CAPÍTULO 1.
Rostros Nuevos.
Me negué a cruzar palabras con mi padre, Nos encontrábamos en el automóvil de la familia. Él al ver mi actitud también se mantuvo callado, pero se notaba lo tenso que estaba en su cuerpo. Sin tomarle importancia recosté mi cabeza hacia atrás, realmente no me interesaba mirar nada por la ventana, solo quería olvidarme de mi familia. Cerré mis ojos y para variar me quede dormido.
—Despierta, Terrunce. Hemos llegado—. Dijo Richard con voz fuerte y enfado. Me levante estirando mi cuerpo, miré a mi alrededor.
—¡¿Qué demonios?! —exclamé confundido. —¿Qué significa esto?—. Trataba de calmarme. Este lugar no es ninguna de las propiedades de mi padre.
—Este es tu nuevo hogar —dijo Richard. No podía creer lo que me estaban haciendo.
—¿Es una jodida broma, ¿verdad? —exclamé.
—No Terrunce, ya es tiempo que te comportes como un GrandChester. —Era claro que se deshacía de mi, no era más que un estorbo para la familia. Sin ninguna duda lo entendí.
—Buenos días—Saludó una mujer que había llegado a nosotros, vestía un traje elegante. Tenía acento inglés perfecto.
—¿Tú debes ser Terrunce GrandChester? —me preguntó, pero no respondí.
—Bien, Vendrás con migo —no era una pregunta, y eso me molestó aún más—. Mi nombre es Grace, soy la rectora del instituto. Tom lleva las maletas del señor GrandChester a la habitación 48—. Mire a Tom, era un joven como de mi edad, parecía buena persona. Recogió mis maletas y se adentró en la enorme edificación.
—Bien señor GrandChester —Grace se dirigió a mi padre que hasta entonces se había mantenido en silencio—. Qué tenga buen viaje —se despidió la rectora. Yo ni siquiera me volví a mirarlo, en estos momentos odiaba a mi familia, por suerte pronto seré mayor de edad. y haré lo que quiera de mi vida. Tengo mi propio dinero y acciones en las empresas GrandChester, gracias a mi abuelo.
Ahora estoy de interno en uno de los colegios más prestigiosos de Inglaterra, aquí se encuentran los hijos de las familias más adineradas, importantes mafiosos disfrazados de empresarios. Realmente el internado deslumbra.
No pasó mucho tiempo para que tomara el control en el internado. Algunos me tenían miedo, el historial de la familia GrandChester pesaba y aplastaba a todas las familias de los mocosos aquí adentro. Mi tío Isaac tiene negocios con los Rusos, pero eso nadie tiene por que saberlo,
Me volví el chico más importante, él popular, él bueno, él malo, en mi podrías tener un amigo, o enemigo, formé un grupo éramos tres chicos, los más peleados por las chicas. Tenía poco tiempo cuando las chicas se me ofrecieron, pero una llamó mi atención. Era toda brunette... Su nombre es Susan Miller. Pase cinco meses agradables con ella, pero ya comienza aburrirme.
—¡Dicen que es Americana...!
—¡Yo escuché que está bien buena...!
—¡Qué es una diosa...!
Se empezaron a escuchar cuchicheos en los pasillos acerca de una chica americana que había llegado ayer. Seguramente otra niña tonta. No le di importancia, ya estaría a mis pies y sin hacer nada.
Ahora me encuentro esperando a Grace, la rectora. Que tardaba más de lo que estaba dispuesto a esperar
—Terrence. No toleraré una indisciplina más, necesitas presentarte a tus clases a la hora que está en el horario—empezó a decir Grace en cuanto entro a su oficina. —Entendido, o tendré que tomar medidas extremas con usted.
—Eso es todo—. No espere respuesta, me levante de la silla y salí del lugar. No soy un niño bueno, y Grace no puede hacer nada. Las donaciones que da mi familia son muy grandes...
Iba viendo un video en mi celular, mientras me dirigía a la clase de Gramática, cuando una rubia se cruzó en mi camino. Era la americana
—Vaya, vaya... Las pecas caminan...
