esmero.
-Me gusta muchísimo, Papá, es lo máximo.- Dije muy feliz ante este comentario.
-Pues te tenemos una noticia mejor….-Dijo mi madre captando de inmediato toda mi atención, a la vez que me miraba con cierta felicidad y ternura irradiada en sus ojos.
-¿Qué es?-Dije preguntando a mis dos progenitores.
-Mañana empezaras en tu nueva escuela, ¿Qué te parece?- Pregunto completando la frase anteriormente anunciada por mi madre. No podría estar más feliz, todo era perfecto, de mi gran emoción me levante de mi asiento y abracé a mis padres en un cálido y tierno abrazo demostrando mi respuesta y agradecimiento hacía esa conclusión.
-¡Gracias! ¡Gracias! ¡Son los mejores!-Grite levantándome de mi asiento, pues ya había acabado de cenar. –Oye amiguito no te olvidas algo?- Preguntó mi madre con una sonrisa en su rostro. –Oh cierto lo siento…jeje- Dije volviéndome hacia ellos para desearles buenas noches, le di un beso a mi madre en la mejilla y un fuerte abrazo a mi padre y subí las escaleras para dirigirme al cuarto del baño a prepararme para dormir, cepillé mis dientes y me puse mi pijama para dormir, me dirigí a mi cuarto y apague las luces, posicionando la alarma de mi reloj despertador a las 7 a.m, y recostándome sobre aquella suave y mullida cama, cerrando mis ojos para esperar dormido al día de mañana, el día en el cuál, mi aventura y nueva vida comenzarían.
