Los personajes seguramente estén un poco cambiados, principalmente Eli, las demás no les voy a tocar mucho más la personalidad, simplemente es para que se ajuste a la historia.

Agradecería que leyeran los comentarios finales, por aquí no les entretengo más, que disfruten de la lectura.

Love Live obviamente no me pertenece.


Un estruendoso sonido acompañado de una deslumbrante luz me daba los buenos días, no quedándome de otra opción más que de levantarme de mi confortable cama para prepararme para otro día más en la escuela. Fui directa al aseo como de costumbre, me miré en el espejo mientras recorría con una de mis manos mi despeinada cabellera rubia y con la otra mi cansado rostro, tallándome por el camino los ojos, los cuales mostraban unas ojeras que me costarían disimular.

-Quizás me excedí leyendo ayer por la noche.- continuaba con mis propias caricias, dándome cuenta de que estaban peor que el día anterior. –Bueno, no hay nada que el maquillaje no pueda arreglar.-

A continuación me metí en la ducha, salí arreglada del aseo y me maquillé para disimular un poco el cansancio. Antes de salir de mi habitación para ir a desayunar, posé mi mirada en mi mesita de noche, donde descansaba mi pequeña droga nocturna. La lectura.

Pero no es cualquier lectura, son grandes obras, todas ellas con una cosa en común, su género, ya que desde hacía años descubrí las novelas de romance y aún no he conseguido dejarlo de lado.

-"Entre broma y broma"- leí en voz alta el título. –Lo guardaré en la estantería de "volver a leer".- me acerqué a una de mis librerías donde guardaba mis adquisiciones, las cuales estaban ordenadas muy meticulosamente.

Con todo en orden bajé hasta la cocina. Mi madre me había preparado un delicioso desayuno para empezar el día con energía, lo cual siempre agradecía, después de todo, el trabajo de presidenta en el consejo estudiantil era realmente agotador.

Si me pongo a pensarlo detenidamente, en realidad no es cansado el cargo, si no las apariencias que este conlleva. Esto se debe a que dentro de la academia de Otonokizaka soy una alumna ejemplar, la presidenta del consejo estudiantil, seria, fría, correcta y muy disciplinada.

Reí por lo bajo por los últimos comentarios.

Es cierto que una parte de mi era así, pero otra muy distinta, era apasionada a las novelas románticas, las cuales estaban llenas de escenas acarameladas entre los protagonistas, teniendo situaciones que en la vida real no podrían pasarle a nadie y aun así, imaginándote dentro de ellas. Un aire soñador me inundó, envolviéndome en un mundo donde existía realmente el amor a primera vista, donde una simple mirada podía dejarte sin habla y al mismo tiempo sin una pizca de aire en tus pulmones.

-Eli, ¿qué haces aquí aún? Vas a llegar tarde.- me regañó mi padre, quién recién entraba por la puerta de la cocina para servirse su café matutino.

Mi rostro cambió completamente de uno ilusionado a uno serio. Carraspeé, coloqué los utensilios usados en el fregadero y me apresuré a coger mis cosas para ir a la academia.

Obviamente, mi lado apasionado no era algo que compartiera con nadie, solo una persona sabía que me gustaba la lectura, pero…

-Buenos días, Umi.- saludé a mi querida amiga mientras caminábamos a Otonokizaka.

No podía hablar con ella sobre mi género favorito, ya que me arriesgaba a que se acabara desmayando.

-Buenos días, Eli.- me devolvió el saludo.

Continuamos hablando de temas sin importancia hasta que llegamos a nuestro destino y cada una fue en una dirección, puesto que ella iba a primer año y yo a segundo.

El salón estaba lleno pero el profesor aún no había llegado. Miré el gran reloj que colgaba en una de las paredes de la clase, dándome cuenta que un poco más y llegaba tarde, por lo que sin más divagaciones me adentré y me acerqué a mi asiento.

Por el camino vi como Nico estaba también en su sitio, al otro extremo de la clase, me miró por unos segundos, a lo que la saludé y ella hizo lo mismo para a continuación seguir jugando con su cabello sujeto en dos coletas.

