¡Holaaaaaaa! Aquí me tienen, con una historia de Kingdom Hearts, es que ¡No pude evitar escribir de Roxas y Naminé! Los encuentro tan lindos...
Muy bien, disfrútenlo :) !
Disclaimer: Los personajes de Kingdom Hearts no me pertenecen, yo sólo hago esta historia con usos de diversión, cualquier hecho de la realidad que coincida con esta historia es sólo coincidencia.
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Capítulo 1
Antes que todo…
- Hey, anímate, nos veremos cada vez que podamos, ¿De acuerdo?
Aquella frase resonó en su cabeza en todo el camino mientras miraba por la ventana, no es que no le gustara el lugar a donde se mudaba, sólo no le gustaba el hecho de dejar a sus amigas atrás. La chica suspiró. Volvía luego de once años a Villa Crepúsculo, no sabía que realmente esperar, si estarían los mismos chicos allí o tendría que adaptarse o quizás qué. Suspiró otra vez.
- A alguien no le apetece volver, ¿Eh? – La rubia se giró a su hermano con el ceño fruncido, el chico la miró y sonrió – Vamos, no estés triste… Iris y Jade prometieron venir a verte cada vez que pudieran, ¿No?
- Sí, pero de todos modos las extraño – Admitió ella devolviendo su vista a la ventana, el chico suspiró e imitó a su hermana, la conocía, si le hablaba nuevamente sólo podría obtener un "sí", un "no" o simplemente otro suspiro.
- Naminé, tranquila, ¿No que iban a estar Kairi y Selphie para cuando llegaras? – Habló la madre de la chica, la aludida sonrió levemente al recordar a sus amigas de la infancia.
- Sí, dijeron que me esperarían en la nueva casa – Respondió Naminé recordando a Kairi y Selphie, quienes la habían contactado por facebook hace un par de años atrás. Cuando supieron que su amiga regresaría, se pusieron de acuerdo para ayudarla a desempacar y además mostrarle un poco de la ciudad.
- ¿Y qué hay de Zack, Cloud? – Preguntó el papá de los chicos mientras manejaba, en el rostro de Cloud se dibujó una media sonrisa antes de responder.
- Me acompañará para hacer un papeleo en la universidad hoy, también me espera en casa – Respondió el rubio.
Ambos padres sonrieron al escuchar las respuestas de sus hijos y el viaje continuó en silencio, ya que sabían que ellos no eran de muchas palabras. Siempre había sido así, ninguno de los dos hacía mayores problemas y preferían escuchar a los demás que hablar de ellos mismos. Al contrario de sus amigos, claro.
En su antiguo hogar, Cloud, un chico de veintiún años, tenía un par de amigos en el trabajo y salía bastante, pero nunca hablaba de ello, sólo decía lo justo y necesario de su vida personal. Sin embargo, el amigo de la infancia del rubio era bastante distinto a él, Zack era un verdadero huracán del desorden y búsqueda de atención, cuando eran pequeños siempre saltaba y obligaba a Cloud a jugar. Definitivamente, ninguno de los amigos del rubio era como Zack, ninguno podía obligarlo a salir de su burbuja.
Por otro lado, Naminé, la menor de la familia con dieciséis años, tenía dos amigas en la otra ciudad: Jade e Iris. Jade era intimidante, la típica chica con una fuerte personalidad que no dejaba que nadie se le acercara, pero que resultó ser amiga de la rubia gracias a muchas cosas que sucedieron. Iris era lo contrario de Jade, era extrovertida y habladora, pero hablaba tantas cosas que nadie podía escucharla más de diez minutos, excepto Jade y Naminé. Las tres eran mejores amigas desde los doce años, todo gracias al taller de arte.
La chica suspiró nuevamente al recordar a sus dos mejores amigas, se había acostumbrado a estar con ellas mucho tiempo, ¿Cómo ahora podría acostumbrarse a no estar con ellas? Se sabía de memoria todos los gustos y disgustos de sus mejores amigas, aprender los de alguien más sería extraño, aunque estuvieran hablando de Selphie y Kairi. O sea, no era que no se alegrara de verlas otra vez, de hecho, cuando se contactó con ellas se sorprendió hasta de que la recordaran, sólo que… Dejar amigas atrás era duro, y sobretodo si eran tus mejores amigas.
