Candy Candy y sus personajes pertenecen a Mizuki e Igarashi respectivamente. Éste poema es de mi total autoría con fines de entretenimiento y no de lucro.


Un ángel con gafas

Por: Wendy Grandchester


Me pongo a pensar en la tarde en que te conocí,

tu sonrisa a flor de piel, tus anteojos, tu perfil

no sabía quién eras y ya confiaba en ti.

...

Contigo cada paseo fue una aventura,

una explosión, un estruendo,

un estallido de risas

y hoy un agridulce recuerdo.

...

Nunca se descompuso tu cajita de alegrías

me pregunto si allá en el cielo

tendrás a todos los ángeles de cabeza

con tus inventos.

...

Tal vez un día,

si logro alcanzarte en tu paraíso te reconozca en seguida,

el único querubín con gafas

tuercas y palancas.

...

Me hace falta tu simpatía,

bailaban en perfecta sintonía tu torpeza y la mía

tal vez fuimos el uno para el otro,

tal vez por mi causa partiste con el corazón roto.

...

Seguro que en el cielo

Dios te deja pilotear aviones

dicen que allá arriba las cosas son mejores,

aquí te recordamos con nostalgia, entre versos y canciones.

...

Y tal vez yo nunca me reponga a tu partida

¿cómo podría?

si tú eras la ternura encarnada,

eras paz, locura y carcajadas.

...

Tú fuiste aquella otra alma,

esa que aunque persigas se escapa

tal vez mi amor te huviese detenido,

tal vez unos minutos viendo fijo en tus ojos

te habría salvado de tu destino.

...

Pero es que tu corazón estaba intacto de pesares

y a mí me atraen las almas perturbadas,

yo no te recuerdo enojado, ni triste

o preocupado.

...

Pienso que aún cuando te fuiste,

sonreíste con travesura,

por encontrarte por los aires

como un héroe o porque al final te saliste con la tuya.

...

Hay un arpa preciosa en el paraíso,

tiene dos alitas blancas y se toca sola

¿te gusta? es tuya.

¿mía?

Me llevó unos minutos costruirla

y toda una vida para que funcionara

me volteo y te abrazo

dejas caer tus gafas.


¡Hola!

Espero que les haya gustado éste poema que escribí para Stear, una muerte que me desgarró el corazón, creo en lo personal que lo lloré más a él que a Anthony.

Un beso,

Wendy