Los personajes de Twilight no son míos sino de Stephenie Meyer, yo solo me divierto un poco con ellos.
Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite fanfiction)
Capítulo 1
Esme estaba furiosa al ver a la mujer frente a ella, era simplemente una desvergonzada al presentarse en casa de su hijo después de ocho años, después de que la mosca muerta de su hermana se hubiera marchado a mitad de la noche como la ladrona que era y lo que era peor, traía a una mocosa que decía ser hija de Edward, era simplemente imperdonable.
Agradecida de que su hijo no se encontrara en ese momento, ella manejaría la situación y lo resolvería, suficientes problemas tenía Edward en ese momento como para añadirle otro más con una supuesta hija y la insufrible tía de esta, entre más rápido lograra sacarlas de la casa, más rápido podría regresar a su proyecto.
Le había dicho a Edward que Tanya solo traería problemas, y ahí estaban representados en una niña que no tenía ni la mínima pizca de parecido con nadie de la familia.
—Ya te dije que te marcharas, Irina, no eres bienvenida en esta casa, ni tú ni la mosca muerta de tu hermana ni su descendencia son bienvenidas.
—No es por gusto que esté aquí —bufó la rubia—, solo vengo a dejar a la niña.
—¿Qué quieres decir?
—Mi hermana murió hace unos meses, por si no lo sabías, y dejó a la niña a mi cuidado.
—¿Y eso qué tiene que ver conmigo?
—Contigo nada, pero es hija de Edward y yo no pienso mantenerla, suficiente tuve con soportar a Tanya embarazada y los años posteriores, además de pagar los gastos funerarios y el boleto de avión para llegar aquí.
—No sé a dónde quieres llegar con esto o si piensas que lograrás sacarnos dinero, no sé qué creas que va a pasar, pero no…
—No creo nada, Esme —le interrumpió empujando a la niña hacia adelante—, es simplemente la verdad, yo no me pienso hacer responsable de Valery, tengo mi propia vida y la niña no entra en ella.
Esme quería renegar pero vio como la niña se encogía en su lugar ante las crueles palabras de Irina.
»Tengo un vuelo que tomar y no puedo perder el tiempo en absurdas discusiones que no nos llevarán a ningún lado, aquí están todos los papeles de la niña y también en donde me deslindo de toda responsabilidad que Tanya me dejó —declaró dejando la mochila amarilla sobre la mesa—. Que tengas un buen día.
Irina se dispuso a marchar, incluso aunque Esme fue detrás de ella y la tomó del brazo intentando que se detuviera, solo obtuvo un jaloneo por parte de la rubia.
—No puedes dejarla aquí —gritó llegando a la puerta en donde un taxi esperaba estacionado.
—Pues mírame como lo hago —declaró abriendo la puerta del taxi—. Yo no cuidaré a una niña que no es mía, tengo mi propia vida, un esposo e hijo que me necesitan, no tengo tiempo para hacer de mamita de una niña que desde un inicio no quise, es la responsabilidad de Edward ahora.
—Ni siquiera sé si estás diciendo la verdad, la niña no parece una Cullen.
—No me importa si lo es o no, yo no me pienso hacer cargo de ella —declaró subiendo al taxi.
El taxi se puso en marcha dejando a Esme de pie en la entrada de su casa, era sorprendente que el día hubiera tomado ese rumbo, cuando salió de la cama pensaba que sería un buen día, ahora ni siquiera sabía cómo resolver el enorme problema que era una niña.
¿Cómo se lo diría a Edward?
…
Valery observaba desde el sofá como la mujer que su tía Irina había dicho que era su abuelita, hablaba por teléfono mientras leía su acta de nacimiento y el certificado de fallecimiento de su madre.
Su madre, la extrañaba demasiado, no era la mejor madre del mundo pero se esforzaba por serlo, no era justo que tuviera que morir.
Ahora estaba sola en el mundo, su tía no la quería, su abuelita no la quería y estaba segura de que su padre tampoco la querría.
—Te estaré esperando, Garrett, necesito resolver este asunto antes de llamar a Edward —suspiró cerrando la carpeta en donde Irina había guardado los papeles.
Valery se puso derecha cuando su abuelita cortó la llamada y la observó, no le quitó la mirada de encima por los siguientes minutos, inspeccionándola de pies a cabeza, la hacía sentir incómoda.
—Ven aquí —le llamó.
