Victoire y sus padres se aparecieron en la chimenea de los Potter.

No tardaron mucho en ser recibidos con abrazos y besos.

Era ya una costumbre, casi una ley reunirse todos los fines de semana de las vacaciones de verano para cenar todos juntos. Y la familia era cada vez mas grande.

Victoire abrazó a Rose con dulzura.

-¿Cómo está mi prima favorita? -murmuró la rubia haciendo reír a la pelirroja.

-Estás preciosa Victoire -dijo la pequeña con ojos brillosos.

-Tu también cariño -dijo alborotando su cabello.

Victoire recorrió la sala con la mirada y vio a Ted allí. Estaba recostado en el sofá jugando con el desiluminador de Ron despreocupadamente. Al sentir la mirada de la rubia clavada en el, el chico le devolvió la mirada y sonrió de mala gana.

-Victoire -dijo levantándose del sofá y caminando hacia ella.

Aquel día Ted llevaba el cabello de un color azul eléctrico, y se veía mas alto que la última vez que lo había visto, Victoire no supo si había crecido por razones normales o por su capacidad de cambiar el aspecto.

El chico se detuvo y la miró desde arriba. A pesar de que la bruja se sentía algo incómoda por haber quedado en desventaja con la altura, le sostuvo la mirada desafiante.

El chico se llevó un dedo a la boca y luego lo llevó a la nariz de Victoire.

-¡¿Qué mierda haces?! -exclamó la rubia furiosa y toda la familia ignoró sus gritos porque ya estaban acostumbrados a sus peleas.

El mago sonrió.

-Tenías un poco de polvo en la nariz -dijo divertido.

-No vuelvas a tocarme -le amenazó la chica tirándole del cabello.

-¡Joder! -exclamó el chico llevándose una mano al cabello.

-¡A comer todos! -gritó Molly desde el jardín.

-Te salvas por ahora prefecta -dijo el entre dientes.

-Tu te has salvado cabeza de calabaza.

La chica salió al jardín y notó que habían colocado una larga y gran mesa. Victoire sonrió al ver unas lucecitas flotantes que iluminaban la mesa. Era una noche cálida y veraniega, perfecta para cenar afuera.

Victoire se sentó en la mesa junto a Rose y comenzaron a conversar animadamente sobre libros. Ted se sentó frente a la rubia y la observó fijamente.

-¿Podrían hablar de otra cosa que no sea de libros? Es verano -suspiró.

Victoire lo fulminó con la mirada.

-¿Ya sabe Harry lo desastrosos que fueron tus exámenes el año pasado? -preguntó la chica con un tono demasiado fuerte y levantando una ceja.

Harry quien estaba colocando la comida sobre la mesa miró hacia su dirección.

-Después hablaremos Ted -dijo su padrino seriamente.

Ted pateó a Victoire debajo la mesa.

La chica abrió los ojos como platos y le devolvió la patada, iniciando una guerra debajo de la mesa.

-Estúpida.

-Idiota.

-Caca de hipogrifo.

-Eres tan fea que tu boggart es un espejo.

James y Fred estallaron en carcajadas.

-¡Teddy! -exclamó Molly con los ojos muy abiertos.

Victoire miró a Ted con todo el odio posible.

-Me pregunto cuando dejarán de discutir -suspiró Hermione.

-El día que descubran que pueden utilizar sus bocas de otra forma -bromeó Ron.

-¡Ron! -exclamó Hermione enfadada.

-Prefiero morir antes de besar a esta idiota -dijo Teddy seriamente.

-¿Idiota? ¡Y yo prefiero besar a un dementor antes que tocarte a ti! ¡Imbécil! -gritó haciendo reír otra vez a los pequeños.

Teddy sonrió.

-Reconozco que esa fue buena comelibros.

Y la discusión siguió, hasta que Molly utilizó un hechizo silenciador como terminaba haciendo en todas las comidas.