Nico Yazawa era con la persona que más compartía mi tiempo dentro de la clase. Esa chica arrogante y desvergonzada también podía ser un gran apoyo, alguien amable que le cuesta mostrar sus emociones, sobre todo cuando sus intenciones son buenas. Gracias a unos sucesos durante el primer año con unas admiradoras, nos habíamos vuelto un poco más cercanas.

La puerta corredera que hacía unos segundos había cerrado se abrió de par en par, entrando por ella nuestra tutora, acompañada de otra chica de nuestra edad.

Me quedé observándola durante un tiempo, el cual no conseguí descifrar si fueron segundos u horas, ya que desde que mi mirada azulada colisionó con sus esmeraldas, mi mundo se había detenido.

¿Qué es esto? Es realmente hermosa, ¿quién es?

-Queridas, hoy se incorporará a nuestra clase una nueva compañera, espero que la tratéis como es debido.- comenzó a hablar la profesora, recibiendo una afirmación de todas menos de mi, quién aún estaba intentando que mi cuerpo volviera a reaccionar.

La chica que se encontraba al lado de la tutora tenía un bello y sedoso cabello purpura sujeto en dos coletas bajas, le quedaba realmente tierno, dándole un aire de pureza, como si fuera un ángel. Sus facciones eran finas y delicadas, acompañándolas con un buen constituido cuerpo, el cual estaba segura que le causaría un infarto a quien lo viera por más de 10 segundos. Dándome cuenta de que la estaba casi devorando con la mirada, opté por ir a mi segunda perdición, sus ojos, de un color verde increíblemente intenso.

-Puedes presentarte a la clase.- dictó la mujer mayor.

La chica aún desconocida para todas, con una total educación, se acercó a la pizarra y comenzó a escribir con una caligrafía que haría suspirar a cualquiera.

Aunque parecía que en ese salón sólo lo estaba haciendo yo.

-Un placer conocerlas, mi nombre es Tojo Nozomi, vengo de Kioto.- sonrió al final.

Por más que lo intentaba no conseguía respirar, su acento tan encantador me había arrebatado cualquier muestra de oxígeno que hubiera en mi cuerpo, dejándolo simplemente como algo inmóvil que estaba a su merced.

Esa sonrisa, estaba segura que había sido ese detalle lo que acabó rematándome, lo que logró que acabara a sus pies fueron esos bellos diamantes blancos mostrándose en conjunto con su rostro, como si fueran un bello dueto que te hicieran olvidarte del mundo.

Como si el oxígeno y la razón volvieran, cerré la boca, la cual al parecer había permanecido abierta desde que la chica nueva entró en la clase. Como si de una película se tratase, muchas situaciones vinieron a mi mente, todas de nosotras dos en momentos ficticios, era como si estuviera leyendo otra de mis novelas, pero esta vez la otra chica y yo éramos las protagonistas.

¿Esto es a lo que llaman amor a primera vista?

Se impresionó por su pensamiento, ¿de verdad era eso?

Por una parte tenía sentido, después de todo en los libros lo expresaban así, aunque no me imaginé que fuera una chica la otra parte de mi historia, pero tampoco me sorprendía. Nunca había esperado a un príncipe azul ni un caballero de brillante armadura, siempre había creído en el amor puro, no en estereotipos tan extensos como esos.

-Harasho…- susurré.

Aun así por un lado estaba sorprendida, pero en cuanto volví a enfocar mi mirada en la de ella, todas las dudas que podía tener se dispersaron.

-Bien, vamos a buscarte un sitio.- la tutora posó una de sus manos en su barbilla y comenzó a escanear el aula.

Yo hice lo mismo, hasta que me di cuenta que solo quedaba un sitio libre y este se encontraba delante de mí. Mentiría si dijera que no me ilusioné. La chica de morada cabellera iba a estar delante de mi durante todas las clases, quizás de este modo podría conocerla mejor.

