El Comienzo

Era una bella mañana el reloj marcaba las 6.00 y aquel chico solo quería dormir y aprovechar su día libre de estudios, tareas y trabajos de todos los días, había comenzado la semana de receso.

El chico dormía sin importar que los rayos de sol empezaran a entrar a su habitación; medio dormido cerro las cortinas de su cuarto, cortinas nuevas que ayer había colocado, una cortinas oscuras y gruesas que tenían como tarea tapar esos rayos de sol que podían incordiar su sueño, desgraciadamente para él, su dicha no duraría mucho. Una puerta abrió con un ruido espantoso que hizo que aquel chico despertara de golpe.

-Levántate ya holgazán-dijo la chica que provoco tal estruendo

-Oblígame enana-contesto el chico molesto mientras llevaba su mano a los ojos.

Sin previo aviso la chica de media estatura que salió de la puerta del closet le levanto de la cama de una gran palmada en la espalda aprovechando que aquel chico se había levantado su tronco

-¿pero qué demonios? Eres una desgraciada, ¿acaso no sabes qué día es hoy?-decía mientras miraba de forma que quería asesinar a aquella chica

-Si, DÍA DE QUE DEJES DE SER TAN PEREZOSO BAKA!-le grito aquel chico cerca de su cara

-Maldita enana.

Hubo un silencio, se miraron fijamente a los ojos, no era la primera vez que pasaba, no era la primera vez que este chico contemplaba de esa manera esos ojos violáceos de aquella mujer, la sensación era inexplicable, pero no era el único que sentía aquello, los ojos miel del chico hacia que ella quedara paralizada sin poder más que hacer que contemplar y pensar en él. El momento fue interrumpido al tocar la puerta de la habitación donde una niña detrás de aquella esperaba su apertura mientras decía:

-Ichi-nii, Yuzu ya está sirviendo el desayuno, párate o se te va a enfriar, además aprovecha que papá no se ha despertado. A ver si logras comer en paz.

-Si, gracias Karin - respondía mientras ellos dos se separaban – vamos Rukia

-No me lo tienes que decir, Ichigo, no soy sorda – decía mientras abría la puerta – muévete o se te va a enfriar la comida baka

-Rukia bajo rápidamente y se sentó a esperar que le sirvieran el desayuno.

-Buenos días Rukia-chan

-Buenos días Yuzu, ¿Qué hiciste de desayuno?

-Haa… es una sorpresa para ti, ya verás espero que te guste – decía mientras caminaba hacia la cocina para traer el desayuno de Rukia

-Rukia-chan, ¿e Ichigo? – decía Karin mientras se sentaba en la mesa

-No sé, quedo allá arriba como un idiota.

Y Rukia no mentía, Ichigo, una vez que Rukia bajo se sentó a pensar en lo que había acabado de pasar, aunque ya eran varias veces que esto pasaba era la primera vez en donde pensó el deseo, y quiso tener las fuerzas y valentía suficiente para deshacer esa pequeña distancia que separaban sus labios a los de ella, ¿acaso se había enamorado de Rukia? ¿Y desde cuando siente esto? ¿Por qué la deseaba tanto?, eran las preguntas que se hacía un desconcertado Ichigo que despacio, se paró y bajo las escaleras para desayunar, pues su estómago ya pedía a gritos alimentos.

-¿y esa cara de idiota Ichi-nii? – preguntaba Karin mientras Rukia voltea a mirar hacia atrás para ver a Ichigo

-No es nada solo pensaba en estupideces, y deja de decirme idiota, ya tengo suficiente con esa enana – respondió mientras señalaba Rukia, pero cuando la miro sus mejillas enrojecieron rápidamente. En un intento por tratar de ocultar ello se sentó rápidamente en su puesto en la mesa y agachó la mirada.

-¿Qué mierdas me pasa? ¿por qué rayos me enrojecí de esa manera solo con verla? – se decía así mismo un Ichigo que no salía de sus dudas.

-Oye fresa, ¿te sientes bien? - dijo la pequeña chica mientras con su mirada perseguía al ojimiel mientras se sentaba.

