Aqui vengo con una nueva historia.

Primera vez que realizo un AU. Ni siquiera sé porque lo hice, pero lo que tengo muy claro es que me inspire en la novela de "Ai no Kusabi", si alguien no la ha leido, se ha perdido la mitad de su vida. Lo recomiendo, realmente es una historia intensa y la forma de interactuar de los personajes me recordó mucho a Naruto y Sasuke. Por ello estoy aqui, con este nuevo fic que espero les agrade.

Especificaciones:

-Categoria: Universo Alterno, drama, romantico, tragedia.

-Advertencias: Yaoi, Mpeg, Lemon, Tortura, Violacion, Sadomasoquismo, Lengua fuerte.

-Derechos: Los personajes perteneces a Masashi Kishimoto. Ambientacion: Ai no Kusabi.

Bueno con esto les insto a leer.


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Capitulo I " Ser Rubio"

Medianoche. La oscuridad embargaba cada rincón a la vista, tiñendo el ambiente de colores en un horrible azul opaco que solo emitía frialdad y soledad a cualquiera que lo viera.

Esa era su vida ahora.

Las calles se encontraban rellenas de perversidad, lujuria y pecado. Los bares legales e impúdicos repletos de borrachos, los moteles rellenos de bestias jadeantes en busca de un minuto de placer, los drogadictos viajando a un mundo desconocido pero más llevadero debido a las sobredosis...

Si, el mundo era bello.

Pero ¿Por qué ahora reflexionar sobre ello? ¿Por qué ahora cuando podría estar haciendo algo por esta humanidad?

Porque ahora era un miserable esclavo esperando ser comprando.

Una fría y lúgubre celda era, por ahora, su nuevo hogar.

Llevaba dos semanas encerrado junto con su hijo luego de la venta inescrupulosa de su "adorada" familia. Estaba hambriento, con el ánimo por los suelos, los nervios crispados y el corazón encogido al ver a su Naruto todavía peor que él. Sin duda debió ser muy desgraciado en su otra vida.

¿Cómo llegaron aquí?

Esa respuesta es muy sencilla. Kushina Uzumaki, su adorada esposa, de cabellos de fuego y mente despierta, fue una de las mujeres más poderosas de todo el continente. El apellido Uzumaki infundada respeto, temor, admiración; y cómo no si era una de las tres familias más poderosas de la mafia Europea. Sin embargo, eso no fue la que lo atrajo a ella.

La historia comienza cuando él, con dieciséis años, fue enviado como sirviente a la familia Uzumaki en parte de pago por las millonarias deudas de su familia. Cuando entró en la servidumbre, fue exclusivamente al servicio y deseos de la tan exótica jovencita de la familia. Su encuentro fue de lo más desastroso. Lo primero que realizó Kushina al verle fue despojarlo de su ropa para tirarlo a una bañera llena de agua fría y gritar a los cuatro vientos que las doncellas vinieran a vestir decentemente a su nuevo "juguete".

De allí todo fue de mal en peor.

Minato de por sí era coqueto y orgulloso, y Kushina irremediablemente buscaba picarlo con la frase "Yo soy mejor que tu, dattebayo". Nunca supo del porqué de su tan mentada muletilla ni tampoco los motivos de su tan afamado y rudo carácter. La observaba entre enrabiado y embelesado, su carácter fuerte a pesar de la situación, la manera de realizar amigos sin importar los motivos, la mirada desafiante, su escultural figura... Kushina era la mujer más masculina y hermosa de toda esa podrida ciudad. Y si antes apenas de dirigían la mirada para mandarse comentarios irónicos, ahora con suerte estaban solos en el mismo lugar.

Pero con el tiempo la relación se estrechó al punto de convertirse en el único confidente de la bonita princesa. Y con ello se entero de que Kushina odiaba su familia, la manera en que manipulaban a las personas, el carácter cínico e hipócrita de todas sus amigas, las afamadas fiestas. Para ella todo era signo de caos y desvergüenza. Minato al enterarse de sus miedos, se dedicó exclusivamente a servirle de paño de lágrimas, de apoyarla y hacerle ver que no se encontraba sola y eso Kushina lo valoraba. Hubo un día en que una discusión con sus padres terminó en la más extraña escena. Él, junto a la hermosa pelirroja, enredados en una cama. ¿Cómo pasó? Tal vez necesidad, quizás deseo... cariño, o celos. Si, lo más seguro es que fueran celos. Celos de saber que su querida princesa se casaría en menos de dos meses con el primogénito de la familia Sabaku. De allí en adelante, todo fue aventura, desfogue, compresión, cariño...

Un idilio adolescente. Eso lo dicen muchos que jamás han vivido experiencia tan maravillosa y aplastantemente lujuriosa, pero la realidad es que era un amor tan reprimido y excitante que terminó uniéndolos aún en contra del mundo.