- Muy bien, hemos llegado – Avisó el hombre con una sonrisa mientras paraba el auto, Naminé se bajó del vehículo y observó la casa por unos momentos, parecía más grande de la que tenían antes. Hubiera podido verla un poco más, sin embargo…
- ¡NAMIIIIIIIIII! – Un fuerte grito atravesó los oídos de la rubia, quien se volteó para ver quien la llamaba, pero antes de ver a alguien, se vio envuelta en un abrazo de oso. Naminé mantuvo a duras penas el equilibrio y sonrió: Ya sabía de quien se trataba.
- ¡Selphiee! – Dijo abrazándola nuevamente mientras ambas reían. Al parecer aquella chica castaña no había cambiado su modo de saludar a las personas.
- ¡Oh por Dios, en serio eres tú! – Exclamó la castaña mientras se separaba y la miraba interesada - ¡Juro que tuve que mirarte dos veces antes de reconocerte! ¡Haz crecido!
- Hey, no soy la única, ¿Eh? – Respondió la rubia riéndose, entonces miró a ambos lados - ¿Y Kairi?
- Que grosera, ¿No me reconoces?
Naminé levantó la vista y encontró a su amiga un poco más atrás que Selphie, sonriéndole. Realmente se sorprendió al ver lo mucho que ambas habían crecido. Selphie tenía un corte de cabello diferente, y su estructura y ropas ya no eran los de una niña. Sin embargo, la que más le sorprendió fue Kairi. Su amiga había cambiado bastante, partiendo por su cabello: Antes, era rojo y corto hasta el mentón, ahora, caía hasta sus hombros y tenía un color un poco más oscuro que el de antes, sus ropas eran distintas y hasta sus facciones se habían marcado, aunque seguían siendo igual de simétricas, como siempre habían sido.
Ambas, Selphie y Kairi, se habían convertido en un par de chicas hermosas.
- ¡Kairi! – Exclamó Naminé yendo a abrazarla suavemente, al contrario que Selphie. Kairi sonrió y le devolvió el abrazo - ¡Cuánto haz cambiado, mujer!
- ¡Lo mismo te digo! – Dijo la pelirroja mientras se separaban, las chicas se sonrieron - ¿Y? ¿Cómo estuvo el viaje?
- Agotador, fueron como cuatro horas en auto.
- ¿En serio? Entonces será mejor que te llevemos a conocer la ciudad un poco más tarde, para que descanses, ¿O no? – Sugirió Selphie, Naminé sonrió tímidamente y Kairi asintió.
- ¡Claro! Así podrás juntarte con nosotras y además con los chicos – Dijo la pelirroja con una sonrisa radiante, la rubia la miró interrogante, por lo que Kairi se apresuró en responder – Ya sabes, los chicos, quizás recuerdes a Riku, Demyx, Axel…
- … - Ante esos nombres, la chica miró al cielo y colocó una mano en su mentón con aire pensante, intentando recordar. Cuando por fin lo hizo, sonrió radiante y miró a sus amigas - ¡Aaaah, claro! ¡Tus vecinos un curso mayor que nosotras! ¿O no?
- ¡Sí! ¡Y además podrás conocer al resto! Hoy iremos a ver la competencia de skate! ¡Será divertido! – Animó Selphie dando pequeños saltitos. Naminé la miró y sonrió, realmente la castaña no había cambiado en bastantes cosas.
- De acuerdo, iré con tal de que no me hagan subir a esas cosas – Bromeó la rubia, Kairi y Selphie lanzaron una suave risa ante eso.
- ¡Hey, Nam! ¡Ven a sacar tus maletas del auto, hija! – Llamó el papá de la chica, la cual asintió y junto con sus otras amigas se aproximaron a sacarlas, el hombre se acercó a Selphie y a Kairi para saludarlas - ¡Hola chicas! Que gusto verlas otra vez.
- Igualmente, señor Strife – Respondieron las dos casi a la vez sonriendo mientras ayudaban a su amiga con sus maletas.
- Cariño, los muebles ya están puestos en tu habitación y también hay unas cajas, lo único que tienes que hacer si no te gusta algo es cambiarlo de lugar, ¿De acuerdo? – Dijo el señor Strife con una sonrisa a su hija, ella lo miró y sonrió - ¡Ah! Y tu estudio de arte está en el tercer piso, tu mamá puso las llaves encima de tu escritorio. Tus materiales también están allá.
- ¿En serio? ¡Gracias, papá! – Dijo la rubia con una sonrisa radiante para luego ir donde su papá y darle un fugaz beso en la mejilla antes de entrar a la casa con Selphie y Kairi siguiéndola.