-Si, si no es nada, ya dije tengo muchas estupideces en la cabeza que no me las puedo sacar, no es nada grave.

En ese preciso momento llego Yuzu cargada de dos grandes platos de comida que correspondían a los desayunos de Ichigo y Rukia. Era exquisito el olor, sin ni siquiera haber visto la comida, los dos ya sabían lo que se encontraba en ellos, sus comidas favoritas.

-Yuzu, ¿Cómo supiste que me encantaba esto?- decía mientras cogió uno de las bolas de arroz – claro esto más parece un almuerzo

-Jajajajaja, bueno pues cierta persona me lo dijo, y pues como esta tan tarde decidí prepararlas, yo diría que es como su desayuno-almuerzo. – decía mientras sonreía

-¿acaso que hora es? –decía Ichigo mientras terminaba de comer un mentaiko

-Las 12.30 – decía Karin mientras apuntaba al reloj

-Pero a qué horas se hizo tan tarde – decía un sorprendido Ichigo.

-Y todavía me criticabas en que estaba muy temprano, baka – decía la chica del arroz con una mirada un poco malgeniada

-Cállate, come y déjame comer enana – respondió el chico.

Una vez terminado todos la comida un estruendo se escuchó en la habitación del padre de Ichigo seguido de unos gritos y alaridos por parte del mismo. Karin y Yuzu subieron rápidamente para mirar que pasaba arriba mientras que Rukia e Ichigo llevaban los platos a la cocina.

-Ahora si idiota, cuéntame que te pasa.

-Ya te dije que no es nada, solo estaba pensando en cosas sin sentido, ya sabes que no es la primera vez. – respondió un poco enfurecido mientras terminaba de colocar los plato en el fregadero

-Ichigo, te conozco demasiado como para no saber lo que te pasa; qué diablos te sucede. Es más todavía estas con esa cara de idiota con la que bajaste – decía mientras se recostaba sobre la puerta de la cocina

-Cuantas veces tengo que decirte que no es nada, ya se me pasara con el día. – respondió el chico que se disponía a salir de la cocina.

-No saldrás hasta que me digas. – dijo con voz fuerte mientras cerraba la puerta y se colocaba frente a él impidiendo a que saliera.

-Déjame salir enana.

En ese momento comenzó un forcejeo donde Ichigo trataba de salir pero Rukia se lo impedía mientras decía que solo saldría hasta encontrar la respuesta verdadera. Cada vez era más las fuerzas que ejercían los dos para cumplir con su objetivo, de repente Rukia tropezó con un objeto que estaba en piso de la cocina, ambos cayeron hacia adentro de la cocina. Pareció que fue un accidente fuerte pero ninguno de los dos se hizo daño.

-¿Estás bien? – dijo la chica mientras abría los ojos

-Sí, no fue nada - respondió, y también abrió los ojos.

De nuevo sus miradas se fundieron en una sola. Hay estaban, esos que los volvía un par de idiotas, unos locos, no pensaban en más. Nuevamente el pensamiento de quitar la distancia llego a la cabeza del peli naranja. Quería sus labios en los suyos, y empezó acercarse lentamente a los labios de la pelinegra, Rukia no pareció resistirse, al contrario, también a ella llego el mismo pensamiento, un ruido interrumpió de nuevo el momento; Rukia despertó en cierta forma de aquel estado, se paró rápido pidiendo perdón al chico y salió rápidamente de la cocina. Ichigo se paró lentamente mirando cómo se alejaba y subía las escaleras; se sentó en una pequeña silla y de nuevo comenzó a pensar ¿Qué diablos estuvo a punto de hacer?

Rukia entro en el baño, dos lágrimas bajaron por cada una de sus mejillas a destiempo. ¿Qué paso? ¿Qué fue eso? ¿Por qué el? Se había enamorado de Ichigo sin remedio, hoy había confirmado aquel sentimiento que hace 2 semanas comenzó. No entendía ni por qué lloraba, lo único que sabía es que debía pronto quitar ese sentimiento de encima antes de que su amando también sintiera lo mismo por ella; no quería verlo sufrir por ella.

