Miraculous Ladybug no me pertenece…
He vuelto mi querida gente... Diosito es bueno y a resucitado mi imaginación... y esto no es lo unico que van a ver de mi en este fandom!
Serán solo dos capis en esta historia, el ultimo cap lo subiré en cuento pueda!
¡Gracias por leer!
Capítulo 1: Porque Ella…
Eso de tratar con modelos era lo peor de su trabajo. Ese montón de niñitas malcriadas y caprichosas que quieren que se haga todo lo que ellas dicen ¿acaso no entienden que es su compañía? ¿Qué él es el jefe, quien manda, quien firma los cheques que ellas después cobrarían? Ni hablar de los hombres, un par de bofetadas es lo que merecen esos muchachos.
Le parecía increíble haber conocido al amor de su vida entre esa gente.
Pero ahí estaba, como siempre cuando él llegaba a casa: en la cocina, preparando una deliciosa cena. Porque ella no se podía quedar quieta; a pesar de tener un chef, mucama, mayordomo, chofer y a una eficiente Nathalie, Annabella insistía en hacer las cosas ella misma. O al menos ayudar a hacerlas.
Porque solo ella sabía cómo le gustaban las cosas a él, y se esmeraba en tenerlo todo perfecto para cuando el volviera a casa.
Estaba seguro que mientras ella estuviera con él, podían vivir en una choza de paja y Gabriel aun sería feliz.
-Mi amor- Annabella sonrió ampliamente al verlo parado en la puerta de la cocina y corrió a saludarlo con un beso. El chef, por otro lado, casi deja caer una olla de lo nervioso que se puso por la presencia de su jefe. Eso siempre le causaba gracia al Agreste- ¿Cómo te fue en el trabajo?
-Creo que un día me quedare sin voz de tanto gritarle a esas personas, son unos ineptos- respondió el, recordando su día de trabajo- la nueva línea saldrá pronto, y si seguimos como vamos, la presentación será un completo desastre.
-Así que te fue bien- la sonrisa de su esposa no se borraba, incluso con lo que él le había dicho.
-¿Crees que me fue bien?- cuestiono, confundido.
-Por supuesto- asintió ella- tu eres 1.80 metros de pura exageración. Lo que me dijiste posiblemente quiso decir: soy muy exigente, quiero que mis empleados se esfuercen más. La nueva línea saldrá pronto, pero ellos no me leen la mente y yo quiero que todo salga perfecto.
-Ja, ja, ja- él la miro con seriedad- que chistosa.
-¿Acaso me equivoque?- Annabella le sonrió cruzándose de brazos.
Él no se molestó en responder, jamás ganaba una discusión con ella. Menos cuando ella tenía razón. Prefirió preguntar:
-¿Y Adrien?
-Arriba, en su habitación.
-Bien, vamos- el tomo su mano y tiro de ella hacia las escaleras- quiero saludarlo.
-Gabriel, espera- la mujer se detuvo. Él la miro, su esposa ya no estaba sonriendo- tengo que hablarte de algo.
Y de esa forma él se enteró que Annabella pasaría ese fin de semana fuera, por ir a visitar a una vieja amiga en el extranjero. Lo que más lo impactaba es que el pequeño Adrien de 5 años estaba al tanto de esto, pero el no. Ella había olvidado comentárselo. Gabriel estaba consciente de que ella era un poco distraída, que solía tener muchas cosas en mente, ¡pero lo dejaría solo por primera vez desde que se casaron! ¡Solo con Adrien! Él no sabía cómo cuidar de un niño, no solo.
-Todo estará bien- le había dicho Annabella cuando él comunico sus inquietudes- ya vi tu agenda, tienes el fin de semana libre. Esto será como… un Día de Chicos. Podrán pasar tiempo juntos y divertirse.
-Pero…
-El chef sabe lo que a él le gusta, la mucama se encargara de tener todas sus cosas limpias y en orden, y Nathalie ya se ocupó de todos tus compromisos- su voz era comprensiva, pero Gabriel veía cierta diversión en los ojos de ella- solo tienes que cuidar que no se haga daño, que coma, se bañe, duerma, y mientras este despierto, mantenerlo ocupado.
Será un largo fin de semana penso al verla subir al avión. El pequeño Adrien se despedía de ella agitando su manito.
Porque ella tenía una forma única de hacerlo sentirse inquieto y a la vez seguro de que todo saldría bien.
