¡Hola a todos ustedes detrás de la pantalla! Quisiera aclarar que es mi primer fanfiction. La cuenta pertenece a mi hermana menor, abri yo una pero me hace esperar no se cuanto para poder subir una historia. Entonces decidi raptar la cuenta de mi hermana que ahora me instruye sobre lo que ella llama: El buen manejo de fanfiction.
Esta historia es una mezcla de la tercera generacion de harry potter y el trio mas famoso de la Internet.
Si, ya se que esto esta un poco demasiado visto. ¡Pero es mi sueño!
Ok solo algunas aclaraciones antes de leer
Me gustan las fresas
Esta historia se situa en el año de la tercera generacion de Harry Potter
Como esto es un fanfiction todo es posible.
Los personajes: Sam, Carly y Freddie tienen once años
Le mande un mensaje a la autora de IHogwarts, porque me daba pena publicar una historia con su misma tematica pero acepto encantada.
¿He mencionado que la conozco personalmente?. Somos amigas, y ella es la culpable de que mi hermana y yo estemos metidas en esto.
Ademas prometio ayudarme en los capitulos.
Icarly y Harry Potter no me pertenecen. Son de J.k Rowling y Dan respectivamente.
El sueño.
Temblaba.
No sabia cuando había empezado a sentir tanto frío, había dejado de sentir los dedos de los pies hacia un rato. Su mente estaba vacía, ¿Qué estaba sucediendo?
Un olor nauseabundo llego a su nariz, quiso saber que era pero se sentía terriblemente cansada, sin poder mover ni un solo músculo. El simple hecho de respirar le requeria un esfuerzo sobrehumano.
Se oían unos gritos, gritos de dolor. La estaban llamando.
Quiso levantar la cabeza, una mano tan siquiera. Quiso tranquilizar a aquella persona que gritaba su nombre. Pero era como si estuviera pegada al suelo. Un gemido salio de su boca, le resultaba doloroso. Miro el suelo sobre el que estaba.
Un enorme charco de sangre la rodeaba. Su cabeza le golpeteaba fuertemente, pero aun así logro enfocar su vista unos cuantos metros alla en la entrada.
- logro escuchar de los labios de aquella mujer que ahora estaba tirada unos metros aya. Sus ojos mostraban melancolía, tanta como nunca había visto.
Pero sin embargo no entendía nada. No entendía que hacia ella tirada en el piso, con el cuerpo adolorido y la pijama llena de sangre. Quiso ir hacia la mujer, pero no podía.
Una risa maniática se escucho, y entonces, pero solo entonces se dio cuenta de que no estaban solas en la habitación. Un hombre con una varita en alto reía con satisfacción mientras torturaba a la mujer de cabellos rubios que había dejado de pronunciar su nombre. La mujer aferraba su varita en la mano pero ya no hacia nada para detenerlo, se limitaba a mirar a la niña que a su vez la miraba con los ojos aterrados.
-¿Te has rendido? – dijo el hombre con una voz sumamente fría – Supongo que ya no puedo jugar mas contigo. Lastima- murmuro con satisfacción.- Eres demasiado débil, maldita traidora.
-Pídemelo. Vamos pídeme que te mate.- dijo lanzándole de su varita un rayo rojo que hizo que la mujer se estremeciera violentamente- Sera divertido.
Silencio, la mujer no contesto.
-O acaso prefieres verla sufrir a ella.- dijo el hombre mientras apuntaba la varita hacia la niña tirada en el suelo.
La mujer levanto su varita con dificultad.
-Ava…- pronuncio pero el hombre la piso.
-Creo que no has entendido nada.- dijo el hombre negando con la cabeza- Pensaste que podrías escapar ¿no es asi?. Temías por tu preciosa niña ¿no?.La nieta Dumbledore.
-Termina ya con esto, Voldemort esta muerto- siseseo la mujer
El hombre lanzo una sonora carcajada.
-¿Aun no lo entiendes?. Todo esto no es sobre ese mestizo – el hombre la miro- Lastima que tu ya no estarás para ver el verdadero cambio. Avada Kedav…
-¡Expelliarmus!-grito una voz, mientras muchos hombres con capas y varitas en la mano entraban- Desmaius- grito de nuevo dejando al hombre inconsciente.
Sam vio como todo pasaba muy rápido. Los hombres ayudaban a la mujer en el suelo y otros atacaban al hombre que había estado torturando a la mujer.
-Mamá- susurro con media voz.
-Tenemos que llevarla al hospital. Rapido San Mungo
-¡Las apariciones son peligrosas en su estado!
-No hay red flu. Además alguien tiene que trasladar al preso a Azkaban.
-¡Una niña!- exclamo un hombre de cabello rojo alarmado
Un hombre de cabellos negros la cargo en sus brazos del suelo. Sam alzo un poco la vista y pudo ver tras sus gafas redondas sus ojos verdes, pero quizás lo mas curioso fue una cicatriz en forma de rayo que yacía en su frente.
….