No hay duda, esta es la típica situación donde la chica nueva de la que te enamoras a primera vista, por cosas del destino, acaba siendo tu compañera de pupitre y más adelante acaban haciendo un trabajo juntas y…

-Ugh…- se escuchó en el salón, interrumpiendo mis ensoñaciones.

-Ara, Nicocchi, no sabía que estabas en este centro.- la chica nueva dirigió su mirada a la pelinegra, complicándome de este modo la vista de sus esmeraldas.

-¿Se conocen?- preguntó la profesora.

-Estuve un tiempo viviendo por esta zona y nos conocimos.- aclaró Nozomi.

-En ese caso, deberías ponerte al lado de Yazawa-san- ante la noticia, Nico no parecía muy feliz.

-Fumiko-san, ¿podrías ponerte en el asiento que está libre? Al lado de Ayase-san- sentenció la tutora, rompiendo todas mis fantasías.

-Claro, Sensei- poco después ambas se pusieron en sus respectivos sitios.

Nozomi parecía molestar a Nico mientras esta última solo le dedicaba miradas y muecas molestas, pero parecía no surtir efecto en ella.

Las clases siguieron su curso, estaban siendo eternas, era como si el tiempo fuera distinto desde que esa chica apareció.

Esa chica… mi vista volvió a dirigirse a su asiento, escaneando cada uno de sus movimientos minuciosamente, cada vez que se ponía el cabello detrás de la oreja, su sonrisa al echarle el profesor la bronca a Nico por quedarse dormida, el toqueteo que hacía con el lápiz en la mesa para entretenerse. Cada movimiento parecía una danza, algo que podría estar mirando por horas siempre y cuando viniera de ella.

-¿Segura que está bien que la presidenta del consejo estudiantil vaya devorando a las alumnas de ese modo?- se burló una voz un poco áspera cerca mía.

Molesta por el comentario, escruté a la graciosa de turno con la mirada.

-¿Nico?- pregunté confundida, volviendo a dirigir mis orbes a donde anteriormente estaban, dándome cuenta que en efecto, Nico ya no estaba en su asiento.

En verdad no había casi nadie más en el aula, la campana había sonado hacía unos minutos, pero no me había dado cuenta por cierta razón de ojos verdes.

-Eres demasiado obvia.- suspiró, parecía cansada, pero en realidad simplemente era su actitud. –¿Irás al consejo estudiantil ahora?-

-Sí, tengo que adelantar un poco de trabajo.- volví a mi rostro sereno, estaba en la academia, debía seguir con mi papel.

-¿Quieres que te acompañe?- la miré incrédula.

-¿Te has olvidado de quién es la vice-presidenta?- volvió a suspirar.

-Ya te dije que no quería el cargo, simplemente me pusieron ahí porque tienes un poder extraño sobre las personas.- puso sus brazos en jarra molesta.

-La chica que postulaba a ese cargo sólo lo quería porque era una admiradora, no le iba a dejar ese papel a alguien así.- comencé a recoger los libros que tenía en la mesa para dirigirme fuera del aula.

-¿Y yo era mejor opción?- ante aquello no pude responder, tenía su punto.

Por lo tanto, opté por cambiar de tema.

-Quizás deberías quedarte mejor con Tojo-san, parece que no le está yendo muy bien.- le comenté mientras señalaba a la chica que aún se encontraba en su asiento, pero en esta ocasión, rodeada de chicas que le hacían una infinidad de preguntas.

-¿¡Entonces estuviste viviendo aquí antes!?- interrogaba efusivamente una de nuestras compañeras.

-Sí, nací por esta área, pero me mude a Osaka y finalmente a Kioto.- no parecía muy cómoda con tantas personas chismosas a su alrededor.

-¿Qué champú utilizas? Tienes un cabello hermoso.- comentaba otra chica mientras le acariciaba una de las coletas.

-Muy bien, suficientes preguntas, ¡ahora fuera!- finalizó rápidamente Nico, entrometiéndose entre todas y sacando a Nozomi a la fuerza de su asiento.