- ¿Tienes un estudio de arte? ¡Genial! – Decía Selphie mientras subían las escaleras a la habitación de la dueña de casa.
- Sí, papá dijo que el tercer piso sería mi estudio de arte y el subterráneo sería el espacio de Cloud para hacer música, ya saben… - Explicó Naminé con una sonrisa, al mencionar a Cloud, Selphie miró a Kairi y ésta rió.
- Selphie, ni lo sueñes… - Advirtió la pelirroja, Naminé abrió la puerta de su habitación y miró interrogante a sus amigas. Kairi lo notó y rió antes de responder – Nam, lamento informarte que tu hermano Cloud es la nueva fantasía de Selphie…
- ¡¿Eh? – Exclamó la rubia dejando sus maletas y mirando a Selphie sorprendida, la chica castaña se sonrojó y luego rió nerviosa.
- Hey, hey… ¡No es nada raro! Sólo que… Ha crecido un poco… - Admitió la castaña, ante eso, Naminé y Kairi rieron. Selphie sonrió y sacó la lengua - ¡Al menos debes admitirlo! Tu hermano es realmente… Wow.
- Bueno, en realidad muchas chicas lo perseguían en donde vivíamos – Dijo Naminé pensativa, recordando como a veces hasta compañeras de su instituto le preguntaban sobre Cloud. Incluso Iris a veces le echaba el ojo cuando iba a estudiar a su casa, pero aquello nunca le importó. La rubia se volvió a Selphie y le sonrió – Si tiene amigos lindos, te invitaré para que los veamos.
- ¡Yupiiiii!
Naminé comenzó a desempacar, y sólo hasta ese momento pudo ver con más claridad su habitación. Era mucho más grande que la que tenía antes, incluso hasta podía decir que más bonita, las paredes eran blancas, esto hizo sonreír a la dueña de aquel espacio, ya que se tomaría la libertad de adornar esas paredes con pinturas lo más pronto posible. Siguió mirando y notó que sus cortinas combinaban perfectamente con el cobertor de su cama, ambas eran moradas. Su cama era bastante espaciosa, y tenía almohadas blancas encima. La chica continuó observando su nueva habitación, entonces, algo encima del escritorio captó su atención.
Se dirigió al escritorio y tomó entre sus manos una foto, en ella salían Jade, Iris y ella en la exposición de arte de la escuela. Las tres estaban abrazadas y sonriendo, miró otra foto, esta vez era una de ellas tres en el cumpleaños de Iris, la chica tenía una corona de princesa, y Jade y ella lucían sombreros ridículos –ella uno de bufón y Jade uno de árabe- , recordó cuando fue a comprar los gorros con su amiga y rió. Realmente Jade se volvía un ogro cuando iba de compras…
- ¿Quiénes son ellas, Nami? – La chica dio un pequeño salto cuando oyó a Selphie preguntar mientras miraba curiosa una de sus fotografías con Kairi. Naminé sonrió tristemente antes de responder.
- Son Iris y Jade, mis mejores amigas – Respondió la rubia señalando a las chicas según como se llamaban, Jade, la chica de cabello negro y oscuro, de ojos penetrantes e Iris, la chica de cabello largo, liso y castaño, de ojos amables y color miel. Selphie y Kairi las miraron con curiosidad y Naminé sonrió – Las conocerán algún día, cuando me fui dijeron que me vendrían a ver en cuanto pudieran.
- Ya las extrañas, ¿No? – Preguntó Kairi preocupada, Naminé la miró y apretó los labios antes de asentir con la cabeza.
- Sí, bueno, son mis mejores amigas, estaba con ellas la mayoría de mi tiempo…- Dijo la rubia en un tono de voz bajo, por lo que Selphie y Kairi tuvieron que hacer un esfuerzo para escucharla. Naminé suspiró e hizo su mayor esfuerzo por sonreírles – Pero, las volveré a ver, y además estoy aquí con ustedes, ¿No?
- ¡Por supuesto! – Exclamó la castaña antes de abrazarla, la chica sonrió y la abrazó de vuelta. – Cuenta con nosotras para lo que quieras, Nam.
- Sí, o sea, no somos Jade o Iris, pero somos Kairi y Selphie, y no dejaremos que pases malos ratos en tu nueva casa – Agregó la pelirroja, sumándose al abrazo de Selphie y Naminé, esta última les sonrió agradecida.
- Gracias, chicas, de verdad se los agradezco.