Todo hubiera sido perfecto si el "mundo" no fueran unos malditos Yakuzas.

Los Uzumaki al ver a su tan adorado retoño revolcarse con una escoria vendida y rubia, simplemente voltearon la espalda mientras sus subordinados maquinaban mil y un tormentos para la desaparecida pareja.

Penosamente su feliz unión fue de lo más corta y miserable. Sólo llevaban dos años de fugitivo matrimonio y terminó trágicamente con el nacimiento de su querido y preciado Naruto.

Ese diez de octubre la lluvia caía molesta e impetuosa. Ambos estaban atestados de ropa, Minato con un horrible y grueso gorro que ocultaba cada uno de sus cabellos y su esposa con una prominente chaqueta que dejaba al descubierto un avanzado embarazo. El hospital estaba abarrotado de gente enferma por la gripe invernal y solo atendían los casos más urgentes; y un embarazo de contracciones sin dilatación no era sinónimo de parto.

Lamentablemente Kushina no sobrevivió a la espera.

Cuando los médicos escucharon sus gritos de alerta, su mujer se hallaba abandonada a la inconsciencia. Entraron al quirófano y le obligaron a esperar en la sala. Equipos e instrumento medico se paseaba a cada instante, escuchaba la alerta de cada doctor y enfermera pero ninguna frase que le despejara de esa horrible sensación de angustia. Solo treinta minutos después el llanto de un bebe fue todo lo que necesitó para derrumbarse entre esas cuatro paredes.

Uno de los doctores que atendía su parto se dirigió con paso monótono y premeditado hacia él. Minato alzó el rostro para poder observarle pero una mirada bastó para saber la verdad. A pesar de ello escuchó cada palabra de aquel ser que desplomaba, aun más, su cordura.

– Lo lamento, no pudimos salvar a su esposa – aunque la voz era fría e indolente, solo pudo poner atención a la frase... "salvar a su esposa".

– Eso significa que...

– El parto fue de riesgo, la mujer se encontraba con una fuerte enfermedad viral, tuvimos que iniciar una cesárea. Gracias a ello conseguimos que el bebe naciera con vida. Es un varón y está en cuidados intensivos en una incubadora. Una enfermera pasara a avisarle cuando puede verlo – el médico estaba por marcharse cuando el brazo de Minato le detuvo.

– Dijo algo antes de... – no terminó la dolorosa frase.

– "Cuídale" eso fue lo que pronunció – dicho esto, el profesional se retiro.

Pasaron otros intensos y largos minutos cuando una enfermera de cabello oscuro se le acerco con cautela – Joven. Pase por aquí, seguro desea ver a su retoño – dicho esto con una tierna sonrisa, camino hacia un largo pasillo seguido de un cabizbajo Minato.

Avanzó hasta encontrarse con una mampara que dividía la zona y donde rezaba el título de "neonatología" en unas bonitas y coloridas letras. Al cruzar, simplemente chocó con un gran ventanal donde mostraban diversas cunas de colores con pequeños que dormitaban. Siguió a la enfermera hasta una pequeña salita donde le pasó una bata junto con otros utensilios de seguridad para luego pasar a la parte de las incubadoras. Sólo habían cinco ocupadas, la enfermera se dirigió con seguridad hacia la de en medio con la bonita frase "es un encanto".

Y ciertamente lo era.

Era un hermoso y lindo cachorrito con la piel rojiza y pequeños cabellos de color indefinido en forma de remolinos. Era muy pequeño tanto que parecía caber en una mano. Minato simplemente quedó prendado de ese niño.

– Está en incubadora debido a su peso, fue de mil cuatrocientos gramos – respondió a la pregunta mental del joven padre. – Puede estar tranquilo, el pequeño tiene sus pulmones desarrollados y una excelente condición cardíaca. Mañana podrá retirarlo, por ahora sólo lo dejaremos en observación.

– Muchísimas gracias – Minato no podía más de la alegría, a pesar de la pérdida de su esposa. Si ella quería que cuidase de ese pedazo de su ser, lo haría con toda su alma – Disculpe, ¿Sabe usted dónde puedo pasar la noche por aquí cerca? – La mujer le miró con duda – Es que no soy de esta ciudad, con mi esposa solo veníamos en calidad de turistas.

La mujer comprendió – Conozco un sitio, está a dos cuadras hacia el sur, es un motel barato. Creo que podría quedarse allí. Sin embargo le recomendaría que tuviera cuidado con "los rubios". Muchos se refugian por esos lados.

– Entiendo, muchas gracias por la advertencia – sin más la enfermera se marchó dejándolo unos minutos a solas con su pequeño. Pasó la mano por las hendiduras del cristal y enredó sus dedos en aquel puñito que se asemejaba a un botón de cereza. – Mi pequeño, prometo protegerte. Sólo deseo desde el fondo de mi corazón que hayas salido con los genes de Kushina.

