El calor y humedad que inundaban el ambiente, no impidió que aquel encuentro amistoso de Fútbol continuara su curso.

Shinichi hacia gala de su talento, esquivando a los jugadores y haciendo pases excepcionales a los miembros de su equipo (exceptuando, cada vez que podía a Heiji, ya que el moreno decidió jugar nada más que para fastidiar a Shinichi, vamos, si su talento en aquel deporte era nulo) a diestra y siniestra; claro, él habría sido el ganador indiscutible de aquel partido, de no ser porque en el equipo contrario se encontraba la estrella de los Big Osaka: Ryusuke Higo.

Los gritos de las muchachas podían escucharse con igual o más claridad que el aura de competencia entre el detective y el futbolista: Kazuha, por su parte, le gritaba a su reciente declarado "novio", que él podía, siquiera, patear levemente la pelota, a pesar de su inutilidad. Ran, gritaba, entre preocupada y enojada, a Shinchi que no se lastimara ni se esforzara tanto; sí, los padres del joven de ojos azules ya preparaban matrimonio debido a la actitud tan protectora y a la vez dulce de su novia. Yoko, nada más miraba el partido con un bella sonrisa, animando a Ryusuke, su actual pareja.

Alejada de todo aquel bullicio, se encontraba Shiho Miyano, que observaba todo desde una distancia prudencial; sin interferir en la escena.

Su mirada no se centraba más que en él: Ryusuke Higo, observando cada uno de sus movimientos en el campo de juego. De a ratos, desviaba su vista hacia Shinichi Kudo, logrando que su mente se inundaran los recuerdos de la derrota a la organización, de cuando le entregó el antídoto y de como lo vio partir al lado de su querida Ran.

Sí, como debían ser las cosas.

Se acomodó los lentes de sol y la gorra que cubría su parte de su cabellera rojiza, levemente mas larga, aún debía mantener un perfil bajo; debido a cuervos de la Organización Negra que aún debían ser enjaulados. Pero de eso, ya se encargaría el FBI, luego vería que le deparaba su destino: si pudrirse en la cárcel por la creación de drogas ilícitas y genocidio, o reiniciar su vida. Al menos ya había recuperado su cuerpo, aunque tampoco creía que eso le ayudase mucho.

Lo que sí tenía claro es que, pase lo que pase en su vida, Ryusuke Higo, no sería parte de ella.