Las tres amigas sonrieron y comenzaron a ordenar la habitación de Naminé, colocar sus pertenencias en su armario, los libros en el estante, sus cuadros y acomodar los muebles según cómo se veían mejor. Cuando ya terminaron, Selphie y Kairi decidieron dejar a su rubia amiga descansar unas horas, quedando de juntarse a las seis y media en la plazotea del tranvía antes de ir a ver la competencia de skate. Naminé aceptó un mapa hecho por Kairi, dándole indicaciones orales y escritas, que tampoco la rubia entendió muy bien, pero quizás luego se las arreglaría.
Apenas se fueron, Naminé corrió a su habitación y se lanzó a la cama, sí, quizás tendría que ordenar las cosas en su estudio de arte en ese momento, pero no importaba. Antes tomaría un par de horas para dormir.
Antes de dormir, sus últimos pensamientos fueron muy claros…
"Quizás no sea tan malo, después de todo tengo a Selphie y a Kairi conmigo"
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Lejos del silencio de la habitación de Naminé, en la pista de skate todo era práctica, práctica, más práctica, algunos nervios e incluso caídas, la última, de un chico rubio de ojos chocolate, quien, al intentar hacer un truco falló y cayó. Sus amigos, al verlo, lanzaron una suave risa antes de gritarle.
- ¡Hey, Hayner, tranquilo! – Le gritó un chico de cabello puntiagudo y rojo - ¡Recuerda que no debes desconcentrarte! ¡No vayas a romperte la cabeza o el trasero antes de competir!
- ¡Cierra la boca, Axel! - El llamado Hayner tomó su skate y fue a donde estaba el grupo de amigos, los cuales eran sólo chicos. Un chico de cabello castaño y puntiagudo le ofreció una botella de agua, la cual Hayner aceptó con gusto – Gracias, Sora…
- ¿Pasa algo, Hayner? – Preguntó otro chico rubio y ojos azules, el interrogado suspiró y respondió luego de tomar un trago de agua.
- Nada, estoy algo… Distraído, eso es todo. – Admitió el rubio, el chico que le había preguntado suspiró. Conocía esa mirada "distraída" de su amigo.
- Es por Olette, ¿No? – Ante eso, todos notaron que Hayner se tensaba y luego se sonrojaba, todos rodaron los ojos. Típico en esos tiempos, Olette era la única distracción de Hayner… - ¿Qué pasó esta vez? ¿Le pediste que fuera tu novia al final o no?
- ¡Pues claro que lo hice! ¡Pero ella sin más dijo que me respondería después de la competencia! ¿Qué clase de respuesta es esa? ¡¿Por qué no simplemente puede decírmelo y ya? – Explotó el chico enojado, tanto, que casi lanza la botella al suelo, todos lo miraron con diversión y hasta dejaron escapar una risa. Hayner, por su parte, se enojó aún más - ¡Hey, deberían apoyarme en vez de burlarse!
- Ay, ay, Hayner, eres demasiado idiota… - Dijo Axel negando con la cabeza mientras se recuperaba de su ataque de risa. Hayner lo fulminó con la mirada y el pelirrojo sonrió - ¡Es obvio que te dijo eso porque dirá que sí! Pero te lo dará como premio, ¿Entiendes?
- O sea… ¿En realidad le gusto? – Preguntó el rubio, todos lo miraron con una expresión que decía "Es-una-broma-que-estás-preguntando-eso", Hayner bufó - ¡Oigan, quizás para ustedes sea obvio, pero para mí no!
- Debería ser obvio para todos, ¿O no? Después de todo se besaron – Opinó el chico rubio de antes, Axel lo miró y se rió.
- ¡Oh, por Dios! ¿Eres Roxas o una quinceañera hablando? ¿De verdad crees que la gente sólo se besa porque se gustan? – Molestó el pelirrojo despeinándolo, al momento en que lo hizo, Roxas le corrió el brazo y bufó con descontento.
- Ya Axel, no lo molestes, recuerda que aún no ha besado a nadie – Dijo Sora, quien era el mellizo de Roxas. El mellizo rubio le golpeó el brazo con el puño mientras Axel lo miraba atónito, Sora lo miró y frunció el ceño - ¿No lo sabías, Axel?
- No… ¡Cómo no haz besado a nadie, Roxas! ¡Tienes casi diecisiete! – Exclamó el pelirrojo, el chico rubio bufó. - ¡¿Cómo no sabía de esto si eres mi mejor amigo?