Valery dudó, no estaba segura de querer estar cerca de ella, no le gustaba y sabía que ella no era de su agrado, no era ninguna tonta, sabía que su tía Irina la había llevado ahí porque no quería cuidar de ella, después de que el médico les dijera que su madre había fallecido, su tía solo había hecho planes para sacarla de la casa.
—Dije que vinieras aquí ahora, niña, haz caso —demandó su abuelita frunciendo el ceño.
Valery se puso de pie y caminó a su encuentro, tenía tanto miedo, sentía su cuerpo hormiguear, sus manos sudadas y su estómago estaba todo revuelto, el vuelo fue horrible y el viaje en taxi solo empeoró todo, sentía que en cualquier momento…
La viscosa sustancia anaranjada cayó sobre los zapatos de su abuelita.
—¡Sue!
Sollozó sin poder evitarlo, no había sido su intención, nunca le haría eso a su abuelita, pero estaba segura de que ella no aceptaría sus disculpas, nunca nadie las aceptaba, ni siquiera su madre.
—Lleva a la niña al baño y pídele a Leah que venga y limpie el desastre —demandó poniéndose de pie—, después lleva a la niña a la cocina y prepárale algún té para que su estómago se asiente y no vuelva a pasar nada de esto. ¿Qué fue lo último que comiste?
—Papas fritas con mucho queso, antes de abordar.
—Eso debió ser hace horas —suspiró y negó con la cabeza—. También prepárale algo decente de comer, Sue.
—Enseguida, señora Esme.
Valery vio como su abuelita salió de la sala dejándola con Sue.
—Vamos, te llevaré al baño de servicio, ahí podrás asearte, ¿tienes ropa limpia?
—Sí —apuntó las maletas con sus pertenencias.
—Bien, te cambiarás de ropa y dejarás esta en el cesto.
—Está bien.
Sue la llevó a un pasillo oculto en la cocina, era muy luminoso y el baño era grande y limpio. Valery entró al baño cerrando la puerta detrás de ella, se desvistió intentando no mancharse con lo que había salpicado en su ropa, se enjuagó la boca y lavó las manos.
«Tonta, tonta, tonta, ¿por qué tienes que ser tan tonta?».
Valery se echó agua fría en la cara intentando olvidar la voz en su cabeza, tenía que olvidarla, tenía que hacerlo.
Salió del baño después de dejar la ropa en el cesto que Sue le había dicho, regresó a la cocina y se quedó de pie junto a la mesa de cuatro sillas, Sue le daba la espalda mientras preparaba emparedados y té.
—Espero que no vuelva a ocurrir un accidente como este —habló su abuelita entrando a la cocina con pantalones y botas limpias—. ¿Por qué estás de pie?
—Lo siento —murmuró moviendo la silla más cercana y sentándose.
Valery guardó silencio mientras su abuelita y Sue murmuraban, no podía entender muy bien lo que decían, tal vez era mejor así, al menos de ese modo no estaría en problemas.
El teléfono que estaba colgado en la pared sonó, su abuelita se apresuró a contestar.
—Residencia Cullen… Edward, tesoro… ¿Cómo están?... Estupendo… ¿¡Antes!?... No, no me molesta, solo me has sorprendido, me dejas menos tiempo para preparar la habitación, pero la tendré a tiempo… Claro que sí, tesoro, dale un abrazo a Bella de mi parte.
Valery observó como su abuelita colgó el teléfono y recostó su cabeza contra la pared, parecía cansada y estaba casi segura que también un poco enojada.
…
Valery lloraba acurrucada en una esquina del sillón, no entendía por qué el médico había tenido que sacarle sangre, le dolía el brazo y no había recibido ninguna paleta.
No era nada justo.
—Tendré los resultados en unas horas —habló el hombre guardando las cosas en su maletín.
—No puedo esperar tanto tiempo, Garrett, le tengo que decir a Edward, saber qué hacer para cuando él esté aquí junto con Bella, sabes cuánto trabajo le costó convencer a Bella que regresara como para que… esto lo arruine.
—Haré todo lo posible, pero sabes que toma tiempo.
—Lo sé, solo…
—Lo entiendo, Esme, haré todo lo posible para tener los resultados hoy por la tarde.
Valery frunció el ceño, seguía sin entender nada.
No sabía quién era Bella ni tampoco qué es lo que se arruinaría.
