"…Todo el mundo estaba allí aún, además de Jacob, al que escuché haciendo una incursión en el frigorífico de la cocina. Alice estaba repantigada en el último escalón de la escalera, con la cabeza de Jasper en su regazo; Carlisle tenía la suya inclinada sobre su grueso libro que había apoyado en los muslos; Esme tarareaba para sus adentros, dibujando en un cuaderno de notas, mientras que Rosalie & Emmett ponían los cimientos de una casa de naipes monumental bajo las escaleras…"
– No, cariño. No debes colocar ese naipe allí, harás que todo se derrumbe. –habló en voz baja Rosalie–
– Oh, vamos Rose. Tengo un total equilibrio con esto de los naipes, sé coordinarlos. –le respondió Emmett con su sonrisa y voz de suficiencia–
– Lo derrumbarás todo, lo presiento –susurró Rose para sí misma, pero claro, Emmett logró escuchar su comentario–
– ¿Quieres saber qué presiento yo? –le preguntó él acercándose peligrosamente hacia ella, mientras que colocaba una de sus manos posesivamente sobre la cintura de la rubia, que ahora sonreía–
– ¿Qué presientes? –cuestionó rozando sus labios aún sin dejar de sonreírle tontamente–
– Uhm, que tienes unas ganas temibles de besarme –dijo Emmett mientras que entrelazaba sus manos con las de Rose. Ella sólo lo miró fijamente a los ojos sin perder la ternura en ellos– Pero si no es así, tal vez mi sexto sentido falle –agregó con tono gracioso–
– Quizás no esté tan mal tu "sexto sentido" –susurró la rubia, para luego romper la casi inexistente distancia entre ellos y besarlo de una manera posesiva pero tierna a la vez–
– ¿Quieres que la escalera termine como nuestra casa monumental de naipes? –preguntó roncamente Emmett–
– ¿Y cómo termina nuestra casa de naipes? –contestó con otra pregunta ella–
– Así. –dijo el grandulón luego de dejar que su pie derecho hiciera caer hasta el último naipe de aquella construcción. Cosa que hizo reír abiertamente a la rubia, haciendo que todas las miradas de la casa se posaran en ellos–.