-Gracias Nicocchi, eso no era muy agradable que se diga.- agradeció Nozomi. –Pero deberías ser más amigable, no me extraña que no tengas amigas, imagino que hay cosas que nunca cambian.- se burló

-Te equivocas, tengo dos.- con total calma, me señaló.

Ellas se encontraban unos pasos delante mía por las acciones de Nico. Ambas se giraron hacia mí por las palabras de la pelinegra, la cual se encontraba con una socarrona sonrisa y la otra chica con un semblante sorprendido.

-Nicocchi, no deberías decir mentiras.- en un parpadeo, la pelimorada volvió a su estado habitual, burlándose de la menor.

-También soy la vice-presidenta del consejo estudiantil, por lo tanto, me debes respeto.- levantó la barbilla como si fuera un ser poderoso, lo cual era bastante cómico tomando en cuenta su estatura.

-Yo soy la presidenta del consejo estudiantil.- me acerqué hasta ella de forma educada, con mi rostro serio pero una pequeña sonrisa de cortesía, finalmente le tendí la mano. –Es un placer, me llamo Ayase Eli.-

-Tojo Nozomi.- apretó mi mano, causándome de este modo un escalofrió. –Un placer, Ayase-san.- el hecho de que me dirigiera su agradable acento y lo pronunciase con mi apellido, no ayudaba a mejorar mi denigrante estado.

-Muy bien, muy bien, ya os habéis presentado, vayamos a almorzar algo, al final vamos a tener que volver a clase con el estómago vacío.- habló Nico, rompiendo completamente el momento.

Acompañamos a Nozomi hasta la cafetería para que se comprase algo para comer, al parecer no había traído nada de casa. A continuación fuimos hasta la sala del consejo estudiantil, sabíamos que allí no habría nadie que nos molestase.

-Oh, bienvenida, Eli, Yazawa-senpai.- saludó desde una de las mesas del aula una chica de azulada cabellera.

-Umi, te he dicho un montón de veces que no me llames por mi apellido, ¿por qué Eli es la única con la que no tienes formalidades?- se quejaba le pelinegra mientras daba golpes con el pie en el suelo, claramente irritada.

-Porque somos amigas de la infancia, Nico-senpai.- dijo sin mucho reparo, después de todo, ya la había llamado así en otras ocasiones.

Se acercó hasta Nozomi e hizo lo mismo que yo, le tendió la mano.

-Me llamo Sonoda Umi, soy la tesorera del consejo estudiantil, ¿me harías el honor de saber tu nombre?- preguntó formalmente y quizás, con demasiada caballerosidad.

-Umi, reza para que cierta pajarita no te escuche.- se burló Nico.

-Tojo Nozomi, un placer conocerte, Sonoda-san.- como hizo conmigo minutos antes, le devolvió el gesto.

-¿Por qué debería preocuparme por Kotori? No hice nada malo.- admitió con total inocencia.

-Umi, tú solo hazle caso a Nico.- contesté en esta ocasión, acariciándome la sien por lo espesa que era nuestra amiga.

-A todo esto, ella es mi segunda amiga.- señaló sin ningún reparo a la peliazul.

-No deberías señalar a la gente, Nico-senpai.-

-¿Entonces yo soy no tu amiga?- Nozomi se acercó hasta la pelinegra con un fingido mohín.

-Hacía años que no te veía, si te reconocí fue por tu nombre.- con un total descaró escrutó su mirada en la delantera de la persona que tenía delante. –Si no fuera por eso no creo que te hubiera reconocido.-

-¿Dónde crees que estás mirando?- dije con una voz fría. –Eres la vice-presidenta del consejo estudiantil, deberías comportarte mejor con el alumnado del centro.- intenté escabullirme por el poco disimulado arrebato que acababa de tener.

-Nicocchi, pensaba que no me habías olvidado.- mi comentario quedó completamente en el olvido, mientras las amigas que se volvieron a reconciliar seguían bromeando delante de mis narices.

Porque estaban bromeando, ¿verdad?