Aún así las miradas asesinas entre Ted y Victoire no terminaron.

Cuando la cena finalizó, Victoire y Rose se levantaron de la mesa y fueron a la gran biblioteca que tenían los Potter.

-Me alegra tener una prima que le guste leer -dijo Rose felizmente.

Victoire sonrió.

-A mi también, es genial.

La bruja mayor sacó uno de sus libros de su bolso y lo abrió dispuesta a seguir leyendo por donde lo había dejado.

-¿Puedo preguntarte por qué peleas tanto con Teddy? -preguntó Rose tímidamente.

La rubia suspiró.

-Durante los cinco años que estuve en Hogwarts Ted me ha hecho la vida imposible -contestó la bruja malhumorada -No entiendo por qué me molesta tanto.

-Tal vez porque eres bonita -dedujo Rose con una traviesa sonrisa.

-No es eso. Es odio mutuo, no se como explicarlo, pero Ted me desespera, es... es tan arrogante, soquete, malvado, mujeriego -dijo frunciendo el ceño.

-¿Soquete?

Victoire y Rose voltearon para ver a Teddy allí, apoyado en uno de los estantes con los brazos cruzados. Una arrogante sonrisa surcaba su rostro.

-¿Escuchando las conversaciones de los demás? Vete de aquí Lupin -dijo furiosa.

Ted se acercó y le arrebató el libro de las manos a Victoire.

-¡Dame eso!

-No.

Lupin comenzó a correr, siendo perseguido por una furiosa bruja.

-¡Cuando tenga diecisiete ya veras! ¡No podrás molestarme mas! ¡Maldito soquete! -exclamó ella siguiéndolo por las escaleras.

-No creas que eso solucionará tu vida Victoire, sabes que en Defensa contra las Artes Oscuras soy mejor que tú -dijo rodando los ojos.

-¡Mentira!

Lupin entró a su cuarto y cuando estaba a punto de cerrar la puerta, Victoire logró entrar en el último momento.

La puerta se cerró con fuerza. La rubia estaba apoyada en la puerta, siendo acorralada por los brazos de Teddy. Estaban muy cerca y respirando agitadamente.

Victoire estaba a punto de advertirle que le diera su libro, pero un ruido de la perilla de la puerta cayéndose al suelo los hizo abrir los ojos como platos.

-No puede ser -susurró Victoire congelada -Otra vez no.

Ambos miraron hacia abajo y vieron la perilla de la puerta allí mismo.

Hacía seis años había pasado lo mismo, se habían quedado encerrados por forcejar con la puerta en una pelea.

-¿Tienes tu varita por aquí? No creo que por hacer un hechizo nos... -comenzó la rubia.

-No la traigo conmigo -contestó el chico apartándola de la puerta.

Inútilmente, el mago intentó forzarla, pero aquella puerta era demasiado fuerte y pesada.

-Bueno, creo que solo se darán cuenta de que nos hemos quedado encerrados cuando estén a punto de irse -suspiró el chico lanzándose a su cama.

-¿Qué? ¿Te das por vencido? -preguntó Victoire comenzando a entrar en pánico.

Odiaba los espacios pequeños y la única ventana que había estaba muy arriba.

-¿Tienes miedo de estar encerrada conmigo?

La bruja lo fulminó con la mirada.

-¿Miedo? ¡Ja! Estás loco Lupin.

Victoire se apoyó contra la puerta y los minutos pasaron, cada vez sentía que había menos aire en la habitación. Miró a Teddy quien estaba sobre la cama en una posición cómoda y despreocupada.

Lo odiaba.

Decidió subirse al escritorio que estaba contra la pared para poder abrir la pequeña ventanita de arriba para que entre un poco de aire.

-¿Qué haces? -le preguntó Ted curioso.

-Abro la ventana.

Victoire extendió una mano intentando llegar a la ventana. Su falda se subió de tal forma que Ted se quedó sin aliento. Desde su cama se podía ver con claridad sus braguitas blancas sobre un pequeño y deseable trasero.