Había quedado huérfana, hacia un mes. Mi padre murió de leucemia. Afortunadamente me dejó una muy buena posición económica. El único problema es que soy menor de edad, y no sabía que iba a pasar con migo. Albert mi novio, me dijo que todo estaría bien. Y confío en él. Albert es quince años mayor que yo, pero eso no me importa. Siempre lo he amado. Lo conocí cuando comenzaba a trabajar en el bufete de abogados de mi padre, el más importante de América. Ahora es mío. Pero tomare el control cuando tenga la mayoría de edad. Sin embargo algo que me molesta, Albert ha cambiado con migo. Después de la muerte de mi padre no lo he vuelto a ver, no entiendo ¿por qué?. Hice memoria.
La tarde pasó rápidamente y sin darme cuenta había oscurecido, ademas comenzaba a llover, había decidido caminar un poco en el vecindario. Tal vez miraba a algún amigo, por lo regular estas salidas las hago con mi padre. Cuando regrese a casa, iba mojada de mi ropa por la lluvia, me entere que mi padre se sentía mal, me asuste mucho, pero inmediatamente el personal de la casa me dijo que ya estaba bien y que se encontraba descansando en su habitación. En ese mismo instante llegó Albert suspiré... al ver a mi bombón. Aunque cmenzaba a sentirme muy cansada y de pronto tenía mucho frío.
—Hola hermosa —dijo mi novio en cuanto me vio. —¿Te sientes bien?
—No. —Respondí, y no mentía la verdad me sentía fatal.
—Haber déjame verte —Albert tocó mis mejillas que estaban un poco sonrosadas y calientes—. Si, tienes fiebre.
—Necesito ver a papá. Se puso mal.
—Yo estaré aquí. Tu necesitas descansar. Tu padre se comunicó con migó, para hablar sobre algunos temas importantes, así que no te preocupes pequeña —acepté, por que realmente creí que me iba a morir.
En cuanto llegue a mi habitación. Cambie mi ropa y me puse una pijama de algodón. En cuanto toque la cama, me quede dormida.
—Nena te traje comida. —Albert me despertó y puso frente a mi un plato de sopa de pollo.
—No tengo hambre.
—No me importa si no tienes hambre, tienes que comer. Es más siéntate —me ordenó. No soy una bebé. Albert metía la sopa en mi boca haciéndome un montón de boberías.
—Aver... abre boquita que allí viene tu pollito, aver, aver... ¡Aaaaa! —expresó muy gracioso, no resistí, abrí mi boca y tragué.
—Buena niña —sonreí
—Ya no quiero más... —odiaba las sopas.
—Ahora toma esto— Albert puso en la palma de mi mano dos pastillas—. Te harán sentir mejor —desconfiada me las pasé.
—¿Como está papá? —estaba preocupada.
—No te preocupes —fue su respuesta—, tienes que descansar yo estoy aquí —me acobijó.
—Te quedas hasta que me duerma.
—Claro hermosa.
Me desperté ya muy tarde, pero no miento me sentía mucho mejor. Me di cuenta que había dormido toda la noche, eran las seis y siete minutos de la mañana. Me levante de la cama y fui al baño para darme una ducha.
Salí de mi habitación fui a ver a papá. Estaba por entrar a la habitación de papá cuando la puerta se abrió y Albert mi novio salió.
—Hey... buenos días hermosa —me saludó.—Buenos días —respondí. Me di cuenta que tenía sus ojos azules un poco enrojecidos, intenté mirarlo directamente a la cara pero me evitó.
—Debo salir... nos vemos luego. —Me dió un besó en mi mejilla y se marchó. Estuvo en el funeral de papá. Pero como nuestra relación era un secreto no pude acercarme a él...
Desde entonces no lo he vuelto a ver. Solo envía mensajes cuando es necesario y solo son para darme alguna indicación o alguna noticia importante.
—Señorita Candy White. — Miré a la profesora directamente a los ojos.
—Me podría repetir la pregunta. —Toda la clase se rió.
