En una soleada tarde en el santuario bajo las sombra del templo de acuario dos jóvenes caballeros se encontraban sentados en las escalinatas mientras charlaban animadamente sobre los siguientes planes en puerta. Se trataba del Santo de Escorpion y Camus de acuario quienes compartían una cercana amistad al punto de quererse tanto como hermanos, por lo que el nivel de confianza entre ambos era enorme.

-Milo- ¿Te enteraste? el siguiente mes viene guns and roses a dar un concierto en Athenas! ¿que dices amigo?, ¿vamos?

Dijo entusiasta el de Escorpio, era un gran amante de la música rock, por lo que ya le urgia enfundarse en sus pantalones de cuero y cantar a todo pulmon Paradise City, y nadie mejor para acompañarlo que su gran amigo, que aunque menos entusiasta igualmente disfrutaba de la buena musica que la decada de los 80 les ofrecia. El acuariano miro a su amigo y le soltó de sopeton la "buena nueva" , el impulsivo griego seguramente no se lo tomaria muy bien, pero de alguna forma tendria que enterarse.

-Camus- Guns and Roses... suena bien, pero me temo que no te podré acompañar.

-Milo- ¡Vamos no seas aguafiestas! yo fui contigo a tu dichosa ópera y fue un triunfo no botarme de risa cuando cantó la gorda en ese horrible disfraz!

Camus rió entre dientes, recordando la pasada aventura, pues en lugar de una ópera gracias a su amigo se la pasaron riendo del grotesco aspecto de la Prima Donna y mirando a los escotes de las espectadoras con los miralejos, todo como era de esperarse idea del cínico del alacrán. ¡Vaya que iba a extrañar a ese loco!

-Camus- Me iré una temporada a Siberia.

-Milo- ¿Siberia? ¿que rayos vas a hacer allá? ¿es otra de las ordenes del patriarca?, porque si de eso se trata podemos engatusarlo para que mande a Shaka, ¿te lo imaginas meditando con ese clima? ¡se le congelarían el culo y las bolas!

Camus rió ante las ocurrencias del de la octava casa.

-Camus- En realidad yo me he ofrecido para ir

-Milo- ¡No me jodas! este lugar es insufrible, ¿que se supone que haré?

-Camus- Podrias salir a divertirte con alguno de nuestros compañeros de orden...

-Milo- ¿Es en serio? ¿de verdad crees que podría sustituirte con alguno de esos fenómenos?

-Camus- vamos Milo, no están tan mal, Shaka tiene muy buena conversación

-Milo- ¿El señor iluminado? ¡no me hagas reír! ese payaso cree que el mundo gira en torno a el...

-Camus- ¡Vaya que es un idiota!, ¡como no darse cuenta que en realidad gira en torno a ti!

-Milo- ¡exacto!

-Camus- Shura es muy agradable si tan solo no fuera por la ridicula discusion que tuviste con el por aquel partido de futbol

-Milo- Ya me tenia hasta la coronilla con su estúpido "Hala Madrid"

-Camus- Su equipo ganó y el tuyo perdió... en fin, no pretendo discutir por eso otra vez. ¿Que me dices de Aldebaran?

-Milo- ¡Aburrido!

-Camus- ¿Mu?

-Milo- ¡Mas aburrido!

-Camus- ¿Afrodita, Deathmask?

-Milo- ¿Ese par de psicópatas? Se necesita tener una grave enfermedad mental para llenar el templo de esos horribles rostros, y pasártela entre las sombras cual alimaña rastrera, y del otro fenómeno de las rosas... no se tu, pero ese tipo tiene un grave problema...

-Camus- Afrodita es algo peculiar, pero también es muy culto e inteligente, es de las pocas personas en este lugar que sabe apreciar la buena musica...

-Milo- De entre todos los fenómenos de este santuario ¡ese debe ser el peor! el otro día que pase por su templo para ver al patriarca y el desquiciado de Afrodita Tenia a un guardia clavado en la pared con sus condenadas rosas, ¡como una puta mariposa!, y el muy cabrón estaba jugando a los dardos con sus florecitas en los cojones del pobre desgraciado. Todo porque el pobre infeliz se atrevió a lanzarle una mirada lasciva, y sabes como se pone Afrodita cuando alguien osa dudar de su hombría. Es un demente y un asqueroso. ¡No, no, no! Ese par de sádicos deberían estar en un manicomio, demasiado perturbadores para mi gusto.

-Camus- No me dirás que ese par te da miedo

-Milo- ¡Por supuesto que no! pero no me agradan el lo absoluto!

Camus rió porque todo lo que decía Milo era verdad, ese par eran dignas piezas del museo del horror.