Sintió esa presión conocida en sus jeans e intentó calmarse, pero apenas pudo, Victoire extendía el brazo una y otra vez, mostrando sus dulces braguitas de algodón.

El mago nunca creyó que la chica podía tener un trasero tan sexy. Muchas imágenes para mayores de edad le vinieron a la cabeza.

-¿Quieres que te ayude? -preguntó cuando logró apartar sus pensamientos.

-Podrías hacerlo, ¿no te parece? -contestó molesta.

Teddy se levantó de la cama y caminó hacia ella.

-Bájate de ahí nena, déjame a mí -dijo con arrogancia haciéndola rodar los ojos.

Ted abrió la pequeña ventana con facilidad.

-Ya está.

Cuando el chico giró para sonreírle burlonamente a la rubia, descubrió que estaba apoyando su cabeza contra la pared.

-¿Estás bien?

-Solo falta el aire... -susurró.

-Súbete al escritorio así puedes respirar cerca de la ventana.

-No alcanzo -murmuró y la carencia de su orgullo que solía caracterizarla, hizo preocupar al chico.

-¿Quieres subirte a mis hombros? -preguntó el pasándose una mano por el cuello.

La chica asintió, pensando que haría cualquier cosa por un poco de aire.

Teddy se inclinó y la bruja se subió a sus hombros. El chico la llevo hacia la pequeña ventana. Victoire se aferró a esta, aspirando el aire con desesperación.

El bulto de Ted estaba demasiado duro, el chico estaba intentando controlarse, pero tener a esas dos piernas rodeando su nuca eran una gran distracción.

-Bájame, ya estoy mejor.

Ted la dejó sobre la cama, y la falda de Victoire se levantó por completo.

-¡Eres un...! -chilló tapándose rápidamente.

Teddy no pudo evitar sonreír pícaramente.

-Son braguitas simplemente, ¿crees que no he visto otras antes?

Victoire le pegó con el pie, recibiendo quejas del chico.

-Estoy aburrido -suspiró Ted media hora después, estaba sentado en el suelo, su espalda apoyada en la cama, la imagen de las braguitas de Victoire rondaba por su mente volviéndolo loco -, me pregunto cuando mierda se darán cuenta de nuestra ausencia.

-Seguramente creen que nos estamos besando -dijo Victoire rodando los ojos.

-Tal vez sea una buena idea hacerlo... -soltó el chico.

La rubia lo miró atónita.

-¿Qué?

-Lo que escuchaste.

-Estás loco.

-¿Has besado antes? -preguntó Teddy divertido.

-Claro que si, como si no lo supieras.

-¿Entonces?

-¡Eres la persona que mas odio en el mundo! -exclamó la rubia como si fuera obvio.

-Si, pero justamente por eso, ¿no te gustaría probar?

-No.

-¿A qué le tienes miedo? -preguntó el, acercándose a ella en la cama.

-Ted aléjate de mí.

-Contesta -dijo muy cerca de ella.

-Será asqueroso.

El chico sonrió.

-Lo sé, pero aún así es mejor hacer algo, estoy seguro que falta como una hora para que nos saquen de aquí.

-No quiero.

-Te daré unas clases gratis de besuqueo -dijo divertido.

-¿Clases? ¿Gratis? ¡¿Quién te crees que eres?!

Teddy sonrió, y en un pestañar se convirtió en Luke Riel, el cantante mago famoso que tanto le gustaba a Victoire.

La chica abrió los ojos de par en par, totalmente atónita. Era como tener a Luke frente a ella.

-¿Ahora? -preguntó el divertido -¿Quieres besarme ahora?

Victoire titubeó, su corazón latía rápidamente al tener a ese hombre frente a sus ojos.

-Si no te decides rápido volveré a ser Teddy -le advirtió mirandola fijamente.

-Quiero.