- ¡Era tu obligación notarlo, idiota! Ahora cállate y volvamos a practicar – Dijo el rubio molesto mientras tomaba su skate y se dirigía a la pista, entonces, oyó un comentario que no le gustó.
- ¡Hey, Roxas! ¡Si quieres arreglamos lo de tu virginidad de labios ahora, te ofrezco los míos! – Bromeó Axel, el chico rubio colocó una cara de asco y lo miró enfadado.- Oh vamos, ¿Qué prefieres? ¿Decir que nunca haz besado a nadie o decir que tu mejor amigo se sacrificó por ti?
- ¡Prefiero patearte el culo! – Respondió el chico antes de lanzarse en su skate para andar en él y no escuchar más los molestos comentarios de Axel. A veces no podía entender como logró convertirse en su mejor amigo.
En realidad, lo sabía bastante bien, como había conocido a todo su grupo de amigos. Con Axel fue realmente una manera muy estúpida, el muy idiota se había caído encima de Sora cuando recién habían llegado al vecindario y Roxas lo sacó de encima diciéndole que tuviera más cuidado, ¿Y qué creen? Después, el muy amable Axel, se tiró encima de Roxas a propósito. Bueno, luego se convirtieron en buenos amigos, porque a pesar de que el pelirrojo fuera tan molesto con el rubio, le enseñó toda la ciudad, los helados de sal marina y andar en skate. A los demás los conoció por la escuela o por ser vecinos, como había sucedido con Riku y Demyx.
A pesar de que Roxas a primera vista pareciera uno de los "chicos geniales" que salían todo el tiempo a fiestas, andaban en skate y eran admirados por las chicas, por dentro sólo era un chico que quería vivir su vida sin que nadie lo molestara, aunque, bueno, si lo hacías, no la conseguías fácil, ya que no tenía bastante paciencia con algunas cosas.
La vida del chico se basaba en tres cosas: La escuela, sus amigos y el skate. No era ni bueno ni malo en la escuela, tenía sus fuertes como matemáticas o gimnasia, pero en lo demás no era sobresaliente ni tampoco reprobaba. Sus amigos simplemente abarcaban toda su vida social, cuando iban a fiestas debía ir con sus amigos, a paseos de la escuela, o a cualquier lugar, se divertía con ellos, y sin que Axel lo molestara todo era tranquilidad y diversión. Y por último, el skate, su única distracción. Lo había practicado desde los ocho años, y realmente no tenía intención de dejarlo.
Ese era Roxas, y, en realidad, al chico no le importaba si a los demás les gustaba o no su modo de ser. Si les gustaba, bien, si no, simplemente podían golpearse la cabeza contra la pared.
- ¡Oye Roxas, lo del sacrificio aún está en pie!
- ¡Cierra la maldita boca Axel!
Con las risas de todos, el grupo de amigos siguió practicando un poco más hasta que estuvieron a una hora de la competencia, cuando ya comenzaban a llegar todos. Debían ir a inscribirse cuando Roxas metió su mano en el bolsillo, donde debía estar su identificación...
- Oh, mierda... - Susurró al notar que no estaba, el rubio palmó cada bolsillo de sus ropas y nada. Sora se volteó al escuchar maldecir a su mellizo y frunció el ceño.
- ¿Qué pasa, Roxas? - Preguntó, el mellizo mayor miró a su hermano y este se rió - Pareciera como si te hubieran dicho que un meteorito va a chocar con... ¡Oh, por Dios! ¿No te dijeron eso, verdad?
- ¡Por supuesto que no, idiota! - Le dijo Roxas al ver que su hermano menor estaba a punto de entrar en histeria. Sí, Sora solía sacar conclusiones ridículas que según él podían ser ciertas. El rubio suspiró - Vuelvo en un rato, dejé mi identificación en casa.
- ¿Seguro que podrás volver rápido? Las inscripciones van a cerrarse en media hora - Avisó el moreno, Roxas sonrió mientras tomaba su skate.
- Sólo observame.
Y con eso, el rubio se subió a su tabla de skate y comenzó a andar como si su vida dependiera de ello. Volaba, realmente.
... Pero nadie sabía que había una invitada especial esta vez.
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¿Y? ¿Qué tal? ¡Ojalá les haya gustado! Quizás este capítulo es algo aburrido, ya que, bueno, es el primero... ¡Pero luego se pondrá mejor! :D
¿Sería mucho pedir un review, sólo para saber su opinión? :B
¡Cuídense y muuuchos saludos!
Pili.
