Nota: quizás ya estén obstinadas de estas notas, solo digo que: los soundfics son algo…peculiares y no todo el mundo tiene la gracia para combinar una historia con una canción, este es un intento de ver que tal me sale, si sirve y me animo serán oneshots que no tendrán relación entre si, pero que espero sean lindos y les gusten, pero eso si, todos de Diamante y Serena (no creo hacer ecepciones) pero si las hay, serán publicadas en otro espacio.

¡ah si! Casi lo olvido lo indicado con " pertenece a la canción.

Sailor moon es propiedad de Naoko Takeuchi, yo solo la utilizo para destapar todo lo que siempre quise expresar que fuera aparte de ser lo grandiosa que ya es.

El regreso el 20 de enero.

Soundsfics:

Todos Diamante y Serena.

20 de enero.

Grupo: oreja de van gogh.

Estaba en un tren de regreso a la capital del planeta Némmesis, Luna Negra, miraba su hermoso rostro adornado con su luna dorada, sus ojos, meditaban, su cabeza recordaba cuando el la vió, cuando el la miró por primera vez y solo podía pensar que:

"pensé que era un buen momento, por fin se hacía realidad, tanto oí hablar de tu silencio, dicen que te arrastra como el mar".

Recordaba lo callado que lo catalogaban todos, sus ojos, lo callado que era su Diamante, lo callado y lo extrovertido, lo reservado y lo alegre, lo popular y lo sensible, lo elegante y lo sencillo de su ser, pero recordaba la pelea, ese malentendido cuando lo encontró en los brazos de Esmeralda, como sus cuñados Zafiro y Black Lady le dijeron que había sido una poción y si, los encontró en su lugar, el lugar de ella y de el, pero no, solo había sido sugestionado por una maldita poción de amor, recordaba como había corrido, las palabras de el:

Diamante: Escúchame, por favor hermosa, escúchame.

Serena: No quiero escucharte, vete al infierno Diamante.

Y al fin, había decidido regresar a la capital, ese tiempo en el campo de Dorait, en la villa campestre fue todo lo que necesitaba para reflexionar y darle un poco de chance, recordaba cuando:

"llené de libros mi maleta, también de fotos tuyas de antes, dibujé tu sonrisa junto a la mía, me dormí con tu abrigo en el sofá".

Ella sabía, siempre lo había sabido:

"quiero estar a tu lado, quiero mirarte y sentir, quiero perderme esperando, quiero quererte o morir".

Lo amaba con locjura, con exeso, con desesperación, con ternura, con pasión, con todo el sentimiento y mas que podía caber en su pecho, ya las luces de la gran metrópolis se asomaban por la estación, el compendio de lucescitas moradas y naranjas era un espectáculo mas las luces de neón de todos colores de todas las publicidades imaginables, sabía que Zafiro había ido por ella a la estación, que había ido porque ella se lo había pedido aunque el hábilmente había sugerido que le diría a su hermano, y al fin, llegaron a la estación pero cuando ella se bajó y buscó a Zafiro, no fue su cara lo que vió:

"y en el momento que vi tu mirada buscando mi cara, la madrugada del 20 de enero saliendo del tren, me pregunté ¿Qué sería sin ti el resto de mi vida? Y desde entonces te quiero, te adoro y te vuelvo a querer".

Se acercó a el que lucía unos pantalones negros y una camisa cuello alto azul cielo con una chaqueta negra, esa noche, hacía frío, contrastaba con su propia ropa, un pantalón verde y una blusa blanca, con botas negras, el solo la miraba:

Diamante: Hola…

Serena: Hola ¿se suponía que?...

Diamante: Zafiro no pudo venir, fue al planeta de la luna con Amy.

Serena: Ah, ya veo…bueno…andando.

El tomó su maleta mientras recordaba el viaje de 12 horas que había hecho por buena parte del país para regresar a la capital, donde la familia representaba al glorioso Némesis protegido por el poder del cristal obscuro, llegaron a un deportivo negro, ella se metió mientras el guardaba las maletas, y ella recordaba su viaje:

"cogí, un tren que no dormía, y vi, tu cara en un cristal, era un reflejo del sol de medio día, era un poema de amor para viajar"

El conducía por la ciudad y ella seguía pensando los motivos que la hacían regresar, el le puso una mano por un momento sobre la suya que estaba en la palanca de velocidades y sin mas dijo: Serena tu sabes que:

"quiero estar a tu lado, quiero mirarte y sentir, quiero perderme esperando, yo quiero quererte o morir".

Ella recordaba lo de hace minutos antes, todo lo que había pasado:

"y en el momento en que vi tu mirada, buscando mi cara, la madrugada del 20 de enero saliendo del tren, me pregunté ¿que sería sin ti el resto de mi vida? Y desde entonces te quiero, te adoro y te vuelvo a querer".

El la miraba y preguntó:

Diamante: ¿Por qué te fuiste Serena? si sabías que era una poción de amor.

Serena: la rabia y los celos me pegaron Díam.

Le acarició la mejilla a el y su cabello deteniéndose en su arete para regresar a su mejilla.

Diamante: ¿no confías en mi amor?

Serena: claro que si, solo que cuando te vi, yo…es que ella es tan coqueta, y yo tan sencilla, me gusta ser natural y tu bueno…te gustan las coquetas, las maquilladas.

Diamante: me gustan las coquetas, porque ese es el stereotipo de mi planeta, pero tu sencilléz, me encanta, me encantan tus hermosos labios rosa, tu hermosa piel blanca y me fascina cuando te destacas con esos maquillajes que mi hermana te ha enseñado a aplicarte tan bien, porque eres sencilla y natural y elegante y esplendorosa a la vez, todo en uno, eres mi mezcla de mujer.

"te perdí, y no te perderé, nunca mas te dejaré, te busqué muy lejos de aquí y te encontré, pensando en mi".

Diamante: Ya te lo dije, me gustan por stereotipo, pero mi corazón está contigo, cuando quieres eres la mas coqueta de todas y cuando no, la mas natural como el hecho de respirar y esa es una de las cosas que me fascinan de ti.

Detuvo el auto y se acercó a ella tomándole el rostro:

Diamante: Eres diferente y me encanta como eres, no te cambiaría nada, amo que seas todo lo que eres, alegre, escandalosa, inteligente, despistada, natural y coqueta en fin, solo tu puedes combinar todo eso y hacer que luzca genial.

Serena: Tu también me encantas por todo lo que eres.

Y un beso romántico, dulce y apasionado selló el amor de estas almas gemelas que latían al mismo ritmo del corazón.

"y en el momento en que vi tu mirada buscando mi cara, la madrugada del 20 de enero saliendo del tren, me pregunté: ¿Qué sería sin ti el resto de mi vida? Y desde entonces, te quiero, te adoro y te vuelvo a querer".