Candy Candy y sus personajes pertenecen a Mizuki e Igarashi respectivamente. Yo, Wendy Grandchester soy la autora del poema que leerán a continuación con el único fin de entretener y no de lucrar.
Bajo el sol
Por: Wendy Grandchester
Hoy, como cada tarde, me siento sobre la hierba,
bajo el sol.
Como cada tarde, sólo para recordarte,
mi amor.
Fue tan cruel el adiós, tantas despedidas previas
a nuestra inminente separación.
Pero yo sigo buscándote en el viento,
bajo el inmenso árbol que nos guardaba a los dos.
Siento que el aire me trae tu voz
y hasta siento cosquillas cada vez que tu recuerdo respira en mi oído y me pregunto, mi amor,
si estés donde estés, estás también tumbado en la hierba,
bajo el sol.
Si estás recordando aquél beso, sólo ese beso,
el que desató ésta pasión.
O tal vez ya me olvidaste, o quizás no,
tal vez yo para ti sea inmortal, como lo es éste amor.
Tal vez tú también me estás extrañando,
ésta tarde, sobre la hierba, bajo el sol.
...
Hoy, como cada tarde, me siento sobre la hierba,
bajo el sol.
Como cada tarde para entonar aquella melodía
en honor a tu amor.
Aún sigo tratando de reponerme a tu adiós,
sigue doliendo como ayer esa despedida
y me resguardo bajo el inmenso árbol
que en tantas tardes como ésta nos guardó a los dos.
Quisiera en el aire, poder tocarte con mi voz,
hacerte cosquillas en el oído al respirarte todo mi amor.
Y mi pregunto, mi amor, si éstés donde estés,
buscas igual que yo, un rincón sobre la hierba
para tumbarte bajo el sol.
Si aún recuerdas aquél beso, movido por el atrevimiento
de mi deseo feroz.
Puede que me hayas olvidado, o puede que no,
porque yo quise quedarme en tu alma,
inmortal, como mi amor.
Tal vez tú también me estás pensando,
ésta tarde, sobre la hierba, bajo el sol.
...
Estás a mi lado, tumbado sobre la hierba,
bajo el sol.
Cierro mis ojos, sé qué no eres tú,
es sólo mi anhelo feroz.
...
Pues abre bien los ojos, soy yo
no dejaré que me digas adiós,
no ésta tarde, sobre la hierba, bajo el sol.
...
Ya no hay lugar bajo éste sol para los dos,
no me hagas flaquear,
en tu corazón yo ya no debo tener lugar...
...
Si es así, habría dejado de latir,
no estaría palpitando con ésta energía,
no estaría suplicándote ser mía,
hacernos uno, aquí, sobre la hierba, bajo el sol.
...
No lo hagas, por favor, no me susurres con tu voz,
no tendré las fuerzas para decirte que no,
no cuando tu deseo se ha impregnado en mí,
cuando vuelvo a desear tus labios sobre los míos
y es un deseo más candente que los rayos de éste sol.
...
Esperé mucho tiempo volver a tenerte así,
vulnerable, nerviosa, anhelante,
hoy voy a explorar toda tu inocencia,
dejaré que te ahogues en mi pasión.
...
Y me besas, conciente de que estoy débil
y que ya nada podría negarte
tras tantos días de añoranza y dolor.
Me permitiré arder contigo, no te detengas,
no tengas compasión.
...
Rodamos sobre la hierba, yo sobre ti,
con mis besos, mi deseo y mi amor.
Tu ropa se tomó la tarde libre,
sólo somos carne, piel y corazón,
ya no somos más tú y yo,
somos uno ésta tarde, sobre la hierba
bajo el sol.
Luego de habernos hecho uno,
buscaste mil formas para volver a decirme adiós,
pero mi amor fue tan grande
que se ha quedado en tu interior,
crece cada mes el fruto de los dos.
...
Tu astucia ha sobrepasado mi absurdo temor,
te abriste paso en mi futuro con la escencia de tu amor,
hoy tengo en mis brazos
a tu espíritu pequeño y llorón,
procreado sobre la hierba y nacido ésta tarde,
bajo el sol.
¡Hola!
Espero que les haya gustado éste poema, narrado por Candy y Terry, tras un reencuentro en el que pudieron realizar su amor.
No he podido actualizar Zafiros y esmeraldas porque he tenido muchas cosas pendientes y ese capítulo que viene me tomará mucho tiempo y dedicación, así que si Dios me lo permite lo comenzaré a escribir mañana.
Un beso,
Wendy