Se suponía que iba a vivir con su papi y no lo había visto en ningún momento, nada estaba saliendo como lo había planeado.
Dos días después, Esme vio a su hijo bajar del taxi del aeropuerto, tenía una sonrisa enorme, parecía haber rejuvenecido unos años ahora que traía a Bella y al niño con él.
Sonrió al ver que ayudaba a Bella a salir del auto, quien traía en brazos al bultito de frazadas azules, su nieto estaba de regreso en casa, de donde nunca debió salir.
—Estoy tan feliz de que estés en casa, Bella, la casa se ilumina con tu presencia y la de Andrew.
—Me encanta estar de regreso, Esme, extrañaba este lugar, los extrañaba a todos.
—Y nosotros a ti.
Entraron a casa dejando que Harry y Jared se hicieran cargo del equipaje y le dieran la propina al taxista.
—¿Puedo sostenerlo? —preguntó Esme una vez se instalaron en la sala y Bella le quitó las frazadas dejándolo a la vista.
—Claro que sí, quiere conocer a su abuelita Esme.
Esme sostuvo al bultito azul en sus brazos, levantando la manta para dejar a la vista la preciosa carita de su nieto, las pecas salpicadas en su nariz igual a las de Bella, el arco natural de las cejas tan parecido al de la madre de su difunto esposo Carlisle, la afilada nariz y los gruesos labios de Edward, era una combinación de la familia Cullen, Platt y Swan, era perfecto.
—Es precioso.
—Lo es —respondieron Bella y Edward al mismo tiempo.
Sue apareció limpiándose las manos con el delantal, llamando la atención de Esme, quien con pesar suspiró, sabiendo que debía dejar a su nieto y atender otro asunto importante, los resultados de la prueba de ADN pesaban en el bolsillo trasero de sus jeans.
—Hay un asunto que debemos atender, Edward —habló poniéndose de pie y entregándole el bebé a Bella.
—¿No puede esperar, mamá?
—Lamentablemente no, es un asunto urgente.
Esme no quería alejar a su hijo de Bella y Andrew, pero debían resolver el problema con Valery, no podía dejarla andar por ahí ahora que Bella estaba en casa con Andrew, no iba a echar por la borda todo el trabajo que a Edward le había costado convencer a Bella de que regresara a casa, ni mucho menos la pondría incómoda con la presencia de la niña, debía advertir a Edward cuanto antes.
—Está bien, Edward —intervino Bella al ver la angustia en el rostro de su querida suegra—, después de todo tengo que cambiar el pañal de Andrew, ha sido un largo viaje.
—Lo ha sido, pero ya estamos en casa.
—Lo estamos —le aseguró Bella—. Ahora ve con tu madre.
Edward besó castamente los labios de Bella y siguió a su madre a la oficina.
…
—¿Quieres conocerle, Sue? —preguntó Bella.
—Por supuesto, señora Bella, es una enorme alegría tener a un bebé de nuevo en esta casa.
Bella cerró el mameluco de su niño y se lo entregó a Sue para que lo mimara.
—Parece que han pasado años desde la última vez que sostuve a un bebé, el último fue al señor Edward y ahora estoy cargando a su hijo, es simplemente… gratificante.
—Lo es, y es tan parecido a Edward.
—Lo es, señora Bella, el joven James estará fascinado cuando lo vea, sabe lo mucho que le gustan los bebés.
—¿Cuándo regresa a casa?
—Se espera que sea en unos días, ha estado emocionado ante la idea de conocer a su primer sobrino.
—Me encanta saber que mi niño es tan querido por una familia tan numerosa, mi familia no es muy unida y se molestaron al saber que dejaría mi carrera por concentrarme en cuidar de mi bebé y mi matrimonio.
—Una tontería, son ellos los que se pierden la maravillosa oportunidad de convivir con usted y Andrew.
—Tienes mucha razón, Sue —respondió poniéndose de pie—. Iré a tirar el pañal de Andrew y lavarme las manos.
—Espere, señora…
Pero Bella no la escuchó, caminó a la cocina, topándose con la niña que comía tranquilamente galletas recién horneadas, Bella le sonrió de manera amigable, ahora que era madre, veía a todos los niños con cariño.
—Hola —saludó tirando el pañal al basurero.
—Hola.
—¿Qué haces aquí? —preguntó mientras se lavaba las manos.
—Mi tía me dejó aquí.