-¿Ustedes son amigas de la infancia entonces?- preguntó educadamente Umi mientras ponía una de sus manos en la barbilla, como si estuviera encajando un puzle.

-Algo así, vivíamos en el mismo vecindario, por lo que nos encontrábamos a menudo y solíamos jugar por la zona.-

-Ara, y yo que pensaba que con todos esos momentos íntimos que compartimos tendríamos una relación más estrecha.- un sollozo que espero sea fingido se escuchó en el aula.

-¡Deja de intentar crear malentendidos!- se exaltó la pelinegra, alejándose de la escena para sentarse en una de las mesas y sacar su almuerzo.

-Pero esa vez en tu casa, cuando tus hermanos estaban con tu madre en el parque acuático y viniste llorando a mi casa porque te habían castigado sin ir.- Nozomi la siguió, sentándose cerca de la pelinegra, quién parecía muy irritada. –Esa noche fue inolvidable.- comenzó a hacer pequeños círculos en la mesa con uno de sus dedos.

Miré a Umi para saber como reaccionaba por tal insinuación, y como no podía ser de otra manera, la peliazul se encontraba cerca del colapso, con el rostro completamente rojo y humo saliendo de sus orejas.

-Si quieres que Umi se siga manteniendo en pie deberías cerrar la boca.- Nico comenzó a comer. –Además, ese día solo te pedí que me hicieras compañía en casa porque no me encontraba bien, no pasó nada más.-

Con esa afirmación por parte de la pelinegra suspiré internamente, obviamente sin mostrarlo al exterior, pero por un momento me había asustado por el hecho de que ellas dos tuvieran una relación más profunda de lo que mostraban.

Había pasado muy poco tiempo, pero conocía en cierto modo un poco más a Nozomi, ese lado coqueto y algo pervertido sin duda no me lo hubiera esperado por ese aspecto tan angelical que la rodea.

Sonreí por el cambio de los acontecimientos.

Más que un ángel, ahora diría que es una pequeña diabla.

Nico me miraba con una muestra de asco y desesperación, lo que me daba a entender que mis pensamientos estaban saliendo a flote. Finalmente llevé mi almuerzo al lado de ellas y comenzamos a comer.

El tiempo pasó bastante rápido, obviamente Nozomi era el centro de atención, nos estuvo comentando que ha viajado a varios sitios distintos por el trabajo de sus padres, por lo que no estaba segura de si estaría mucho tiempo en Otonokizaka, lo cual me preocupó, pero no quería mostrar emociones negativas, prefería seguir pareciendo aquella alumna ejemplar que no se preocupaba por nada más que los estudios y el bienestar de los demás.

Después de toda esa charla y la que volvimos a mantener en el siguiente recreo, sentía que aunque no fuese mucho, conocía un poco mejor a aquella bella mujer de morada cabellera, era como si después de saber de ella, me gustara aún más. No me estaba comenzando a gustar solo físicamente, personalmente también, y eso en cierto modo era bueno pero al mismo tiempo malo.

La última hora de clase había comenzado, cada una estábamos en nuestro pupitre esperando a que llegase el profesor, pero habían pasado diez minutos y no había rastro de él.

-Quizás se debería preguntar en conserjería sobre la ausencia del profesor.- argumentó una de las alumnas.

-Tienes razón, Nadeshiko-san, iré a preguntar en dirección.- le dediqué una pequeña sonrisa a la chica que había hablado mientras me levantaba.

Unos pequeños grititos de partes de algunas se hicieron escuchar, por otro lado, la chica que nombré parecía bastante sonrojada.

-Estúpidas fans de Eli.- masculló entre dientes Nico.

-Ara, parece que la presidenta del consejo estudiantil es bastante popular.- apuntó con un poco de asombro Nozomi. –No como la vice-presidenta.- finalizó, poniéndose una de sus manos en sus labios para callar la pequeña risa.

Ahora mismo me encantaría ser esa mano.

Fantaseé involuntariamente mientras notaba como entrecerraba sus bellos ojos por el gesto que intentaba disimular. Tuve el impulso de morderme el labio inferior por tan tierna escena, pero no era momento para eso.