-Camus- Podrías tomar un aprendiz, a eso precisamente voy a Siberia, tomare un par de aprendices y los convertiré en caballeros.

-Milo- No cabe duda que cada día estás mas loco... Ni hablar si prefieres andar de niñero en Siberia estaré feliz de medirme algún día con alguno de tus discípulos y demostrarte que perdiste tu tiempo

-Camus- ¡Jajaja! ¡tan humilde como siempre!

Ambos se pusieron de pie y el escorpión puso una de sus manos sobre el hombro de su amigo.

-Milo- Te voy a extrañar, hermano

-Camus- yo tambien a tí, desquiciado

-Milo- ¿Entonces que? ¿vamos por una cerveza para celebrar tu nuevo papel de mentor?

Camus sonrió de lado, sabia bien que eso terminaría mal... muy mal. Pero seria jodidamente divertido como todas las escapadas con su pintoresco amigo escorpiano. Entrada la tarde ambos hombres se pusieron sus mejores trapos para encaminarse a algun bar de Rodorio, ya que si salias con Milo siempre era en plan de conquista, y aunque Camus era tan apuesto como su amigo no gozaba del mismo nivel de popularidad que el griego, ya que Milo tenia una lengua tan aguda como su scarlet needle, y un humor negro que resultaba extremadamente magnético para las féminas. En cambio Camus por su carácter frió y algo cortante era eclipsado por el alacrán. A Camus en realidad no le importaba mucho este detalle, y no por que no disfrutara el conquistar mujeres, sin embargo le parecía demasiado frívolo el dichoso jueguito de encandilarlas, llevarlas a la cama y nunca jamás volverlas a ver. Para ser sincero, hasta ahora no había mujer que le hubiese impresionado lo suficiente, de hecho las mujeres en ese momento de su vida no eran una prioridad, por lo que salir a conquistar chicas con Milo para Camus era tan intrascendente como ir a comprar calcetines.

Esa noche se montaron en el Alfa Romeo de Milo, y se metieron en uno de esos bares de moda del lugar, y tras pedirse una buena ronda de cervezas el escorpión comenzo a hacer gala de lo que él llamaba "su magia" haciendo contacto visual con un grupo de chicas que estaban en una mesa mas o menos cercana a ellos.

-Milo- ¡Mira nadamas esa rubia!

-Camus- Guapa, pero me gusta mas la mulata... ¡que piernas!

-Milo- ¡vaya, vaya! ¡Hoy te apetece un plato exotico! ¡buena eleccion!

Miraban a las chicas quienes ya se habian dado cuenta que el par de hombres les coqueteaban a distancia. Era un grupo de unas 6 chicas entre las que destacaban precisamente las que comentaban los santos (ok, ni tan santos) Una rubia de ojos azules con rostro angelical y una mulata de curvas de infarto, que para deleite del francés también tenia un rostro muy hermoso. Cuando el de escorpión se disponía a mandar al mesero con unas copas para sus futuras víctimas, casi se infartan al ver que entra a escena otra chica negra idéntica a la que le gustó a Camus.

-Camus- ¡Ni lo pienses escorpion! ¡yo las vi primero!

-Milo- ¡Te odio!

Camus ese dia se sentia..."motivado" eran sus últimos días en Grecia ya que pasaría una larga temporada en Siberia, y pues tenia ganas de divertirse un poco. Se levantó tomo el par de copas de la charola del mesero y por primera hizo "primer movimiento" dejando a un divertido Milo en la mesa quien le seguiría muy de cerca, por que claro ¡no se iba a dejar ganar por su amigo!. Camus se acercó a las gemelas y les ofrecio un trago a cada una, mientras Milo hacia "su magia" con la rubia.

La noche parecia ir bastante bien, tragos, risas, y como era costumbre Milo rapidamente se vio rodeado de un Harem de chicas que lo miraban con ojos de amor a primera vista, y otras tantas con ojos de lujuria pura y dura. En tanto Camus, parecía muy complacido con la compañía de las espectaculares morenas. Pasaron las horas y tanto la Rubia, las mulatas y los dos santos se treparon al deportivo del escorpión y terminaron ¿quien sabe como? en un hotel, obviamente Milo con su rubia conquista y Camus con su premio doble.