—¡Necesita poner atención! —exclamó un poco molesta—. O tendré que enviarla a la oficina —me amenazó.
Acaso no entendía mi situación.
—Disculpe, profesora, no volverá a pasar—. Mi realidad era muy fea.
Cuando llegue a mi casa, estaba muy triste, así que le mande un mensaje a Albert con este ya serían muchos mensajes sin contestación. Lo extraño mucho.
¿Por que estas haciendo esto?- Presione enviar.
Mientras esperaba a que mi bombón, ósea mi novio Albert, me respondiera... Recordé mi vida y en lo que hemos vivido Albert y yo. El es mío, no me importa que sea mayor que yo, aunque él dice que eso es un problema. Nadie sabe de nuestra relación, por qué él así lo quiere, pero yo no lo niego, ni lo oculto. Nos hicimos novios a escondidas de mi padre. Pero yo se que papá lo sabía, aunque nunca hablamos del tema.
La enfermedad de mi padre estaba en el último trance. Por eso no pudimos hacer nada. Realmente mi padre nunca se quejó. Nunca hubo ningún síntoma. Cayó en cama el día que yo enfermé de la gripe, y a los dos días murió. Mi padre me enseñó de todo en la vida, era mi mejor amigo, pedía mis opiniones y me daba los mejores consejos, nunca me ocultó nada. Pero lo que no hizo fue enseñarme a vivir sin él. Y lo extraño mucho.
Soy popular en la escuela por mi belleza, muchas me envidian y tratan de hacerme pasar un infierno. La mitad del colegio varonil quiere salir con migo. Pero yo solo quiero a mi bombón. Cuando lo vi por primera vez tenía seis años, desde ese día mi corazón fue de él. Aunque él no lo sabía conocí a muchas de sus novias y me torturaba que no se fijara en mí. Fue hasta que cumplí catorce años que me miró diferente, y no solo él, sino toda la escuela. Mi cuerpo había cambiado drásticamente. Regresábamos de las vacaciones de verano, nadie creía en mi belleza natural, tuve que ir a la playa y enseñar mi cuerpo, para que me dejaran de llamar la barbie de plástico. Después de eso me hice la más popular.
El sonido de mi teléfono me regresó a mi triste realidad, mi corazón empezó a latir muy rápido cuando vi que era un mensaje. Un texto de mi bombón.
Candy. Tuve que viajar a Inglaterra. Pero prepara tus maletas por que viajarás, George va por ti.
No podía parar de brincar, mi corazón baila de alegría. Pronto estaré con mi bombón.
—Aquí está los documentos que pediste Albert.
—Todo está en orden con el juez — le pregunte a George y esperaba que la respuesta fuera afirmativa.
—Todo está en perfecto orden. .
—Bien, George. Asegúrate de que esté listo el avión privado de Candy a primera hora, por favor.
—Por supuesto Albert.
Le envié un mensaje a Candy, para hacerle creer que viajaría a encontrarse con migo, en Inglaterra, El viaje es verdad, pero lo que no se imagina es el lugar a dónde irá. Lo hago por que es lo mejor para ella, según su padre. Creo que el señor White estaba enterado de nuestra amistad cercana, por una parte, hacer que se aleje de mí, quizá sea lo mejor para los dos. Candy me gusta mucho, no se si la amo, por otra parte la edad que nos separa es demasiado grande.
Me aseguraba de tener todo listo para mi viaje, mis documentos están en manos de George, mi bombón pensó en todo. La desesperación para verlo era exagerada y no pude conciliar el sueño en toda la noche.
Al día siguiente me movía de un lado para otro, la verdad quería pedirle al piloto que pusiera toda la velocidad en el avión pero no sabía si era seguro, así que me puse a leer una revista..
Cuando por fin llegamos, vi a un hombre con un carro muy elegante esperándonos en el aeropuerto. Sonreí, pronto lvería a mi novio. El viaje en el carro se me empezaba hacer muy largo, no supe a qué horas me había quedado dormida..
