Bueno, aquí vengo con algo saliendome de lo normal en lo referente a mí. Me ha costado bastante escribirlo, Lavender no es uno de los personajes que suela manejar con regularidad, la verdad, y aunque no me convence demasiado su resultado ésto es lo que he sacado. Bueno, aquí está. ¡Disfrutad!
Y es que siempre fue ella.
No importaba cuanto le besase, cuanto le acariciase o cuanto le adorase, Ron Weasley sólo tenía ojos para ella.
De sus sonrisas, las sinceras, las amortiguadas, las falsas, las temerosas, las tristes, incluso las sarcásticas; de sus ojos y como la delataban en el estado de ánimo que se encontraba; de su entrecejo fruncido al leer algo realmente interesante, aunque sólo lo fuese para ella; incluso aquella pequeña arruga en la nariz ante algo que no era de su agrado.
Conocía todos y cada uno de sus movimientos, de sus gustos y anhelos, sus peores miedos y más terribles pesadillas, pero aún así era incapaz de entenderla por más que se lo proponía.
Y Lavender lo sabía. Sabía que su novio, su querido y amado Ro-Ro la seguía con la mirada por donde quiera que fuese a ella, la vigilaba en la sombra, a pesar de su enfado, sus disputas y los ya incontables días sin hablarse, por Merlín sabe qué, no podía parar de pensar en ella. Pero aún así prefería ignorarlo.
Lo ignoraba, hacía oídos sordos y ojos ciegos ante la más pura realidad.
No quería ver que Ron extrañase su pulcra escritura, su desinteresada ayuda a la hora de hacer tareas, su pelo terriblemente enmarañado, sus interminables discursos a favor de los derechos de los elfos domésticos. La extrañaba a ella, simplemente a ella.
Sabía que cuando Ron la besaba pensaba en ella, que todas las veces que se quedaba abstraído, mirando hacia un punto fijo perdido en la nada su mente volaba hacia ella, que la quería a ella, que la deseaba a ella, que solo miraba por ella, que, en definitiva, él no era sin ella.
Pero ¿Qué importaba todo eso? Nada. Nada de eso importaba.
Lavender quería estar con él, y eso era lo único que pasaba por su cabeza, no importaba el cómo el cuándo ni el dónde, tan sólo sabía que necesitaba estar junto a Ron, asumiendo las grandes probabilidades de salir dañada en aquel juego sin salida que ambos habían iniciado.
Porque no hay más ciego que el que no quiere.
Porque Ron Weasley estaba ciego por ella.
Finite Incantatem