La luz del sol que se colaba por la ventana hizo abrir los ojos al caballero de la undecima casa, la cabeza le punzaba terriblemente, y la boca escocia por la sequedad "¿pero que mierda tomé anoche?"miro hacia ambos lados encontrando una espesa mata de cabellos afros a cada costado. Sonrió complacido, había sido una gran noche, digna de recordarse... ¡si tan solo pudiera recordarla! ah si, esas preciosas mulatas, estaria listo para un segundo o hasta tercer encuentro con ambas si no fuera por la espantosa resaca que le impedia ponerse en pie. "A ver cuando aprende el idiota de Milo a ser mas selectivo con lo que consume, un dia va a quedar ciego por tomar estas porquerías" pensó. Como pudo se fue hasta el cuarto de baño.

Era un hotel bastante lujoso, el baño contaba con una enorme bañera, y regaderea, asi que Camus decidió tomar un baño para tratar de disminuir la infernal resaca que tenia. Una vez regulada la temperatura del agua se colocó bajo la regadera y se relajó un momento. De repente la puerta de la regadera se corrio dejando vier la precisosa figura de una de las gemelas quien sonreia picaramente al caballero de los Hielos. Camus extendio los brazos en señal de aceptacion de la intrusa y bajo el chorro de agua comenzo a besar la la chica, las caricias entre ambos fueron subiendo de tono cuando una segunda interrupcion de la puerta del baño alerto a los ocupantes,

-Me voy a poner celosa, Camus-

Dijo la segunda mulata entrando al baño, esta se arrodillo y comenzo a besar la virilidad del acuariano. Magicamente la reseca se habia esfumado. ¡Estaba en el paraiso!

De pronto, "toc,toc,toc,toc" alguien tocaba la puerta del cuarto, Camus y sus amigas ignoraron el llamado continuando en lo que estaban..."toc,toc,toc,toc"

-Milo- ¡Camus!

-Camus- ¡Largate, Milo!

-Milo- ¡Camus!

-Camus- ¡Con un carajo! ¡desaparece Milo!

-Milo- Es que hoy hay reunion con el Patriarca, y ya casi son las 10 de la mañana

-Camus- ¡Mierda!

Esa asamblea era sumamente importante pues el patriarca le daría su permiso para partir a Siberia y le revelaría cual o cuales armaduras portarían sus futuros pupilos. Así que para sorpresa de las chicas y hondo pesar del acuariano, con mucho trabajo se las quitó de encima y así, trató de mojado se salió de la regadera para poder ir a la famosa asamblea con el patriarca. Cuando Camus lograba poner un pie fuera de la regadera las chicas lo regresaban a ella con métodos "muy convincentes para él" mientras un muy desesperado Milo seguia golpeando la puerta para presionar a su "compadre".

-Milo- ¡ anda, ya hombre! vamos a llegar tarde y esta vez no va a ser culpa mia.

Gritaba el pobre arácnido mirando su mont blanc de muñeca, mientras el otro caballero luchaba por poder salir del baño. Cuando por fin lo logro, haciendo uso de su Diamond Dust creo una pared de hielo para separarse de las muchachas y tras ponerse rapidamente el pantalón se despidió de ellas.

-Camus- Un placer, preciosas... si vuelven por Rodorio por favor llamenme!

Salió hecho una bala de la habitación, con el resto de su ropa y zapatos en la mano. Milo por su parte ya se encontraba completamente vestido.

-Camus- Ufff que noche! si no fuera por esa reunion!

-Milo- Ni que me lo digas!

Pasaron por la recepcion del hotel y pagaron las habitaciones.

-Milo- Quien te viera? esta noche me has superado

-Camus- Pero que dices? si esa rubia era una muñeca

-Milo- Eres un desgraciado!

-Camus- ¿Que? ¿que dije?

-Milo- Entonces tu tampoco te diste cuenta?

-Camus- de que hablas, sigues borracho?

-Milo- Prométeme que no se lo dirás a nadie

-Camus- Ya! dime! sabes que guardaré el secreto

-Milo- Pues la rubia, no era rubia

-Camus- Jajajaja desde cuando eres racista?

-Milo- No seas idiota! claro que me importa un bledo que se tiña el cabello

-Camus- Osea que...

Milo siguió conduciendo con aire furioso. Y Camus estalló en una Carcajada.

-Camus- Este día pasará a la historia!

-Milo- Atrevete a decirle algo a alguien y te atravesaré con mi Antares

Camus seguía riendo como desquiciado hasta que llegaron al santuario, subieron las escalinatas de los doce templos y vistieron sus armaduras, eran ya las 11 am y se encontraban ya junto con los otros caballeros dorados esperando al gran Patriarca. Camus seguía riéndose solo cada que miraba a su amigo ante la mirada curiosa y extrañada de sus compañeros de orden.

Definitivamente las mejores aventuras las vivia con ese condenado bicho, ¡vaya que lo extrañaría cuando partiese a Siberia!