—Candy... despierta... —escuché mi nombre entre la bruma de mi sueño. Me removí para acomodarme mejor? Pero inmediatamente sentí palmaditas en mi hombro, escuché otra vez mi nombre,
—¡Candy! Hemos llegado... —Anunció George, quería pedirle que no me molestara, pero entonces recordé y me levante como un resorte, estiré mi cuerpo cuando baje del coche, mire a mi alrededor, pero algo no estaba bien. «¡Qué carajos!»
—¿Qué significa esto, George? —Hable con tiento, Tenía un muy mal presentimiento.
—Este es tu nuevo hogar, Candy. —respire agitadamente intentando no perder el control.
—Estas de broma, George, ¿verdad?—. Mis ojos se llenaban de lágrimas, pero no ldeje caer ninguna. Él, Mi Albert ósea mi novio, mi bombóm,me había hecho esto. No entiendo por qué. ¿Es que acaso soy un estorbo para él?
—Lo siento, Candy —dijo George—. El señor William espera que entiendas que es lo mejor para ti, pero pronto vendrá a verte y te llamará todas las noches— Agarre mi teléfono y lo aventé, botaron varios pedazos de plástico por todos lados, George me miro con boca abierta pero no pudo decir nada, Por qué en ese momento se acercó una mujer que vestía muy elegante. Se que de todos modos lo voy a perdonar, pero ahorita estoy muy enojada con mi bombóm.
—Bienvenida tú debes ser Candy White— asentí. Mire a la mujer, tenía acento inglés perfecto. Ella era súper, demasiado elegante. —Tom por favor lleva las maletas de la señorita al dormitorio treinta —mire a Tom, parecía una buena persona.
—Mi nombre es Grace y soy la rectora del instituto— se presentó la elegante mujer—, Podrías acompañarme, Candy. —asentí y la seguí.
Grace, después de darme algunas instrucciones, me llevo a mi habitación, Según me dijo Grace por ser domingo no había muchos estudiantes. Observe la fachada del lugar. Era. Muy grande y feo, los ventanales le daban una airé fantasmagórico. Eso sí muy refinado.
Me sentía triste, pero no llore. No mire nada en mi dormitorio, solo me tire en la cama cerré mis ojos para no llorar, desde que papá se fue solo quiero tener mis ojos cerrados, por suerte me volví a dormir...
Unos golpes en la puerta me levantaron. Mire a mi alrededor, por un momento me sentí perdida, el lugar se me hizo muy extraño, pero otros golpes en la puerta me hicieron volver a mi triste realidad. Soy huérfana. Sin ganas me levante y fuí a ver quien madrugaba tan temprano.
—Buenos días señorita Candy. Han traído esto para usted—. Era Tom y traía una pequeña caja en sus manos que me dio inmediatamente. Le di las gracias a Tom y cerre la puerta, y rápidamente supe de quien era el regalo. Me había mandado un nuevo teléfono. Moría por mandarle un mensaje y pedirle que no me hiciera esto, pero mire la hora. Eran las cinco de la mañana, seguramente mi bombón está durmiendo. ¿Tom no duerme? Me pregunté. Yo ya no tenía sueño. Últimamente duermo más, No se por qué. Ah... si es por que mi papá me dejó sola en este mundo cruel... Decidí darme una ducha ya no podía dormir de todos modos. Al salir del baño me di cuenta que comparto habitación con alguien más. Pronto conocería a mi compañera.
Me puse lo primero que encontré en mis maletas ya tendría tiempo de acomodar mi ropa, ahorita necesitaba seguir las instrucciones que me dio Grace el día anterior.
Salí y busqué un mapa,
« aquí y aquí »
Bien memorice el camino y mientras iba, ingresé a mis redes sociales me di cuenta que solo tenía un contacto. El número de mi bombón. No podía esperar más y redacte un mensaje de texto.
«Por favor, explícame por qué me apartas de tu lado»
Estaba por presionar enviar en la pantalla de mi celular. Cuándo un idiota me pegó...
—Vaya, Vaya... las pecas caminan—. ¿Qué demonios...? Le pasa a este Adonis..
Continuará...