Para su mala suerte Naruto era una copia exacta de él mismo.

Rubio y de ojos azules.

A partir de ese día desapareció de la faz de la tierra con su hijo. Los Uzumaki se enteraron de la muerte de Kushina y culparon tanto a él como a Naruto de la perdida de tan noble estampa. Los Uzumaki habían quedad sin su heredera por lo que rápidamente fueron fusionados con la familia Sabaku No.

Después de eso no perdieron más el tiempo en buscarles, sin embargo ambos eran víctimas de la discriminación por el color de su cabello. En el mundo donde habían nacido, la humanidad era regida en estricto orden por los gobiernos de mente racista y escrupulosa. La regla general era que cualquier ser humano, varón, con cabello rubio y ojos claros era símbolo de la monstruosidad. De la amorfa y error de la genética. De la rareza y asquerosidad.

Ser rubio significaba perversión, lujuria y ninfomanía colectiva.

Ser rubio significaba ser doncel.

Y un doncel era un fallo en la humanidad, una aberración a la ideología humana donde las mujeres son las únicas con el don de entregar vida y el sinónimo de la coquetería y sensualidad.

Cómo, cuándo, dónde y el porqué del nacimiento de este nuevo eslabón nadie lo sabe. Conjeturas, hay muchas. Explicaciones... millones. Tolerancia; ninguna.

Con el paso de los años los rubios fueron desplazados de sus raíces, condenados a vivir en burdeles, subastados y vendidos como esclavos para corruptos con la mente insana y depravada, usados para desfogue tanto de sexo como de violencia y destinados a vivir en la más ruin de la pobreza sin salud, educación ni trabajo.

Ser rubio era una mierda.

Pero el pedacito de cielo que se encontraba a su lado le instaba a luchar día a día por sobresalir y defenderse. Había heredado el carácter fuerte de Kushina y su sociabilidad. Su juventud y su brillante sonrisa eran blanco de miradas llenas de ternura como de perversión.

Siempre iban cubiertos de gorros o pelucas oscuras, de lentes o simplemente de una buena sombra pero su innata sensualidad y complexión fina y moldeada no eran tan fáciles de camuflar.

El sonido de las rejas al abrirse chirriaban en sus oídos. Estaba tan enfrascado en sus pensamientos que no oyó ningún paso que delatara la posición de su atacante. Miraba fiero mientras sujetaba el cuerpo de un desfallecido Naruto en sus brazos, dispuesto a defenderse a mordiscos si era necesario. La oscuridad era tal que apenas y distinguía una sombra aun más oscura entre toda esa negrura, pero había un punto donde el color negro quedaba pequeño.

Dos ojos del color de las tinieblas.

Otros pasos apresurados y torpes se acercaban haciendo eco en toda esa vil y apestosa celda. Minato sintió la agitación del tipo recién llegado y como una voz, insoportablemente cínica, intentaba entablar un inexistente trato.

– Uchiha-sama, estos ejemplares llegaron hace quince días – comentó el tipo mientras acomodaba unos lentes, aunque Minato no sabría decirlo con certeza. Donde se encontraba postrado, la luz les llegaba a ellos directamente por la semi-ventana, pero lo demás lo mantenía en la sombra. – Son bastante escurridizos y muy buscados por la antigua familia Uzumaki. El esposo y el hijo de la tan emblemática Kushina. Ambos son vírgenes en su parte anal y el menor no tiene ninguna experiencia sexual. El precio traspasa el millón de créditos, y serán subastados el día de hoy en la última parte de la ceremonia. Si gusta podría apartárselos, aunque no hay seguridad de que queden a su disposición – terminó de relatar el discurso como si estuviera hablando del clima.

El otro tipo no mencionaba palabra alguna y aun permanecía en las sombras. Sólo sus ojos eran visibles, para Minato aquellos ojos eran hipnotizantes y aterradores.

Luego de ello, escuchó la puerta de la celda cerrarse con estrépito y sin una sola frase. Lo que más temía iba a ocurrir; iban a ser subastados y lo peor de todo, seguramente, separados.

Con ese pensamiento dejó descansar un poco su mente para renovar lo más pronto posible sus fuerzas y esperar hasta que los malnacidos volvieran y con un poco de suerte, escapar de esa asquerosa prisión.

$$ El Valor de ser Rubio $$

Continuará...


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Con esto doy a entender lo retorcida que es mi mente, pero bueno... es lo que hay.

Ya tengo el siguiente capitulo hecho por lo que no demoraré en subir. Sin embargo prefiero que me avisen si tiene aceptación. He escrito cosas fuertes antes pero nunca de esta índole. Tambien esta el hecho de que es la primera vez que dejo a Naruto de Uke definitivo y a Sasuke de seme promiscuo. Pero, la innovación siempre es buena.

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