-¿¡Acaso quieres pelea, Nozomi!?-

Me dirigí hacia la puerta para salir del aula e ir a dirección, omitiendo aquella amenaza de la pelinegra, pero antes de cualquier movimiento más, esta se abrió, mostrando al profesor de guardia.

-Perdonad por la demora, chicas, pero parece que Naegi-sensei no podrá daros clase hoy, se ha tenido que ir por un asunto urgente hace un par de horas.-

-¡Hora libre!- gritó eufórica Nico.

-Imagino que tú serás Yazawa-san.- comentó gracioso el profesor.

-No es raro que conozca mi nombre, suelo ser popular por estos lugares.- habló con total soberbia, jugando con una de sus coletas con una sonrisa socarrona.

-Seguiré el consejo de los profesores e imaginaré que no estás en la clase.- susurró por lo bajo, pero aun así fue bastante audible.

-¿¡Qué quiere decir con eso!?- toda sonrisa se esfumó, siendo en esta ocasión una mueca de molestia.

-Muy bien chicas, aunque el profesor no se encuentre presente en esta ocasión, dejó unos trabajos para esta hora.- comenzó a explicar mientras sacaba varias hojas.

-¡No me ignore!- intentó dar pelea Nico, pero puesto que no le hacían caso, acabó rindiéndose y empezó a balbucear cosas sin sentido en su asiento cruzada de brazos.

-El trabajo será en parejas, las cuales se elegirán al azar.-

Conocía esta situación, era muy habitual en las novelas. Puesto que el destino nos puso en asientos separados, el profesor hará al azar el sorteo de las parejas para un trabajo, en esa actividad nos tocará juntas y entonces podremos conocernos más, teniendo un bello momento a solas, finalmente sacaremos la nota máxima y entonces…

-Tojo-san con Fumiko-san.-

En cuestión de segundos sentí como un balde de agua fría desvanecía por segunda vez en ese día una de mis fantasías.

El mundo no puede llegar a ser más cruel.

-Ayase-san con Yazawa-san.-

Me equivocada, sí que podía serlo.

Nico no era una persona muy destacable en lo que se refería a estudios, fue una de las razones por la que nos costó tanto que ganara las elecciones a vice-presidenta, pero se podría decir que ahí fue cuando actué yo. Después de una hora terminamos el trabajo.

Rectifico.

Terminé el trabajo, ya que Nico se cansó a los diez minutos y empezó a hacer garabatos en mi pupitre.

-Nico, ¿qué diablos es esto?- le señalé su pequeña obra de arte.

-Es tu cara de cuando Nozomi entró y se presentó en el aula esta mañana.- en el pupitre se podía ver una cara mal dibujada con unos grandes ojos, unos corazones como pupilas y la boca abierta.

Bueno, lo último a lo mejor si era cierto.

-No seas idiota, yo no estaba así.- intenté intimidarla con la mirada para que rectificara, pero sin duda eso no funcionaba con ella.

-Tienes razón, falta una cosa aún.- con el lápiz en sus manos, comenzó a adornar aún más su dibujo.

-¿Qué diablos es eso?- señalé algo que colocó en lo que se podría considerar la boca.

-Baba.- casi la golpeo en este mismo instante. –No me mires así, es completamente verídico.- intentó excusarse.

-La próxima vez deberías ayudarme a hacer nuestro trabajo antes que hacer esas tonterías.-

-Quizás, quien sabe.- contestó desinteresadamente.

La clase finalmente terminó, nos despedimos todas, quedándome al final mirando a Nozomi por última vez en ese día, inconscientemente intentaba quedarme con sus facciones en mi memoria, como si quisiera crear un retrato más tarde pero sin mi musa. Finalmente me reuní con mi amiga de la infancia.

-Has estado muy callada desde que salimos del centro.- apuntó mi caballerosa acompañante mientras nos dirigíamos a casa.