Sam se despertó alarmada. Puso una mano en su cabeza intentando tranquilizarse. ¡De nuevo tenia aquel sueño!
Miro sus manos através de la oscuridad intentando encontrar algún indicio de sangre pero sus manos estaban limpias. Aquel sueño era demasiado real. Y lo odiaba en verdad lo odiaba.
Pero definitivamente no iba a volver con la psicóloga de Ridgeway. Resulta que después de contarle su recurrente sueño, la srita. Welen comenzó a reírse como una psicópata y decir cosas como, que hombres con palos en la mano no podían herirla. Termino yéndose de ahí con un tarro de unas pastillas donde se veía a un niño hablando con su amigo imaginario. Claro, también le había dado un par de folletos que tenían por titulo: "Cuando los niños quieren llamar la atención" y "¿Hay moustros bajo mi cama?
Se levanto de su cama sabiendo que no podría volver a recuperar el sueño. Camino hacia la cocina , para buscar algo que comer. Esperaba que Aberforth hubiera comprado más jamón.
Sam se encamino a la cocina con los pies descalzos, intentando no chocar con algo en la oscuridad. Sabía que su tío acostumbraba a cambiar las cosas de su lugar, pensando que ella no se daría cuenta. Desgraciadamente, ella y su cabeza con múltiples golpes si se daban cuenta. Como aquel día que había llegado de la escuela , se había sentado en el sofá tranquilamente comiendo un grasito . Todo era normal, hasta que sintió el jalon en su pantalón y cuando se dio cuenta una cabra se encontraba mascando la tela de su pierna.
Casi llegaba a la cocina , estaba bastante alegre pues no había chocado con nada. Ya podía ver la tenue iluminación del refrigerador.
Se relamió los labios gustosa.
Extendió los brazos y dio un paso mas cerca de su objetivo, otro y .,,, ¡Pum!
Callo al piso.
-Demonios- mascullo molesta
- ¡Ey! Cuida tu boca. No recuerdo haberte enseñado eso
-En realidad no recuerdo que me hubieras enseñado nada- mustio mientras se sobaba si pie y revisaba que era lo que la había echo caer. Una escoba. ¿Qué hacia una maldita escoba ahí. Aberforth nunca se ocupaba de limpiar la casa y era ella siempre la que tenia que hacerlo.
La luz se prendió. Y Sam pudo verlo. A su tío, aquel hombre de larga barba blanca y pijama de patitos, parecía demasiado despreocupado aunque ella estuviese tirada en el suelo.
El se llevo la taza a los labios.
-Vas a ensuciarte- dijo mientras revolvía el contenido de la taza- Levántate.
Sam lo miro de mala manera y se levanto en dirección al refrigerador; tomo el plato de jamón y lo puso en la mesa donde su tío de blanca barba estaba sentado; era un hombre viejo, demasiado a decir verdad. Pero eso no le impedía burlarse de ella de vez en cuando, o jugarle bromas. Se sentó en la silla frente a el.
Y como tantas noches de insomnio comenzaron su ritual. Comían jamón sin decir ninguna palabra, desde el fatal accidente automovilístico de su madre hace años y cuando ella había tenido que irse a vivir con el único pariente que tenia, bueno desde ese entonces hacían eso.
-Tuve de nuevo ese sueño- dijo la chica, levanto la mirada para ver al hombre pero el solo la rehúyo. Ella sabia que el sabia algo pero no quería decírselo- Dímelo
-¿Decirte que?-pregunto inocentemente
-Tu sabes que sucede.- dijo casi en un grito- Dímelo.- susurro.
-Tienes razón. Lo se- dijo el hombre de la barba- Se que estas loca. Cu-cu.
Sam rodó los ojos. Pero sonrío.
-Aberforth. Creo que el loco es otro- señalo Sam- Quien mas tendría en su habitación un cuadro de la cabeza de un puerco, o que su libro preferido es "Gruñona, La Cabra Mugrienta"
-Me trae recuerdos- señalo.
-¡Claro! Tus recuerdos deben ser muy dulces- se burlo la chica.
-Para que lo sepas, niña. Ese libro ha cambiado generaciones.
-Lo que tu digas….
Estuvieron en silencio, hasta que la chica decidió romperlo
-Deberías cortarte la barba- propuso Sam sin mirarlo
-¡No!- dijo horrorizado llevándose las manos a su blanco pelo.
…
Sam era una chica ordinaria, tal vez demasiado ordinaria. Tenia el cabello rubio lleno de tirabuzones que nunca se molestaba en peinarlo, en realidad no le veía el caso a estarse arreglando durante dos horas. Así que siempre su cabello parecía un nido de aves.
Era delgada, de piel blanquecina. Quizá lo mas destacable de su personalidad eran sus ojos, eran de un color azul profundo los cuales alrededor de la pupila se veían grisáceos, incluso Carly le había dicho en renumeradas ocasiones que le encantaría tener sus ojos con gruesas y largas pestañas. Aunque Sam no entendía como Carly pudiera envidiarla en solo una cosa.
