Moscú, Rusia.

Apenas habían pasado unos meses, casi el año, desde la última vez que Kai Hiwatari vio a sus compañeros de equipo. Tanto a los Neoborg como a Takao, Rei, Max y Kyouju. Recién habían anunciado al ganador de ese torneo, regresó a Rusia sin siquiera festejar con ellos. Había perdido; no había nada que celebrar.

Tres años pasaron sin grandes calamidades. Tres años en los que Kai fue cambiando en todos los aspectos, dejando de ser el muchacho que comenzó casi siendo un niño en el mundo del beyblade, tres años para que se convirtiera en un hombre con el mismo objetivo de toda la vida.

Desde entonces había entrenado arduamente todos los días sin en mas ligero descanso, con la sangre hirviendo a cada momento porque incluso Kai tenía su límite, y haber participado y fracasado tres años seguidos ya había sido el colmo. Fue creado para ser perfecto, un beyluchador único… según le habían metido la idea en la cabeza, para eso vivía, Y no estaba cumpliendo su cometido.

No era culpa ni de Voltaire, ni de Balkov, ni de Brooklyn, mucho menos de Takao.

El rival mas fuerte que tenía era si mismo, él y su ego, él y su orgullo, él y todas sus frustraciones reprimidas era su propio Némesis.

Era un día sombrío y extremadamente frío; típica atmósfera de Invierno en Moscú

Las 5 de la mañana, a pesar de que el calendario marcase un nuevo día parecía aun parte de la noche anterior pero el joven dueño de la mansión Hiwatari que se imponía por sobre toda construcción en ese lugar ya estaba cruzando el umbral para la salida, se disponía a ir a agotarse entrenando, creando una conexión mas fuerte con su eterno y majestuoso fénix.

Pero dos cartas en el buzón llamaron su atención. No solía leer el correo, a veces solo lo recogía, lo dejaba en la mesa y seguía su camino sin embargo el logotipo que estaba impreso en el sobre de una de ellas fue el causante de que interrumpiera por primera vez en meses, su entrenamiento.

La abrió y tal como esperaba era la invitación para el torneo que la BBA organizaba. Y la carta decía así, debajo de la fecha de ese día,

"Kai Hiwatari:

Ha sido seleccionado por su eminente experiencia en el deporte del Bey Blade, ahora en lugar de que usted nos solicite dejarle participar nos toca a nosotros esperar el contar con su apoyo para esta nueva contienda, nuevamente organizada por Bey Batalladores Asociados (BBA), ésta vez en Alemania, torneo bautizado como:

"Der Weltkrieg"

Todos los participantes han sido previamente escogidos por su anterior desempeño y participación en los años anteriores y han sido inscritos de antemano. La modalidad de este año consistirá en que cada beyluchador que acepte la invitación deberá presentar un código el cuál se encuentra ya registrado en la base de datos, así mismo cuando se tenga el conteo de todos los que asistan, los equipos se formaran al azar por la misma computadora que tratara de equilibrar las habilidades de los participantes de cada equipo.

Los resultados de las estadísticas serán revelados el mismo día del torneo:

12 de Diciembre del año en curso.

Sin mas que decir por el momento, esperando contar con su presencia"

La carta estaba firmada por el nuevo director de la BBA, tras el fallecimiento del veterano Dickenson un joven había tomado el puesto. Y por el nombre con que firmaba era, casualmente, alemán.

Otra hoja venía en el sobre de ese memorándum, un pequeño talón con la inscripción:

Hiwatari Kai -131190

Eso lo sorprendió un poco, si cada carta estaba personalizada entonces el evento sería una eminencia, verdaderamente selectiva e interesante para participar en ello. Al parecer, la llegada del nuevo director prometía mucho para el mundo del beyblade.

Una sonrisa se quería formar en el rostro del peliazul, la emoción de demostrar que ésta vez si podía, porque no cargaría con la presión de ser parte de un equipo, por mas equilibrados que quisieran ser, cada quién jugaría por su lado.

La otra carta realmente no le importaba abrirla, ¿Qué podría ser? Nada importante de seguro, cuentas, recibos, propaganda.

La tomó entre las manos y leyó que no tenía remitente y que el destinatario estaba escrito con una fina caligrafía.

El detalle de ver su nombre escrito a mano lo intrigó, era una carta meramente para él. Alguien la había redactado de su puño y letra. Terminó ganándole la curiosidad y la abrió cuidadosamente.

Un escalofrío le recorrió desde la nuca, se estremeció sin razón al desdoblar la hoja, frunciendo el ceño al desconocer él mismo la razón de esa reacción suya.