—¿Tu tía? ¿Quién es tu tía?
—Irina.
—No conozco a nadie con ese nombre, ¿cómo te llamas? —preguntó parándose enfrente de ella y robándole una galleta causando su risa infantil.
—Valery.
—Qué bonito nombre. ¿Viniste a visitar a alguien?
La niña asintió sonriéndole tímidamente.
—Mi papi vive aquí.
—¿Y quién es tu papi? Tal vez lo conozca, conozco a todo el mundo por aquí.
—Su nombre es Edward.
Bella perdió la sonrisa, era imposible, simplemente imposible que lo fuera, su prometido nunca le había mencionado nada acerca de una hija, y menos una tan grande, una cosa era que regresara a esa casa con la intención de hacer que su relación funcionara por su hijo, y otra muy distinta era que Edward pensara que ella sería madre de una niña que no era su hija.
—¡Edward! —le llamó saliendo de la cocina.
Bella entró a la oficina encontrando a Esme y Edward en medio de una discusión, era fácil saber de qué se trataba, lo confirmó la mirada de disculpa de Esme, amaba a su suegra pero en ese momento no quería que presenciara como asesinaba a su hijo.
—¿Puedes dejarnos un minuto a solas, Esme?
—Claro que sí, cariño —respondió poniéndose de pie—, solo te pido que escuches, todos aquí les queremos a ti y a Andrew, son la alegría de esta casa.
—No te preocupes, Esme, nuestro lugar es aquí, solo quiero hablar con Edward.
—Por supuesto, iré a cuidar de Andrew, mi precioso nieto.
Bella esperó a que su suegra saliera de la oficina dejándola a solas con su prometido, habían vuelto a estar juntos por menos de un mes y ya tenían el primer conflicto, era simplemente sorprendente.
—Cuando acepté darte otra oportunidad después de que fuiste un idiota, me prometí que sería paciente contigo y dejaría que me explicaras las cosas antes de tomar una decisión precipitada, por nosotros y por nuestro niño, así que realmente espero una buena explicación para que esa niña diga que es tu hija y yo no estaba enterada.
—No sabía de su existencia.
—Edward…
—Estoy hablando en serio, nena, lo mío con Tanya fue hace años, cuando terminamos ni siquiera sabía que estaba embarazada, nunca me lo dijo, cuando se marchó de esta casa nunca más volví a saber de ella, hasta este momento. Irina ha venido y dejado a la niña y mi madre no pudo hacer nada para evitarlo.
—¿Existe una posibilidad de que ella no sea tu hija?, no se parece en nada a ti.
—Mi madre hizo pruebas —levantó el papel con el membrete de la clínica del pueblo—, dieron positivo, soy su padre.
—Jodida mierda —bufó cruzándose de brazos—. ¿Y qué vas a hacer? Ni creas que me haré cargo de ella, Edward, no soy su madre y no tengo por qué hacerlo.
—Lo sé, nunca te lo pediría, ni siquiera sabía que ella estaría aquí, mi madre intentó solucionar este asunto, hizo pruebas de ADN, llamó a toda la familia de Tanya pero ninguno está dispuesto a quedarse con la niña.
—¿Entonces qué harás con ella?
—¡No lo sé! —bufó frustrado—. La niña ya es grande, no dará lata, tú solo céntrate en cuidar a nuestro campeón, yo me haré cargo de ella.
—¿Vas a descuidar a nuestro niño?, solo es un bebé, te necesita, yo te necesito, acabamos de regresar, no puedes dejarnos y ponerle atención a ella, si queremos que nuestra relación funcione no puedes alejarte de nosotros.
—No lo descuidaré, tú y Andrew son lo más importante para mí, solo me haré cargo de que Valery no los moleste, es todo.
—Eso espero, Edward, no quiero sonar como una perra egocéntrica, pero no estoy preparada para ser madre de una niña tan grande, además mi hijo solo es Andrew.
—Nunca te pediría que fueras su madre —la besó castamente—, me haré cargo de ella, no tienes que preocuparte por nada, mi madre también está preocupada por ti y ha ofrecido contratar a una chica del pueblo para hacerse cargo de ella.
—Me parece bien.
Bella y Edward salieron de la oficina y regresaron a la sala en donde Valery estaba sentada en el sillón más alejado, mientras que Esme y Sue le hacían cariñitos y mimos a Andrew.
