El Potterverso es de Jotaká.
Este fic ha sido creado para los "Desafíos" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
Tenía que escribir un fic sobre Druella Black, con las palabras "helado" y "novio". No tengo la más mínima idea de qué salió, dado que no lo revisé. Si lo hacía, hubiera borrado todo...
"LOS VI BESARSE"
Por Victoire Black.
Narcissa Black caminaba por el callejón Diagon junto a su madre, ambas observando cada vidriera que veían en busca de una pluma en especial que la joven quería. Quizá fue por el fuerte viento que comenzó a soplar en el momento, quizá porque el destino así lo quería... Sea por el motivo que sea, Druella levantó la vista hasta la terraza de la heladería de Florean Fortescue, y lo que vio la descolocó por completo.
—Cissy... —llamó preocupada—. ¿Quién es el joven que se encuentra con tu hermana?
La rubia volteó la cabeza sin disimular para nada, y se le erizó la piel. ¿Qué diablos le ocurría a Andrómeda? Una cosa es que le hubiera pedido guardar el secreto en Hogwarts, y otra muy diferente que se mostrara besándose en público con un hijo de muggles, y que encima no quisiera que su madre se enterara.
Narcissa dudó mucho antes de hablar, pero finalmente dijo:
—Nadie, madre. Es un chico de Ravenclaw al que Andy ayuda con Encantamientos.
—¿Y por qué se besaban? —quiso saber Druella, frunciendo el entrecejo. La respuesta era muy clara, y ella bien que lo sabía, pero de igual forma necesitaba la confirmación de que aquel chico era el novio de su hija. ¿Cómo podía ser que fuera la última en enterarse?
—¿Que se besaban, dices? —la evitó la menor—. El sol está de aquel lado, has de haber visto mal... —en ese momento, se podía ver a la pareja reír a carcajadas por algún chiste recién compartido, y Druella sacudió la cabeza.
—Juro que los vi besarse, Cissy, pero... Bueno, como tú digas —aceptó.
—Sí, como yo diga —concordó la chica, sacándose un peso de encima—. Ahora vamos, madre, que además de la pluma nueva he de conseguir otra túnica de gala.
Druella rió despreocupada, sin saber que ese caluroso día de agosto sería el detonante de un problema sin final aparente... y todo por culpa de un helado. Aunque, claro está, Andrómeda no lo supo jamás.
