Skip Beat no me pertenece.
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A merced de Tsuruga Ren.
Sonríe cada madrugada cuando en la cama, a su lado, buscas su calor. El frío te despiertas y lo busca a él, a su calor. La perfección de su cuerpo, protegiéndote mientas esta encima de ti, amándote...
Ni la lluvia de afuera, ni el sonido de ella cayendo no importan, nada más importa que ustedes dos. El cuarto a oscuras es un refugio para ambos.
No hay nada más especial que estar a merced de Tsuruga Ren.
Después de un día agotador de trabajo, llegas a casa, él ya llegó y te espera con una brillante sonrisa y un beso en los labios.
-Cariño. Tenemos que hablar.
Aquello te hace pensar miles de cosas y algunas no tan buenas como tu quisieras, pero lo piensas y es la posibilidad de aquellas ideas lo que mas te atormenta. Lo único que puedes hacer es escucharle, aún con un gran temor en tu interior.
-¿Sucede algo malo?
Él automáticamente niega. Es un alivio para ti.
-¿Entonces?
-Te he notado algo tensa, necesitas descansar.
Solamente sonríes, negando. Eres terca y él lo sabe.
Después de cenar y conversar del día de cada uno, él se levante del sillón tendiéndote su mano, tú la tomas y te acercas suavemente a él, su beso es tierno.
Te sorprende cargándote en sus brazos y llevándote hasta el cuarto. No es de sorprender que te lances a él, las prendas que estaban estorbando caen en distintos lados, al fin olvidadas, ya carente de importancia.
Tus pezones rosas están duros, listo para su boca y ese es el siguiente movimiento de él.
Son mucho más que excitación y ansias. Ambos habían cambiado la forma de verlo, de sentirlo... Esto era mucho más que la primera vez.
Es demoledor ese sentimiento que los embarga al sentirse un solo ser, porque sabes que son más que piernas entrelazadas sexos rosándose, lenguas deslizándose sobre piel caliente y sudorosa.
Él se separa de tu cuerpo, lo cual significa una tortura, te observa. Su polla palpita furiosa por atención, por tu atención. Él se acaricia solo, cerrando sus hermosos ojos, como pidiendo un poco de calma a esa parte de su cuerpo.
Ninguno de los dos está para juegos, esos podrían esperar para más tarde... Él mete sus manos por debajo de tu cuerpo, te expone aún más a él. Con un único movimiento de sus caderas esta dentro de ti.
Sorbiendo las sensaciones del momentos se quedan quietos. Un jadeo cerca de tu oído te hace darte cuenta que él lucha por tomar aire, los latidos de ambos corazones haciéndose uno, como ustedes en este mismo momento.
A partir de ese momento solo son un desenfreno de piel, cuerpos y lenguas. Vuestras caderas al fin entraron en acción, moviéndose a-compasadamente, encajando a la perfección. Tus piernas le rodean, le empujas más y más cerca de ti, provocando que él entre aún más en ti. Estocadas certeras y profundas, excitantes...
Sus caderas se vuelven locas, su polla palpitando en tu cuerpo, un beso profundo y hambriento los deja en el abismo, él solo puede absorber tus gritos de placer con el beso que comparten.
Todo parecer ser interminable, delicioso... No podría ser más perfecto.
Cuesta volver al mundo terrenal luego de semejante experiencia.
Sonriéndose el uno al otro, su amor es tan perfecto como los dos soñaron.
Él acaricia tu cabello mojado, poco a poco sale de tu interior para tomar la sábana y cubrir tu cuerpo laxo, mientras te acerca más a él, más al calor de sus brazos.
-Bienvenida a casa, amor...
Sonríes, él no puede ser más perfecto. Adiós tensiones, el estrés del día desaparecer.
Después de todo, al final del día es muy gratificante estar a merced de Tsuruga Ren.