—Deben estar hambrientos —habló Sue poniéndose de pie—, iré a poner la mesa, he preparado sus platillos favoritos, señora Bella.
—Primero dejaré a Andrew en su habitación, debe descansar o estará molesto toda la noche, es un jovencito bastante demandante.
—Ahora nos tendrás a nosotras, querida —aseguró Esme, siendo secundada por Sue—, con mucho gusto te ayudaremos con este hombrecito.
Bella acomodó a Andrew en su hombro, saliendo de la sala junto con Esme y Sue, dejando a Edward con la niña que estaba sentada en un rincón del sofá, se había mantenido callada todo ese tiempo, pasaba desapercibida.
Apenas llegó al segundo escalón cuando Edward le alcanzó tomando a Andrew y acompañándola a la habitación de bebé que Esme había decorado.
Valery entendió muy rápido que debía ser silenciosa y pasar desapercibida. Su papi le ignoraba todo el tiempo, su abuelita Esme siempre cuidaba que no estuviera cerca de Bella y Andrew, estos dos últimos la ignoraban por completo, Bella nunca la miraba a los ojos, ni una sola vez, la mujer divertida y amable que había conocido esa primera vez en la cocina había desaparecido.
Aunque si lo pensaba, Bella era amable con todo el mundo, todos parecían adorarla, a ella y a Andrew, Valery por otra parte era delegada a la niña que no tenían más que aguantar que viviera en esa casa.
La única persona que le dirigía la palabra de la mejor manera era Sue y solo porque Bella no iba mucho a la cocina, Valery había creído que Sue se estaba encariñando con ella, pero solo bastó un grito de Andrew para saber que todos, incluso Sue, irían a verle.
Sabía que podía recorrer la casa, la única restricción era la habitación de su papi y la de Andrew, además de nunca, bajo ningún motivo, molestar a Bella, su abuelita Esme se lo había remarcado más veces de las que quería recordar.
Pero por primera vez en el mes que llevaba viviendo en esa casa, Valery estuvo dispuesta a romper las reglas, al ver que su hermanito menor estaba solito.
Él no podía estar solito, nunca estaba solito, siempre había alguien cerca de él, Bella, su papi, la abuelita Esme, Sue o cualquier otra persona, alguien siempre estaba junto a Andrew.
Entró a la habitación y se acercó a la cama en donde Andrew descansaba pacíficamente.
—Hola, Andrew —saludó subiéndose a la cama y recostándose junto a él—, yo soy tu hermana mayor, me llamo Valery.
Valery acarició la mejilla de Andrew, era tan pequeñito y suave, nunca había estado cerca de un bebé tan pequeño, de hecho nunca había estado cerca de ningún bebé, pero Andrew no era ningún bebé, era su hermanito menor, le gustaba ser su hermana mayor, a pesar de que Andrew aún no entendía muy bien eso.
—¿Qué estás haciendo? —Se sobresaltó al escuchar la voz de Bella, su sobresalto causó que Andrew llorara asustado, escuchó el bufido de Bella y como se acercaba a la cama—. Por todos los cielos, niña.
Valery se apartó mientras Bella tomaba a Andrew en brazos y lo calmaba, lo hizo rápidamente, Valery pensó que le gustaba estar en brazos de Bella, recordaba los abrazos de su mami, eran los mejores y a veces los extrañaba, como en ese momento. Ver a Bella mimando a Andrew, abrazándolo, susurrándole palabras bonitas y besando su cabecita la hacía recordar lo que ella ya no tenía.
—¿Qué estás haciendo aquí?, sabes que no puedes entrar a mi habitación.
—Pensé que Andrew estaba solo —susurró levantándose de la cama—, no podía estar solo, escuché a la abuelita cuando decía que los bebés no pueden estar solos y no te vi y pensé que… que… Ya me voy, perdón por entrar.
Valery caminó a la puerta sintiéndose culpable, nunca hacía las cosas bien, James tenía razón, antes de que pudiera llegar a la puerta, Bella la detuvo del hombro.
—Gracias por preocuparte por Andrew, pero no hay necesidad, nunca lo dejaría solo.
—Lo sé, perdón por creer que sí.
—Ni lo menciones —le restó importancia—. ¿A dónde ibas antes de ver a Andrew?
—No sé, solo me aburrí de estar en mi habitación.