-No…. No…. NO…. No quiero, va a sufrir por mi culpa, nunca debí, porque no te hice caso. Nii-sama.

Rukia había recordado las palabras de su hermano Byakuya, cuando ella pidió ser la Shinigami encargada de la cuidad de Karakura.

-Rukia, espero que esa petición no sea por querer estar con Kurosaki, ten cuidado de tus sentimientos recuerda, no siempre podrás estar con él, tu eres una Shinigami y él es un humano y está atado a ese mundo hasta su muerte, tu solo tienes unos cuantos años y deberás regresar, Rukia por favor no te equivoques.

Su hermano tenía razón, había descubierto que no hace dos semanas sentía algo por él, sino desde hace mucho, solo que nunca quiso aceptarlo, nunca quiso verlo así, hasta hoy se había dado cuenta.


El reloj marcaba las 16:11, Ichigo había salido hace 3 horas de casa después de aquel "incidente" con Rukia. Había vagado por las calles de Karakura, le sorprendía ver lo vacía que estaba, y la ausencia de sus amigos

-Vaya, que soledad la de esta ciudad; Ishida, Chad, ni Inoue están. ¿Dónde diablos están cuando se les necesita?

Al chico lo que más le sorprendía era la ausencia de Orihime, pues aunque ya en un pasado, esta misma confeso sus sentimientos, sabría que no lo abandonaría, y que le ayudaría. De un momento a otro se le vino un pensamiento, claro Inoue e Ishida no estaban, después de un tiempo de la declaración de ella hacia él, y el rechazo por parte del mismo, Ishida aprovecho y conquisto el roto corazón de la bella peli naranja; por lo que posiblemente estarían en algún lugar solos. Por otra parte recordó que Sado hace una semana le dijo que viajaría a su país natal, México, pues él era un cristiano católico y desde la muerte de su abuelo trataba de asistir a aquellas reuniones, que se hacían cada cierto año en honor a su memoria. Siguió caminando y pensando, a quien podía contarle su actual problema, Keigo no, podría no creerle y si lo hiciera seguro arruinaría todo como es de él, Mizuiro no era de fiar en esos asuntos; de repente se le vino a la cabeza la única persona aparte de Inoue en quien confiar y en quien siempre lo había hecho

-Haaaa pero que idiota soy, ¡Tatsuki!

Como no ha de acordarse de su MEJOR AMIGA, quien desde chico, siempre la apoyo y lo escucho. Comprando un pequeño regalo con lo poco que había sacado de casa, se dirigió con cierta tranquilidad a la casa de su amiga, con la esperanza de encontrar alguna respuesta…llego a la casa y toco la puerta tres veces

[TOC TOC TOC]

-Ya voy. – mientras se levantaba para abrir la puerta, esta se encontraba bebiendo té - ¡Ichigo!

-Hola, Tatsuki – dijo el chico mientras entregaba el obsequio.

-¿y esto? ¿es que te me vas a declarar o qué? - respondió un poco confusa e irónica

-En qué diablos piensas Tatsuki. – asistió el chico frunciendo el ceño como era común de él, cosa que para Tatsuki la calmo, pues ya descartaba tal idea. – he venido a que me des un… consejo. – agachó su mirada mientras su cara se puso tan roja como un tomate maduro, pues en su pensamiento el rosto de la pequeña chica había aparecido.

-Ya me imaginó que es, entra Ichigo, hace bastante tiempo que no me cuentas nada de ti, también hay cosas que te quiero contar, pero centrémonos en ti; esa cara me lo dice todo.

Dicho esto Ichigo levanto la mirada y aun mas rojo se puso, sus pupilas se contrajeron, no cabía en su asombro. ¿Acaso se notaba tanto?

Historia basada en el manga/anime Bleach, perteneciente al mangaka Tite Kubo. Historia no canon y sin ubicacion en algún momento especifico de la linea de tiempo de la historia original.