Comenzó a leer:

"Kai:

Puedo apostar que estás desconcertado al estar leyendo los renglones de esta inesperada carta. Probablemente tú no me recuerdas.

Siempre has sido una persona peculiar, sin estereotipos, frío, reservado, sarcástico y competitivo, con un complejo de superioridad pero a la vez con inseguridad en ti mismo. Oh, Kai… Yo conocí, en su momento, la contraparte de todo eso. Hace ya muchos años…

Cuando éramos unos niños, cuando éramos rivales y amigos.

Dentro de las paredes de aquella abadía, fue un inhóspito lugar para vivir, carecíamos de muchas cosas materiales, pero me tenías a mi y me decías que yo te tenía a ti; entonces no nos faltaba nada.

¿Aun no recuerdas quién soy?

no, sé que esto pareciera como que estoy jugando con tu mente.

Kai, pude haberme marchado lejos, mas bien, pudieron haberme mandado kilómetros lejos de ti pero no por eso me alejaron de esos momentos que pasamos juntos. ¿Suena muy cursi? Tal vez.

El juego no era en el plato de batalla, era en nuestro interior, la verdadera pelea siempre ha sido por ganarse a uno mismo.

Y creo que he perdido ante mis sentimientos, y a la vez gané mucho.

Eso fue lo que me dio el valor de tomar papel y pluma para escribirte esto, que aunque es algo corto, no tienes idea de cuanto me está costando. Estoy nerviosa, estoy temblorosa, estoy emocionada porque estas leyéndome.

Aun no recuerdas quién soy, lo sé.

Estoy conciente de la noche que sucedió el acontecimiento en ese cuarto de prácticas prohibido para nosotros, la noche en que quisiste adueñarte del arma perfecta para ser el luchador perfecto. Black Dranzer no era un juguete Kai, y tú, eras un niño. Me desperté tan asustada cuando oí el estruendo, corrí hacia la sala que sabía tanto te llamaba la atención.

Creí que bromeabas cuando decías que lo tomarías a escondidas.

Sufrí tanto cuando te ví derribado en el suelo, desmayado, cuando te toqué el rostro y lo sentí frío casi pierdo el conocimiento también, solo que entonces me di cuenta de que no solo era el salón destruido, sino que incluso se miraba al exterior de la abadía. La brisa que se colaba en un día como éstos, de invierno, era lo que te había enfriado la cara. Aun respirabas cuando llegaron los guardias. ¿Qué fue de ti? No lo supe, mi abuelo me envió muy lejos, a tierras que muchos desconocen, obviamente después de esas tortuosas maneras de inculcarnos disciplina por haber entrado a la sala del blade perfecto. Espero que a ti no te hayan hecho nada de eso. En esos días tuve miedo de que te castigaran mucho, y muy feo. Luego me enteré de que Voltaire te había sacado de la abadía para que por fin fueras a un campeonato.

Yo seguía recluida muy lejos de ti y estaba segura de que el impacto de esa noche, tanto el golpe como la impresión dañaron muchos recuerdos.

Entre ellos, yo.

¿Ya me recuerdas, Kai?

...

Quería decirte que estoy en Moscú, pude salir de ese horrible sitio en que me tenían al cumplir la mayoría de edad.

Volví.

Si no me puedes recordar, no accedas, pero si crees que el relato de lo que sucedió en tu último día en la abadía te refrescó un poco la memoria o quizás te hiso confiar en mi, espero que me puedas recibir esta misma tarde en tu casa… que digo casa, Mansión Hiwatari..

Espero poder cruzar el umbral. Te extrañé."

Atentamente.
Una amiga del pasado.

¿Para que decirte mi nombre? Tal vez lo recuerdes.

La carta terminaba no menos confusa que todo el contenido en sí.

Los ojos carmesí de Kai estaban completamente abiertos, perplejos, con un sinfín de preguntas en la cabeza, que le dolía agudamente. Dudando en releer o no la carta, asi como podría aclarar las cosas podría turbarlas mas.

Era, sin duda, una carta muy impresionante.

Y también muy reveladora, trayéndole inevitables flashazos de memorias que creía olvidadas.

Lo mas intrigante era que… sospechaba quién era.

Se sentía agobiado por haberlo olvidado, pero ahora estaba ansioso por que llegara la tarde. Nervioso, un tanto frustrado….

No podría concentrarse en todo el día.

Soltó un hondo y resignado suspiro, mirando la hoja nuevamente.

NA:

"Der Weltkrieg" significa: La Guerra Mundial

La apariencia de Kai es como en G-Rev pero con los ojos de la primera temporada.