Valery esperaba que Bella soltara su hombro para poder irse de la habitación, pero en lugar de eso solo recibió una sonrisa forzada de Bella.
—Puedes estar en la habitación con Andrew, necesito arreglarme y no puedo hacerlo si estoy checando a Andrew continuamente, tienes que portarte bien y no hacer nada brusco cerca de él.
—Lo haré, Bella, lo prometo.
—Bien. —Valery se subió a la cama y se acomodó en las almohadas, Bella puso a Andrew junto a ella y le entregó el control remoto—. Si comienza a moverse o a balbucear llámame.
—Sí, Bella.
Se quedó en la habitación con Andrew mientras Bella regresaba dentro del vestidor a seguir arreglándose.
…
Valery despertó viendo como Bella estaba vestida de forma muy elegante, usaba un vestido blanco con una chaqueta roja, estaba maquillada y perfectamente peinada, se veía muy bonita, nunca había visto a su mami de esa manera, ni siquiera cuando se había casado con James, su papi también estaba en la habitación en ese momento, se arreglaba la corbata de color rojo, Andrew que aún seguía en la cama era vestido por Bella, usaba un mameluco de marinero, incluso tenía un gorrito.
—El auto ya está abajo esperándonos —habló Esme entrando a la habitación después de tocar la puerta—. ¿Seguros que no quieren dejar a Andrew en casa?, Sue estará encantada de cuidar de él, es una experta con los niños.
—No creo poder estar separada tanto tiempo de mi dulce niño, además todos se mueren por conocerlo, Rosalie llevará a Marie, es un buen momento para que los niños se conozcan.
—Me encanta la idea, los kings y los Cullen unidos por un matrimonio.
—Andrew aún es muy pequeño para pensar en eso, mamá.
—Pero esa es la idea original, Edward —le interrumpió Bella entregándole a Andrew—, Rose y yo ya estamos planeando la boda, será estupenda, te lo aseguro.
Valery se mantuvo quieta, escuchó la risa de los tres adultos y como salían de la habitación, se acurrucó en la cama escuchando como salían de la casa, también escuchó como Sue los despedía y regresaba a la cocina.
…
Bella y Rosalie estaban en el baño cambiando los pañales de sus respectivos bebés, ambos eran una maravilla y tenían a todos en la cena encantados.
—¿Cómo vas con la niña? —preguntó Rosalie poniéndole talco a su nena—. Aún no puedo creer que Tanya nunca le haya dicho nada a Edward, esa zorra es peor de lo que imaginé.
—¿Cómo era ella?, Esme me dijo que era idéntica a Valery.
—Tenía unos espectaculares ojos violetas, aunque era una gran zorra, solo salió con Edward porque creyó que tenía una gran fortuna, cuando descubrió lo que en verdad era ser pareja de hombres como los nuestros, salió huyendo de aquí.
—Jodida zorra.
—Lo es, espero que al menos Valery no salga igual que su madre, ni idea que mañas habrá aprendido con esas zorras.
Bella terminó de abrochar el mameluco de Andrew, pensando en la niña que había dejado dormida en su cama, en su habitación, la misma en la que había confiado para cuidar de su niñito, si Tanya era una malvada perra como decía Rosalie, debía tener cuidado con Valery.
—Hay que encontrar al fotógrafo, necesitamos fotos de nuestros niños juntos, serán estupendas para el futuro.
—Lo serán —aceptó Bella saliendo del baño.
La reunión del pueblo iba de maravilla, nadie hacía preguntas incómodas, parecía que todo el pueblo estaba maravillado con su regreso y el que tuviera un bebito tan parecido a Edward le daba puntos extra. Todos le habían asegurado que asistirían a su boda en unos meses, y aunque todos los presentes sabían de la existencia de Valery, ninguno preguntó por ella, tal parecía que a nadie le agradaba Tanya y entre menos supieran de Valery, era mucho mejor para todos.
Bella decidió darle una oportunidad, todos en ese pueblo no la querían por el simple hecho de ser hija de Tanya, ninguno estaba dispuesto a otorgarle el beneficio de la duda. Ella nunca sería su madre, ni siquiera sentía cariño por la hija de su prometido, pero seguía siendo una niña y si tendría que verla todos los días en la casa, al menos esperaba que se llevaran bien y no tener problemas.