Carly Shay era su mejor amiga desde hace tres años. Y si las personas pudieran ser perfectas ella lo seria, lo único malo en ella eran dos cosas: dibujaba terriblemente y no se sabia calmar al enojarse o cuando algo le salía mal.
Pero en todo lo demás era grandiosa: buena estudiante, buena amiga, buena hermana, etc. Y además de ser habilidosa en cualquier cosa ( tal vez deportes no tanto, Carly era demasiado frágil.) , era increíblemente bonita. Su figura estaba estilizada a pesar de tener solo 11 años, su negro cabello estaba largo y sedoso, tenía unos enormes ojos castaños, nariz respingada y pómulos elevados. Y si a todo eso le añadían su excesiva amabilidad con cualquier persona. Era casi, casi perfecta.
En eso iba pensando Sam de camino al departamento de Carly que estaba a unas cuantas calles de su casa. La rubia siempre visitaba a su mejor amiga. Lloviera o relampagueara. Sam Puckett era la visita mas frecuente de la casa Shay.
La niña rubia de once años llego hasta el apartamento de Carly, estaba a punto de entrar al departamento, cuando escucho un ruido viniendo del departamento de enfrente. Algo parecido a una mini explosión. Luego por la ventana salio una lechuza ululante.
-¿Una lechuza? –pregunto sorprendida mientras el ave se alejaba por el pasillo, no sabia que pero tuvo el impulso de seguirla.
-Alicia siguió a un conejo, ¿tu a una lechuza?-pregunto una voz cargada de burla. No le hizo falta que girase la cabeza para saber de quien se trataba. Conocía a la perfección esa irritante voz.
-¿Es que dejan salir a semejantes borrosidades tan temprano?-pregunto Sam viendo un reloj imaginario en su mano- El mundo no se lo merece. Así que por que no nos haces un favor y… despareces.
La rubia miro al chico con satisfacción. El se había molestado.
Resulta que ella y aquel fenómeno de la naturaleza tenían una enemistad desde hace varios años. No se soportaban, en realidad creía que nunca le había agradado. Siempre que se veían peleaban y las cosas habían empeorado ahora que el se había mudado al frente de su mejor amiga, la cual le había tomado cierto cariño al chico.
-Ni tu ni nadie me pueden arruinar este día, Puckett. Recibí una carta
-¿Es del hospital y hay reemplazos para tu cara?-pregunto emocionada- Pedí a Hitler por ti.
El chico río con amargura.
-Vamos pensé que hasta tu eras mejor que eso. Y eso es mucho que decir. Samantha- dijo el chico mientras saboreaba su nombre con satisfacción. Había tocado una fibra sensible en la rubia.
-¡Cállate Benson! Voy a romperte todas y cada una de tus extremidades si vuelves a llamarme asi. Es mas nunca mas me llames.
-Ambos sabemos que me adoras.-repuso
-Si, tanto como amo a las verduras- dijo Sam con una mueca de desagrado- Eso me recuerda. Fredward . ¿Qué pasa con esa canción que tu psicópata madre te hace cantar?
-No la recuerdo- dijo inocentemente.- Alicia
La rubia cerro los puños. ¿Tenia que ser tan irritante? De alguna forma le molestaba cualquier palabra que saliera de su boca.
-Tienes cinco segundos antes de que corra a romperte las piernas…
-No lo harias.- dijo con seguridad
-5..
-Puckett…
-4…
-¿No lo harías?-pregunto ahora con duda
-3….
-Vamos…. No hay necesidad de ponerse violentos
-2…..
-En todo caso yo te ganaría, tu eres solo una Mugg…- comenzó pero luego se arrepintió
Sam paro en seco. ¿Qué había querido decirle? En todo caso no importaba.
-Y por ultimo… un.- comenzó Sam preparada para correr tras su presa, cuando la puerta del departamento de su mejor amiga se abrió.
Carly Shay se asomo al pasillo para ver a su mejor amiga y a su amigo en el pasillo. Aunque no se dio cuenta de la cara de molestia de la chica y la del terror del chico.
-¡Sam! ¡Freddie!- saludo a ambos- ¿Quieren pasar? ¡Están pasando una película por el cable! Es de un chico que no sabe que es un Alien, pero un día mientras se baña le brota un ojo por la frente…- comenzó a platicar Carly felizmente.
Sin darse cuenta de la cara de culpabilidad del chico.
Si llegaron hasta aquí es que terminaron de leer, el fanfiction:
FAVOR DE LEER ESTAS ACLARACIONES.
Como se habran dado cuenta. Sam es la nieta de Dumbuldore, por razones que se explicaran mas adelante.
tambien se habran dado cuenta. Sam esta al cuidado del unico familiar vivo que le queda, o sea Aberforth. Aunque ya tiene muchos años, es perfectamente capaz de cuidar de ella.
Sam y Freddie se conocen desde antes de que Sam se hiciera mejor amiga de Carly a los ocho años.
Ahora si, sus reviews son recibidos. Mientras yo sigo con la espera de que Sirius Black me lleve en su moto