-Ha habido algo rondando por mi mente desde esta mañana.- quizás no era el mejor momento para hablar de estas cosas, teniendo en cuenta que estaba hablando con Umi, pero era la persona con la que más confianza tenía.

-¿Necesitas hablar de algo?- cuestionó

-¿Qué piensas del amor a primera vista?- pregunté sin reparos, consiguiendo que se sorprendiera.

-E-Es un bonito cliché literario.- intentó calmar su voz para poder abarcar el tema.

-Que yo sepa, nunca has leído una novela romántica.-

-Pero sé que existe.-

-Con eso no me ayudas.- suspiré.

-¿Acaso la fría bailarina se ha fijado en alguien?- preguntó seriamente.

-Me sorprende que hayas conseguido terminar esa frase sin desmayarte.- me burlé de ella, consiguiendo que se sonrojara.

-Voy mejorando.- carraspeó para intentar recomponerse.

-Seguramente deba darle las gracias a cierta pajarita.- era demasiado divertido meterme con ella.

-¿Entonces alguien te ha llamado la atención?-

-Deberías disimular un poco mejor cuando intentes cambiar de tema.-

-Eli…- pronunció con una voz un poco amenazadora.

-Sí, se podría decir que me he fijado en alguien.-

Lo intentaba decir de una forma desinteresada, pero sabía perfectamente que no era algo que estuviera dudando. El ritmo cardiaco que había mantenido durante todo el día había sido uno mayor al común, simplemente por estar en la misma habitación que Nozomi, no era una simple llamada de atención, realmente me estaba gustando.

Con estas palabras no me refiero a que quiero salir con ella, ni si quiera se me ha pasado por la mente la posibilidad de confesarme.

Simplemente quiero conocerla, es en todo en lo que puedo pensar.

-¿De quién se trata?- Umi me estaba sorprendiendo gratamente por conseguir mantener el rumbo de la conversación, ya no tendría que andar unos pasos detrás de la peliazul por temor a que se desmayase en cualquier momento.

-Tojo-san.- pronuncié, dándome cuenta de lo bien que sonaba su apellido en mis labios.

-Parece ser una buena persona.- argumentó con una agradable sonrisa.

Seguimos hablando durante un rato más hasta que llegamos al cruce donde nos separamos. Le dejé en claro a Umi que no pretendía confesarme, tampoco estaba enamorada ni nada por el estilo, era algo más calmado, una corazonada de que esa persona podría llegar a ser alguien muy especial, alguien que sin ninguna duda debía conocer.

Llegué a mi casa, saludé a mis padres al igual que a mi hermana para dirigirme a mi habitación. Hice mis deberes, estudié un poco lo que habíamos dado en ese día, cené con mi familia y me acosté en la cama. Cerré los ojos, perdiéndome en aquellas sensaciones nuevas que había experimentado por primera vez, envolviéndome en todas aquellas situaciones que había leído en tantas novelas y que quizás, podría experimentar en la vida real.

Suspiré mientras iba cayendo dormida acompañada de mis fantasías.

-Sin duda… quiero conocerte… Nozomi…-


Llevaba bastante tiempo queriendo hacer un fanfic de Love Live que no fuese sólo un One-shot, aunque este en verdad podría terminarlo como está... no es lo que tengo planeado.

Mi idea con este fanfic es hacerlo cómico y explotando muchos clichés, con NozoEli como pareja principal, también seguramente habrá KotoUmi y NicoMaki de parejas secundarias.

Como ya escribí, mi idea principal es basar la historia en clichés, lo s mayores clichés que se suelen dar en las historias, quiero ponerlos todos y darles un desenlace distinto, tengo varios en mente ya, pero si se os ocurre algún cliché que os guste o querais ver aquí escrito con un desenlace sorpresa, podeis escribirmelo en los comentarios o por mensajes privados.

Espero que os vaya muy bien a todos y nos vemos más adelante.

PD: Hay una referencia a un fanfic escrito en esta plataforma, me gustó mucho, así que quería incluirlo, espero que no le moleste al autor, el cual es
"Vincent MacLeod".