…
Valery veía a Andrew dormir en su portabebés arriba de la encimera, Sue lo cuidaba mientras Bella estaba en la sala atendiendo llamadas, la abuelita Esme había salido a su club de lectura, Sue les daba la espalda entretenida preparando la comida, se acercó e intentó tomarlo, quería llevarlo con ella a jugar, desabrochó el cinturón y trató de levantarlo, pero el portabebés se movió y lo soltó accidentalmente causando su llanto.
Sue se giró y se acercó a calmarlo, apartándola del camino.
—¿Qué le hiciste, niña? —preguntó meciendo a Andrew—. Tranquilo, mi niño, nana Sue está aquí, tranquilo.
Bella apareció con el teléfono en su oreja.
—¿Qué ha pasado? ¿Qué tiene mi niño?... Espera un segundo, Angie, mi niño llora.
—No sé qué le ha hecho Valery —respondió Sue—, por poco lo tira del portabebés.
—¿Intentaste tirarlo? —preguntó Bella viéndola directamente, estaba furiosa con ella—. ¿Intentabas lastimar a mi niño?
—No… yo…
—¿Tú qué?
—Yo solo quería jugar con él.
—¿Acaso eres tonta, niña? No puedes jugar con él, es un bebé, necesita cuidados, no que lo zangoloteen, agradece que Sue se diera cuenta y te lo quitara o estarías en serios problemas.
—Yo nunca…
—No quiero escucharte, vete a tu habitación, no puedo creer que siquiera pensara en confiar en ti —negó con la cabeza y se giró para ver a Sue que ya había calmado a Andrew—. No te quiero cerca de él, es la última vez que lo haces, ¿me escuchaste?
—Sí, Bella —susurró saliendo de la cocina, antes de que se alejara por completo escuchó la voz de Sue.
—Es igual que su madre —bufó Sue—. Pondré más atención, señora Bella, no se volverá a acercar a Andrew.
—Sé que lo harás, Sue, confío en ti.
Valery corrió escaleras arriba a esconderse en su habitación.
…
Edward tomó a su dulce bebito en brazos, era tan pequeño y perfecto, era una perfecta combinación de su prometida y de él.
Su pequeño Andrew fue la mejor sorpresa que pudo recibir, el pequeño bebé que lo observaba atentamente era todo su mundo, no había día en sus dos meses de vida que no le repitiera cuánto lo quería. Se había perdido la mitad del embarazo, pero solo bastó con una llamada de Bella para que dejara el rancho y fuera a cuidar de ella en la ciudad, los últimos meses habían estado llenos de miedo de perder a Andrew. Cuando nació y fue llevado a la incubadora, ambos fueron el pilar para su pequeño bebé, los unió como pareja, para ser los padres que Andrew necesitaba.
—Eres mi pequeño campeón —susurró mientras lo mecía entre sus brazos—, te amo, pequeñito, te amo a ti y a tu mami, son mi prioridad hoy y siempre.
Cuando Bella aceptó darle una segunda oportunidad después de ser un grandísimo idiota con ella, se había prometido ponerlos siempre en primer lugar, su mayor demostración fue delegar por todo un mes el trabajo y centrarse en cuidar de Bella y de Andrew. Ahora que estaban en casa intentaba que su tiempo libre fuera exclusivamente de su prometida y bebé, pero era simplemente imposible concentrarse en su pequeña familia cuando la niña de ojos violeta lo observaba escondida desde un rincón.
Ella no debía estar ahí, tenía prohibida la entrada, pero por ese momento lo dejó pasar, no quería arruinar su precioso tiempo con su hijo.
Ignoró a la niña y se centró en su precioso niño, los mismos ojos castaños que su madre, los mismos que reflejaban bondad e inocencia, que no ocultaban nada detrás de ellos, unos ojos castaños en los que se podía confiar.
—Vamos con mami.
Abandonó la habitación dejando a la niña en el mismo rincón, no le daría la oportunidad de acercarse a su niño, hablaría con Bella y le pediría que cambiaran la cuna a su habitación, al menos por esos meses, y tendría que estar más pendiente de Valery.
¡Hola!
Sábado de muchas sorpresas.
Nueva historia, será corta pero espero que me acompañen a lo largo de los capítulos, los siguientes capítulos serán más largos.
Déjenme sus comentarios, opiniones, críticas, teorías o lo que quieran compartir conmigo en un review.
Mis queridas acosadoras, cumplí lo prometido, ahora ustedes lo tendrán que hacer *inserte carita malvada*
